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Pensamiento :: 01/12/2003

Contribuyamos a construir un movimiento plural, combativo y de masas

Roberto Delgado - La Haine

En primer lugar deseo aclarar que me resulta interesante y necesario debatir sobre los ejes planteados porque son preguntas, a mi juicio envenenadas, que forman parte de la cotidianidad de muchos medios alternativos de comunicación en el Estado español. Son preguntas envenenadas y retóricas porque responden a la ideología de la izquierda más moderada y autojustifican una práctica política que no busca el enfrentamiento con el sistema capitalista, sino una coexistencia pacífica con él. Considero que ya es hora de sanear este debate en pos de avanzar hacia la construcción del polo alternativo de la resistencia social y comunicativa.

El mal llamado "círculo de activistas"

¿Qué es el "círculo de activistas"? Es un sector político compuesto por ciudadanos activos y en mayor o menor medida comprometidos con el trabajo de transformar la sociedad, en la búsqueda de un mundo justo y digno.

El ”círculo de activistas” es, realmente, un oasis en el desierto de la barbarie, un espacio invisible donde conviven las ideas, las prácticas solidarias, los sueños y el mañana, en un mundo dominado por la explotación y la muerte. Es la materialización en fase embrionaria de ese otro mundo posible en movimiento. El “círculo de activistas” es lo que habitualmente entendemos por “movimientos sociales”.

Pero además, es éste un sector político aislado, marginado y criminalizado por el poder y por aquellos que aspiran a él. De ahí el interés de diversos colectivos políticos y de información alternativa por "superar" ese círculo y desembarcar en "la sociedad’. Generalmente, estos sectores califican ese círculo de “gueto”. Su deseo es el de escapar a la criminalización y al aislamiento comunicativo desvinculándose, en la práctica, del campo que engloba a los movimientos sociales. Pareciera que los medios no fueran parte del "círculo de activistas", sin embargo son parte orgánica de éste y por tanto no pueden desmarcarse de él ni ir "más allá".

Quienes deben ir "más allá" de su situación actual son los movimientos sociales en su conjunto (y más concretamente los sectores anticapitalistas), desde los barrios, las facultades y los centros de trabajo. Y en esa tarea deben participar los medios de comunicación.

Romper el cerco comunicativo

Como medio de comunicación, sólo hay dos formas efectivas de escapar al aislamiento comunicativo que impone el poder:

1. Derechizando la línea ideológica. De esta forma el medio entraría dentro de los márgenes de lucha permitidos del sistema, no sólo evitando un zarpazo letal del aparato represivo, sino además dando lugar a que el ciudadano que está "más allá del círculo de activistas", teledirigido y esclavizado ideológicamente, se acerque al medio.

Este primer punto no ha sido rechazado por la totalidad de colectivos de información alternativa. Apoyándose en conceptos como el de la necesidad de “disolverse en lo social” (es decir, disolverse en la barbarie que domina “lo social”), moderan el discurso y la práctica política a cambio de ”sumar gente” a la causa.

El problema esencial de esto es que, citando al compañero y analista Oscar Gràcia, el miedo que el sistema tiene no es a un aumento de número a secas, sino a un aumento de número con nuestros principios actuales de ataque al capitalismo, sin negociaciones de ningún tipo con cualquiera de sus instituciones representativas. Sin ellos dejamos de ser “peligrosos”. ¿Acaso no votan al “Partido Socialista Obrero Español” millones de personas?. Es decir, no podemos sumar gente al margen del círculo de activistas y sobre todo no podemos hacerlo al margen de las ideas anticapitalistas que en él subyacen. Debemos sumar gente con él y los principios que a él nos llevaron. Hacer política al margen de él es, en definitiva, unirse al frente marginador de los movimientos sociales encabezado por el poder.

2. Fortaleciendo los lazos con los movimientos sociales y poniendo el eje en los sectores anticapitalistas; apoyando su fortalecimiento y crecimiento. Contribuyendo a que sean los propios movimientos sociales los que, con su oxigenación, se extiendan y abarquen mayores capas de la población. Esto mismo crearía mayores garantías de que el medio pudiera ser defendido frente al accionar del aparato represivo.

En este segundo punto, muchos dirían que el ciudadano "no activo" supuestamente quedaría fuera de la posibilidad de informarse y comunicarse con los espacios de disidencia, no sólo porque no sabe lo que es la "lucha de clases" ni la "guerra global permanente", sino porque esa información circularía únicamente en los circuitos militantes.

Pero lo fundamental aquí es que es tarea de todo el movimiento social rebelde romper el aislamiento. Todos las acciones políticas son, en sí mismas, "acciones de propaganda y comunicación". Son los movimientos sociales quienes deben ampliar su radio de comunicación y no el medio. Cuanto más amplios y fuertes sean los movimientos sociales, a más gente y con mayor capacidad de transformación llegará el medio.

Ir "más allá del círculo de activistas" con la intención de que "los ciudadanos de a pie" se unan a unas estructuras organizativas débiles e incapaces políticamente, es lo mismo que suicidarse como medio de comunicación alternativo.

En este sentido, el verdadero objetivo de los medios no debe ser el de "superar" el círculo de activistas, sino el de comunicarse con él, darle oxígeno, fortalecerlo y hacerlo partícipe del proceso comunicativo.

Se trata de construir el contexto apropiado necesario para la creación y supervivencia de un medio de masas. Así, deben ser los movimientos sociales los que crezcan, no específicamente el medio de comunicación, que no es más que una herramienta más de lucha política. Si pretendemos que sea el medio el que crezca, al margen del ritmo de los movimientos sociales, estamos convirtiendo al medio en un fin (y no en una herramienta).

El ejemplo de Euskal Herria

Sin pretender extrapolar la lucha de la izquierda vasca a todo el Estado español, tomemos de ella algunos elementos que nos sirvan para la reflexión.

Gara es el segundo periódico más leído de Bizkaia, Gipuzkoa, Araba y Nafarroa, sólo superado por las versiones "regionales" del grupo vocento en cada provincia. El número de lectores supera los 150.000; teniendo en cuenta que no el 100% de la izquierda abertzale compra y lee el Gara, se ve claramente que éste tiene una penetración en sectores diversos de la sociedad, todos ellos relacionados o cercanos a los movimientos sociales.

Podríamos decir que en Euskal Herria el llamado "circulo de activistas" ronda el 10% de la población, en la medida en que este sector participa de una u otra forma en la lucha por la defensa de sus derechos. Por tanto, también valdría en este caso asegurar que Gara es un medio "que no llega más allá del círculo de activistas", sí bien , de hecho, es un "medio de masas", en tanto que dicho círculo alcanza un radio de decenas de miles de ciudadanos.

Gara es un proyecto plural y el único diario de izquierdas en Euskal Herria, donde el movimiento social está enraizado de verdad. Esto lo demuestra el hecho de que cuando el estado español cerró el anterior periódico Egin, la clase trabajadora sacó 1000 millones de pesetas de sus bolsillos maltrechos para crear Gara, o cada vez que hay una agresión contra este medio hay fuertes movilizaciones y solidaridad desde amplios sectores sociales. Un ejemplo de esto fue la manifestación desarrollada el pasado 19 de julio en Donostia, en la cual decenas de miles de personas protestaron contra la amenaza de cierre que por parte del estado español pesaba sobre el diario.

Todo esto le hace entender al gobierno que cerrar un medio respaldado por un movimiento fuerte y amplio, tiene un costo político alto. Podrán marginarlo y criminalizarlo, pero no pueden “cercarlo comunicativamente”.

Una sabia lección que nos da el ejemplo de Euskal Herria es que un medio alternativo no sobrevivirá sin un movimiento social que lo respalde y defienda.

Horizontalidad, descentralización y participación

La mayoría de los medios de comunicación alternativos son colectivos de activistas cerrados a la participación directa de los sectores sociales en lucha. Es decir, son los administradores del medio los que "seleccionan" y "eligen" la información que se difunde. Las organizaciones crean muchas de las noticias con su trabajo cotidiano, sin embargo no tienen participación directa ni control efectivo sobre los medios, en principio a su servicio, que difunden esa información.

Los medios alternativos no sólo deben fomentar el debate y la comunicación en los círculos de acción política. Deben además fomentar que tomen parte de ese proceso, descentralizar el control del medio, proporcionándoles mecanismos efectivos de participación. Un buen inicio de esto fue la creación de la red Indymedia, donde por primera vez eran las organizaciones políticas las que publicaban la información que producían y no los administradores de cada medio. Nodo50 y La Haine son también ejemplos de medios virtuales que caminan en esa dirección.

Bien, esto no debería quedarse sólo en el ámbito de Internet. Se deberían crear fórmulas para que tanto en las radios y periódicos en papel también esto fuera una realidad.

Los medios alternativos, en tanto atacan el monopolio de la información y comunicación que ostenta el poder, representan un grave problema para éste. Así, el poder hará todo lo posible para anularlos, ya sea a través de la criminalización o directamente cerrándolos (como ha sido el caso de varios medios vascos, entre otros).

La participación social directa fortalece al medio, ya que un ataque contra un medio alternativo supondría un ataque contra una de las estructuras del movimiento. Y no es sin un movimiento que lo defienda, que el medio podrá sobrevivir.

Síntesis

Para terminar esta primera aportación, planteo las siguientes síntesis:

¿Por qué si en las últimas movilizaciones estatales (Huelga General, estudiantiles, contra la guerra...) han participado miles de personas, ahora desde los colectivos de información alternativa no logramos comunicarnos con ellas?

No son los colectivos de información alternativa, sino los movimientos sociales en su conjunto, los que en la mayoría de los casos no han logrado comunicarse con los miles de ciudadanos que están fortaleciendo su conciencia antisistema.

¿Cómo lograr el objetivo de trasladar nuestros mensajes más allá del círculo de activistas? ¿Rompemos realmente el cerco comunicativo con nuestros proyectos actuales?

No son los medios de comunicación sino los movimientos sociales en su conjunto los que pueden romper el cerco comunicativo.

¿En qué medida es importante poner en marcha un medio de masas desde los movimientos sociales?

Es fundamental, pero hoy por hoy es imposible. No podemos construir una herramienta aislada en el desierto de la barbarie, más bien debe estar insertada en un contexto de lucha adecuado. Para poner en marcha un medio de masas, los movimientos sociales también deben ser “de masas”. Preguntémonos eso mejor: ¿de qué forma podemos, desde los medios de comunicación, contribuir a la construcción de un movimiento plural, combativo y de masas?

 

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