Sobre contradicciones partidistas y mediocridades burguesas

Aznar aseguró recientemente que el estado (burgués) es políticamente inviable, en alusión al gasto que generan las Comunidades Autónomas creadas sobre la base del “café para todos”, cuyo fin era descafeinar las autonomías históricas (País Vasco, Cataluña o Galicia).

El ex presidente insinuó que aquellas tienen que rebajarse o eliminarse. De inmediato esas manifestaciones provocaron que el PP recibiera un aluvión de reproches de las burguesías nacionalistas, con cuyo apoyo cuentan, si fuera necesario, para la formación de un futuro Gobierno.

Un amigo mío se pregunta irónicamente si Aznar no será un infiltrado del PSOE en el PP porque casi siempre que abre la boca, perjudica a Rajoy. El problema, para el PSOE, es que después aparece Zapatero, la mediocridad hecha hombre, y en lugar de aprovecharse de la falta de tacto político de Aznar, va y declara que su Ejecutivo actuará contra las Comunidades que no reduzcan el déficit lo que también ha generado criticas de los nacionalistas. En definitiva, Aznar se lo “pone a huevo” y Zapatero lo estropea todo.

Como vemos coexisten mediocridad y contradicciones entre los grupos políticos de la burguesía; por tanto vamos a lo que nos interesa. Esas circunstancias benefician a los obreros que deben aprovecharlas para mejorar posiciones.

Recordemos que gracias a las contradicciones partidistas, combinadas con la lucha callejera (en el buen sentido del término, que aquí por menos te empluman), se consiguió en un pasado no tan lejano que trabajadores despedidos consiguieran ser recolocados, lo que no es poco en los tiempos que corren. ¿No logró el PSOE auparse al Gobierno gracias a las discrepancias burguesas en torno a la guerra de Iraq?

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