El perverso uso de Auschwitz para justificar un genocidio
Visitar el campo nazi de exterminio de Auschwitz-Birkenau es una de las cosas que debería hacer toda persona al menos una vez en la vida. El recinto todavía conserva gran parte de su estructura, con esas alambradas características que hemos visto en decenas de películas que recrean el horror que allí y en tantos otros lugares cometieron los nazis. Los barracones, las vías del tren y su característica entrada te provoca un escalofrío inenarrable. Como todo museo dedicado al Holocausto nazi, está perfectamente documentado y explicado cómo empezó todo, la sucesión de los hechos: desde el antisemitismo que corroía Europa durante siglos, y que ya se había manifestado en múltiples pogromos, hasta el exterminio industrial de seres humanos.
Convertir un escenario tan atroz en un espacio de memoria es imprescindible para vacunar a las nuevas generaciones de aquello que hizo posible este horror. Sin embargo, viendo que quienes por allí desfilan para sumarse al duelo contribuyen a mantener vivas las brasas que iniciaron aquel fuego, atenta contra el fin con que se creó el memorial. Lo hemos visto esta semana con la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz-Ayuso, con el magnate y propietario de la red social X, Elon Musk, y con el ultraderechista norteamericano Ben Shapiro.
Hay quienes visitan Auschwitz y lo convierten el lugar en un decorado para sus selfies, y también quienes ostentan cargos públicos y se dedican a promover el odio. Estos últimos van allí creyendo que así pueden seguir haciéndolo sin posibilidad de que los llamen nazis o amigos de los nazis. Cabe recordar que pocos días antes de esta visita, Ayuso relacionó a personas migrantes con la delincuencia y con la transmisión de enfermedades.
Elon Musk ha promocionado en sus redes a más de un supremacista blanco, da vía libre al odio en su red social y reproduce él mismo discursos racistas y LGTBIfóbicos y hasta variantes de la teoría nazi del Gran Reemplazo. El magnate tiene una larga lista de publicaciones abiertamente antisemitas, algo que varios internautas, algunos de ellos judíos, le han recordado estos días. Más recientemente, Musk había dado la razón públicamente a un usuario de su red social que aseguró que los judíos odiaban a la raza blanca: "Usted ha dicho la verdad real", dijo el magnate. Poco después, tras ser acusado de antisemita, pidió disculpas. Esta semana visitó Auschwitz y fue invitado a hablar en un congreso contra el antisemitismo.
La estrella mediática de la extrema derecha, Ben Shapiro, tiene una larga lista de declaraciones que, cambiando el sujeto y poniendo judío donde él dice musulmán, parecerían haber sido sacadas de cualquier panfleto nazi que algún día decoró las paredes del campo de exterminio al que fue invitado esta semana.
Shapiro es un racista declarado, por mucho que pose afligido entrando a Auschwitz. "Los árabes palestinos han demostrado su preferencia por los atentados suicidas antes que por los retretes que funcionan", dijo en un artículo hace unos años.
Los tres, Musk, Ayuso y Shapiro, visitaron el lugar durante su viaje para participar en una conferencia sobre antisemitismo en la ciudad polaca de Cracovia, organizada por la Asociación Judía Europea. Si hay algo que los une, además de sus declaraciones racistas, su ideología de extrema derecha y su alianza y compadreo con otros fascistas, es su apoyo explícito al apartheid israelí y al exterminio que se está cometiendo en Gaza.
Israel no ha dejado de usar el Holocausto como excusa para perpetrar una limpieza étnica en Palestina y blindar su proyecto colonial ante cualquier crítica. Muchos supervivientes de la Shoah y sus descendientes llevan años denunciándolo, así como la acusación de antisemitismo para silenciar y criminalizar a quien se oponga a las políticas de Israel.
El video del profesor y escritor Normal Finkelstein, cuyos padres acabaron en un campo de concentración, y gran parte de su familia fue exterminada por los nazis, respondiendo a varios estudiantes que reprochan su apoyo a Palestina siendo judío, muestra perfectamente la trampa de quienes pretenden escudarse en el Holocausto para justificar cualquier atrocidad cometida por Israel. Así lo documentó en su libro ‘La industria del Holocausto’, donde expone la explotación del sufrimiento de las víctimas de la Shoah para inmunizar a la política de Israel contra toda crítica.
También la gran cantidad de judíos que han alzado su voz contra el genocidio y el régimen israelí pone en entredicho la interesada relación que hacen los sionistas entre el pueblo judío y el Estado de Israel. Esta asociación encuentra cada vez más dificultades para sostenerse debido al desmarque de judíos de todo el mundo del proyecto sionista.
El congreso al que fueron invitados Ayuso, Musk y Shapiro se convirtió en un evento de propaganda y apoyo explícito a la acción militar de Israel. Al menos su cuenta en la red social X así lo acredita difundiendo las declaraciones de varios de los oradores en esta línea: "Creo que la situación está cambiando a pesar del hecho de que tenemos muchos enemigos. La comunidad judía tiene que pensar quiénes son hoy sus aliados. Los izquierdistas están por los derechos humanos pero apoyan a Hamás. ¿Cómo es posible que Sudáfrica nos imponga lo que es el genocidio?" dijo Riccardo Pacifici, vicepresidente de la Junta de líderes judíos de EJA para Italia y el patrimonio judío.
Pacifici trata así de relacionar a toda la comunidad judía con Israel, a pesar de la gran cantidad de judíos que ni vive en Israel ni se siente representada por dicho proyecto. Es más, sobre las alianzas que sugiere y en las que descarta a la izquierda, acusándola de apoyar a Hamás, escribí recientemente un reportaje explicando la defensa de Israel que hacen hoy los principales partidos de extrema derecha. Y para colmo, desprecia con esa arrogancia supremacista a Sudáfrica por su iniciativa de llevar ante la justicia internacional los crímenes de Israel.
Ayuso también habló en dicha conferencia. Se vanaglorió de haber parado las iniciativas de boicot a Israel y de haber legislado contra el antisemitismo, así como de la futura construcción de un museo judío en la capital.
La derecha española, y Ayuso como bandera, demuestra que se puede reivindicar a la vez a quienes expulsaron a los judíos de España, como los Reyes Católicos, o dedicar calles a los voluntarios españoles de Hitler, como la División Azul, y a la vez arrogarse la defensa del pueblo judío. "Es Hamas y no Israel quien pretende exterminar a todo un pueblo", remató.
La victimización del Estado de Israel, cuyo ejército es uno de los más poderosos del planeta y que está apoyado y financiado por las principales potencias occidentales, es también uno de los mantras en esta conferencia. "Hay gente que ha venido de Oriente Medio que ha traído el odio con ellos", afirmaba el ex primer ministro socialdemócrata sueco y presidente del Partido Socialista Europeo, Stefan Löfven. Aunque matizó que Israel también debería aceptar las críticas.
Otro de los presentes fue el ex ministro de Italia, Matteo Renzi, quien llamó "batalla por la civilización" a la acción militar israelí en Gaza. El multimillonario Elon Musk, a quien ha exhibido profusamente la cuenta oficial del congreso afirmaba que en sus círculos no ve demasiado antisemitismo, que tiene muchos amigos judíos, y que le petaba la cabeza ver tantas manifestaciones ‘de apoyo a Hamás’ en Occidente, refiriéndose a las marchas por Palestina y contra el genocidio. "No habrá paz si no se pone fin al adoctrinamiento. Cuando estuve en Israel, esa fue mi principal recomendación", dijo Musk. "Entiendo la necesidad de invadir Gaza y es lamentable que muera mucha gente, pero lo más importante que hay que garantizar después es que cese el adoctrinamiento".
Estas son solo algunas declaraciones que la propia cuenta de la red social X de la organización del congreso sobre antisemitismo ha publicado y destacado. Parece así pues que el evento no era más que un respaldo explícito al genocidio que se está cometiendo en Palestina, usando de manera perversa el recuerdo del Holocausto.
A pesar de ser una estrategia habitual, que haya tenido lugar en el mismo momento en que Israel alcanza la cifra de 25.000 asesinatos en poco más de 100 días, la mitad niños, desvela todavía más la hipocresía y la banalidad con la que se instrumentaliza un episodio tan grave y atroz como fue el Holocausto.
Pero es también signo de una derrota propagandística, de un relato fallido. Cuando tan solo la ultraderecha y las élites occidentales te apoyan, y cuando una gran parte de tu comunidad deserta de tu proyecto, solo te queda la acción militar y la imposición por la fuerza.
Auschwitz y el resto de los memoriales del Holocausto son una buena lección de la que aprenden cada día miles de personas, pues saben que ese horror podría repetirse en algún momento si no se pone freno al odio, al racismo y al fascismo. Por eso son millones de personas en todo el mundo las que se manifiestan cada semana por un alto el fuego y contra la masacre y la limpieza étnica en Palestina. Porque aprendieron la lección y empatizan con las víctimas.
A los defensores de la guerra y de este nuevo exterminio solo les queda invitar a viejas figuras de la política occidental y a magnates racistas para que traten de salvar su proyecto de la derrota propagandística que ellos mismos han propiciado por su ambición y su arrogancia.