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Estado español :: 18/01/2008

La cuadrilla del patrón (crónica de una cena anunciada)

J. M. Álvarez
Una variopinta cuadrilla, plena de pícaros, bufones y cortesanos, arropó a su patrón el día de su cumpleaños, un patrón de sangre azul que los protege y avala. La cena demostró que la Monarquía es de todos... los que se arremolinan en torno a Juanito

Cuenta el presidente de la Comunidad Autónoma de Cantabria-ejerciendo labores de cronista palaciego-, que en la cena de celebración del 70 cumpleaños del Rey Juan Carlos, éste se emocionó cuando su hijo, el Príncipe Felipe, le llamó patrón. "Es así como nos gusta llamarte y como llamabais a nuestro abuelo", pronunció el heredero de la Corona que instauró Franco. La palabra patrón tiene connotaciones negativas, pero es sinónimo, entre otros, de protector y valedor, que suena algo mejor, según se mire.

En primera línea, se encontraba José Luis Rodríguez Zapatero, el presidente favorito de intelectuales y artistas españoles porque sacó las tropas de Iraq, para empantanarlas en Afganistán y otros lugares. Es la máxima referencia de un progresismo que no tiene reparos en defender a fascistas como Aznar. Le gusta hablar de democracia, pero no ordena investigar las denuncias de torturas. Ha aprendido a secuestrar revistas, y pronto debutará en el apartado de ilegalización de partidos políticos. Además, en nombre de la libertad, hace lo posible por impedir que los vascos decidan libremente su futuro. Su currículum comienza a mimetizarse con su entorno.

Según el cronista cántabro, uno de los invitados levantaba alegremente su copa cada vez que se brindaba por España, y aplaudía entusiasmado toda suerte de discursos triunfalistas y patrióticos. Se trataba de Juan José Ibarretxe, presidente del Gobierno vasco, un independentista de salón, que aspira a emanciparse de la Madre Patria, mientras brinda por la vitalidad de ella. Educación e hipocresía... ¿serán la misma cosa?.

La convidada Rosa Aguilar, estaba encantada por compartir tan lindo momento con el Monarca. La alcaldesa “roja” de Córdoba, no para ni un momento, sobretodo en etapa pre-electoral. Lo mismo ejerce de cortesana, que visita las asociaciones de vecinos para organizar campeonatos de dominó o carreras de sacos. Se aproximan las elecciones, y los dirigentes vecinales comienzan a poner en práctica la ley de la oferta y la demanda para ofrecer sus votos al mejor postor. Esas son las “inquietudes” más inmediatas de esos centros. Pocas veces realizarán debates para tratar la deriva reaccionaria del Estado, gobierne quien gobierne.

También, dos ex presidentes llenaron sus estómagos agradecidos: Felipe González y José María Aznar. Durante el gobierno del primero, los GAL y el terrorismo de estado camparon a sus anchas, dentro y fuera del solar hispano. Felipe afirma que no sabía nada de semejantes tropelías, pero sus más estrechos colaboradores fueron juzgados (sólo para cubrir las apariencias) como responsables de aquel entramado. Su homólogo, José María Aznar, está considerado en medio mundo, como un criminal de guerra y fue el responsable indirecto- a causa de su demencial política internacional- del mayor atentado terrorista ocurrido en Europa.

No faltaron representantes de la Iglesia ni de los sindicatos. El cardenal Rouco Varela, enemigo del divorcio, es posible que se inclinara protocolariamente ante el hijo del patrón, a pesar de que aquel esté desposado con mujer divorciada. En cuanto a los sindicatos neo-verticales, baste con decir que la ex secretaria del ramo de la banca de uno de ellos afirmó, no hace mucho, que su sindicato no era de clase (eso ya lo sabíamos), y que consideraría un honor ser incluida en las listas electorales de cualquier partido. A este paso, es posible que algunos dirigentes del sindicalismo oficial, estén pensando incluso, afiliarse a la Internacional de la Camorra.

Igual que ex presidentes, también hubo ex ministros, como el socialista José Bono, quien justifica las torturas a los miembros de ETA afirmando que ”si tiene que haber bajas, que no sean nuestras”, o don Manuel Fraga Iribarne, acusado en el último debate parlamentario, de mancharse las manos de sangre cuando fungía como ministro de Franco.

Destacar dos ausencias: una, la de Gaspar Llamazares, Coordinador General de Izquierda Unida, que se excusó alegando su condición republicana, lo que no le impidió felicitar al Rey. La república de Llamazares, debe ser como el parche que hay que tener siempre cerca por si surge algún pinchazo: sólo cambiaría la denominación del sistema de gobierno. La otra ausencia, la protagonizó Carod Rovira, líder de Esquerra Republicana de Catalunya, un tipo cándido, que para reafirmar su naturaleza, utiliza a veces, la consigna antifascista del ”no pasarán”, y sin embargo, estuvo aliado con el Partido Socialista del señor Montilla, el españolista que preside actualmente el Gobierno de Cataluña. Sorpresas te da la vida...

El que no podía faltar fue el incombustible “comunista” Santiago Carrillo. De él nos dice el cronista que, durante la cena, violó la prohibición de fumar, de la misma manera que violó las aspiraciones de la clase obrera, cuando se inventó aquella cosa llamada eurocomunismo, y pactó hasta con el diablo para que le dejaran chupar del bote.

Una variopinta cuadrilla, plena de pícaros, bufones y cortesanos, arropó a su patrón el día de su cumpleaños, un patrón de sangre azul que los protege y avala. La cena demostró que la Monarquía es de todos... los que se arremolinan en torno a Juanito.

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