La cabeza hueca del bautista

Disculpe el lector, si he aludido en el titular al apóstol decapitado por la venganza de Salomé, pero las torpes declaraciones de un cantautor asturiano, tratando de echar por tierra las sospechas de presunto delito económico de los máximos cargos de la SGAE, me han convencido de que “para qué quiere enemigos Teddy Bautista teniendo allegados de la categoría intelectual del autor de “La Romería“.

Ahora comprendo mejor que nunca aquella histórica frase que Víctor Manuel pronunciara hace decenios sobre su militancia en un partido de izquierda: “Soy comunista, pero no estúpido“, como me reí (además de por muchas de sus canciones) de su fracasado proyecto de que los cubanos se levantaran en la Plaza de Revolución contra sus dirigentes políticos, a los sones de un tema de Juanes que hablaba de “libertad”. Lo que ocurrió fue que los miles de personas de “acudieron a la gozadera” no paraban de bailar y sonreir. En el diván de un siquiatra, el autor de “El Abuelo Vítor” (millòn de veces más coherente que el nieto) daría mucho juego profesional, mostrando la rabia de quien ha creído caer en una trampa, cuando nadie excepto su conciencia le empujaron a la militancia.

Como feroz anticomunista arrepentido, hoy condena la democracia participativa y alaba el negocio, mucho más participativo, que supone la entidad que dice ”proteger los derechos de autor“, mientras miles de ellos no reciben un euro porque “no hay constancia escrita de que suenen en los medios“, como se quejaba amargamente un amigo mío, cantante y autor, hasta que Teddy le propuso como candidato para la Junta Directiva y se terminaron los lamentos.

ESTOS QUIEREN RECONSTRUIR LA IZQUIERDA: ¡¡ SOCORRO ¡¡

Estrategia que aplaude Víctor Manuel, quien como muchos “Artistas de la Zeja (antes Pesebre)“, vociferan contra Cuba pero callan cuando las autoridades judiciales de Texas ordenaron aplicar una inyección letal a Frances Newton, una mujer de raza negra, pobre y desequilibrada, ejecutada ante algunos de sus familiares. Como miran a la luna ante las masacres de la OTAN en Libia, como cierran la boca ante la tortura…

Ese tipo de conciencia, doliente en algunas ocasiones e indiferente ante las brutalidades, no entra en mis esquemas. Tal vez se trate de otro caso de animus interruptus. Como los de Sabina, Serrat, Calamaro, Sanz, y ese largo etcétera de ciudadanos que creen haber sido tocados por la varita mágica de un hada madrina o el dedo del Señor.

La megalomanía de estas personas no tiene parangón, ni siquiera en el fútbol. Ellos no son trabajadores, sino que están convencidos de que médicos, albañiles, carpinteros, abogados, recaderos, camareros, arquitectos, choferes, repartidores, deben pagarles diezmos y primicias para que sigan actuando. Los dioses del olimpo eran algo más humildes.

Mas las reuniones y festejos junto a decenas de colegas y amigos ex rojos, convencieron a Bautistas y Manueles de que con Felipe X, rey del Gal, en el poder, este era el mejor de los mundos posibles. Formaron parte alegre y bullanguera del rebaño que fue un día progresista, después de que ovejas y carneros contemplaban atónitos la caída del campo socialista, el abandono de las hoces y los martillos. Lo único rojo parecían los números de sus cuentas corrientes, que se tiñeron de verde a partir de la conversión al socialismo-españolista.

Argumentar que es una gilipollez lo que un abogado y sus denuncias han logrado, obligando a un juez a aplicar decisiones tan razonables como el registro de la entidad, al existir razones más que sólidas para practicar esa medida y tomar declaración a varios presuntos sospechosos de delito económico, es una gilipollez mucho mayor, desmintiendo rotundamente eso de que “Soy comunista pero no estúpido“. Ni lo uno, pero sí lo otro.

Víctor Manuel debe regresar a la mina. Antes, le iluminaba un cierto candor en los mofletes que lucía, esculpidos a golpe de aire manchado de carbón, junto a un timbre quejumbroso, recio y apretado, que parece brotar del esfuerzo sobrehumano del que pugna por salir a la superficie, tras largas horas de encierro involuntario, cuando no por un incómodo estreñimiento.

Y la carne, como los ideales, se le ha ido cayendo, mientras el dinero continúa multiplicándose. Ese Opus Dei que es la SGAE, con Monseñor Teddy Bautista como líder absoluto, a quien adoran sus acólitos con fervor mariano, no admite ni siquiera la posibilidad de que, por omisión voluntaria o inconsciencia senil, el Bautista haya cometido la torpeza de entregar la gestión de los derechos de autor a felones, delincuentes y estafadores.

Conociendo la entidad desde hace 40 años y su particular forma de reparto de los dineros generados, no sólo creo posible lo de que se hayan esfumado 400 millones procedentes del ilícito canon, sino muchas más irregularidades. Hablaremos cuando el juez decida.