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Pensamiento :: 10/08/2008

Josu Jon, la «consulta» y la oligarquía española

Alizia Stürtze - La Haine
Los dirigentes del PSOE y del PNV (y del PP), desde sus convicciones capitalistas, tienen conciencia de que los matrimonios de conveniencia son los más provechosos.

Eso lo saben perfectamente quienes han puesto a Josu Jon Imaz al frente de Petronor

En medio de una crisis económica que nos va a hacer sudar gotas de sangre, la histeria reaccionaria española, conducida y elaborada por ese laboratorio ideológico del PP que es la FAES, sigue ocupando primeras planas, ahora con sus campañas en defensa de una lengua española «en peligro» o a favor de la anticonstitucional cadena perpetua o, por qué no, de la pena de muerte... Y suma y sigue porque, cuando un tema se les desgasta, enseguida echan mano de otro, aún más regresivo que el anterior... Y, eso sí, siempre en el mismo sentido: trillarle el camino a una fracción de la oligarquía española (la más «madrileña»), que incluye al poderoso lobby católico y que, desde luego, en el actual panorama cambiante, defiende por todos los medios sus intereses y su capacidad de maniobra, aún a costa de fascistizar a la población en nombre de «la patria».

Mientras tanto, en Vascongadas un asentado y lustroso sector político (con su amplísima red clientelar) va y viene con nuestro dinero, manipula mediáticamente, presenta alegaciones con sus equipos de abogados ilustres, nos buzonea, entretiene, descoloca y/o cabrea con un supuesto enfrentamiento entre Zapatero e Ibarretxe y su tripartito por el derecho a una consulta a estas alturas ya claramente mentirosa e inoperante... Tras ese movimiento tenemos, una vez más, a un PNV políticamente genuflexo (en su línea histórica de siempre), dispuesto más que nunca (vista su pérdida de votos) a echarle una mano al PSOE con los presupuestos del Estado o con el cumplimiento estricto de la Ley de Partidos, y, por contra (y como siempre), sin nervio ni músculo para, a cambio, sacar adelante (como hace CIU, por eso del «tú me das, yo te doy») nada que pueda chirriar en Madrid (o en los grupos Vocento o Prisa...), como su tibia propuesta de modelos educativos o el derecho a utilizar en los materiales educativos el término «Euskal Herria» desde una perspectiva cultural...

Esa aparente esquizofrenia no es tal. En el actual panorama cambiante, con sus correspondientes contradicciones, la táctica del regionalismo burgués vasco sería activar controladamente el sentimiento del «miedo a un centralismo anti-vasco» (en forma de ese victimismo tan de moda que nada tiene que ver con la lucha real por los derechos propios) para, en el fondo, defender los intereses del sector capitalista al que representa (sobre todo vizcaíno), que, con el relativo apoyo de cierto capitalismo periférico o, al menos, coyunturalmente no coincidente con el sector oligárquico «aznarista» o «aguirrista», intenta cambiar a su favor la correlación de fuerzas. Dentro del Estado español, claro está.

Prueba de ello es que, en medio de esta impresionante regresión mediática y de esta falsa confrontación (puramente electoral) entre el PNV y el Estado, a Josu Jon Imaz, el «nacionalista que más ha cautivado al empresariado español desde Jordi Pujol», tras pasar unos meses en EEUU mejorando su inglés (y se supone que sus contactos), le han nombrado presidente de Petronor. Lo que, por lo que se puede leer por ahí, supone un triunfo de Antoni Brufau, ex jefe industrial de La Caixa y actual presidente de Repsol-YPF, principal accionista de Petronor y perteneciente a lo que llaman «grupo catalán» (La Caixa, Gas Natural, Abertis...), que fue, por cierto, quien impuso a Brufau y defenestró a Alfonso Cortina (nombrado a dedo por Aznar), recomponiendo así, en cierta medida, el entramado monopolista español.

Josu Jon Imaz es, faltaría más, el peón de la burguesía jeltzale en Petronor, en cuyo consejo hay destacados peneuvistas. Josu Jon Imaz, por supuesto, va a trabajar por que Petronor mantenga su influencia y peso específico dentro de Repsol. En clave «nacionalista», el ex presidente del PNV va a enfrentarse al pueblo de Muskiz para construir esa planta de coque que tan necesaria le es a la petrolera para su expansión. En esa misma clave de fortalecimiento de la burguesía «local» y en plena reestructuración del sector energético en el Estado español, dicen que, en nombre de quienes representa, Imaz va a seguir maniobrando a favor de la fusión Repsol-Iberdrola-Gas Natural, va a potenciar la energía eólica y solar e incluso a defender la energía nuclear.

Pero esto no quiere decir en absoluto que Josu Jon Imaz, desde su puesto en Petronor, vaya a construir nación, es decir, a colaborar en la estructuración económica de una futura Euskal Herria independiente. Y ello por la sencilla razón de que el sector al que representa lo que busca es simple y llanamente fortalecer su posición en el entramado «español» de explotación y expolio. ¿O es que la posibilidad de que Eroski traslade su sede central a Madrid no tiene significado político-económico alguno? ¿Por qué no es éste un tema de debate público, mientras el PNV pelea mediáticamente por mantener en Bilbao las sedes del BBVA y de Iberdrola?

Tras el mandato de Aznar, que favoreció claramente a un círculo oligárquico monolítico concreto, la llegada de Zapatero al poder ha permitido, al parecer, la expansión de otros sectores, como el de la fracción centralista más «moderna» (representada por el PSOE y el PP menos «asilvestrado») y el de la burguesía catalana (representada por el PSC y CIU). Como muestra de ello, ahí tenemos el cambio de accionariado en Iberdrola, la reciente adquisición de Repsol por parte de La Caixa y la cada vez mayor participación de este poderoso instrumento financiero e industrial en numerosos monopolios como Gas Natural, Endesa, Aguas de Barcelona, Iberdrola, Repsol...

En ese contexto hay que entender la presión ejercida sobre el PSOE para mejorar el estatuto catalán en competencias y financiación favorables al desarrollo de esa burguesía y de sus instituciones. En ese mismo contexto, aunque a un nivel muy inferior, hay que situar también el fichaje de Josu Jon Imaz como presidente de Petronor y las implicaciones del mismo, así como lo absurdo y falso de ese rifirrafe entre el PSOE y el PNV acerca de la ley de consulta impulsada por el lehendakari Ibarretxe. Lo único que quieren los jeltzales es mayor influencia en el Estado y mayor autonomía a favor de sus negocios.

Sólo que, para eso, además de tener que trabajarse las próximas elecciones (en ésas están con el rollo de la consulta), van a tener que contar con el PSE y hacer bien todos los deberes (los anti-izquierda abertzale sobre todo). Y es que, les guste o no, Vascongadas no tiene el peso de Catalunya a la hora de exigir y mucho de lo que el PNV le ha sacado a Madrid ha sido porque existía y existe la lucha de la izquierda abertzale.

Terminarán rebajándose a negociar un nuevo estatuto que mantenga la prolongación del durísimo conflicto vasco con presos políticos condenados de facto a cadena perpetua y otros muchos encarcelados por representar públicamente una opción política, social o cultural? El tiempo lo dirá. Pero ese PNV neoliberal, ambicioso y capitalistamente cortoplacista y miope no defiende a Euskal Herria. Ni nacional ni socialmente. Ni con ni sin intento de consulta.

Eso lo saben bien los dirigentes del PSOE y del PNV (y del PP) que, desde sus convicciones capitalistas, tienen conciencia de que los matrimonios de conveniencia son los más duraderos y provechosos. Eso lo saben perfectamente quienes han puesto a Josu Jon Imaz al frente de Petronor.

Para denunciar esa realidad se manifestó ayer en Donostia la izquierda abertzale, a favor de un cambio político real y contra el estado de excepción que padece Euskal Herria. Del mismo modo que, a favor de la libertad de vivir, pensar, combatir y disfrutar, las y los Donostiako Piratak (www.izanpirata.info) por sexto año consecutivo han organizado, sin dinero, unas fiestas alternativas, participativas, populares, divertidas y creativas, que dejan en evidencia las sempiternas, almidonadas, aburridas y millonarias fiestas oficiales donostiarras de Semana Grande, esas de fuegos artificiales y helado que tan bien compaginan con el modelo de ciudad-hormigón, ciudad-objeto, ciudad-escaparate, ciudad-inversión, potenciado por quienes permiten que Odón Elorza siga cubriendo con sucio cemento lo que hace poco era un hermoso entorno verde... mientras siguen negociando negocios.

Aupa piratak!

* Historiadora

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