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Pensamiento :: 23/07/2006

El Sida, puro producto de la ciencia (I)

Palabras de Guerra
El sida es objetivamente un gigantesco negocio de valor inapreciable para el Capital. Ese solo hecho sintetiza toda la carnicería a la que estamos sometidos en permanencia, y ninguna "toma de consciencia" podría transformar la realidad: solo el reforzamiento de la comunidad de lucha y la organización mundial de las revueltas surgidas de la degradación permanente de las condiciones de vida a las que el proletariado está sometido, podrá poner término a la apocalipsis capitalista.

El texto que presentamos a continuación no es solamente el resultado de un esfuerzo teórico que busca situar el origen del sida en el modo de producción que lo vio nacer, este texto es antes que nada producto de una lucha práctica llevada adelante, codo a codo, con un militante de nuestro grupo originario de América del Norte, "atacado" por el sida (los militares, dicen "tocado", los científicos prefieren utilizar el término "atacado", para diferir su propia responsabilidad).

Ese compañero comenzó a militar con nosotros sobre la base de una ruptura radical con la toxicomanía. Su integración en nuestro grupo le dio más fuerzas para dejar de consumir drogas. El nos decía:

"(...) La toxicomanía es una de las múltiples expresiones posibles de reacción y de posicionamiento social frente a la frustración del Capital, como la locura, la delincuencia o la telefagia (1). Es una revuelta inconsciente que estigmatiza en el cuerpo de la víctima el rechazo del sistema. Pero es sobretodo el triunfo del poder de recuperación del Capital: la sociedad de toxicómanos es la exacerbación casi absoluta del modelo capitalista. La toxicomanía es el triunfo del individualismo y de la anti-solidaridad (cada uno par sí, cada uno su droga), el triunfo de la enajenación (enajenación completa del ser humano que depende de un producto), el triunfo de la reificación (cuerpo/objeto que se suicida, que se vende por la droga), el triunfo del paliativo (droga o sino sufrimiento), el triunfo de la mercancía (valor de cambio y valor de uso, mismo denominador: la droga para la sobrevivencia), el triunfo del valor (algunos billetes por algunos miligramos de polvo y de placer), etc,... La toxicomanía es el sistema de sobrevivencia inmediata institucionalizado, dicho de otra manera el sistema capitalista..."

Poco tiempo después de haber escrito estas líneas el compañero se enteraba que tenía Sida.

Sería imposible describir aquí las luchas de todos los días que esta noticia engendró. Enfrentamiento permanente con los médicos, recuperación violenta de las historias clínicas constituidas en su nombre, crítica radical de la alimentación (nuestro compañero definía la alimentación capitalista como una tentativa de envenenamiento generalizado), violentas e inútiles tentativas para obtener algunas informaciones sobre las posibilidades reales de las medicinas "alternativos", que sin excepción nos llevaron a constatar que los médicos que las aplican son tan buitres como los otros, que están tan podridos por el interés económico como sus colegas "oficiales". En fin, lucha contra la ideología del anti-placer, rechazo a reventar en el hospital, guerra permanente para no aceptar, a pesar de todas las presiones (2), el veneno AZT que el comercio medical sacaba al mercado, rechazo de experiencias que tenían como objetivo el transformarlo en un conejillo de indias...

Cada uno de estos momentos los vivimos conjuntamente, como hermanos de combate, con toda la rabia y la pasión por esta única "vida verdadera" que hoy en día constituye para nosotros la crítica militante del Estado. Discutimos y optamos en pleno conocimiento de causa, la orientación y la dirección que había que darle a cada momento de esta lucha permanente. Fue esto lo que hizo que nuestro compañero no muriese enfermo, sino peleando. Murió viviendo, en contraposición con la mayoría de "seres" muertos-vivos que hoy en día pueblan el espacio capitalista de paz social, y cuya única realidad es su subsumsión al dictamen del monstruo dinero que los domina y los carcome.

Este texto, que publicamos hoy, se edificó en todos esos momentos. La mayoría de las reflexiones que se encuentran en el mismo, así como el punto de vista comunista que lo anima, está indisolublemente ligado a las innumerables acciones y discusiones que llevamos adelante conjuntamente.

Es por ello que este texto no está dedicado a nuestro compañero, sino que este texto ES nuestro compañero. Nuestras rupturas con el mundo de muerte que actualmente gobierna el mundo se encuentran plenamente en el mismo. Nuestro compañero las formulaba de la siguiente manera:

"(...) El contexto de nuestra lucha es paradoja, es contradicción. 'Nos armamos para destruir las armas'. Sobrevivimos para abolir la sobrevivencia,... y lograr al fin vivir. Esta contradicción, tenemos que asumirla, traspasarla, si queremos un día lejano vivir... Para salir de mi 'locura', que llegó a un callejón sin salida, tenía dos soluciones: luchar o no luchar. Yo escogí."

compañero, que hubieses puesto en tu propio ataúd el grito de 'Sex Pistols': 'No Future'. Por ti compañero cuyas venas fueron inundadas por un puro producto mortal que los torturadores llamados 'médicos' crearon.

Por ti, a quien el Progreso ha asesinado lentamente y que has muerto peleando.¡Por nuestro odio común de la Ciencia y del Estado, y contigo, compañero, continuamos luchando!..."

¡Qué quede bien claro para todos aquellos que no quieren cerrar los ojos, que no quieren cantar en coro, con el Estado, los embustes dominantes que la prensa vomita a lo largo del día; que el retrovirus del Sida es el producto directo de las nuevas posibilidades comerciales que hizo surgir la biología molecular! ¡La Ciencia, financiada, dirigida por la Investigación y el Progreso en el dominio militar, ha producido un "exceso" suplementario, "exceso" que se esfuerza en disimular a través de informes, declaraciones tranquilizadoras que lanza a la opinión pública!

Junto a las armas nucleares y químicas, a los contadores de gas, a las prisiones sensoriales y los centros de detención de alta seguridad, a la cortisona y el aceite adulterado, a los cofres de banco, a las sangría y los antibióticos, a la silla eléctrica y la cirugía estética, a la televisión, los parquímetros electrónicos y los electrochoques, a los aviones A-10 y los helicópteros Apache, a las bombas atómicas y los misiles Patriotas, a los asilos psiquiátricos y los accidente químicos... el Sida hizo su brillante aparición entre los productos de la Ciencia y los hijos del Progreso.

Como verdaderos materialistas, expondremos simplemente algunos elementos del contexto social y económico en el que se debate la Ciencia y la Medicina, para comprender que el Retrovirus del Sida tiene todas las "razones" (comerciales y/o "accidentales") para aparecer... ¡en el momento en el que las condiciones se encuentran reunidas para crearlo! No se trata, de reproducir aquí algunas noticias sensacionalistas sobre "el avance de la desgracia", sino que por el contrario, nos interesa poner en evidencia lo que se encuentra escondido detrás de la jerga científica y del espectáculo democrático que actualmente domina a propósito de estas cuestiones.

No es posible considerar la misteriosa aparición del Sida, como tampoco es posible concebir el porqué de los esfuerzos desesperados de los científicos y de sus medios de comunicación por ocultar el origen de esta enfermedad si no se tiene en cuenta la colusión total entre la ciencia y el dinero (3), sino se comprende la profunda unidad existente entre la investigación farmacológica y el beneficio comercial, si no abarcamos la indisociable hermandad existente entre el dominio militar, los políticos y el mundo de la economía.

Es necesario, entonces, comenzar este texto con una breve advertencia que nos permita esclarecer las bases fundamentales sobre las que nos situamos.

Nuestro punto de partida no es el de una "buena" ciencia en oposición a una ciencia "decadente", "mala" o "corrupta". La Ciencia, como conocimiento subsumido por la valorización capitalista, es esencialmente conocimiento cuyos fundamentos y punto de partida han sido históricamente determinados por la dictadura del capital.

Como toda otra fuerza productiva del Capital, la Ciencia es inhumana hasta en sus fundamentas. Insistimos en sus fundamentos y no únicamente en sus aplicaciones, como cree el buen cristiano o el militante de izquierda burguesa.

No existe la posibilidad de una buena utilización de la Ciencia, como tampoco existe una buena utilización, por ejemplo, de la Policía; no tenemos más "reproches" a hacer a la Policía que a la Ciencia. Nuestra crítica no está centrada en los "excesos" o en las corrupciones (policiales o científicos). Tampoco parte del hecho de concebir científicamente o utilizar policialmente un garrote que produce descargas eléctricas,... Nuestra crítica práctica y teórica se fundamenta en la existencia de una fuerza organizada y armada para defender la Propiedad burguesa. Nuestra crítica se fundamenta en la misma esencia de un conocimiento cuyo horizonte limitado se constituye a partir de la necesidad de acumular capital. La Ciencia, como la Policía, no tiene que ser reformada, o utilizada de otra forma, sino destruida.

Claro que la sociedad futura requerirá conocimientos, precisará cuerpos estructurados de explicación de los fenómenos, así como necesitará trasmitir geográfica y generacionalmente esos conocimientos...; pero dudamos mucho que la misma retenga una palabra tan cargada de significación histórica burguesa como "la ciencia" para designar a los mismos. Aclaramos ello contra quien quiera reducir el problema de la "ciencia" a su origen etimológico y neutro de simple "conocimiento cierto de las cosas" y que en base a ello reivindique su existencia perpetua; pues con mucho más fundamento habría entonces que reivindicar la palabra religión que viene de "religare" y que originariamente se refiere a la ligación natural del ser humano con la naturaleza y de los seres humanos entre sí; como hacen por ejemplo los Kimbanda Palmares, herederos históricos de los Kilombos, que practican una "religión" totalmente materialista en la cual "no existe Dios, ni el Demonio, no existe ni cielo, ni infierno,... ni espíritus enviados de la luz, ni de las tinieblas" (4).

Nosotros, ateniéndonos más al contenido social e histórico de las palabras, en oposición al simple origen etimológico, consideramos que la destrucción de la última sociedad de clases de la historia concomitante con la de esas esferas de dominación ideológica, hace totalmente ridículo el reivindicar una "ciencia o una religión proletaria o comunista", que ambas morirán con la destrucción de la explotación del hombre por el hombre.

Si en esta introducción nos repetimos cuando abordamos el carácter irrecuperable de la Ciencia desde el punto de vista del comunismo, desde el punto de vista de las necesidades verdaderamente humanas, es porque queremos ser bien comprendidos en el sentido de que cuando criticamos las burradas proferidas acerca de los orígenes del Sida, no nos interesa en absoluto el hacer una crítica que se limite a la denuncia de los "excesos" de la Ciencia, como hacen los burgueses de izquierda cuando denuncian los "excesos" de la Policía. La dictadura histórica del Valor sobre la Humanidad se ejerce sobre los esfuerzos de los hombres para desarrollar el conocimiento, a tal punto, que los paradigmas básicos de la Ciencia, son antagónicos con los intereses de la especia humana. Conceptos, tan fundamentales y sagrados ("neutros") como la "materia", los "átomos", los "virus",... están estrictamente determinados por el dinero. El horizonte limitado del científico,... este esclavo de la investigación, de la búsqueda (del dinero!) y del desarrollo (capitalista!), está, hasta la médula, marcado en todas sus dimensiones, por la dictadura de la tasa de beneficio.

Por ello, nuestro objetivo, no es tampoco el contraponer a la tesis científica dominante, otra contratesis científica. Si a veces tomamos uno u otro argumento científico para oponerlo a otro, es porque desde nuestro punto de vista -el de la destrucción de la ciencia de muerte que el capital ha desarrollado- puede, en ciertas ocasiones, levantar el velo sobre la realidad del iceberg mercantil y guerrero que se oculta detrás de la "parte visible" que constituyen las toneladas de escritos que justifican la actividad científica (5). Nuestro análisis no es, pues, ni científico, ni "objetivo", en el sentido burgués; por el contrario, surge de la realidad misma, de las relaciones sociales existentes materialmente. Es, a partir de esta base, que afirmamos que el sida es objetivamente un gigantesco negocio de valor inapreciable para el Capital. Y es, contra la utilización que se hace de nuestros cuerpos, como "carne de medicamentos", como conejillo de indias asalariados, que queremos luchar.

¡Zambullámosnos en el infierno científico! El Viejo Topo sigue cavando...¡Sigámoslo!

La ciencia es la barbarie del Capital en todo su esplendor

Para no caer en el ridículo y para ocultar sus dolorosos delirios, los curas de la Ciencia tienen diversos métodos. Uno de ellos, es el de protegerse de los indiscretas miradas en base a la barrera artificial que constituye la terminología incomprensible, que llaman "especializada" y que utilizan cada vez que hablan de sus "diagnósticos", "descubrimientos", "medicinas" y otras brujerías. Actúan como en la Edad Media con el poder de los interpretes de los textos sagrados, que en base a la utilización del latín o un lenguaje codificado para iniciados, lograban desalentar toda intención de cuestionamiento de su poder. Con el mismo objetivo visten con un uniforme blanco (6), muchas veces ensangrentado con la sangre que hacen derramar. ¡El Científico, armado de estos impresionantes atavíos y manipulando a la perfección su jerga, es antes que nada un brujo, un amo!

Todavía hoy, la medicina es incapaz de apropiarse de las más simples verdades y por ejemplo designar el origen real de los males que aquejan a la humanidad: la alimentación desbaratada que nos permite adquirir nuestro salario, o/y a los productos traficados a los que nos somete la utilidad del capital la contaminación generalizada o la tortura que es el Trabajo... Pero ello no impide a estos asesinos de tono docto, el autoproclamarse, el autocondecorarse, el discernimiento permanente de los más prestigiosos diplomas y otros títulos que les permiten impresionar y convencer al miserable ciudadano de dejarse palpar por ellos.

Pero acompañando el engaño "pasivo" que constituye el muro de su vocabulario y sus ceremoniales se encuentran sus mentiras activas. Para proteger la Ciencia hay que mentir, hacer pasar toda la mentira como si fuese verdad, como dogma y reprimir a todo aquel que los cuestiona.

La Ciencia es un poder: ¡el del Estado! Es el conocimiento prostituido por la valorización del valor y puesto a su servicio. A la orden de la burguesía, la Ciencia está al servicio de su saber: ella es una pieza esencial en la imposición y reproducción del orden mercantil. Las aplicaciones científicas son, antes que nada, comerciales y militares. La Ciencia es un monstruoso comercio. ¡Para imponerla hay que mentir!

Galileo, considerado por la mayoría de sus colegas como herético, al retomar la hipótesis de Copérnico de que la tierra giraba alrededor del sol, puso al desnudo, ya en esa época, la imbecilidad institucionalizada que es la Ciencia, invalidando, así, años de Universidad y de aprendizaje del Saber (7). Se le impone la mentira obligándolo en base a la tortura a retractarse delante de la Inquisición en 1633. Sin embargo, sufrió menos que los millones de heréticos proletarios, que desde hace siglos intentan huir del Trabajo denunciándolo como una tortura y como ser humano lograron quebrarlo menos que aquellos a los que la imbecilización popular y la Ciencia les hace cantar "El Trabajo es la salud..." o "Arbeit mach frei".

¡Nada ha cambiado desde la época en que estos charlatanes imponían estas mentiras!¡Nada ha cambiado desde la época en que la medicina oficial preconizaba la sangría para curar la fiebre (8)!

¡Hoy en día el cuadro no es menos tétrico!

Nos proponen las bombas atómicas "anti-vida" (los antibióticos) para permitir nuestra reincorporación rápida al trabajo.

El autor de estas líneas, muy inocente en esa época, tuvo que soportar inyecciones de dosis cotidianas de ese violento veneno que es la cortisona... aconsejadas entonces por la medicina para curar la pequeña depresión característica de los 20 años.

Se preconizan calmantes (verdaderos somníferos), bajo la forma de jarabes, para "curar" la tos de los niños; así los padres pueden pasar una buena noche y trabajar bien al día siguiente. Y por supuesto que se cierran los ojos, cuando esos maravillosos jarabes, se le dan a niños "difíciles en las guarderías", aunque ni tengan tos. Es solo un anticipo, de lo que la sociedad les promete a los que no respetan el orden burgués.

La píldora anticonceptiva, que es producida por empresas comerciales muy prósperas, es una verdadera concentración de venenos que provocan no solamente cánceres en el útero de quien la utiliza, sino también deformaciones en el aparato genital en la descendencia...

Etcétera, etcétera...

Y ni hablemos aquí de los "errores" medicales, de los instrumentos quirúrgicos que se olvidan en el estómago, de la equivocación en la amputación de un miembro, o de la inversión de las históricas clínicas, sino de la escuela oficial de la medicina, de las ordenes que recibe cada aprendiz de verdugo de sus superiores para calmar, perdón "curar", a sus pacientes (¡tuvieron la hipocresía de llamar "pacientes" (9) a las víctimas que caerán entre sus manos!).

¡NO! ¡Nada ha cambiado en el mundo del engaño y de la Ciencia! Los más célebres médicos, que para curar a sus enfermos hacían las sangrías, eran protegidos y pagados por las más altas instituciones del Estado; nadie podía poner en cuestión su Saber y su Poder. Hoy en día, el Estado democrático financia, para defenderse (contra el ausentismo, la baja del rendimiento humano, la subversión...) las ideología y mentiras de estos asesinos científicos empenachados del redentor blanco; de esos mismos científicos que durante años, nos bombardean con somníferos para embrutecer el tiempo consagrado a reponer nuestra fuerza de trabajo, con excitantes para despertar nuestra energía y trabajar, con hormonas para engordar los asquerosos animales y disminuir el costo por kilo de lo que constituyen nuestra alimentación, con drogas para vencer a "nuestros competidores",... ¡La ciencia es la Barbarie del Capital en todo su esplendor!

¿El Sida, desciende del mono?

Nada sorprendente entonces, en que los actuales representantes de la Ciencia, en continuidad con sus ancestros, hagan lo posible para imponernos sus dogmas y mentiras. Todo vale para proteger el comercio y el Estado. Esto es lo que sucede con respecto a los orígenes del Sida. Para ocultar el hecho de que se trata de una nueva monstruosidad surgida directamente de sus laboratorios, el Estado, no ha dejado de hacer ningún esfuerzo, no ha escatimado nada en la divulgación de todo tipo de hipótesis que pudieran servir para esconder el origen científico de dicho virus.
Algunos ejemplos:

En 1981, cuando se comienza a constatar una epidemia rara y extraña hasta esos momentos, se atribuye la misma, a aquellos que parecen ser los más particularmente atacados: los homosexuales. De allí surgen los delirios inquisitoriales contra los homosexuales que, a pesar de que hoy en día han sido descartados bajo nuevos diagnósticos, conviene recordar que emanaban de los mismos cínicos que hoy nos "tranquilizan". Así, una de las hipótesis argumentaba "el efecto inmunosupresor del esperma administrado por vía rectal"; más claramente: estos científicos atribuían la desaparición de las defensas naturales del hombre, al dulce placer de darse por el culo! ¡Parecía un curso de moral, de patria, familia y propiedad! ¡Viva la moral!

En 1985, unos científicos construyeron un impresionante andamiaje de relaciones que partían de un virus que atribuían al Mono Verde Africano; éste habría misteriosamente contaminado a los africanos del Oeste, provocando, así, una ligera mutación del virus, lo que conduciría, luego de dos etapas suplementarias, al nacimiento del virus del Sida, responsable de la epidemia. No desarrollaremos aquí la lógica imbécil de las experiencias en laboratorio que los condujeron a esta conclusión, puesto que en 1988, cuando fueron desenmascarados, se vieron obligados a confesar que hubo una contaminación en laboratorio y que el primer virus, del cual habían partido para remontar al origen,... era el producto directo de sus manipulaciones criminales. ¡Bravo la biología (10)!

En 1985, para intentar otra vez alejar la fecha del nacimiento del Sida de los años en que las condiciones materiales se encontraban reunidas para fabricarlo en el laboratorio (a partir de 1971), los científicos americanos "probaron" la presencia del anticuerpo del Sida en más de 50% de las muestras de sangre cryoconservadas y sacadas en Kenya y Uganda durante los años 1959 a 1970. Este descubrimiento fue anunciado a gritos, como quien canta victoria, en todos los diarios del mundo. Unos meses más tarde y sin ninguna publicidad dichos progresos de la investigación fueron desmentidos: ¡los test en los que se basaban no reunían las garantías mínimas y nuevos exámenes probaron la ausencia total del anticuerpo del Sida en esas mismas muestras! ¡Felicitaciones a la Ciencia!

Para alejar aún más el espectro del origen científico de la aparición del Sida, era necesario no solamente desconectar las fechas de aparición de la enfermedad de la época en la que el retrovirus pudo ser fabricado, sino también desvanecer geográficamente el lugar eventual en donde fuera acunado (11). Razonablemente se podría pensar que esta monstruosidad científica surgió más bien de los centros históricos mundiales de la acumulación del conocimiento científico (USA, Europa, América Latina,...), y por ello estos mismos centros de investigación buscaron (¡qué coincidencia!) alejar la aparición original: el pecado solo podía provenir del Africa o de Haití!

Es así que, en 1982, el CDC (Centre for Desease Control) de Atlanta, organismo que reagrupa a todas las informaciones epidemiológicas y medicales en los Estados Unidos y que orienta a través de sus informes y consignas a los médicos del mundo entero, define a los haitianos como un grupo sujeto a gran riesgo. El CDC, deduce su veredicto del hecho de que los haitianos aquejados del Sida no presentan ningún otro factor de identificación "clásico" (toxicomanía por inyecciones intravenosas, homosexualidad, hemofilia...). ¿Cómo llegaron a semejante conclusión? Simplemente por "declaraciones" de los enfermos hechas a los médicos en los Estados Unidos según las cuales ellos no eran ni homosexuales, ni toxicómanos. Cuando tenemos en cuenta el tabú que se constituye en torno a la prostitución homosexual, tanto en los Estados Unidos como en Haití; cuando sabemos la represión severa que ejerce la Oficina de Inmigración en los Estados Unidos y que los cuestionarios medicales son verdaderos interrogatorios del Estado, cuando conocemos las condenas que se aplican a los que confiesan ser toxicómanos... en pocas palabras cuando comprendemos la precariedad de una vida inmediata que solo se mantiene por el frágil filo que la liga a las decisiones de la Medicina, de la Justicia y de la Oficina de Inmigración, comprendemos que de los 34 proletarios emigrados de Haití atacados por el Sida (y que el CDC había considerado como muestreo representativo para llegar a sus científicas conclusiones), solo cuatro confesaron el origen de su "crimen"!

Sobre esta científica base, el CDC denunciará a los Haitianos a la vindicta de la opinión publica. Serán necesarios 3 largos años para que el CDC se retracte y retire a los Haitianos de la categoría de población sujeta a gran riesgo. ¡Sin embargo todavía hoy se les prohibe dar sangre!

Este ejemplo es interesante porque muestra, que el grotesco ocultamiento al que recurre la burguesía, jamás es un simple y maquiavélico resultado de algunos perversos manipuladores. Las construcciones falsas parten en general de algunas afirmaciones ciertas, que utilizadas en tanto que partes en función de las necesidades de la clase dominante, tienen como función el ocultar la totalidad (¡es el árbol que oculta el bosque!), e imponerse, así, como distorsión de la realidad bajo la forma de ideologías.

Cuando los científicos definen a los haitianos como grupo sujeto a gran riesgo, parten de una base material (el miedo que estos proletarios inmigrantes tienen al Estado, miedo que se concreta en su totalmente lógico rechazo a confesar su homosexualidad o su toxicomanía) para concluir estadísticamente ("es científico!" gritan los hombres de ciencia cuando tienen cifras estadísticas para apoyar sus tesis) que hay proporcionalmente más haitianos que americanos atacados por el Sida! Así, la condena de los haitianos asume una función (exorcizar el miedo de millones de norteamericanos) y responde a una necesidad: permitir que la Ciencia (¡y con ello el Valor!) continúe desarrollándose sin trabas. El Estado, para proteger la Medicina y el Progreso (que se encuentran en el centro del desarrollo disparate del Capital), tiene que imponer "verdades" (¡ideologías!) que hagan de biombo entre las inquietudes de los hombres y los horrores de la realidad.

Estos "biombos", estas ideologías son una fuerza material que permiten al Capital prolongar su inevitable agonía. Esas idioteces lanzadas en emisiones científicas llenas de declaraciones convincentes, despachadas lentamente por los altos responsables del "Mundo" medical, con voz baja para imponerse frente al profano, maravillan al pueblo imbécil frente a la Ciencia, de la misma manera que lo hacen arrodillarse frente al Papa o a Gorbachev!

El paraíso, cristiano o "socialista", solo tiene como base de argumentación el agua bendita del papa o los puros de Castro, y desde que confrontamos la descripción paradisíaca que ellos efectúan de la Democracia con los millones de sin abrigo, con los millones de parados, con los 40,000 niños que mueren cada día de hambre, en síntesis cuando enfrentamos las peroratas respectivas con la prosaica realidad, vemos que ¡todo eso es puro cuento!

Y sin embargo, son esas mismas mentiras que cimentan la opinión pública y que transforman a cada ser humano en un esquizofrénico, en un ser separado de si mismo que sublima su sufrimiento, llegando hasta defenderlo como su verdadero bienestar (12).

Volviendo a nuestro tema, podríamos decirnos que dado el vacío en la argumentación concerniente los orígenes del Sida, muy pocos creerán en historias tan imbéciles. ¡Y sin embargo, constatamos que esto es falso, que la estupidez de las argumentaciones no impide, ni en un ápice, que los medios de comunicación logren imponerla!

Así, los investigadores, para distanciar la fecha de la aparición del Sida de la época en la que las condiciones materiales para fabricarlo en laboratorio estuvieron reunidas, "descubrieron" simplemente algunos casos de Sida a mediados de los años 50 y 60 en el Africa. Pero como vimos rápidamente se pudo comprobar que los exámenes que habían determinado la presencia del anticuerpo del Sida no eran válidos. ¡En esas circunstancias se decide simplemente confirmar, corroborar, a pesar de todo, estos diagnósticos retroactivos,... en base a una simple y nebulosa similitud en los síntomas descritos en los expedientes de los enfermos a los que se les había extraído la sangre! Para probar la verdad de sus posturas ¿qué mejor que inventarla?

De la misma forma, a mediados de la década del 80, las justificaciones invocadas para dirigir las investigaciones de casos de Sida, anteriores a 1970, hacia el Africa y no hacia los Estados Unidos (13) se basaban en el hecho de que era simplemente impensable que una enfermedad como esa pasara desapercibida en USA, centro del Progreso y de la Ciencia! ¡Eso fue todo!

¡Cualquiera sea la parte de burrada, de ignorancia, de mentira, de maquiavelismo, de defensa de intereses, de competencia,... que determinó a tales médicos y otros científicos a prolongar su monstruosa creación de laboratorio en base a la no menos monstruosa mentira con respecto a los orígenes del virus, lo que les es común es el limitado punto de vista de clase que los determina a someterse a las leyes del Estado, a la dictadura de la expansión comercial y al progreso capitalista!

El racismo que se alinea en las ideologías que predican la aparición original del Sida en el Africa o en Haití no son más que la prolongación lógica del poder dominante de ese gigante de la Economía (y por ello de la Ciencia y del Progreso), que son los Estados Unidos. Sin embargo, dado que el racismo es un componente del capital mismo, dicho inhumanismo no es el privilegio de los burgueses norteamericanos; el racismo existe en todas las naciones. De una forma u de otra en esa campaña general participaron los burgueses del mundo entero, siempre viene bien, en la lucha por la competencia, el denunciar al "vecino", en este caso a través del Sida, para reforzar la unión nacional. Este hecho no es nuevo: los burgueses se sirvieron siempre de las enfermedades y epidemias para alimentar el carácter racista del Estado y reforzar la Unión Nacional detrás de la bandera protectora.

Unos años antes de 1500, cuando se propagó en Europa la epidemia de Sífilis, cada nación buscó el cabeza de turco de la enfermedad en los "extranjeros": los rusos acusaron a los poloneses, los ingleses y los turcos le llamaron el "Mal francés", los franceses le llamaron la enfermedad italiana y los italianos, la "enfermedad española" aunque como se sabe los más perjudicados fueron... los indígenas del continente americano que efectivamente no estaban preparados para esa enfermedad de la civilización capitalista ni inmunológicamente, ni en términos de sexualidad reprimida.

En toda esta confusión de "verdades" confirmadas, desmentidas, de contra-verdades impuestas, etc. siempre termina imponiéndose una idea dominante: se determina el origen del virus del Sida afuera de los laboratorios de la Ciencia, y lejos de los centros más reconocidos. Sin embargo todo muestra y demuestra que el Sida apareció cuando las condiciones materiales se encontraron simplemente reunidas para hacer una manipulación que produzca un virus de ese tipo. La opinión pública, verdadero receptáculo de la ideología dominante, vulgariza las historias de los científicos y transforma esa mezcla rara de afirmaciones en una "verdad pública" descalificando toda puesta en cuestión como "paranoias de los enemigos de la ciencia". ¡Todo se acomoda a las mil maravillas! ¡El mundo sigue dando vueltas y la mercancía circulando! "El origen del Sida, me explica el portero del apartamento adonde vivo, se resume a un bien misterioso virus encontrado en los Chimpancés verdes en el Africa y que, seguramente porque un negro le dio por el culo a algún chimpancé, se transformó en una epidemia.- Y agrega luego, fue el libertinaje (prostitución, homosexualidad, y toxicomanía) que llevó a la máxima expresión la obra de esos salvajes al extender el virus a todo el planeta"!

El tenebroso paseo de la Ciencia en el jardín de los retrovirus

No vamos a tirar nuestra piedra en el jardín de las hipótesis científicas, periodistas, o políticas, con respecto al origen exacto del virus del Sida. Como materialistas, hemos comenzado explicando cual es la función de las imbecilidades reproducidas al respecto: proteger la Ciencia, defender la Medicina, justificar las sumas astronómicas otorgadas a los mismos laboratorios que, sin lugar a duda, gestaron este monstruo genético. Nos contentaremos simplemente en dar algunos elementos que ponen en evidencia que desde los comienzos de la década del 70 fue técnica, científica, biológica y materialmente posible fabricar quimeras (14) de laboratorios, artefactos, "clones" de los cuales el Sida no es más que una variante. No hay ningún sensacionalismo en estas afirmaciones: es un hecho reconocido, practicado y desarrollado comercialmente por un importante sector de la investigación medicinal.

"La tecnología necesaria para producir nuevos retrovirus que pudiesen afectar al hombre a partir de aquellos que ya eran conocidos como canceríficos o como aptos a causar deficiencias inmunitarias o enfermedades del cerebro en otros mamíferos, ya se había desarrollado y ampliamente publicado en los comienzos de la década del 70. Muchos científicos que hoy dirigen la investigación sobre el Sida, trabajaron en los laboratorios de cancerología en los cuales esta técnica se había afinado: Gallo, Essex, Haseltine (Estados Unidos), Weiss, Jarret (Gran Bretaña), Montagnier (Francia), Zhdanov, Lapin (URSS), Deinhardt (RFA), etc."

Esta cita de una declaración, de John Seale, miembro de la Academia Real de Medicina de Gran Bretaña, extraída del "New Scientist" de enero de 1987 no tiene solo por objetivo el dar los nombres de algunos de los asesinos que sin duda han logrado componer las monstruosidades a las que nos referimos aquí, sino que también ilustra, entre miles de otras, el hecho de que a principios de la década del 70, la investigación en biología molecular disponía de los medios para fabricar, crear, inventar, quimeras retrovirales capaces de atacar el sistema inmunológico del hombre.

En 1969, paralelamente a un nuevo impulso en la investigación en el dominio de la cancerología, científicos americanos caracterizaron la "Transcriptase Inversa". ¡No nos asustemos! Este término latín, no es más que el nombre misterioso, que los brujos modernos, han dado a un enzima propio a los retrovirus y que les permite traducir su ARN en ADN. Lo importante es que hasta ese momento la Ciencia defendía, con gran obstinación, que solamente lo inverso era posible. Este enzima es determinante en el desarrollo de esas técnicas de clonaje molecular, es decir también de producción de monstruos genéticos. Esto es lo que vamos intentar explicar.

El dogma central de la biología molecular, hasta ese entonces, afirmaba que era imposible (¡y por lo tanto herético!) el traducir la información de genes del ARN en ADN (15). Como con respecto a todo dogma científico, la realidad, se encargó de jugarle una mala pasada y de desmentir esta afirmación. Se abrió así, a través de ese "descubrimiento" (16) para la "humanidad’ medical una implicación revolucionaria de la posibilidad de adaptar retrovirus específicos a los tumores animales, por ejemplo,... a la célula humana!

Se designa como "RETROvirus", a aquellos virus a ARN cuya especificidad radica precisamente en la capacidad de transcribir su ARN en ADN, y luego transmitir este ADN a la célula que lo acobijará. Ello significaba, en lenguaje claro, que el dominio de esta enzima propia a todos los retrovirus -la "Transcriptase Inversa"- hacíaa técnicamente realizable la posibilidad de permanencia firme del virus al interior del material genético de la célula (humana o animal) en la cual había sido integrado, lo que le daba un increíble empuje a la posibilidad de manipulación y de clonaje de la biología molecular, y al mismo tiempo abría jugosas perspectivas comerciales.

Sin temor de repetirnos y para hacer comprender bien, la importancia y el horror de las armas que se ponían así a disposición de estos dementes con patente legal, que son los biólogos, queremos insistir en que la investigación entorno a este famoso retrovirus no es el resultado simple de una ocurrencia momentánea de tal o cual científico, sino que la fascinación que ejerce el dominio de la "Transcriptase Inversa" está directamente ligada a que en base a ello, resulta verdaderamente fácil la creación de quimeras de todo género, y entre ellas la de los retrovirus, lo que era técnicamente imposible unos años antes. Con el descubrimiento de la capacidad de los retrovirus de transcribir su ARN en ADN se anuncia todo un pan de nuevas experiencias de clonaje. La materia bruta del biólogo molecular aumenta, así, repentinamente ahora tiene una enzima que le permite transcribir toda molécula ARN en ADN y aplicar, así, el clonaje a toda clase de virus ARN, a toda clase de retrovirus.

"En 1971, una confirmación estrepitosa del papel de la Transcriptase Inversa fue la puesta en evidencia de un "ADN infeccioso" (es decir capaz de infectar¡!) en las células infectada por un retrovirus. Este ADN, introducido en células no infectadas, era capaz de reproducir el virus. Portaba, entonces, su información genética." (17)

Desde ese momento era posible, aunque más no sea de manera torpe, el fabricar monstruos genéticos utilizando igualmente retrovirus. Unos años más tarde, entre 1979 y 1981 (¡momento de incubación del Sida!) aparecen los primeros casos de una neumonía, de tipo muy raro, en California: poco tiempo les hará falta a los terroristas vestidos de blanco, para anunciar que estos síntomas son el producto de un original y nuevo retrovirus, ¡el único retrovirus conocido que haya atacado al hombre! El Sida entra en el horrible jardín de la Ciencia... y su aparición coincide totalmente (¡jamás lo repetiremos suficientemente!) con el descubrimiento de la existencia del retrovirus, y la posibilidad de clonarlos.

Para hacer más claro nuestro análisis y facilitar la comprensión de la catástrofe a la que nos somete el odioso desarrollo actual de investigación en biología molecular, trataremos de explicar rápidamente los intereses comerciales que entran en juego con la entrada de la Transcriptase Inversa en la escena de las investigaciones de laboratorio. En efecto, el acicate de la ganancia y los intereses comerciales, se encuentran sin lugar a dudas, en la base de las investigaciones llevadas adelante en dirección de los retrovirus, y constituyen un contexto favorable a la "aparición" (¡accidental o deliberada, lo que nos importa un bledo!) del Sida.

Desde hace muchos años, los industriales del sector farmacéutico -verdaderos dictadores, comanditarios y pproveedores de capitales de todo aquello que anima a la investigación científica- buscan activamente un medio para producir substancias humanas o animales (base de la mercancía-medicamento) de bajo costo (¡para ellos, evidentemente!). Como todo capitalista, el gestionario que manda en la industria farmacéutica, está interesado en hacer producir "medicamentos" (18) no para "sanar", sino para aumentar su capital. Como dice la canción de un cantor francés "La medicina es una puta, su proxeneta es el farmacéutico"

Para que un medicamento sea rentable, es necesario, como para toda mercancía, que se critalise en ella una cantidad de trabajo humano según la ley del valor: la clara de huevo, presentada como medicamento, le interesa muy poco a la industria farmacéutica (19). Asimismo, el capitalista no tendrá interés en producir una mercancía si los costos de producción son enormes y el precio es prohibitivo y si no se llega a comercializar su mercancía.

Otro factor determinante en la lucha por la obtención del máximo beneficio, que se libran los capitalistas, es la búsqueda desenfrenada para producir una misma mercancía con el mínimo costo posible. Para ello los industriales buscan incesantemente un descubrimiento tecnológico (una nueva máquina, una nueva técnica) que les permita transformar las fuerzas productivas. En efecto, si un capitalista dispone de una máquina, que le permita producir, una mercancía en menos tiempo de trabajo humano que el que emplean sus competidores, no solamente puede permitirse "quebrar el mercado" al venderla más barata, y por ello ganarse a los compradores, sino también y sobretodo, realizar un plusvalor extraordinario, puesto que el mercado mundial continuará a hacer abstracción del tiempo de trabajo que ese capitalista requiere para la producción de su mercancía, lo que significa que su laboratorio producirá, durante cada hora de trabajo, mercancías que en el mercado mundial equivalen a mucho más que una hora de trabajo; o dicho de otra forma, que la hora de trabajo en ese laboratorio producirá mucho más valor (20) (y permitirá una apropiación más grande de plusvalor) que en los otros laboratorios... y ello durante todo el tiempo que los competidores no logren disponer de los mismos avances tecnológicos que él.

Así, por ejemplo, existe en farmacia un producto (¡perdón, debiéramos decir, un veneno!), el Interferón, cuyo costo actual de producción es actualmente por lo menos tan alto como su toxicidad y que se presenta como un tratamiento contra el cáncer. ¡El comprador paga alrededor de 150 dólares por día y solo puede parar el tratamiento... cuando los efectos tóxicos se transforman en más dañinos que el cáncer! Este es uno de los negocios más rentables de la industria farmacéutica (21). Nada cambió mientras que el conjunto de capitalistas que producían esta mercancía disponía de la misma ciencia y se encontraban frente a las mismas dificultades para producir las proteínas necesarias para este "medicamento. En ciertos períodos el cambio no interesa, pues entra en contradicción demasiado flagrante con el desarrollo global de tal o cual rama de la economía (22). Pero, hoy en día, que ya no se pueden seguir callando las múltiples contradicciones que surgieron frente al viejo dogma de que era imposible traducir la información de los genes de ARN en ADN y además, porque la competencia lo exige, los capitalistas que producían el Interferon, ven sus fuerzas productivas totalmente revolucionadas con el descubrimiento de la Transcriptase Inversa (y por ello la traducción del ARN en ADN). Ahora es posible producir en gran cantidad el Interferon y los capitalistas de la industria farmacéutica, se juegan el todo por el todo, para dar lugar a las múltiples aplicaciones que este "descubrimiento" permite (el Interferón es una entre tantas otras) y para así, ser el primero en beneficiarse con ese plusvalor, tan extraordinario como momentáneo.

Describamos brevemente y los más simplemente posible, las dificultades que el capitalista farmacéutico encontraba, antes del descubrimiento, para sintetizar las moléculas biológicas.

Para hacer producir a las bacterias (organismos unicelulares), ciertas sustancias (las proteínas que serán la substancia activa de un medicamento), era necesario injertar en esta bacteria, una parte del conjunto genético de una célula que produciera normalmente (pero en pequeñas cantidades), esta proteína.

El investigador encontraba múltiples y grandes dificultades, la más importante de ellas, era la dificultad de aislar la secuencia del ADN que le permitiese la producción de esta proteína. El ADN se traduce en ARN (mensajero) y enseguida este ARN (m) es leído para producir la proteína. Ello implica para el investigador un número astronómico de secuencias diferentes (cada una le da un código a una proteína específica) entre las cuales, SOLO UNA secuencia dará el producto final, la proteína deseada. ¡El encontrar una secuencia de alguna decena de informaciones en millones de informaciones dependía de la casualidad!.

Es en esto que la Transcriptase Inversa ha aportado al capitalista farmacéutico algo equivalente, a lo que la máquina de vapor aportó al capitalista industrial. Efectivamente, la Transcriptase Inversa es una encima de origen viral (que proviene de un Retrovirus) que permite la síntesis del ADN a partir del ARN. Ahora bien, el ARN (m), que permite la síntesis de una proteína, es aislable mucho más facilmente que la secuencia de ADN en el conjunto genético, puesto que el ARN (m) se produce en grandes cantidades en comparación con el ADN, que solamente porta una vez la secuencia interesante y además en la gran mayoría de casos, a un ARN (m) corresponde una sola proteína.

Por ello, nuestro capitalista farmacéutico, que para producir una proteína en grandes cantidades tenía que encontrar una secuencia de ADN que correspondiera a esta proteína, con todas las dificultades que esto implica, ahora solo tiene que aislar un ARN (m) y dejar actuar la Transcriptase Inversa que se encargará de traducir este ARN (m) en ADN, directamente utilizable cuando se hace el clonaje en una bacteria.

Podemos ver claramente entonces, porque la Transcriptase Inversa, además de los delirios manipulatorios que permite y de los cuales ya hablamos, puso en juego múltiples intereses contradictorios financieros, económicos, comerciales (¡"científicos", nos dicen las revistas "especializadas"... en el eufemismo!) que favorecen la aparición de innumerables venenos que nos venderán, pronto, como medicinas.

Describamos algunas etapas que muestran la efervescencia que se apoderó de los científicos, frente a la perspectiva de controlar esta enzima, fuente de beneficios.

A partir de 1971, cuando se caracteriza la actividad específica de la Transcriptase Inversa, los cancerólogos americanos se lanzaron en la investigación desenfrenada y acosaron a los pacientes que tenían bajo su control para administrarles la famosa enzima. En 1970, Robert Gallo, del Instituto Nacional de Cáncer de Bethesda, en Estados Unidos, señala y aísla la Transcriptase Inversa en los glóbulos blancos de pacientes con leucemia. En 1971, Stuart Aronson, modifica el retrovirus específico del tumor en un ratón, hace extensivo su registro infeccioso y lo adapta a la célula humana.

En este mismo año, los científicos parten en dos el virus de un macaco e intentan juntar una mitad con otra mitad de un "comedor de bacteria" llamado Lambda. Esta molécula debía ser introducida en la bacteria "E.Coli" que forma parte de la flora intestinal del hombre, pero, según la historia oficial, algunos científicos, enemigos del Progreso, impidieron la conclusión de este proyecto. ¡Nos imaginamos las consecuencias, si "por accidente" esta molécula quimera hubiese salido del laboratorio y regresado al hombre!

Pero este "stop" no era sino para saltar más lejos. Así, en 1971 ya era posible crear rompecabezas genéticos. Armados de su escalpelo (enzimas de restricción), de sus enzimas de transferencia ("Transcriptase" que traduce el ADN en ARN y "Transcriptase Inversa" que permite la transcripción inversa), de sus microscopios electrónicos, este artista de nuevo tipo que es el biólogo molecular puede lanzarse al asalto de los virus, retrovirus y bacterias, seleccionarlos, armarlos, y finalmente probarlos en células de fetos humanos (las más caras) o de monos.

En 1972, el Boletín de la Organización Mundial de la Salud, organismo que depende directamente de la Organización de las Naciones Unidas y por lo tanto principalmente del Estado de Estados Unidos, pide el estudio de los efectos inmunológicos de ciertos virus, y, particularmente, los efectos de la infección sobre los linfocitos T (23). Esto no es más que un ejemplo suplementario que permite comprender como todas estas manipulaciones, en torno a los virus y retrovirus, (quiméricos o no), no fueron el producto de alquimistas descarriados, sino más bien la obra de los científicos más formados (¡para envenenarnos!) y dirigidos por las más altas instancias medicales mundiales.

¿Puede esto dar una idea suficiente de los orígenes de este Chernobyl biológico al que nos someten los científicos? ¡NO!

En ese mismo año, 1972, durante la 7a. conferencia del National Cáncer Institut de Estados Unidos se anuncia la experimentación sobre el hombre.

"La biología del cáncer hace esencial la realización de estudios en base a la observación directa sobre el hombre según las mismas técnicas sofisticadas que caracterizan la experimentación sobre el animal", nos explica el Dr John Higginson, Director de la Agencia Internacional de Investigación sobre el Cáncer de Lyon.

¡Qué quede claro que estas "técnicas que caracterizan la experimentación sobre el animal" incluyen la inoculación de la enfermedad! Y, en ese mismo año, se trasplantan tejidos cancerigenos a hombres, totalmente ignorantes de lo que se les hacía, en el "Jewish Chronic Disease Hospital" en Brooklyn (24).

En 1974 se "logra" injertar un gen en un huevo de ratón apenas fecundado: a partir de ese momento el gen extranjero será transmitido hereditariamente. También se "logra" reproducir los dos virus del visna de la oveja y de la leucemia bovina, en la célula humana.

Paramos aquí en la descripción de la infinita serie de recombinaciones genéticas, de injertos de gen, de acoplamientos monstruosas de virus animales con células humanas, de esas pruebas criminales y arriesgadas sobre los hombres,... y para evitarnos, la indigestión veremos como los problemas de ética planteados por esos experimentos, como la angustia moral, en el debate entre "halcones" y "palomas" de la Ciencia y del Progreso, son un paso más hacia una experimentación que ineluctablemente se va liberando de toda traba!

De la misma manera que la instauración de la paz, no es más que un momento necesario para el resurgimiento de la guerra, las conferencias que los científicos organizan para analizar si todo esto podría comportar el peligro de introducir porquerías en el sistema genético-hereditario del ser humano, constituirán los más eficaces trampolines para impulsar la investigación al quitarle las trabas que la limitaban anteriormente.

Ese fue el acaso de la Conferencia que se dio en Asilomar, durante la cual sus hipócritas participantes, se plantearon la interrogante de los riesgos de estas combinaciones genéticas. En la misma se adoptó una moratoria de un año y en la segunda conferencia de Asilomar se definió una reglamentación: había que proteger a los sabios, a los técnicos y otros empleados en sala, así, como al género humano! ¡Ilusiones! Se pusieron botas, guantes, cascos; se definieron diferentes niveles de seguridad para los laboratorios según el peligro de las experiencias,... y sobre dicha base se dio libre curso al delirio experimental de la biología molecular. La ética y la moral fueron revisadas y adaptadas para servir mejor a la demanda comercial y militar. Los sabios, esos ignorantes del genero humano, dependen financieramente de los laboratorios, y los grandes laboratorios hoy en día apuestan todos por la biología molecular. ¡Por lo tanto, adelante y pase lo que pase!

La demande de células humanas ha crecido enormemente. "Flow", "Microbiological of Walkerville" y la "Cº of Maryland’ en los Estados Unidos, son las tres empresas gigantes que se desgarran entre ellas para abastecen los laboratorios y el mercado en general de tan preciado producto. Solamente "Flow" importó en 7 años 12.000 pares de riñones de Corea del Sur, viviseccionados a partir de niños, que fueron extraídos por cesárea, prematuramente en el tercer trimestre del embarazo, es decir cerca del nacimiento normal. "Flow" es una filial de "General Research Corp." que se encarga, con el Pentágono, de la investigación estratégica y cuyo presidente admite que los órganos se "compraron, a los efectos de efectuar culturas orgánicas para la investigación medical". Georges Wald, premio Nobel de medicina y del que no podemos sospechar simpatías hacia los anti-progresistas como nosotros, explica que "En Singapur y en Suiza se evalúa en cerca de 80.000 "productos del aborto" importados cada año por los Estados Unidos entre 1969 y 1978 (25).

La célula humana se ha transformado, gracias a los avances de la biología molecular, en una mercancía preferencial, que permite la obtención de grandes beneficios. Diferentes empresas se crean, la competencia constituye el acicate y el estímulo de la Ciencia. Nuevas sociedades se crean (Cetus, Genenteh, Biogene,...) que toman como eje principal de sus actividades los productos de recombinación genética. A la cabeza de estas sociedades encontramos siempre a aquellos que se nos presentan como los cerebros de nuestro mundo, los especialistas en genética más famosos, los papas de la biología molecular, la vanguardia de la investigación sobre el cáncer.

¡El mercado es prometedor! El sector de la electrónica molecular ha atraído, desde la síntesis del primer gen en 1972, hacia sí a las empresas informáticas y ha logrado constituirse como un punto estratégico e industrial. Así IBM, el super gigante de la informática, se interesa en la posibilidad de reemplazar el sílice, materia determinante en las capacidades de almacenamiento de información, por material orgánico: cadena de proteínas o de enzimas, bacterias manipuladas, virus, etc.

La Guerra y el Comercio, ¡los motores profundos de la Ciencia!

Sin pretender trazar el panorama completo de las nuevas demandas comerciales con respecto a la biología molecular, desde la expansión del rompecabezas genético, resulta indispensable hablar de ese director supremo de la investigación, de una de las fuentes de financiamiento, la más importante, de todas esas experiencias, del histórico y verdadero motor de la Ciencia: el Ejército.

En efecto, desde el principio, el mercado de armas se interesó en la electrónica molecular. Dicha investigación, financiada con enormes capitales, se desarrolló a pasos de gigantes y las patentes que consolidan las propiedades industriales de cada descubrimiento, fueron depositandose, sin mediar descanso. Evidentemente las realizaciones se mantienen secretas, pero toda clase de aplicación son examinadas y experimentadas. La aplicaciones que son las más peligrosas son la propiedad exclusiva del Ejército. En Estados Unidos, una ley fue votada en 1969 para que este monopolio no sufra ninguna excepción.

Como toda ley, la misma fue presentada como una defensa del bienestar común, pero en los hechos otorga claramente carta blanca a esos asesinos enbanderados con los colores patrios, de fabricar y examinar la eficacidad de esas monstruosidades genéticas que producen con tanto placer:

"... Ninguno de los fondos acordados debe ser utilizado en experiencias al aire libre de agentes químicos mortales, ni de micro-organismos generadoras de enfermedades o de toxinas biológicas... salvo si el Ministerio de la Defensa, bajo la protección del Presidente de los Estados Unidos, afirma que la experiencia en cuestión es necesaria para la seguridad nacional."

Entre todas las investigaciones, el retrovirus es el verdadero protagonista, puesto que, como ya lo afirmamos, el constituye -vía la Transcriptase Inversa- el vector esencial e ideal por su facultad de inscribirse en el conjunto de cromosomas de otro. Ya en 1969, los delegados del Pentágono advertían cual era el sentido de sus investigaciones entorno a esas "adhesiones" de virus, para los siguientes años:

"En el transcurso de los cinco a diez años que vienen, probablemente será posible fabricar un nuevo germen infeccioso que podrá diferir considerablemente de todos los micro-organismos patógenos conocidos hasta ahora."

Y frente a la Comisión de Crédito del Congreso, agregaban:

"La importancia de estos gérmenes radica en el hecho que podrían ser refractarios a las propiedades inmunológicas y terapéuticas de las que dependemos para mantenernos relativamente protegidos de las enfermedades infecciosas." (26)

¡¿Es necesario buscar más lejos los orígenes de la bomba viral que nos tiraron sobre la cabeza con el Sida?!

Precisemos además que no se trata de una desviación momentánea de una u otra tendencia más maquiavélica (27) al interior del Estado Norteamericano. Esa arma biológica fue concebida por el Estado desde hace muchos años y el reclutamiento del retrovirus se hizo en 1952, cuando las técnicas no permitían aun ni manipularlo, ni fabricarlo. En ese entonces, en Ottawa, se consideró la posibilidad de utilizar el agente de la fiebre aftosa para exterminar los rebaños de las naciones enemigas.

En 1976 y 1977 un investigaciones parlamentaria en los Estados Unidos revelaron que un programa de investigaciones biológicas, patrocinadas por la C.I.A. y la U.S. Army empezaron en 1963 en el laboratorio militar de Fort Detrick. Según esas investigaciones ese programa utilizó agentes infecciosos mortales y se experimentaron sustancias neurotóxicas. En el mismo período un biólogo molecular, un electricista y un empleado de la sección chimpancés de este mismo Fuerte Detrick murieron misteriosamente.

Como se puede observar, los gloriosos resultados a los que nos llevan las investigaciones de la medicina, son el resultado de una larga investigación dirigida y financiada, desde mucho tiempo atrás, directamente por los aparatos centrales del Estado. El ejemplo de USA, es particularmente representativo, cuando conocemos la función de vanguardia que tiene la organización local del Estado burgués, en esa región del mundo, con respecto a todas las estructuras similares en otras partes. Los progresos en biología molecular interesaron, entonces, directa y permanentemente a los científicos y militares norteamericanos.

Debe quedar claro, a este nivel del texto, que la separación entre científicos, industriales y militares es una separación totalmente formal; las investigaciones en biología molecular, orientadas más específicamente a las aplicaciones militares, están intrínseca y orgánicamente unidas, desde todo punto de vista a las investigaciones medicales. El Fort Detrick, que es el laboratorio militar del Ejército Norteamericano, cerca de Washington, en Maryland, está directamente ligado e incorporado al Instituto Nacional del Cáncer, en Bethesda, suburbio de esa misma capital. La breve lista de los más renombrados científicos norteamericanos, enriquecida con los puestos que ocupan en los Consejos de Administración de los grandes Trust farmacéuticos y los vínculos que los unen al dominio militar, que reproducimos en recuadro en este texto, es perfectamente ilustrativa de esa indisoluble hermandad.

Y con respecto a las normas de seguridad, dictadas en el transcurso de esas vergonzosas conferencias sobre la ética medical en Asilomar, las mismas fueron establecidas por el Instituto Nacional de la Salud; instituto que definió cuatro tipos de laboratorios diferentes, y de los cuales el más protegido, llamado "P4", era a la vez el mejor equipado... y el más "militarizado": el primero, de esos laboratorios, se abre, en efecto, en 1977, en el mismo edificio de Fort Detrick. ¡Fue "Vickers", una fábrica de armas, que lo concibió y lo fabricó!

A continuación una breve ilustración de las estrechísimas relaciones existentes entre los científicos y el sector industrial y militar. Se trata de extractos de una lista del personal administrativo y docente del M.I.T. (Massachusetts Institute of Technology), universidad científica norteamericana.

Jerry Mc Afee
- Chemical Engineering Visiting Commitee Chair
- Director, Mc.Donnell Douglas Corp.
- Director, Chevron USA.
- Director, American Petroleum Institute...

Eugene Edzards Covert
- Director, United Technology.
- Consultant to BBN, Israel, Pratt Whitney.
- Member of NATO Aerospace Policy Commitee.
- Consultant, US Army Research Office...

John Deutch
- Chairman, Defensa Science Board Task Force on Small International Ballistic Missiles.
- Member of Defense Science Board.
- Member of Army Scientific Advisory Panel...

Steven Meyer
- Consultant, Central Intelligence Agency (CIA)...

Alexandre Rich
- Member of Corp Marine Biology Lab WHOI.
- Member of US-URSS Joint Committee on Science and Technology (77-81)...

La totalidad del personal no universitario asociado al Laboratorio Lincoln del M.I.T. proviene de la industria militar o de sectores de la Defensa (y en la mayoría de los casos provienen... de los ambos sectores a la vez). Todas las reseñas se parecen a esta:

Brent Scowcroft, USAF
- Lugarteniente General USAF, 1974.
- Military assistant to Prsidente (1972-73)
- Director, Atalantic Council US.
- Director, National Bank of Washington.
- Vice-Chairman, Kissinger Associates, Inc...

¡Vemos pues como la Ciencia y la Guerra se confunden y riman, de la misma manera que sabios y militares reman juntos en la misma galera del Progreso y de la Medicina! La investigación del Cáncer es un soporte esencial para el desarrollo de una cobertura que permite avanzar en la mejora de las técnicas de destrucción guerreras; y también es una fuente de poder, de prestigio y de dinero para los que quieren hacer carrera en la medicina (28). En el dominio de la investigación medicinal Ubu es el rey. La guerra es el motor histórico de la Ciencia: el Progreso avanza más durante la guerra que en ningún otro período. Y en ese dominio la investigación no tiene límites.

En cancerología, cuando se estudiaba la respuesta inmunológica, particularmente entre 1970-75, los sabios dirigían paralelamente sus investigaciones hacia el descubrimiento de una arma de destrucción masiva:

"Sabemos que investigadores norteamericanos se han inclinado sobre la cuestión de saber si sería posible encontrar un tipo de arma química u biológica capaz de matar gentes de una raza y dejar las de otras razas más o menos indemnes. Es a lo que se le llama "las armas étnicas" y ciertamente, los técnicos al servicio de la genética y de la biología molecular tratan de poner a punto ese tipo de armas."

Esta declaración no surge de "París-Match", ni tampoco de un volante izquierdista, sino que es una declaración hecha en 1983 por un biólogo de audiencia mundial, Steven Rose, de la Open University, centro británico de investigación del cerebro.

¡Sin lugar a dudas no es necesario mucho "cerebro", para pasar su vida torturando a monos o corderos para extraer de ellos quimeras moleculares! ¡Y se requiere aún menos de "humanidad’ para que, las delirantes (pero rentables) investigaciones de la industria farmacéutica y otros agentes estatales, hayan concebido las "armas étnicas". ¡Cómo sorprendernos todavía de los progresos científicos, frente al caos cada vez más profundo en el que se debate esta sociedad moribunda, que solo es capaz de regenearse en base a la guerra!

Es verdad que la búsqueda de medios de destrucción, orquestada por el Estado, es permanente y remonta a los origines de las sociedades de clase; pero jamás la sociedad alcanzó niveles de barbarie como el que vivimos hoy en día. Aquellos que razonan con algo de "humanidad’, pretenden convencernos de que se ha alcanzado un límite en las condiciones de destrucción de la especie humana y del planeta que la soporta, pero,...¡el infernal progreso del Capital muestra el error de este razonamiento! Se cree haber alcanzado el máximo de lo que orgánica y materialmente el hombre es capaz de soportar, se dice que el Capital no puede ir más lejos en la destrucción salvaje de cuerpos y conciencias humanas,... y luego un nuevo progreso desmiente categóricamente dicha ilusión.

¡El Valor devora todo! ¡El Capital somete a los proletarios a condiciones de vida tan miserables que la venta de su fuerza de la trabajo no le es suficiente, para sobrevivir y los obliga así hasta a vender sus propios órganos! Para las necesidades de la Ciencia y del Comercio el límite humano no tiene importancia, lo empujan cada vez más lejos, beneficiándose de la agravación de las condiciones de vida de los proletarios. La libertad de compra y venta es la base de la democracia: ¿porqué no comerciar entonces los órganos humanos que libremente se ponen en venta? (29)

Armas químicas y bacterológicas, armas étnicas, compra (por la Ciencia) y venta (para sobrevivir) de órganos humanos... También podríamos hablar de pesticidas como el "ZYKLON", gas utilizado como arma de guerra y que después de la masacre los científicos que delicadamente lo pusieron a punto de funcionar, afirmaron que ignoraban totalmente su utilización. También podríamos hablar de los venenos guardados en los armarios desde hace años y que los laboratorios, en su búsqueda de beneficio, los sacan hoy en día gracias al Sida (30). También podríamos describir el horror de las experiencias científicas en los condenados a muerte en los Estados Unidos, etc, pero ninguna lista de las barbaridades creadas por la insaciabilidad de los comerciantes sería suficiente para abrir los ojos a quien no es capaz de ver. Más aún ¿porqué tenemos que hablar de los horrores suplementarios cuando la existencia misma de la Democracia capitalista mundial produce la monstruosa contradicción de asesinar de hambre a más de ciento veinte mil personas por día, cuando en el mismo momento, la ley del Valor obliga a los capitalistas a destruir toneladas y más toneladas de alimentos?!

Ese solo hecho sintetiza toda la carnicería a la que estamos sometidos en permanencia, y ninguna "toma de consciencia" podría transformar la realidad: solo el reforzamiento de la comunidad de lucha y la organización mundial de las revueltas surgidas de la degradación permanente de las condiciones de vida a las que el proletariado está sometido, podrá poner término a la apocalipsis capitalista.

Comunismo No.33


Continuará. Las notas al pié en la segunda parte, mañana.

 

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