CCOO y UGT firman un pésimo preacuerdo del convenio de Telemarketing a espaldas de los trabajadores
CCOO y UGT firman un pésimo preacuerdo del convenio de Telemarketing a espaldas de los trabajadores
Se aprueban pérdidas de poder adquisitivo y precarización de las condiciones de los trabajadores después de tres años de negociación del convenio de telemarketing.
La patronal del telemarketing ha logrado un preacuerdo con los sindicatos afines a su causa, UGT y CCOO, que a pesar de rechazar las mismas condiciones hace meses ahora acepta lo que era inaceptable.
Tanto del año 2020 como del 2021 no vamos a percibir ninguna subida salarial a pesar de que corrimos con todos los gastos del teletrabajo y que la inflación ha superado niveles no vistos desde hace 40 años. Hemos corrido con los gastos de la luz en la mayor subida de precios de la historia. Pero además aceptan subidas salariales por debajo del IPC para el 2022 y de la previsión para 2023, lo que conlleva una gran pérdida de poder adquisitivo para los trabajadores de telemarketing.
En la cuestión de la temporalidad, uno de los problemas claves del sector, se acuerda alargar hasta 9 meses los supuestos para los contratos eventuales cuando actualmente estaba limitado en la mayoría de los casos en 4 meses. Por si fuera poco, le abren la puerta a utilizar el contrato fijo-discontinuo, una modalidad que utilizó el gobierno en la reforma laboral para esconder la temporalidad y disfrazarla de contratos indefinidos.
Respecto a la lucha del teletrabajo los sindicatos le perdonan a la patronal del CEX (Asociación de compañías de experiencia con el cliente) el pago de los gastos del teletrabajo de los años 2020, 2021 y 2022 y regulan en 26€ el abono para esta modalidad, la mitad de lo que pidieron en las negociaciones tras la Ley del trabajo a distancia 10/2021.
El convenio se aprobará gracias a la firma y la ayuda de CCOO y UGT, pero en ningún momento será ratificada la aprobación del acuerdo a los trabajadores del sector. Firmar a espaldas de los trabajadores los acuerdos después de tres años de negociación de cuestiones que les afectan es síntoma de como los jefes de los sindicatos mayoritarios tienen intereses cada vez más separados de la clase trabajadora.
Un sector en retroceso
Tres años de negociación del convenio no han servido para darle la vuelta a una situación que ya era insostenible antes de la pandemia. Desde 2019 lleva el salario congelado a pesar de que la inflación se ha comido una buena parte de nuestro sueldo tanto en 2021 como en 2022. El telemarketing fue señalado por el gobierno español (y el de otros países) como uno de los sectores imprescindibles para el funcionamiento de la economía capitalista, pero como las sanitarias o las cajeras de supermercado se olvidaron de nosotros una vez que la situación de la pandemia dejó de requerir de nuestros esfuerzos.
La pandemia no ha sido el único elemento desmovilizador de los trabajadores de telemarketing. El teletrabajo es uno de los factores determinantes, pero también las burocracias sindicales han sabido controlar en todo momento que la situación no se les fuera de las manos mientras ellos siguen manejando los puestos en los comités de empresa y en la mesa de negociaciones. Las movilizaciones se hacían en fechas que no eran clave, que estaban pegados a un puente de esos que trabajamos poca gente y no afecta al funcionamiento, y sin acordar la unidad de acción con los sindicatos nacionales o de la izquierda sindical que también están en la mesa de negociación del convenio (CGT, CIG, ELA, LAB…).
El sindicato CGT, a pesar de contar con un relativo peso en este sector, no ha sido capaz de ser una alternativa a los sindicatos mayoritarios. CGT convocó algunas movilizaciones, pero esto no se tradujo en que se impulsara la creación de organismos de lucha por abajo, en forma de asambleas generales o comités de trabajadores fomentando la organización del activismo, para que fueran estos organismos los que se pusieran al frente de la lucha y garantizaran una movilización sostenida. Esto hubiese generado un mejor escenario a la hora de contrarrestar las negociaciones que UGT y CCOO estaban realizando por arriba para terminar firmando el preacuerdo de convenio. El sindicalismo combativo, y en especial la CGT, tendría que hacer un balance necesario para reflexionar porque en un sector donde cuenta con un importante volumen de fuerza para intentar imponer una orientación alternativa a la de las burocracias de CCOO y UGT no se logró aglutinar el malestar generalizado de la inmensa mayoría de trabajadoras y trabajadores del sector.
Hay que repensar los modelos de lucha y organización de los últimos 30 años. La lucha centro de trabajo por centro de trabajo, aislando los conflictos unos de otros, evitando que exista coordinación y cooperación en las huelgas y movilizaciones, es la vía por la cual las patronales y las burocracias sindicales nos han mantenido divididos y nos han arrebatado enormes conquistas los últimos años.
Unidad de acción
No podemos seguir confiando en que las mejoras estructurales para la clase trabajadora van a venir desde arriba, mediante acuerdos de las direcciones de los sindicatos en la mesa de negociación con las patronales. Los capitalistas nunca entregan la más mínima concesión si no se ven obligados a ello por la lucha de clases. En otro nivel, esto mismo es lo que hemos visto con las promesas de derogar las reformas laborales y la ley mordaza del gobierno del PSOE y Unidas Podemos. El discurso que tanto repitieron de que los cambios iban a venir desde arriba y que la lucha en las calles era cosa del pasado, solo ha dejado un mar de frustración y estafa a las ilusiones de todos los que confiaron en ellos.
La única salida es por abajo, confiando en nuestras propias fuerzas, desde las experiencias de lucha de trabajadores de las bases de los sindicatos, imponiéndole a las direcciones burocráticas la coordinación y el frente único para la lucha decidido democráticamente en asambleas. Solo unidas podemos conseguir doblegar a la patronal, incluso para arrancarle pequeñas conquistas. Pero, aunque sea por pequeñas conquistas, si transformamos cada lucha en un gran combate de clase, entonces podremos salir de la defensiva y pasar a la ofensiva, para arrancarle a las patronales y a los gobiernos de turno grandes conquistas para la clase trabajadora.