La acampada de Salamanca empieza a desvirtuarse

El cuarto día de acampada empezaba como siempre, con gran ilusión. La gente no quería decaer, a pesar que desde el día anterior había grandes dudas y expectación por ver como evolucionaba la organización. Todos los participantes queríamos pensar que lo ocurrido el día anterior había sido sólo un "lapsus" y confiar en una rectificación que se proponía no cómo el punto más importante del día, sino seguramente de todo el "movimiento" salmantino.

Tras contrastar todas las opiniones con gente de diferentes ideologías y edades,que habían estado todo el día, todos coincidían. La cosa no podía salir peor. Ayer quedo constatado sin lugar a dudas, que en Salamanca, unos pocos chavales han decidido autoproclamarse "jefes del movimiento" (con un chaleco reflectante personalizado con sus nombres, que les sirve de cabeza visible de esa superioridad). Estos deciden que se vota y que no se vota en las asambleas; que deshacen acuerdos realizados por todos los ciudadanos en las mismas (por ejemplo, ayer se aprobaba en la asamblea de mediodía, votar en la asamblea de la noche todas las propuestas escritas por todos los ciudadanos, pero la "organización" decidió unilateralmente no hacerlo, seguramente porque una de las propuestas propone que quién lleve un día el chaleco no se lo vuelva a poner hasta que no haya ningún manifestante sin haberselo puesto); y que proclaman acuerdos que no han llegado a votarse (por ejemplo se había acordado en una asamblea de un día previo no llevar banderas, pero ayer "decidieron" que eso también significaba que nadie podía llevar simbología política ni siquiera en sus camisetas. Esta discusión se zanjó cuando un joven pidió leer las actas en las que ponía eso y proclamó bajo un mayoritario aplauso que él sino no iba a estar en un movimiento en que le dijeran cómo tenía que vestirse). Pero quizás el ejemplo clave del día de ayer es que esta "élite" llego hasta el punto extremo de plantear en asamblea que no podía valer lo mismo la opinión y el voto de quién se quedaba a dormir con quién acababa de llegar. Pero los ejemplos son muchos más, éstos han prohibido (sin votación en asamblea) que no se pueden cantar consignas, y también se oponen a que se silbe en contra del PP ni del PSOE. Otro también muy indignante, fue que ayer durante la mañana tenía lugar una concentración en una plaza próxima de trabajadores en huelga de la ITV. Pues estos "organizadores" decidieron, lógicamente "representando a todos" (y una vez más sin previo voto en asamblea), no sólo no responder a la muestra de solidaridad, sino indicarles que se marcharan de allí, porque según ellos, estos obreros que piden mejores derechos laborales, les estaba robando protagonismo. Pero no son los únicos ejemplos, también mandaban callar a chavales que hablaban sobre su malestar, hicieron circular el falso rumor de que "grupo radicales" querían reventar la manifestación, etc. En definitiva, una pequeña autocracia jerárquica dirigida por unos cuantos, que se "suponía" que venían a luchar contra lo mismo en que se han convertido, unos políticos que dirigen y contienen a los demás ciudadanos indignados.

Hay quién plantea que puede haber intereses ocultos detrás de estos "jefes", que sirven para controlar a una gran masa descontenta, mientras los más, consideran que simplemente son unos "chicos que no tienen ni idea de estar en ningún movimiento y se les ha subido a la cabeza". Lo que está claro, es que nadie quiere que esto continúe, porque cohartan la libertad de opinión de todos. La respuesta de la gran mayoría de participantes se resume en palabras de un ciudadano mayor de 40 años, que nos dijo a LH-Salamanca que "no hacen falta policías, ni que nos prohiban hacer cosas los políticos, nosotros mismos ya nos las prohibimos"

Y a pesar de que todos los medios de comunicación (seguramente por sus intereses propios) lo están vendiendo como algo idílico, donde todo funciona, la realidad es que si le preguntas a la gran mayoría de la gente (que no tenga esos intereses políticos y que haya estado en cualquiera de las últimas asambleas) es otra. Un grupo de chicos de instituto decían claramente, esto es una dictadura de cuatro chavales, porque tampoco son todos los que están organizándolo, que no son ni de Salamanca y que vienes a mandarnos callar varias veces sólo por cantar que "estamos hasta los huevos".

Algo está claro en el "movimiento" de la acampada de Salamanca, en concreto. Se ha dejado de hablar de que cerca de 1000 ciudadanos fueron ayer a participar y a mostrar su descontento con la situación actual, a pesar de que pasadas las 00:00h era ilegal manifestarse y podía haber cargas policiales, para hablarse casi en cada rincón en contra de esta "élite". Si todos queremos realmente que este movimiento no se disuelva definitivamente en la capital salmantina, estos "organizadores" tienes que desaparecer. Tienen que ceder ese poder al pueblo que quiere hablar y participar sin que siempre sean los mismos los que dirijan las asambleas con un altavoz y las moderen (convirtiendo un banco y un altavoz en lo que ha acabado pareciendo un atril de cualquier partido político). Dejar esos chalecos y esa participación para todos, por lo menos de una forma rotatoria diaria como la propuesta pendiente antes mencionada.

Desde mi opinión personal y como crítica constructiva que pretendo hacer, lo mejor que podría pasar para salvarse la situación es que se quemasen esos "chalecos" y todos volvieramos a ser realmente iguales, como en cualquier otra manifestación de cualquier índole, evitando así las jerarquias que son las que nos han traído a esta situación.