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Estado español :: 18/10/2023

Crónica de una auto-organización antifascista reciente en Santander

Algunxs antifascistas de Santander
El evento “Galerna” organizado por el grupúsculo fascista Alfonso I y que suele llevarse a cabo cada año en Santander, es respondido con acciones por parte del antifascismo cántabro

El evento “Galerna” organizado por el grupúsculo fascista Alfonso I y que suele llevarse a cabo cada año en Santander entre septiembre y octubre con la visita habitual de neonazis y fascistas de otras ciudades y de otros estados, es respondido con acciones por parte del antifascismo cántabro. Este año la respuesta se caracterizó por ser más ágil y sorpresiva que las habituales manifestaciones antifascistas que se suelen hacer cuando llegan las fechas en cuestión. Manifestaciones organizadas y difundidas previamente por distintos colectivos sociales de Cantabria que, con otro horario y otro recorrido, llevan a cabo una demostración pública de confluencia entre distintas posturas sobre el antifascismo en una misma movilización que siempre ha pretendido contrarrestar la presencia de nazis y fascistas en la calle que se produce durante este evento.

Estas manifestaciones antifascistas en ningún caso pueden llamarse contramanifestaciones, puesto que, aunque surgen en respuesta a la presencia fascista en la calle, no suponen una confrontación directa como lo que se entiende habitualmente por “contramanifestación”. Sin embargo, tienen el potencial de hacer de amplificador del rechazo a estos grupúsculos mediante carteles, pancartas, el boca a boca, periódicos, medios de comunicación etc. Una herramienta más con sus potencialidades y sus limitaciones.

En los últimos años, pese a la fascistización social existente, peligro real del presente, estas jornadas han tenido respuesta antifascista mediante, por ejemplo, la presión para evitar que sus eventos fueran acogidos en el Ateneo de Santander, en la Universidad de Cantabria y en locales privados. La experiencia dice que, aunque a veces no se consigue pararlo, otras sí, lo que genera consecuencias importantes. Dicha organización de militantes de extrema derecha lo saben y se nota las limitaciones que tienen para campar a sus anchas por cualquier lado a nivel organizativo y público. Esto no es gracias a unas instituciones democráticas conscientes de la peligrosidad de dar espacio a sus discursos, sino a una movilización de base que, aunque minoritaria, siempre ha sido efectiva con pequeños esfuerzos.

No obstante, este año la visita “turística” de nazis de otros puntos del estado y del entorno de la organización italiana Casa Pound pudo llevar a cabo una manifestación por el centro, así como llevar a cabo sus charlas con dos caras mediáticas de extrema derecha. La sala “La Santa” ubicada en el número 1 de la calle Alcazar de Toledo (no en el 3, como señalaba Alfonso I en sus carteles, quizás con la intención de prevenir un boicot) acogió una de las mismas, pero también un concierto de carácter neofascista con un grupo italiano famoso en la escena musical neofascista italiana y europea.

Hacer mucho con poco, sin prisa pero sin pausa

La experiencia colectiva genera un aprendizaje común y permite poder anticiparse con mayor agilidad. Por ello, este año, la cartelería de la difusión de los nazis era arrancada y retirada muy poco tiempo después de las pegadas, obligando a sus militancias a salir día tras día para volver a pegar. Hasta el último día, una coordinación antifascista logró sabotear su difusión de manera permanente a pie de calle. Algunas personas afines a los movimientos sociales ni se habían enterado de las jornadas debido a este trabajo constante.

Llega el segundo día de sus jornadas, ya que la charla de Cake Minuesa relegada al local que tienen no hace falta ni nombrarla. Las zonas aledañas a la Santa y al recorrido programado de la manifestación legalizada por delegación aparecen con pintadas antifascistas en clara alusión al esperpento de movilización. Los nazis tienen que tragarse los mensajes antifascistas en su épica y violentista marcha pseudomilitar ante el asombro, miedo y/o rechazo de la gente a su alrededor.

Cuando la manifestación está a punto de llegar a la plaza La porticada, una pancarta donde se puede leer “Contra el fascismo, apoyo mutuo y acción directa, con una (A) circulada” es sostenida por un grupo de antifascistas frente a la catedral. Las antifascistas sostienen la pancarta, en una amplia desventaja numérica, hasta que la manifestación acaba de pasar de principio a fin. La pancarta capta toda la atención del público presente, surgen simpatías de paseantes y gestos de apoyo.

Aquí concluye la breve crónica de algunos hechos observados sobre la respuesta antifascista que tuvo lugar hace unas semanas en Santander y que, sin el foco de los medios de comunicación y los eventos formales como las manifestaciones, pasan más desapercibidos, pero que no por ello son menos importantes. Son la muestra de que todos los gestos, por pequeños que sean, cuentan y que cualquiera, si se autoorganiza contra la fascistización de la sociedad, en este caso contra sus voceros más explícitos, puede llevarlos a cabo. Aunque la cantidad numérica no es un hecho que se puede ignorar para luchar contra el fascismo en términos generales, la actitud de unas pocas antifascistas es importante y se puede hacer mucho más de lo que creemos, sin prisa, sin olvidar lo importante y con buena letra.

Para mostrar nuestra respuesta a quienes, protegiendo los intereses del capitalismo, ahora disfrazados de disidentes y rebeldes, quieren recrudecer y volver más explícito este mundo de opresión que promueve el patriarcado, el racismo, y el resto de dominaciones mediante el refuerzo de la identidad estado-nacional, además de la demostración de fuerza numérica puntual, existe también la informalidad, la sorpresa, la imaginación, la creatividad y la experiencia colectiva.

¡Todo pequeño acto es valioso!

¡Antifascistas dentro de nuestros barrios!

Posdata; Las limitaciones y la autocrítica de la respuesta antifascista ante el panorama actual local y global desolador son muchas y diversas. La crónica no pretende ser un escrito autocomplaciente sino una demostración de fuerza no numérica digna de resaltar y un impulso de vitalidad colectiva y antifascista para recordar que se puede hacer poco con mucho, pero también mucho con poco.

Algunxs antifascistas de Santander

https://www.briega.org/es/opinion/cronica-auto-organizacion-antifascista-reciente-santander

 

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