Imaginario capitalista y formación de docentes
Este escrito parte de la idea de que en la formación de docentes se reproducen los imaginarios capitalistas que llevan al individuo a presentar actitudes, valores y normas características de una sociedad donde la producción y la economía imperan, con ello los docentes formadores y quienes se forman reproducen una peculiar definición social de la realidad y del ser.
El Imaginario
El imaginario es algo desconocido por la conciencia del individuo, pero le orienta en su pensar, sus afectos y sus actos, por el simple hecho de haber nacido y estar inserto en una sociedad determinada.
Castoriadis sostiene en La institución imaginaria de la sociedad [1] que hay un elemento que no ha sido considerado hasta el momento, que aparece al mismo tiempo esbozado y ocultado en Aristóteles, Kant y Freud: el elemento imaginario. Este procede de la psique, y es la capacidad que ésta tiene de crear representaciones.
Ese elemento imaginario esta contenido en los se denomina significaciones imaginarias de la sociedad, las cuales en su conjunto animan a la misma sociedad, se encarnan en sus instituciones (escuela, familia, trabajo, medios de comunicación, etc.), y son incorporadas por los individuos al participar en ellas, socializando su psiquismo. Esto trae por consecuencia el desarrollo de individuos conforme a las características de una determinada cultura, y que se ven obligados de manera inconsciente a su reproducción, pues al nacer y vivir en esa condiciones culturales ven de manera "natural" las relaciones y las formas de hacer que se dan en ella, por lo que no las cuestionan.[2]
El Imaginario Capitalista
Si consideramos de manera elemental el imaginario que envuelve al capitalismo, tendríamos:[3]
a) Su característica central es la ubicación de la economía en el centro de la vida social.
b) La idea de que el crecimiento ilimitado de la producción y de las fuerzas productivas es de hecho la finalidad central de la vida humana.
c) La idea de expansión ilimitada del dominio racional ("pseudo-dominio, pseudo-racional") habla del totalitarismo inmanente al imaginario capitalista.
d) Hegemonía del neoliberalismo.
e) Mundialización de la producción y el intercambio.
f) Perdida de control de los estados nacionales sobre su economía.
g) Especulación de la economía.
h) Estado caótico, azaroso y en potencia catastrófico de la economía mundial.
Este imaginario capitalista produce en los individuos imaginarios sociales instituidos, de los cuales como veíamos no están conscientes y que les lleva a presentar características como:[4]
- Tener un conformismo generalizado: con lo cual se disminuye la participación de los sujetos en la cosa pública. Las instituciones políticas cumplen con la finalidad de alejarlos de los asuntos públicos, persuadiéndolos de la inutilidad de su participación.
- Convertirse en un individuo privatizado: la gente "empezó a darle las espaldas a los intereses comunes, a las actividades comunes, a las actividades públicas - rehusando tomar responsabilidades. Comenzó a retirarse a una suerte de mundo "privado", correspondiente a su familia y unas pocas relaciones. Es un tipo de individuo que está privatizado, que está enfermo dentro de su pequeña miseria personal y que ha devenido cínico a consecuencia de la política. Cuando la gente vota lo hace cínicamente. No creen en el programa que les es presentado, pero consideran que X o Y es un mal menor en comparación a lo que fue Z en el período anterior".
- Manifestarse como un individuo consumidor. El sujeto ha pasado de ser un ciudadano y un productor, a ser un consumidor: su mira está en buena medida en la adquisición de más bienes, más diversión, más sensaciones, más viajes, etc. Se encuentra pasivizado y capturado en una inundación de ofertas desde los medios de comunicación de masas. Se da una moda por lo efímero.
- Destrucción de la vida social: de la cual la privatización es un dato, lo mismo que el conformismo.
- Avance de la insignificancia. "Los individuos no tienen ninguna señal para orientarse en su vida. Sus actividades carecen de significado, excepto la de ganar dinero, cuando pueden. Todo objetivo colectivo ha desaparecido, cada uno ha quedado reducido a su existencia privada llenándola con ocio prefabricado.
- Desestructuración del espacio social: No hay sentido a la vida social, por lo que se da una crisis del proyecto identificatorio. La consecuencia es que ya nadie sabe cuál es su función en la sociedad, el sentido de esta y de su participación en la misma. No está claro qué se espera de un hombre, de una mujer, de una maestra, de un profesional, de un obrero.
A partir de expuesto, Castoriadis, remata diciendo que con el capitalismo, la sociedad esta a la deriva, sin un proyecto común, sin un nosotros (tal vez por primera vez en la historia).
El Imaginario Capitalista y su Inmersición en la Formacion de Docentes.
Con las características expuestas de individuo, estas se ven reflejadas en las diferentes instituciones de la sociedad, por lo que haciendo un acercamiento a la institución formadora de docentes y recreando lo antes expuesto, tendríamos que concluir, en un primer momento, que la psique de quienes forman y quienes se forman como docentes esta plagada de imaginarios instituidos, en ese sentido vemos que la comunidad normalista se dan las características imaginarias de:
- Un conformismo generalizado. Se han perdido los objetivos sociales de la educación, quienes forman lo hacen con base a objetivos particulares, sin tener sentido de un propósito social que rebase el mito de la "educación redentora en cuanto a la cultura". Una frase cínica envuelve lo anterior: "el gobierno hace como que me paga, yo hago como que trabajo". Por otro lado la simulación se nota en los pasillos, en las aulas, en las oficinas. No existe un acuerdo común de trabajo con una perspectiva a largo plazo, las políticas se acompañan de los cambios del personal a nivel administrativo ponderándose en detrimento de lo académico. La misma formación no se ve ya como asunto político [5], sino lo peor, se considera un asunto instrumental. Al futuro docente no se le forma en un ánimo de futura participación social [6], sino sólo para desarrollar programas curriculares, es decir, se le prepara para atender su participación en el mundo áulico, pero se deja a un lado su participación en lo social. Lejos quedan aquellos días en los cuales el docente era uno, o el único, propulsor de las comunidades y de un colectivo social [7]
- El futuro docente como individuo privatizado. Dada la formación instrumental que se da en los futuros docentes, ellos se van acostumbrando a ver su mundo profesional circunscrito en el ámbito de la escuela y particularmente en su aula de trabajo. Todo ello deviene de la experiencia profesional de sus formadores quines tienen pocas opciones de participación colectiva con sus colegas, y estas se constriñe por lado, a los eventos que se realizan en su escuela, sean de tipo cultural o social y por otro a las convocatorias que hace su sindicato corporativizado para participar en juegos deportivos y culturales pero sin ninguna intención de participación política [8]. Tanto pesa el aislamiento del aula en los docentes que cuando tienen que participar en actividades académicas de grupo, por ejemplo academias o colegios, les cuesta trabajo. De igual forma en estos momentos con las actividades de gestión institucional, donde se pide su participación en las actividades de planeación y evaluación de actividades, se muestran renuentes y apáticos, argumentando "eso no sirve de nada, las cosas nunca van a cambiar". En este comentario se nota a la vez de apatía un creciente, y tal vez confortante, conformismo. Todo este tipo de actitudes es indudable que el docente en formación las asume y seguramente las reproducirá en su futuro lugar de trabajo.
- El docente como consumidor. En este aspecto no abordaremos el consumismo material, más bien nos referiremos al consumismo intelectual. El docente al ser formado en una suerte de racionalidad instrumental, espera que todo se le dé hecho, ya no quiere pensar, hay una pereza intelectual, una frase encierra esto: "a mí díganme como le hago y evitémonos tanta teoría". El hecho de que desde la misma SEP se den los programas y materiales a desarrollar en los diferentes cursos, vuelven al docente un mero instrumentador de los programas curriculares y en cuestión de enseñanza, procura siempre que se le den los métodos a manera de esquema o su creatividad se limita a exposiciones y lecturas en equipos. Ya no hay intelectualidad en la docencia, ni reflexión en los haceres por lo que asume todo lo que se le dé sin reflexionarlo, por ello es que acepta discursos tan disímbolos como el denominado constructivismo y el también renombrado aprendizaje significativo y él asume que su práctica ya es constructivista sólo porque recibió un curso o leyó algunos materiales realcionados con dicha temática; lo que le lleva a cometer disparates como el pensar que el constructivismo es una metodología de enseñanza. En conclusión el docente es sólo consumidor de teoría y discursos, pero es incapaz de producir los suyos, recreándolos reflexivamente para entender y mejorar su práctica.
- Destrucción de la vida profesional como actividad social. Si al docente se le forma en y para una vida áulica, perderá su perspectiva social y el impacto que su actividad tiene en la vida social de sus alumnos.
- Avance de la insignificancia. El la formación docente reina la pesadumbre, la negatividad, el pesimismo. "Estudia, aunque sea de maestro" "no ganan bien, pero tampoco trabajan mucho". Con estas ideas llegan los nuevos estudiantes para la docencia, por ello es que muchas de las actividades que realizan carecen de significado y no tienen ninguna señal para orientar su vida y su profesión, resignándose a mantenerse en un ocio prefabricado. Hay una abreviación del trabajo del docente y por consecuencia de él. Yo diría una innabreviación, pues ya no se puede abreviar más.
- Desestructuración del espacio social: El futuro docente al no tener sentido para la vida social, tiene da una crisis del proyecto identificatorio. Este proyecto de identidad es consecuencia del poco apoyo que recibe en su institución, pues su constitución como sujeto profesional su formación se reduce a un instrumentalismo sin consecuencias sociales de impacto y para el bien común, por ello pierde de vista, pues nunca se le hizo conciencia, amén de las reiteraciones mesiánicas, de cuál es su función en la sociedad como docente, el sentido de esta y de su participación en la misma. No se le forma con claridad qué se espera de él como docente y como sujeto. Con frecuencia vemos el desánimo que provoca en muchos el hecho que los futuros docentes no tengan identidad normalista o docente, sin embargo no han considerado que esto se da porque no hay un proyecto de vida normalista y social que sobrepase lo áulico y a la misma institución.
Ante este panorama tan drástico y dramático, qué se espera. Se espera que se puedan revertir las cosas para formar un sujeto autónomo que se desarrolle en la social profesionalmente como docente.
La Formacion de un docente como sujeto Autonomo.
Es necesario que recuperemos a la formación como la posibilidad de formar un sujeto autónomo, pero qué se entiende por esto, veamos.
Ser sujeto es tener conciencia y autoconciencia. Para Castoriadis, rigurosamente hablando, no podría hablarse de un sujeto más que cuando los individuos pueden reflexionar sobre sí y su sociedad, cuando tienen un "nosotros", e instituyen - con conocimiento - un campo de significaciones imaginarias sociales (es decir, tienen una relación lúcida con estas y se reconocen como creadores de las mismas).
Por lo anterior en la actualidad no podríamos hablar de sujeto, pues la subjetividad tiende a desvanecerse en el capitalismo actual, el sujeto, no tiene lugar, la heteronomía se ha hecho prevaleciente. No hay sujeto, y de lo que podemos hablar es de características del individuo socializado, extrañas a él mismo.[9]
En este sentido la formación de docentes se esta llevando en dirección de formación de individuos y sólo se puede hablar de formación de sujetos docentes en la medida
en que se le forme para enfrentar las características del individuo y se le dé sentido social a su profesión. La perspectiva que se visualiza en que el futuro
docente se forme como sujeto en la autonomía. [10]
La autonomía debe verse como un proyecto de formación y significa hacer concientes a los futuros docentes, y sobretodo que asuman que ellos son los creadores de las leyes (historia, imaginarios) que los gobiernan, que estas no les han sido dadas por dioses, por la economía, por ancestros iluminados, etc.
Ser autónomo es contrario de la insignificancia del sujeto y tener la capacidad de poner en cuestión las significaciones imaginarias instituidas.
Sin embargo en la actualidad el proyecto de autonomía en los sujetos, pensado como proceso y no como fin, está en completo abandono por lo siguiente:
En cuestión social:
- Es un proyecto apagado y negado.
- Domina el ascenso de la sociedad de consumo.
- Permea el ascenso de la insignificancia del sujeto
En cuestión de lo político:
- Se desvanece el conflicto político en razón a lo social.
- Desaparecen los movimientos contestatarios o se les nulifica.
- Existe apatía e indiferencia política por parte del ciudadano, peor aún por parte del profesor.
- Los partidos políticos devienen en "máquinas burócraticas" y facciones personalizadas.
En cuestión económica:
- Predomina la hegemonía del neoliberalismo.
- Hay una mundialización de la producción y el intercambio.
- Existe la perdida de control de los estados nacionales sobre su economía.
- La especulación de la economía es con lo que se amanece.
- Coexiste un estado caótico, azaroso y en potencia catastrófico de la economía mundial.
Y contra todo esto se debe luchar en la formación de docentes, por ello es que el reto sigue presente.
J. Servín Jiménez
[1] La institución imaginaria de la sociedad. Vol. II. El imaginario social y la sociedad. Tusquets Editores, Barcelona, 1989. Tusquets Editores, Argentina, 1993.
[2] Un ejemplo en el mundo occidental es considerar a la televisión como algo indispensable en los hogares. Por su parte en el mundo de oriente la forma como se considera a las mujeres, a partir de su negación ilustra muy bien ese imaginario.
[3] Algunos planteamientos se recuperan del artículo de Yago Franco. Subjetividad: lo que el mercado se llevó (Una perspectiva desde el pensamiento de Cornelius Castoriadis).
[4] Castoridis. artículo "El individuo privatizado".
[5] Tendríamos que diferenciar lo político de la política, donde se ha dado una preocupante confusión: en su obra Ciudadanos sin brújula (2002, Ed. Coyoacán, Méx.) Castoriadis, en su artículo "Poder, política, autonomía" señala que lo político es el poder explicito del grupo en el poder, y la política es el cuestionamiento por parte de los sujetos de sus instituciones.
[6] Llama laatención que en los planes de estudio y sus diferentes programas no existen referencias sobre un campo social-educativo donde se rescaten autores como Gramsci, Foucault, Althusser, Bordieu, Giroux y algunos otros que rescatan la crítica a la escolarización y ala cultura.
[7] A manera de ejemplo reacuérdese la participación de algunos mentores en las luchas revolucionarias del país MEXICANO.
[8] Formar en lo político a los docentes puede ser una tarea que bien puede asumir el sindicato, sin embargo esto puede ser arma de doble filo, pues puede formar sujetos concientes de su realidad sindical y cuestionar las prácticas corporativas del sindicato, revitiéndoseles. Un ejemplo es el caso de Misael, el mentor asesinado por defender sus ideales políticos.
[9] Yago Franco. Subjetividad: lo que el mercado se llevó (Una perspectiva desde el pensamiento de Cornelius Castoriadis).
[10] Autonomía proviene de autonomos: que se da a sí mismo su propia ley.