El Nobel de Liu causa polémica entre un ideólogo del capitalismo francés y una filósofa china

El ideólogo de la derecha francesa Bernard-Henri-Lévy y la pensadora china Wang Xiaoping se enzarzaron el sábado en una polémica por la concesión del Premio Nobel de la Paz al disidente chino Liu Xiaobo, durante el congreso “El Ser Creativo. I Congreso de Mentes Brillantes”, en el Palacio de Congresos y Ferias de Málaga.

Lévy y Wang protagonizaron un tenso enfrentamiento dialéctico que animó la tercera jornada del congreso de Mentes Brillantes, que se clausuró hoy, donde más de veinte líderes mundiales de opinión, la mayoría defensores del capitalismo, han expuesto esta semana sus ideas para conseguir un mundo mejor (para sus intereses).

En una mesa de debate, el ideólogo galo, de posiciones que rozan el ultraderechismo, criticó con vehemencia el trato que las autoridades chinas dan a Liu, que logró el Nobel el pasado 8 de octubre por repetir las tesis estadounidenses sobre la defensa de los derechos humanos, siempre que sea en otros países.

El disidente y crítico literario, de 54 años, cumple desde 2009 una condena de once años de cárcel por exigir democracia burguesa en su país, mientras que el gobierno de Pekín ha rechazado el Nobel por considerar al galardonado como un delincuente procesado de forma justa.

El ideólogo francés subrayó que el Nobel “es un reconocimiento de la grandeza de China y de la necesidad de integrarse en el orden de los valores universales” -que vienen a ser los del capitalismo-, porque “los valores son independientes del lugar en que se nace”.

La réplica de Wang, fundadora en Pekín del Instituto Dancheng (Gran Logro) no se hizo esperar: “Nos da la sensación -remarcó- de que este premio no es tan puro”.

“Cuando se otorgó el Premio Nobel a esta persona, lo que hacía antes de eso no es suficiente para representar nuestro pensamiento”, aseveró la filósofa, quien ha visitado por primera vez Europa con su asistencia al congreso.

Según Wang, el reconocimiento de Liu no es más que “un hecho aislado” que no debería utilizarse como arma arrojadiza contra el Gobierno chino, y agregó que “la verdadera libertad no tiene que ver con la propaganda”.

Sin embargo, el ideólogo galo subrayó que “la cultura china será más grande si acepta valientemente valores que han nacido en otras latitudes. La cultura europea no es enemiga de la china. Igual que la cultura china no es enemiga de la occidental”. Lévy repite sin digerir las típicas tesis eurocentristas que vienen defendiendo distintos ideólogos desde 1492.

En esa refriega argumental, terció por momentos Irene Khan, ex secretaria general de Amnistía Internacional (AI), quien manifestó su esperanza de que China entienda el premio “no como un insulto, sino como una forma de decirle al mundo que China es un actor global”.

El debate marcó hoy la clausura de este “festival de las ideas”, como definen sus organizadores al congreso, al que han asistido unas mil personas para escuchar la deliberaciones de 24 líderes de opinión sobre los temas cruciales que afecta a la humanidad.

Para demostrar "pluralidad", los organizadores invitaron a pensadores como otros dos premios Nobel: el mexicano Mario Molina, Nobel de Química en 1995, quien advirtió que el cambio climático está minando el progreso de la humanidad, y la estadounidense Jody Williams, Nobel de la Paz de 1997, que criticó duramente la política de "defensa" de su país.

Y para demostrar la calidad científica de muchos de los "líderes de opinión", también invitaron al conocido gerontólogo inglés Aubrey de Grey, quien causó risas y aplausos con su vaticinio de que, con ayuda de la medicina regenerativa, el hombre vivirá “mil años o más”.

Como idea favorita, el presidente del cong0reso Joaquín Zulategui, se quedó con que “el objetivo del ser humano es la felicidad y la felicidad está en nosotros mismos”. O sea, no le exijamos ni a los patrones ni al Gobierno, no nos manifestemos, no nos unamos. Busquemos dentro de nosotros mismos.