La nueva OTAN se prepara para la guerra en Madrid
La Alianza Atlántica renueva en la cumbre del 29 y 30 de junio en Madrid su estrategia para la siguiente década, en la que los escenarios de guerra abierta, incluso nuclear, están sobre la mesa. Una coalición de plataformas contra la OTAN se manifestará para detener la escalada bélica.
Madrid se prepara para la cita más importante de la seguridad militar de Occidente en más de una década. En medio de una guerra sin final a la vista en el Este europeo (provocada por la propia OTAN) y una escalada mucho más que verbal entre los archienemigos de la Guerra Fría, la cumbre de la OTAN de Madrid del 29 y 30 de junio tiene la misión de actualizar la estrategia de la Alianza Atlántica y sentar las bases de la principal entente militar del mundo para los próximos diez años.
Más de 50 delegaciones y 30 jefes de Estado asistirán a la cumbre de Madrid. Entre ellos, representantes de países ajenos a la Alianza como Ucrania, Suecia, Finlandia o Japón, unos invitados que muestran hacia dónde crecerá la alianza en los siguientes años y que permiten adivinar sobre quién se hablará en la cumbre.
Para el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, la reunión de Madrid no solo tiene que replantear los conceptos estratégicos que han marcado la actuación de la OTAN desde la caída del muro de Berlín, también debe ser una demostración “de fuerza y unidad” frente a Rusia. También frente a China.
La cumbre de Madrid, que coincide con el 40 aniversario de la entrada (mediante engaños, por cierto) de España en la OTAN, no será precisamente barata. El Gobierno español gastará 35 millones de euros para acondicionar Ifema con unos contratos “adjudicados a dedo”, según denunció Unidas Podemos. Además, el Ejecutivo destinará 1,9 millones de euros para un dispositivo de seguridad que incluye 25.000 policías, cortes de tráfico y carriles exclusivos para las delegaciones diplomáticas.
Una alianza de organizaciones sociales, pacifistas, antimilitaristas y ecologistas, con el apoyo de numerosos partidos de izquierda y sindicatos, organizarán una contracumbre el 24 y 25 de junio y una manifestación unitaria el domingo 26 a las 12h. La Coordinación Estatal OTAN No mostrará su oposición a la escalada militar, a la carrera armamentística, al aumento del gasto militar y a la necesidad de “preparar la guerra para mantener el sistema capitalista neoliberal”, según defienden en su manifiesto.
Según esta coalición creada para la cumbre, el avance de la OTAN hacia el Este y la “creciente militarización” de la Unión Europea añaden “más inestabilidad y riesgo en el mundo”. Esta espiral belicista, continúan, solo “alimenta nuevas guerras y provoca la división del mundo en dos bloques”. Ante la deriva que lleva hacia una “tercera guerra nuclear”, esta alianza de colectivos llama a participar en una manifestación el domingo 26.
Nuevos tiempos, malos tiempos
La última gran cumbre de la OTAN tuvo lugar en 2010 en Lisboa. Contó con la participación de un invitado especial, el entonces presidente ruso Dmitri Medvédev. “Ahora miramos con optimismo al futuro”, dijo en relación a las tensiones superadas con EEUU por el Escudo Antimisiles de George W. Bush. “Por primera vez en la historia, la OTAN y Rusia colaborarán para defenderse”, dijo el entonces secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen. La fase de enamoramiento no duró mucho.
Todo cambió con el golpe neofascista ucraniano del Euromaidan de 2013 —un golpe de Estado promovido por Occidente— y la solicitud de Crimea en 2014 de ser parte de la Federación Rusa, que volvía a contar con Vladimir Putin como presidente.
El referéndum de Crimea convirtió en inútil no solo todo lo hablado en la cumbre de Lisboa sino toda la estrategia de la OTAN en las últimas décadas, señala la investigadora Tica Font, una de las fundadoras del Centre d’Estudis per la Pau J.M. Delàs. Desde el fin del bloque soviético, los países de la OTAN se habían acostumbrado a un mundo unipolar, “sin competidores”, donde la hegemonía económica, tecnológica y militar estadounidense no estaba en discusión. El trabajo de la OTAN se centraba, explica Font a El Salto, en lo que los militares llaman la “gestión de crisis”, misiones en el exterior, bombardeos o invasiones puntuales de países díscolos.
Crimea puso en evidencia que la estrategia de la OTAN se había quedado desfasada. “El concepto estratégico de la Alianza no tenía previsto una respuesta ante algo parecido”, dice Font. Si la estrategia de la OTAN de los últimos 30 años se basaba en la supremacía de EEUU y la OTAN, la cumbre de Madrid intentará adaptar la organización a un mundo multipolar con varias potencias que amenazan la hegemonía estadounidense. Pero sobre todo, dice esta investigadora del Centre Delàs, “volverá a poner la guerra en el centro” y “preparará” a los países de la Alianza para este escenario, que le conviene sobre todo a EEUU.
En Madrid, la OTAN tendrá que definir qué es eso de la “defensa colectiva” de la organización, un concepto que nunca había tenido que utilizarse y que se encontraba “vacío” después de 30 años de hegemonía estadounidense, sin enemigos a la vista.
La reforma del artículo 5 de la OTAN, en el que las partes acuerdan que “un ataque armado contra una o más de ellas, que tenga lugar en Europa o en América del Norte, será considerado como un ataque dirigido contra todas ellas”, no especifica qué se considera un “ataque armado” y, sobre todo, no desarrolla cómo se activa este concepto de defensa colectiva. “¿Un ataque cibernético sería motivo de respuesta?”, se pregunta Font. ¿Y un ataque ruso a un convoy de armas de EEUU en Ucrania? ¿Y si se trata de un ataque a un satélite en el espacio?
Nuevas armas, viejas intenciones
Además de concretar eso de la defensa colectiva, la cumbre de la OTAN también se plantea revisar otro de los grandes conceptos que rigen desde hace más de siete décadas la geopolítica mundial: la disuasión nuclear. Parecía una buena idea: utilizar la amenaza continua del holocausto radioactivo para ganar guerras sin lucharlas y la destrucción mutua asegurada para evitar choques directos entre las grandes potencias. Pero Tica Font identifica un problema: “Después de 77 años, ya no resulta creíble”.
Pero la solución para los guerreristas de la OTAN no es el desarme, explica esta investigadora, sino una nueva generación de armas nucleares. Aunque ya existen bombas atómicas 100 veces más potentes que las detonadas en Hiroshima y Nagasaki, la nueva línea de armas nucleares va en la dirección contraria: misiles inteligentes con una décima de potencia que las utilizadas en 1945, a prueba a escudos y que puedan utilizarse sin caer en la casilla de la destrucción mutua asegurada.
Una nueva generación de armas atómicas se está gestando y en esta cumbre “se contemplará la modernización de las capacidades nucleares”, con nuevos formatos, con la introducción de la inteligencia artificial y “mecanismos de consulta entre los estados miembros ante eventuales situaciones de peligro de uso de armas nucleares”.
Y no solo se renovarán los arsenales nucleares, también las aeronaves capaces de transportarlas, los silos de misiles, los submarinos o los misiles hipersónicos con capacidad de transportar cabezas nucleares, continúa. El 22 de enero de 2021 entró en vigor el Tratado sobre la Prohibición de Armas Nucleares, firmado en la sede de la ONU, por el que poseer, desarrollar, probar o usar armas nucleares ha pasado a ser ilegal. Los países con armas nucleares y los de la OTAN —España entre ellos— se han negado a ratificarlo. Mientras el mundo pide su prohibición, la cumbre de la OTAN de Madrid promoverá “desarrollar nuevas armas nucleares cuyo uso sea creíble y factible”, dice Font.
Pero los arsenales para las nuevas guerras no estarán solo llenos de armas nucleares. Una nueva generación de armas lleva años desarrollándose y puede cambiar el curso de los conflictos internacionales e, incluso, de lo que entendemos por guerra.
Entre estos nuevos escenarios, la guerra en el ciberespacio cobra cada vez más fuerza. Veinte años después de que la OTAN comenzara a preocuparse por el asunto, “el ciberespacio se ha convertido en el núcleo del planteamiento de la OTAN en materia de disuasión y defensa”, sostiene el informe El futuro de la OTAN tras la cumbre de Madrid 2022, del Instituto Español de Estudios Estratégicos (IEEE). A diferencia del armamento nuclear, argumentan desde el IEEE, no existe el concepto de ciberdisuasión y el “ciberespacio está en constante disputa”, no solo a través de ataques informáticos a instituciones, redes e infraestructuras, sino con propaganda y fake news, “formas de amenazas híbridas que complican aún más el entorno de seguridad”.
“Quien domine estas tecnologías disruptivas, tecnologías nuevas dotadas de inteligencia artificial, robótica, biotecnología, alcanzará el poder hegemónico político”. Y en esto EEUU lleva ventaja. Pero eso es solo el inicio. El futuro de la guerra, dice este estudio, se encuentra en el desarrollo de las llamadas tecnologías disruptivas: la inteligencia artificial, el 5G y el internet de las cosas, el big data, la computación cuántica, los sistemas de armas hipersónicas y las nuevas tecnologías de misiles, los sistemas autónomos de armas, el control del espacio ultraterrestre o la biotecnología.
No les llames enemigos, pero compra armas
En la cumbre de la OTAN se hablará de Rusia, pero también de China. Para que un país sea una superpotencia necesita la concurrencia de tres elementos, enumera Font: ser una potencia militar, una potencia económica y una potencia tecnológica. Y Rusia claramente no es una potencia económica —tiene un PIB apenas superior al de España— aunque podría ser una potencia tecnológica al tener electrónica y armamento de última tecnología.
“EEUU está utilizando esta guerra de Ucrania por delegación para poner a prueba a Rusia como potencia económica y como potencia militar. Si puede llevar a cabo una guerra y sostenerla en el tiempo, el tipo de armamento que utiliza y su capacidad industrial para mantener una guerra larga”, explica.
En Madrid no lo llamarán enemigo, sino “reto sistémico” o algún término equivalente, pero China estará presente en la cumbre como el principal desafío para la hegemonía atlántica en la próxima década. “China está invirtiendo muchísimo en aumentar su gasto de defensa y esto es un problema importante para Europa”, dijo el secretario general de la OTAN semanas antes del encuentro (aunque en realidad lo es para EEUU). “En esta cumbre de Madrid vamos a demostrar que nos estamos adaptando a este mundo cambiante”, añadió.
La principal amenaza para la hegemonía occidental, dice Font, es que China sobrepase a EEUU como primera potencia tecnológica (económicamente ya lo ha sobrepasado según muchos analistas), en especial en todo lo que tiene que ver con estas tecnologías disruptivas. “Las nuevas tecnologías están cambiando la naturaleza de la paz, las crisis y los conflictos. Los Aliados de la OTAN ya no pueden dar por sentada su ventaja tecnológica. China, por ejemplo, se convertirá en la primera potencia mundial en inteligencia artificial en la próxima década”, señala el informe del IEEE. Frente a esto, la OTAN planteará en Madrid aumentar el gasto militar y el presupuesto de investigación vinculado con distintos tipos de nuevos armamentos.
El presidente español, Pedro Sánchez, que se niega a aumentar las jubilaciones y otros gastos sociales, ya aceptó subir al 2% el gasto militar en España y el Ministerio de Defensa añadió a la cuenta una petición de 3.000 millones para reforzar a la OTAN "frente a Rusia", una cifra equivalente a todo el presupuesto de 2021 para el Ingreso Mínimo Vital.
A medida que se acerca la cumbre de Madrid, surgen nuevas ideas para fomentar esta escalada armamentista: que la compra de armamento por parte de los Estados no compute como déficit, que el armamento esté exento de IVA o la creación de un nuevo fondo industrial para el desarrollo de las nuevas tecnologías con aplicación militar.
Desde los colectivos pacifistas y antimilitaristas recuerdan que para aumentar el gasto militar más allá del 2% solo hace falta reconocer como tal la miríada de partidas militares —como los gastos de las misiones militares en el exterior o el I+D militar— escondidas en otros Ministerios.
Pese a la sintonía general dentro de la Alianza, un par de tensiones sobrevolarán la cumbre de Madrid, cuenta Font. La primera, bastante distendida últimamente, es el debate sobre si Europa debe tener autonomía estratégica frente a EEUU. Durante los mandatos de Obama y Trump, recuerda Font, la mirada de Washington se posó en Asia y China, pero los últimos acontecimientos en el Este de Europa y la velocidad china con la que viaja hacia la hegemonía global ha obligado a EEUU a volver a buscar la unión del espacio euroatlántico.
“Ese es un punto en el que hay disenso y yo no sé hasta qué punto va a haber autonomía de la Unión Europea, entre otras cosas porque todos los países del Este próximos a Rusia apuestan por que EEUU sea quien lidere y que Europa no tenga tanta autonomía”, dice Font. Y por lo que se vió hasta ahora, ni Scholtz ni Macron ni Sánchez tienen la menor voluntad de independencia. La segunda fuente de disenso es quién paga la carrera armamentística y la cuestión de las patentes, que llevaron a las puertas de una guerra comercial durante el mandato de Donald Trump.
¿Quién quiere ser pacifista?
La movilización contra la OTAN de los días previos debe superar unos cuantos obstáculos para ser masiva. El principal es la dificultad de transmitir las ideas del pacifismo y el antimilitarismo cuando en el discurso de los medios mayoritarios solo aparece un responsable de la guerra y se coloca a España y a la OTAN en el bando de los ‘atacados’. “Los medios hacen una propaganda mediática en la que es casi imposible meter no solo otro discurso, sino otra visión y otro tipo de propuestas. Es muy difícil entrar en esos terrenos porque dominan la visión oficial que se ofrece de la guerra. ¿Qué pasaría si fuéramos conscientes de que la guerra en Ucrania es una guerra entre EEUU y Rusia, pero que tiene lugar en territorio ucraniano?”, reflexiona Tica Font.
Otra dificultad viene de las divisiones de las organizaciones y plataformas que confluyen en el movimiento contra la OTAN. La posición de Podemos e Izquierda Unida dentro del Gobierno de coalición ha ofrecido mensajes contradictorios entre las diferentes facciones de ambos partidos. Y las posiciones del pacifismo y el antimilitarismo histórico difícilmente casan con las de otros sectores que se niegan a hablar del neofascismo presente en el gobierno y el ejército ucranianos, o del papel nefasto de Biden y su responsabilidad en la guerra. Así y todo, la convocatoria unitaria del 26 de junio es la demostración viva de que la nueva OTAN no nacerá sin oposición.
El Salto