La Policía Nacional reprime un motín de viajeros en el Metro de Madrid. ¿Averías o privatización encubierta?
Ayer a las 8.50 horas se produjo lo que se venía temiendo: un motín de pasajeros en la 'línea circular' (la 6), provocado por las múltiples "incidencias" que sufren algunas líneas del Metro de Madrid, según fuentes de la empresa. Otros lo llaman falta de mantenimiento, desinversión, disminución del presupuesto que destina la Comunidad al transporte público. En una palabra: prepararlo para la privatización.
Dos averías consecutivas en dos trenes que circulaban ayer en plena hora punta por la línea 6 provocaron la rebelión de centenares de viajeros, que se negaron a obedecer la orden de megafonía de desalojar los vagones. Los seguratas no pudieron "poner orden" y tuvieron que llamar a la policía antidisturbios.
La explicaciones dadas por la empresa bordean, si no sobrepasan, el rídiculo: las múltiples incidencias que sufren algunas líneas del Metro de Madrid (sobre todo, en la Línea 6) se deben al "periodo de adaptación a los nuevos trenes o a los sistemas eléctricos". En el caso concreto del incidente de ayer, informan que se trataba de una avería en un convoy detenido en la estación de Conde de Casal, consistente en que "las puertas de uno de los vagones no se cerraban"
En total, las averías en la red del metro aumentaron en 2006 un 32% respecto al año anterior, según un informe sindical. Metro, sin embargo, rebaja ese porcentaje hasta el 7%.
El Sindicato de Conductores de Metro aseguró que los "continuos trastornos" del servicio no son consecuencia "de ninguna movilización encubierta de los trabajadores". "Las constantes averías se deben a la falta de mantenimiento tanto en el material móvil como en las instalaciones", dicen.
El enfado de los usuarios era palpable porque los retrasos y averías se vienen reproduciendo regularmente en Metro desde hace varios meses. Al principio informaban de retrasos entre "5 y 10 minutos" que han pasado a ser luego "entre 20 y 30". Un pasajero aseguraba que "en el trabajo ya no nos creen con tanto retraso".
Ante las protestas de los pasajeros que deben sufrir estas "incidencias" día sí y día también, la empresa optó por lo seguro y llamó a sus seguros servidores, Policía Nacional y agentes de seguridad del suburbano. La intervención violenta de estas bandas provocó la paralización del servicio en dicha línea durante más de una hora.
Lo de siempre
Los incidentes comenzaron cuando en la estación de Usera (dirección Sainz de Baranda) por "una avería técnica", según Metro, los pasajeros tuvieron que bajarse de los vagones y esperar en el andén a que llegase el siguiente convoy. Éste ya venía lleno, así que los nuevos pasajeros se apiñaron como pudieron y el tren continuó el viaje.
Al llegar a la estació Conde de Casal se produjo otra avería: el sistema de cierre de puertas falló. Por megafonía Metro anunció a los pasajeros que, de nuevo, tenían que bajarse de los vagones.
Fue entonces cuando la gente empezó a protestar. Los centenares de viajeros, que ya venían enfadados por el parón anterior, ignoraron el aviso de megafonía y se negaron a moverse de los vagones. "¡No nos bajamos¡ ¡No nos bajamos!", gritaron los sublevados, entre los que había gente de todas las edades. "¡Todos los días igual, hombre por favor, que siempre llego tarde a trabajar!", gritó una mujer a uno de los seguratas que habían bajado a los andenes para hacer cumplir las órdenes de la empresa.
Los pasajeros denuncian brutalidad policial
Según la Jefatura de Policía de Madrid, el desalojo de los pasajeros se produjo casi sin incidentes y sólo informó de la detención de un hombre por "desobediencia". Sin embargo, muchos testigos aseguran que "varios agentes de la Policía se ensañaron con un joven en la estación de Conde de Casal".
"Eran 10 o 12 policías contra un chico joven. Le dieron una paliza brutal: puñetazos, patadas...", relató una mujer que dijo haber presenciado la detención del joven.
"A una mujer embarazada la sacaron del vagón a rastras, peor que a un animal, y a otra casi le rompen un brazo. Se había agarrado a una barra de sujeción y gritaba que le iban a romper el brazo mientras varios policías intentaban sacarla del vagón", relató otra pasajera.
Versión de la empresa y los medios
La empresa negó la existencia del motín. Según su versión, "el personal de seguridad pidió a los viajeros que se bajasen del tren y, ante la negativa de los pasajeros, se llamó a la Policía". El desalojo del tren se produjo, siempre según la versión de Metro, "con tranquilidad’.
Pero en el relato de los incidentes se da a entender, y varios medios burgueses lo dicen claramente, que las quejas de los pasajeros iban contra una supuesta movilización encubierta de los trabajadores de metro.
Esas versiones aseguran que "en la estación de Pacífico se comunicó por megafonía que había una avería en la Línea 6 y que los pasajeros tenían que desalojar los vagones. Sin embargo, el mismo convoy reanudó la marcha con aparente normalidad y con muchos viajeros confundidos en su interior. Al llegar a la estación de Conde de Casal, fue el propio conductor el que avisó a los pasajeros de que el servicio estaba interrumpido por una avería en la línea y que tenían que bajarse".
Entonces aportan la prueba definitiva: "Una mujer se puso a gritar que era mentira, que no había ninguna avería y que lo que pasaba es que el metro estaba en huelga. Se lo había dicho alguien de un sindicato".
En realidad, según esas fuentes, los trenes funcionan perfectamente, pero los trabajadores engañan a los pasajeros haciéndoles creer que hay averías cuando lo que están haciendo es una huelga. Y los pasajeros se cabrean, normal.
Por si eso no fuera del todo creíble, Metro agrega que un grupo de veinte jóvenes (muy socorrido eso de los "jóvenes") protestaron por la avería y decidieron no salir de un vagón, a pesar de las indicaciones del conductor y de los agentes de seguridad interna. Fue entonces que la empresa alertó del incidente a la Policía Nacional, "que consiguió desalojar a los 'okupas'". Si ya usamos la palabra "okupa", no hace falta agregar nada más.
Todavía no se llegó a los niveles de Argentina. En noviembre del 2005 hubo al menos 21 heridos y 87 detenidos en las inmediaciones de la estación ferroviaria de Haedo, Buenos Aires, en los incidentes originados tras un motín "contra la estafa de las privatizaciones y contra la ineptitud de los gobernantes", que finalizó con una brutal represión policial.
Pero todo se andará.
La familia del detenido en el motín del metro de Madrid busca testigos
Teresa Hernando
12 de enero.- Los incidentes que han ocurrido en el metro esta mañana han acabado con un joven detenido. Ese joven es mi sobrino. Hugo. Un chico de 19 años completamente normal. Alegre y vitalista, pero que a raíz de este suceso está pasando por una de las peores experiencias de su vida. Estudia segundo curso de Derecho en la Universidad Carlos III y además recibe clases de música en el Conservatorio Teresa Berganza.
Esta mañana, Hugo iba a clase como cualquier otro día, pero se vio envuelto en los incidentes del metro de la línea 6. Hugo quiere ser abogado y cree en la defensa de los derechos de las personas. Pero esta vez, su ideal le ha costado demasiado caro.
La Policía ha respondido a sus reivindicaciones pegándole, esposándole y deteniéndole.
La Policía le acusa, entre otras cosas, de "atentado contra la autoridad’ y "desobediencia", dos cargos muy graves por los que pueden mantenerlo retenido hasta tres días. Y en esa situación, en una comisaria de Moratalaz, se encuentra Hugo. Él está hundido y sus padres, destrozados. No saben qué hacer y buscan ayuda. Ninguno de ellos se merece vivir una experiencia como ésta.
Los familiares de Hugo queremos que salga en libertad cuanto antes. Y para ello pedimos a todas las personas que esta mañana han sido testigos de su detención que se pongan en contacto con nosotros para poder recabar testimonios que ayuden en su defensa. Este es el e-mail al que se pueden dirigir: gredosvet@tiscali.es.