La criminalización de la solidaridad
Querida Nines:
Con más indignación que asombro, me entero de tu procesamiento, junto a tus compañeras María y Beatriz, de Red Roja, por “financiación del terrorismo”. Con más indignación que asombro cuando debería ser al revés: debería asombrarnos al máximo que en un supuesto Estado democrático pudiera tener lugar tan infame farsa jurídica; pero, por desgracia, ya no nos sorprende, en este país de manadas -manadas de violadores, de matones cobardes que apalean a la población indefensa, de obispos misóginos y homófobos, de jueces sin dignidad ni escrúpulos- que los verdaderos criminales nos criminalicen impunemente. No nos sorprende que el Estado represor español sea cómplice del Estado terrorista de Israel, como no nos sorprende que venda armas a los genocidas, o que encarcele a pacifistas y cantantes.
Y tampoco puede sorprendernos esta nueva vuelta de tuerca que consiste en criminalizar la solidaridad. Hoy vemos acusar de traficantes de personas a quienes intentan rescatar a los náufragos de las pateras, como ayer nos acusaron de formar parte del “entorno de ETA” a quienes, solidarizándonos con el pueblo vasco y su derecho a la autodeterminación, denunciábamos las torturas y los asesinatos orquestados desde el poder. No puede sorprendernos, por tanto, que os criminalicen a vosotras por enviar ayuda humanitaria al pueblo palestino; cuando los jueces son los verdugos, las culpables son las víctimas.
Pero no estáis solas, y desde aquí manifiesto y reclamo toda la solidaridad con la heroica lucha del pueblo palestino, y toda la solidaridad con quienes, como vosotras tres, tienen el valor de oponerse a la barbarie sionista desde las entrañas de la bestia.