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Estado español, Angeles Maestro :: 21/09/2020

[Entrevista] Canarias Semanal entrevista a Nines Maestro

Cristóbal García Vera / Ángeles Maestro
"El gobierno "progresista" ha antepuesto la sacrosanta propiedad privada a las vidas de la gente".

La dirigente de Red Roja y especialista en Salud Pública Ángeles Maestro analiza para Canarias-semanal la crisis el coronavirus:

La dirigente de Red Roja Ángeles Maestro analizó para Canarias-semanal la relación entre los factores políticos, económicos y sanitarios de la crisis generada por la pandemia del Covid-19. La manera en la que los intereses de la grandes farmaceúticas afectan a nuestro conocimiento sobre el desarrollo de las diferentes vacunas, las razones que explican por qué el Estado español está siendo uno de los más afectados por el coronavirus o el papel del Gobierno español y los sindicatos en la gestión de la pandemia son algunos de los temas clave que aborda Maestro, quien también es doctora en medicina y especialista en Salud Pública.

- En medio de la incertidumbre generada por la pandemia, la posibilidad de conseguir una vacuna efectiva se ha convertido en una de las mayores esperanzas, pero también se observa que la carrera por conseguir esta vacuna está siendo el terreno de una lucha geopolítica entre las grandes potencias. ¿Está determinando esta batalla la información que recibimos?

- Totalmente. La información que nos llega está absolutamente intervenida y deformada por los intereses de las empresas farmacéuticas multinacionales, de manera que es imposible que sepamos cuál es la verdad de lo que está pasando con las vacunas.

Y, como una afirmación tan contundente hay que avalarla con datos, recordaré el caso de la Gripe A, allá por el año 2009, cuando estaban comenzando todos los recortes tras el estallido de la crisis capitalista. En ese momento, el Gobierno español de Rodríguez Zapatero compró millones de dosis de la vacuna y millones de dosis de tamiflú. Pues bien, la OMS reconoció públicamente, a posteriori, que su Comité de expertos había sido sobornado por la industria farmacéutica. Es decir, que no estaba demostrada la eficacia de las vacunas y de los medicamentos que supuestamente disminuían los días de ingreso y la gravedad de la enfermedad, además de que se habían ocultado los efectos secundarios que tenían. En España, todos estos medicamentos que se compraron, por un valor de 400 millones de euros, acabaron caducándose en los almacenes el ministerio de Sanidad.

Ahora, la Unión Europea ha decidido dedicar nada más y nada menos que 1.200 millones de euros para que AstraZeneca, que es de capital angloamericano, continúe sus investigaciones con estos fondos públicos. Todo indica que AstraZeneca ha comprado a las instituciones de la UE.

¿Qué te parece que habría que reclamar, en este sentido, a los gobiernos europeos, y particularmente al de España?

-Lo que ya ha está reclamando la Coordinadora Antiprivatización de la Sanidad de Madrid (CAS-Madrid). En primer lugar, debería levantarse una exigencia clamorosa para que se constituya un comité de expertos independiente encargado de testar las vacunas, que a su vez estuviera controlado para evitar que la industria farmaceútica pudiera comprarlo.

Además, hay que exigir que se compren vacunas desarrolladas en laboratorios públicos, que es la garantía de adquirir un medicamento cuya producción sea lo más inmune posible al soborno de las multinacionales farmacéuticas. Y en este momento ya hay países, como Cuba o Rusia, con laboratorios públicos desarrollando vacunas muy avanzadas. También una de las tres vacunas chinas ha sido desarrollada en un laboratorio 100% público. Esto es clave, porque la distorsión que introduce el dinero es enorme. Hablamos de millones de euros que se pueden destinar a comprar políticos, medios de comunicación o expertos, y aquí estamos ante un tema del que dependen también las vidas de millones de personas.

- Lo que denuncias sobre la forma que estas multinacionales sobornan al más alto nivel genera una desconfianza en la población que es caldo de cultivo para los movimientos de los "antivacunas".

-Así es, pero yo soy especialista en salud pública y te puedo asegurar que a cualquier colega de mi profesión al que consultes te va a decir que el mayor avance que ha habido en la historia de la humanidad en relación con la salud y la enfermedad han sido las vacunas.

Por cierto, que el primer país del mundo que vacunó masivamente a la población fue la Unión Soviética, porque aunque las primeras vacunas se comenzaron a experimentar desde finales del siglo XVIII, hasta ese entonces estaban solamente a disposición de las elites. El primer país en vacunar a toda su población es la URSS, con un decreto firmado por Lenin en 1918.

Otra cosa es que el Capital, efectivamente, lo distorsiona todo y provoca, por ejemplo, que haya vacunas que no son eficaces y que se están poniendo, como la de la gripe estacional, de dudosa eficacia en relación a los beneficios que tiene y sus efectos secundarios. Pero las vacunas han sido fundamentales, y muchas han demostrado una tremenda eficacia, como la de la viruela, la tuberculosis, la tosferina o la difteria, que han sido capaces de erradicar estas enfermedades.

En resumen, no se puede negar la importancia de las vacunas, aunque también hay que añadir que la salud pública no se reduce a la vacunación o a proporcionar determinados medicamentos. Tiene que ver con un enfoque integral relacionado con el conjunto de las condiciones de vida de la población. Esto se puede entender perfectamente con un ejemplo. La mortalidad por tuberculosis, que es conocida como la enfermedad de la miseria, empezó a disminuir en Gran Bretaña mucho antes de que se dispusiera de vacuna o antibióticos, cuando el movimiento obrero llegó a ser suficientemente fuerte como para hacer conquistas que, entre otras cosas, permitió a los trabajadores tener una mejor alimentación o mejores viviendas. Es decir, que esta lucha del proletariado es el elemento que más importancia ha tenido para la mejora de su salud.

- Supongo que también hay que achacar a los intereses de los que has venido hablando que toda la información de los medios se centre en la vacuna de Oxford- AstraZeneca, o la estadounidense de Moderna, y no digan nada, o menosprecien, las vacunas que se están desarrollando en Rusia, Cuba o China.

-Por supuesto, aunque la realidad es que tanto la vacuna rusa como la vacuna cubana están hechas en laboratorios públicos de amplísima tradición y de gran nivel científico. En el caso de la rusa, se ha desarrollado en uno de los laboratorios de más tradición durante la Unión Soviética en la producción de vacunas contra la polio o contra la tuberculosis. En cuanto a Cuba, lo que no se cuenta es que, pese a ser un pequeño país bloqueado, es también una potencia en biotecnología, en todo lo que se relaciona con el desarrollo de vacunas. Y no debe resultar extraño que un país socialista invierta sobre todo en medicamentos que pueden salvar la vida de millones de personas.

En China, como ya comenté, una de las tres vacunas más desarrolladas se desarrolla en un laboratorio público y las otras dos en laboratorios privados. Todas están muy avanzadas, en fase tres y hasta ahora ni éstas, ni la cubana, ni la rusa han provocado efectos secundarios.

- Hablando ya de la pandemia en general, Nines, y ya que ha salido a colación el tema de China, ¿cómo se puede explicar que en ese país, donde apareció el nuevo coronavirus, hayan logrado acabar con el virus, mientras en Europa y América la pandemia está cada vez más extendida?

-Lo primero que la gente debe saber es que la excusa que se nos dio sobre la forma en la que, supuestamente, la pandemia "nos había pillado desprevenidos" es sencillamente inadmisible. Como especialista en Salud Pública puedo afirmar que la Historia de la humanidad está llena de epidemias y que se sabe perfectamente cómo se debe actuar en estos casos.

Lo más importante es la detección precoz de los casos y el aislamiento de los positivos y nada de eso se hizo en el Estado español. No se tomaron las medidas higiénicas y preventivas que había que adoptar y la gente siguió llegando a nuestros aeropuertos sin ningún control. Sin ir más lejos, desde Italia, el país europeo entonces más afectado y cuando ya muchísimas personas estaban muriendo. Por supuesto, en otros países, entre ellos China, sí se estableció este control básico de los viajeros.

Algo que se conoce, pero de lo que apenas se ha hablado, es que en los aeropuertos el personal de seguridad estaba tomando medidas higiénicas para no contagiarse por el coronavirus desde el mes de enero. Sin embargo, hasta muy poco antes del confinamiento a la población se le continuó diciendo que no pasaba nada.

Luego hay cosas muy básicas, como el tema de las mascarillas. Fernando Simón nos estuvo diciendo que las mascarillas no había que utilizarlas, que no eran importantes, cuando en China toda la población las llevaba desde el mismo comienzo de la pandemia.

Para entender el desastre de la gestión de la pandemia también hay que tener en cuenta que la privatización de la Sanidad que hemos sufrido implica una filosofía de la individualización del enfermo y la enfermedad, que niega el enfoque de una salud integral a través de aspectos preventivos y colectivos que se relacionan con la salud laboral, la buena alimentación, la calidad de la vivienda, la buena alimentación, etc. Es por eso que la avanzada privatización de la Sanidad nos ha dejado sin herramientas de intervención colectiva, que son justamente las que hacen falta para enfrentarse a una pandemia.

Ahora, por ejemplo, seguimos sin disponer de los rastreadores, que debían haber llegado hace seis meses, del mismo modo que habría sido necesario contar con lugares donde fuera posible aislar a las personas contagiadas.

- En China el confinamiento de las regiones afectadas fue total, hasta el punto de que a las personas se les llevaba a sus casas los alimentos y otros productos básicos para su subsistencia. En España, en cambio, incluso durante el confinamiento los trabajadores de las grandes empresas tuvieron que seguir con su actividad laboral en todo momento.

-Claro, este es el tema de fondo. Se han impuesto los intereses de los grandes capitales, y no es ninguna casualidad que los mayores índices de contagio y mortalidad los tengamos en los barrios obreros. Los obreros son lo que se ven obligados a utilizar los metros o los autobuses abarrotados para ir al tajo y los que se hacinan en lugares de trabajo donde no se respetan las condiciones sanitarias, como estamos viendo en las empresas cárnicas o en las recogidas de la fruta. Por motivos puramente económicos, como por ejemplo no afectar al turismo, no se han tomado medidas imprescindibles para cortar las cadenas de contagio, provocando un resultado catastrófico en la salud y, a la postre, en la propia economía.

- Priorizar de esa forma los intereses empresariales a costa de la salud de las personas, incluso durante un Estado de Alarma que permite tomar medidas excepcionales, implica una importante responsabilidad política.

- Absolutamente. Pero hay, además, un tema concreto relacionado con esto, que ha pasado muy desapercibido y que permite hablar de responsabilidades criminales del Gobierno. El primer decreto del Estado de alarma del mes de marzo incluía un artículo, el número 13, que le otorgaba al ministro de Sanidad la potestad de intervenir todo tipo de empresas privadas para ponerlas a fabricar todo tipo de recursos que sean necesarios para la salud de la población. Hay que recordar que entonces se acumulaban los muertos, que la gente estaba tirada en el suelo de los servicios de Urgencias, el personal sanitario tenía que trabajar con bolsas de basura, se le empezó a negar la asistencia a los mayores de 70 y los ancianos morían abandonados en las residencias.

Pues bien, todos sabemos que faltaron clamorosamente medicamentos, material básico de protección y respiradores, pero el gobierno, a pesar de tener la cobertura legal para hacerlo con su propio decreto, no intervino ninguna empresa para ponerlas a fabricarlos como sí hizo, por ejemplo, un gobierno tan derechas como el del señor Boris Johnson, en Gran Bretaña, que puso a las empresas del metal a fabricar respiradores. Lo mismo se hizo en Alemania. Y aquí no. Aquí, a pesar de tener el respaldo legal para ello, el Ejecutivo "progresista" de PSOE y Unidas Podemos mantuvo siempre la sacrosanta propiedad privada por delante de las vidas de la gente. Y eso, insisto, implica una responsabilidad criminal por omisión.

- Además del efecto de esas decisiones políticas que has indicado, de la imposición de los intereses de la patronal o de las consecuencias de la privatización de la Sanidad a la hora de dar respuesta a la pandemia, hay quienes afirman que no hay recursos económicos suficientes para afrontarla.

- Esto es absolutamente falso. Lo que realmente ha habido, y se sigue habiendo, es un chorreo continúo e indecente de dinero público a las empresas privadas. Ahora mismo estamos presenciando el enésimo escándalo de esta transferencia del sector público al sector privado, con la fusión de Bankia con CaixaBank, que va a suponer la pérdida de 20.000 millones de euros, que en realidad son 60.000 si se contabiliza todo lo que se inyectó a Bankia desde que empezó su proceso de privatización.

Para hacerse una idea de lo que supone este expolio basta con saber que con 10.000 de esos millones se podría contratar durante un año a 100.000 médicos y otros 100.000 profesionales de enfermería. Y 10.000 millones equivalen también a la mitad del gasto militar anual del Estado español.

Recursos sobran, lo que hay que saber es a qué se están dedicando.

- ¿Cuál es la respuesta de los sindicatos mayoritarios ante todo esto que denuncias, porque durante el confinamiento de la población, por ejemplo, no hicieron nada para reivindicar que no se enviara a los trabajadores a arriesgar sus vidas sin las elementales medidas de seguridad?

- Comisiones obreras y UGT no están ni se les espera, porque la cruda realidad es que forman parte del aparato del Estado. Yo no digo, por supuesto, que no haya personas honradas afiliadas a estas dos organizaciones. Eso no se discute, pero desde hace muchísimos años, desde la misma Transición, Comisiones obreras y UGT son pilares fundamentales para mantener la estructura de explotación salvaje del capitalismo. La verdad es que son organizaciones dirigidas por mamporreros sobornados del capital y con estos sindicatos estamos vendidos.

- ¿Y qué podemos hacer?

- La única opción de los trabajadores es organizarse y luchar. Tenemos que organizarnos haciendo valer nuestra independencia y sabiendo siempre quiénes son nuestros enemigos de clase y el poder político que lo representa. Y, desde luego, en este momento que nos ha tocado vivir lo que no podemos permitir es que el miedo nos atenace y nos haga autoconfinar. Aunque sea tomando todas las medidas de seguridad, no nos queda otra que organizarnos para lo que va a venir, salir a la calle, y estar preparados para dar una respuesta a un estallido social que con toda probabilidad se va a producir.

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