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Estado español :: 07/07/2007

España: Falsas y vergonzosas misiones de paz

J. M. Álvarez
"Si realmente España defiende la paz y los derechos humanos, que despliegue médicos y maestros- como hace Cuba- y no militares."

Desde la desaparición de la Unión Soviética, el capitalismo ha provocado las guerras de los Balcanes, Afganistán, Iraq, Haití o el Líbano. Alemania calcó una vieja estrategia nazi, y exacerbó los nacionalismos reaccionarios en los Balcanes para aumentar su influencia en "su espacio vital". Las contiendas de Afganistán e Iraq son autoría de Estados Unidos (EEUU) que utilizó el pretexto del terrorismo y las armas de destrucción masiva. La última guerra del Líbano, planificada en la Casa Blanca, se enlaza con las dos anteriores por el control de Oriente Medio. Por otra parte, EEUU quiere convertir a Haití en base de operaciones para desestabilizar Cuba y Venezuela, en sintonía con el programa de la Convención Republicana celebrada en el verano del 2000, donde se proclamó que EEUU debía apropiarse de América Latina y el Caribe. Además, Washington, ansioso por el petróleo de Sudán presiona a la ONU para legitimar una invasión invocando la "protección" de los habitantes de Darfur

En todos esos lugares, los países imperialistas están presentes- como combatientes o como fuerzas de interposición- con la oculta intención de avisar al resto de los "aliados" de que sus respectivas oligarquías tienen intereses en la zona. España no desea quedarse atrás y ello acarrea consecuencias desagradables, como la reciente muerte de seis soldados de su mercenaria fuerza multinacional, desplegada en el Líbano a causa de un ataque de oscura autoría, aunque antes ya hubo bajas en Iraq, Afganistán y Bosnia.

Evidentemente el Partido Socialista (PSOE) no tiene un nuevo talante, lo que tiene son nuevas alianzas. El anterior Gobierno del Partido Popular (PP) se alineó con EEUU, pero el del PSOE optó por la Unión Europea (UE). Estos cambios se deben a la pugna que mantienen Francia y Alemania (el núcleo duro de la UE) con EEUU por el control de los recursos del planeta, una pugna que genera contradicciones entre todos ellos. En esa dinámica poco importa ser conservador o "progresista", primero están los magnates según pudimos comprobar en la última crisis de la UE, donde el francés Sarkozy (según los analistas, "incondicional" de Washington), hizo causa común con Zapatero y Prodi, frente a Gran Bretaña y Polonia, países alineados con EEUU.

Hoy, como en tiempos de Aznar, el despliegue de tropas "españolas" en el exterior utiliza el calificativo de misiones humanitarias de paz. Ahora los gerifaltes del PP admiten- por motivos electoralistas- que están en misión de guerra, pese a que decían lo contrario cuando eran ellos quienes las enviaban a Bosnia e Iraq y el PSOE contraatacaba en sentido inverso. Lo de fuerza de interposición suena a risa, porque los mismos que provocan las guerras, son los que acuden después a "mediar". En cualquier caso, los países ocupados siempre ofrecen resistencia, pues saben que los soldados de la ONU o de la OTAN están sujetos a la misma servidumbre. Por mucho que intenten camuflar bajo términos eufemísticos estas invasiones, los imperialistas son vistos como enemigos a los que hay que expulsar o eliminar. De ahí las bajas españolas en Iraq, Bosnia, Afganistán y el Líbano.

Incluso el supuesto "espíritu patriótico de servicio a la patria", que tanto abunda en los titulares de los medios oficiales españoles, brilló por su ausencia en el funeral de los últimos fallecidos, ya que los ataúdes iban cubiertos con la bandera del Borbón, pero las familias de los originarios de Colombia acudieron con la de su país. Es evidente que, a medida que los imperialistas aumentan la represión, también aumenta la resistencia, elevando el riesgo de muerte en las filas ocupantes, lo que provoca un trastorno al Gobierno español. Al escaso alistamiento, se une la reticencia de los familiares que comienzan a mostrar cierta oposición, realizando declaraciones salpicadas de tímidas protestas, cada vez que se realiza un relevo de tropas. Es necesario que sepan que sus hijos sólo defienden los intereses de unos pocos, y mal avenidos, capitalistas.

No valen medias tintas. Frente a la barbarie del capital, no se puede ser pacifista en términos absolutos. Hay que oponerse a las guerras coloniales, pero sería una contradicción hacer lo mismo con las que expulsan ladrones y asesinos de la tierra patria. La resistencia armada contra el colonialismo siempre será legítima, de la misma manera que lo fue- por su carácter antiimperialista y no por una resolución del inmoral Consejo de Seguridad- la guerra que enfrentó a Cuba con el régimen racista de Sudáfrica, donde vertieron su sangre soldados cubanos sin pedir nada a cambio ni saquear recursos ajenos. Si realmente España defiende la paz y los derechos humanos, que despliegue médicos y maestros- como hace Cuba- y no militares. Es intolerable que el régimen de Madrid y la UE pretendan imponer condiciones a Cuba para dialogar sobre derechos humanos cuando ellos los violan diariamente en los frentes bélicos abiertos.

La ONU del mundo globalizado, es un juguete en manos de Occidente; por tanto carece de credibilidad para dogmatizar acerca de legalidades. Tampoco gozan de mucha credibilidad que digamos, los intelectuales españoles que se manifestaron contra la invasión de Iraq, pero guardan silencio sobre la guerra "legal" del PSOE en Afganistán. Que sepamos aún no han denunciado el carácter criminal e imperialista de la plutocracia española, corresponsable de la muerte de cientos de miles de civiles inocentes, entre los que se encuentran las víctimas del 11-M y los turistas del Yemen.

Kaos en la red

 

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