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Asturies :: 02/09/2009

Destrucción estética de Xixón

Carlos X. Blanco
Asturies es un cementerio cultural y paisajístico, construcciones horribles, hoteles a pie de playa,Vidrio negro, óxido, mentalidad mediterránea

El modelo de lo que quieren hacer con Asturies se puede encontrar en cualquier pueblucho de la costa mediterránea infestado de torres, de hoteles y apartamentos a pie de playa. Turismo, sol (¿en Asturies?) y playa. El modelo del pescadito frito, trabajo precario, aniquilación cultural… La obsesión de los gobernantes del “Principado” no es otra que la de la realidad tozuda del país asturiano en el siglo XXI.

Pero no hablemos solo del turismo, importante sector complementario (subrayemos lo de complementario) si se cultiva un turismo no masivo y de calidad que respete la identidad del anfitrión. Este sector hay que cuidarlo y adaptarlo a Asturies, y nunca puede ser cosa masiva. Hablemos también del afán socialista por rellenar los praos con cemento, el afán por asfaltar hasta las cumbres más elevadas, la obsesión por “estar bien comunicados. Todo ello obedece a una mentalidad obtusa.

Como no son capaces de ver la propia potencialidad de lo asturiano, y solamente han tenido ojos (en su militancia analfabeta, de tipo sindical y político) para las cosas del mediterráneo, se creen los socialistas de hoy en la obligación de convertir el verde y el azul propios del país, en un zócalo de cemento, hierro y vidrio.

Como lo mejor es hablar de lo que se conoce más de cerca, hablemos de Xixón, mi ciudad. La construcción cúbica, de un negro funerario, por ejemplo, aparecida tras el Puente del Piles: ¿qué representa? No hace mucho se alzaba allí un chalet de la familia Rato, según se cuenta. Rodrigo Rato, expresidente del FMI (Fondo Monetario Internacional), una de las instituciones que más se oponen a la vida y a la dignidad de la mayor parte de la humanidad. Bien, pues ahora hay allí un hotel, y pocos pasos detrás, a la orilla del Piles, otro de color verde.

Muy “monetaria” y muy “internacional” debió ser la operación especulativa que permitió alzar este armatoste de vidrio oscuro frente al mar, desatendiendo a cualquier criterio estético nacional, a cualquier mínimo ajuste arquitectónico al estilo de la región, a cualquier relación con su entorno más inmediato. Esto, claro está, a las cadenas internacionales hoteleras les da lo mismo. Que se lo digan a los hoteleros del Caribe o del Sudeste Asiático: gracias al FMI ellos pueden edificar sus mazacotes para turistas cerca de los centros de esclavitud sexual de menores más prestigiosos del orbe. Para el turista globalizado, hoteles estándar plantados en cualquier punto indiferente del globo. Para el indígena, la identidad rota, las enfermedades venéreas y VIH, la esclavitud laboral y sexual. Socialistas o populares urbanizan y planifican con los mismos criterios “monetarios” e “internacionales”.

En Xixón la cosa no da para tanto, pero el color negro de ese hotel, y las demás construcciones horribles que, a modo de réplicas, van surgiendo tras él, dan cuenta de lo que significa expoliar una costa. Tengo unos familiares en les Mariñes a los que les niegan una ampliación de su garaje, mínima pero vital, todo por una “ley de costas” exigente y estricta con ellos, la gente del pueblo. Pero cuando hay intereses “monetarios” e “internacionales” a pocos metros del río Piles, la cosa cambia. Se hacen mamotretos a pie de playa y aquí no pasa nada. Si el Muro de Xixón ya está estropeado, sigamos con la tradición de estropicios ¡Ay, don Rodrigo! Tu nombre me evoca al último rey godo, que “perdió España” en Guadalete. Tras de ti, vendrán los moros. Pero con hoteles, en vez de cimitarras.

Podríamos hacer un suma y sigue. Los “edificios-barco” de la playa de Poniente, esa hermosa mímesis de Torremolinos, Benidorm, monumentos al mal gusto, fielmente inspirados en la españolada de Esteso y Pajares. Ni un solo palmo de verde en el Fomento, y una estética urbana “dura” basada en el cemento y hormigón al lado de la arena. Podríamos pensar también en las conejeras del Rinconín, apenas construidas sobre las peñas del acantilado. Y también en los “monumentos metálicos al óxido”, con que nos prodigan estos postindustriales gobernantes locales, esos fans de la Semana Negra y agentes armados de la Reconversión.

Por suerte “La madre del emigrante”, el célebre monumento del Muro, quedó en zona pública y no fue absorbido por la urbanización de las Conejeras del Rinconín. Xixón está, desde luego, muy post-industrial y muy globalizado con el cemento, el óxido, los hoteles y las conejeras. El paro, la pre-jubilación y los proyectos negreros de la CEOE harán el resto.

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