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Pensamiento :: 14/10/2006

Elecciones en Ecuador: Rafael Correa, el nuevo Alejandro Toledo

Roberto Delgado - La Haine
El candidato "izquierdista", Rafael Correa, se perfila como el favorito para ganar la presidencia de Ecuador. Tiene muchos puntos en común con el ex-presidente de Perú: maestrías y doctorados en EE.UU., esposa belga y discursos radicales cuidadosamente calculados. También sus alegatos a favor de una "izquierda cristiana" y una "revolución ciudadana". ¿Uno más en la nueva ola de "gobiernos progresistas" en América Latina?

En despachos profusamente copiados y pegados por distintas agencias y webs, alternativas o no, se puede leer que el candidato a la Presidencia de Ecuador por el movimiento Alianza País está considerado en círculos políticos como una persona inteligente con alta capacidad de liderazgo, una imagen de seguridad e independencia que para sus detractores es, más bien, el reflejo de una personalidad arrogante y fiel seguidor del presidente venezolano Hugo Chávez.

Casado con la belga Anne Malherbe y padre de tres hijos, Correa hace alarde de figura "no política" en un país en el que todo político arrastra una pesada cadena de críticas de la ciudadanía, harta de los políticos tradicionales de la democracia burguesa, tanto los de derecha como los de "izquierda".

Nacido en la ciudad costera de Guayaquil el 6 de abril de 1963, Correa recuerda una infancia feliz pero con limitaciones económicas, que no le impidieron obtener su título de economista en la Universidad Católica (privada) de Guayaquil, dos maestrías en Economía en Estados Unidos y Bélgica, así como un doctorado en Estados Unidos.

Es un personaje que se hizo popular en los 106 días en que se desempeñó como ministro de Economía del actual Gobierno, al que le resultó incómodo por su crítica -aunque no rechazo-, a la injerencia de organismos internacionales en las decisiones del país.

Ya fuera del Gobierno, y pese a que bastantes analistas lo consideraba muy inmaduro políticamente, Correa encarnaba para muchos las características del cambio que consideran que requiere el país para establecer por fin un capitalismo "con rostro humano".

Misionero voluntario

Sus primeros pasos en la pasarela presidencial fueron débiles, pero conforme avanzó la campaña, sus dotes de líder que cultivó desde la escuela, que reforzó como niño explorador y consagró como misionero voluntario (!), lo convirtieron en la preocupación de sus adversarios que mientras más lo atacan, más popular lo hacen.

Su madre, Norma Delgado, recuerda que cuando pequeño, Correa le dijo que llegaría a ser presidente de Ecuador, país del que -dice- defenderá su soberanía en el concierto internacional, en el que no oculta su simpatía por el presidente venezolano, Hugo Chávez.

Con Chávez, Correa no sólo comparte el sueño de construir una gran nación latinoamericana, sino las reticencia sobre el gobernante estadounidense, George Bush, al que el presidente de Venezuela tildó de "diablo" y a quien Correa llamó, más comedidamente, "torpe".

Menos mal que su candidato a vicepresidente, Lenin Moreno, lo mejoró cuando dijo que "George W. Bush es un terrorista y un violento que intenta imponer su voluntad sobre el resto del mundo"

Mantendrá la dolarización

De llegar al poder, afirmó que mantendrá la dolarización, impuesta en el año 2000 pese a las masivas protestas indígenas y de los movimientos sociales, que provocaron la caída del presidente e entonces. De aceleradas respuestas, Correa alega que la dolarización de Ecuador fue una "insensatez", pero asegura que la mantendrá, pues sería, dice, "una insensatez mayor" salir de ella.

Pero el verdadero eje de las propuestas de este economista puntero de las encuestas parece ser que se se encuentra en una Asamblea Constituyente que "promoverá transformaciones políticas, económicas y sociales".

Lo que no termina de aclarar es la profundidad que piensa dar a estas transformaciones, ni cómo se convocará esa Asamblea, ni a quién se permitirá participar. Recordemos el fracasado ensayo boliviano.

Correa, en otra de sus carambolas electoralistas, aseguró en rueda de prensa con corresponsales que "la Comunidad Andina de Naciones está herida de muerte, más cuando dos de los cinco miembros firman una tratado bilateral con Estados Unidos, que entre otras cosas atenta contra la normativa andina".

Pero inmediatamente acolchonó sus propias palabras: manifestó que de llegar al poder intentará resucitar el bloque, debido a que es partidario de la integración latinoamericana y particularmente andina.

La CAN está integrada por Bolivia, Colombia, Ecuador y Perú. Venezuela, que hasta hace poco era parte del bloque, optó por retirarse a raíz de los TLC firmados por esos países con Estados Unidos.

Sin nacionalización a la vista

Correa también prometió revisar, que no anular, todos los contratos con las transnacionales petroleras que operan en este país, porque "muchos de ellos son verdaderos atracos". Explicó que de cada cinco barriles que extraen las transnacionales, dejan uno en Ecuador y se llevan cuatro.

El candidato de la "izquierda" tampoco descartó viajar a Estados Unidos tras un eventual triunfo electoral, con cuyo pueblo dijo simpatizar. "Quiero profundamente a los americanos, tengo grandes amigos y viajaré a ese país, donde me complace tanto estar, cuantas veces sean necesarias".

Aseveró que mantendrá con el gobierno de Estados Unidos relaciones de absoluto respeto, pero sobre la base de la soberanía nacional. Por ejemplo, y como aspecto positivo, parece que va a denunciar el convenio de la base estadounidense de Manta. Aunque en esto tampoco termine de aclarar en qué consiste exactamente; no vaya a ser que nos salga con un "De entrada, no".

Izquierda cristiana

Correa, que emana autosuficiencia, dice ser "de izquierda, pero no de una izquierda marxista, sino una izquierda cristiana".

Católico practicante, según él, su pensamiento político, económico y social "se nutre de las sagradas escrituras y de la doctrina social de la iglesia".

En alusión a su apellido, Correa asegura que dará correazos a la corrupción y a los políticos tradicionales a través de una "revolución ciudadana" de apoyo a los más pobres.

Conclusión

Quizás estas notas y comentarios basados en recortes de agencias sean un poco apresurados, o hasta exagerados. Sin embargo dos argumentos me amparan:

Primero, estamos escaldados de tanto "izquierdista" que gana las elecciones para luego hacer políticas tan o más neoliberales que los derechosos de toda la vida. Es difícil creer en uno nuevo, sobre todo con estas credenciales

Y segundo, es aún más difícil creer en un "izquierdista" al que todas las agencias internacionales de prensa (las burguesas, vamos, aunque no sólo) apoyan e inciden en lo "radical" que es.

 

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