'El Mundo' continúa criminalizando a los movimientos sociales madrileños
Hoy titula "Puños en alto para despedir a Carlos". Habla de "asamblea clandestina", y finaliza con otra llamada al miedo pequeño burgués: "Los más radicales no perdieron la ocasión para dejar bien claro que 'no habrá perdón, habrá sangre por sangre'."
El asesinato de un joven antifascista el domingo en Madrid está siendo aprovechado por los medios burgueses para aumentar la tensión en vísperas del 20 de noviembre, fecha aniversario de la muerte del dictador Francisco Franco, marcada por las manifestaciones permitidas a la derecha y negadas al anticapitalismo.
En su edición de este martes, el diario El Mundo, en una política de asociar el concepto de antifascismo al de delincuencia, pandillismo, violencia, malinformaba de una asamblea que el lunes reunió en Madrid a unos 350 militantes antifascistas, que "gritaban venganza", después del asesinato el domingo del joven Carlos Javier Palomino Muñoz, de 16 años, apuñalado por un soldado profesional de derecha.
Los medios de comunicación insisten en calificar lo sucedido en Legazpi como un problema entre "bandas violentas", poniendo el eje en que el problema principal son los "extremistas" (léase antifascistas) y alimentando los llamados a la represión a intervenir. El País, en su editorial del martes, abundaba en ello: "Hay algo inquietante en que, para hacer frente a los (neonazis), otros adolescentes puedan corear el grito de ‘A por ellos, como en Paracuellos’, convirtiendo en ejemplar un episodio siniestro de nuestra historia". Concluyendo que “la manera de hacerles frente (a los neonazis) no puede ser, en ningún caso, que un grupo de jóvenes se proponga reventar el acto”.
A pesar de toda la retórica de pelea entre bandas, a la propia prensa burguesa no le queda más remedio que reconocer (al final del artículo) los hechos tal como ocurrieron: "En el vídeo de seguridad del metro se ve que el (asesino) y las víctimas intercambian miradas y algunas palabras justo antes de que el soldado la emprenda a cuchilladas con el menor fallecido y otras dos personas". Pese a ello, El País siembra dudas hoy, titulando "'Eran muchos y me llamaban nazi', dice el supuesto asesino del menor". ¿Supuesto?.
Telecinco no se queda atrás, ayer dictaminaba inocencia para el asesino: "El acusado estaba sólo y se vio acorralado por el grupo de redskins. Su reacción fue inmediata, sacó la navaja para defenderse y asestó una puñalada mortal a la víctima."
En cristiano, los antifascistas son los malos. Lo que se busca es apoyar a la policía en su trabajo de proteger a los ciudadanos de bien, para que no tengan problemas ni con nazis ni con jóvenes radicales. Por eso se aplaude que dispersen violentamente a los que protestan. Y por eso se denuncia los preparativos de manifestaciones y se habla de 'asamblea clandestina', y de que la izquierda vasca viene a Madrid a impartir 'cursos de guerrilla callejera', citando al sindicato más fascista (sin pretender tachar de progresistas a los otros) de la policía.
La delegada del Gobierno, del PSOE, hace todo los posible para aparentar "equidistancia". "Prohíbe" tanto las manifestaciones de derecha como las anticapitalistas, pero si luego los tribunales las autorizan, ella qué puede hacer...
Los medios burgueses (expresión contra la que ironiza El Mundo) resaltan que el Tribunal Superior de Madrid autorizó una marcha de la Falange, programada el sábado por la tarde en Madrid, "contra la opinión de la subdelegación". El lema de la manifestación es "Homenaje a José Antonio Primo de Rivera (fundador de la Falange y mentor ideológico del general Franco), asesinado por los socialistas en 1936".
El PP, con lágrimas de cocodrilo, pide al fiscal general del Estado que "haga todo lo posible" para evitar la marcha. Pero el muy demócrata ministro del Interior, Alfredo Perez Rubalcaba, le responde que "la gente tiene el derecho de manifestarse", aunque dijo que están previstos refuerzos en la seguridad para evitar desmanes o enfrentamientos. No le hizo falta aclarar que los desmanes seguramente estarán provocados por los antifascistas, extremistas, vamos.
A continuación reproducimos los tres artículos de El Mundo.
Puños en alto para despedir a Carlos
Luis Borges. 14/11/07
MADRID.- Cerca de 300 personas acudieron el martes a la incineración de Carlos Javier Palomino, el joven de 16 años asesinado el pasado domingo por un neonazi cuando acudía a reventar una manifestación organizada por un partido de ultraderecha. Horas antes del acto, los familiares del menor habían pedido "un acto íntimo", ajeno a gente que no perteneciera a la familia. Pero la petición llego tarde.
Cuando los restos del joven llegaron al crematorio del cementerio de la Almudena, a las 17.30 horas, compañeros y amigos del fallecido abarrotaban la pequeña entrada. De manera espontánea, el llamamiento lanzado el lunes en internet pidiendo honrar al "compañero caído" había movilizado a gente de toda España.
"La familia está destrozada. Tenemos que ser más respetuosos que nunca con ellos, pese a que nos carcoma la rabia y queramos venganza.
Hay que acudir con respeto", bramó el lunes un destacado miembro del movimiento antisistema en una asamblea clandestina a la que tuvo acceso El Mundo. Y sus seguidores cumplieron. Pese a que su estética habitual está conformada por crestas de colores, palestinas, ropa militar y cadenas, los jóvenes hicieron todo lo posible por respetar el luto.
La aparición del coche fúnebre rompió el silencio reinante. Los aplausos se mantuvieron hasta que se bajaron de sus vehículos la madre y la abuela de Carlos, con las que el menor, conocido por todos como 'El Pollo', vivía en el barrio de Vallecas, donde también se encontraba su instituto, al que había dejado de asistir hace unos meses. Rotas por el dolor, apenas tenían fuerza para caminar sin apoyarse la una en la otra.
Con gran solemnidad, y de manera espontánea, el puño izquierdo de la mayor parte de los asistentes se levantó en señal de respeto. "Descansa en paz, hermano", se escuchó antes de iniciarse una nueva salva de aplausos seguida por un "Carlos, hermano, nosotros no olvidamos". Al entrar el féretro en el recinto, decenas de jóvenes comenzaron a llorar.
Tensión y lágrimas
La tensión acumulada desde el pasado domingo tomaba cuerpo en forma de lágrimas. "Para mí no sólo ha muerto un antifascista, para mí ha muerto un hermano pequeño, alguien sin igual", decía un chico que había pasado todo el día de ayer en la sala 25 del tanatorio de la M-30, donde fue trasladado el cuerpo del menor tras efectuársele una autopsia en el Instituto Anatómico Forense.
Pese a la rivalidad de ciertos grupos de ultraizquierda con la prensa, a la que les gusta denominar 'medios de comunicación burgueses', no se registraron incidentes contra los periodistas. Alguna mirada intimidatoria, unos cuantos gestos duros y desafiantes. Y nada más.
Media hora después de que el cuerpo de Carlos entrara en el crematorio, algúnos jóvenes comenzaron a hablar de retirada. Muchos se habían fugado de sus clases en Barcelona, Manresa, Sevilla o Zaragoza.
Se habían costeado el viaje por su cuenta y desde la parte del cementerio de la Almudena en la que se encontraba les esperaba algo más de 20 minutos de paseo hasta la parada del suburbano más cercana. "Cada vez que entro en el maldito Metro me acuerdo de él", exclamaba una joven con la mitad del su cabellera rapada y la cara llena de piercings.
Pero antes de su marcha, le tocaría a ellos ser los sorprendidos. La abuela de Carlos salió del crematorio y se dirigió a todos para pedirles perdón por no haber confiado en ellos en un principio y devolverles el apoyo recibido en estos momentos tan duros. "Muchísimas gracias", dijo en un tono casi inaudible.
Y sin apenas acabar, los asistentes comenzaron a entonar 'La Internacional', el himno del movimiento obrero, que sirvió de despedida momentánea. Porque los más radicales no perdieron la ocasión para dejar bien claro que "no habrá perdón, habrá sangre por sangre".
La Policía alerta de la conexión entre algunos grupos antifascistas y miembros de Batasuna
Ana del Barrio. 13/11/07
MADRID.- La Confederación Española de Policía (CEP) ha alertado del aumento de la radicalidad tanto de los grupos de extrema derecha como de los antifascistas. La tensión entre ambos colectivos aumenta desde que el pasado domingo el joven Carlos Javier Palomino perdiera la vida a manos de un neonazi que, previsiblimente, se dirigía a una manifestación del partido ultra ‘Democracia Nacional’.
El sindicato policial CEP denuncia la vinculación que existe entre determinados grupos antisistema con algunos miembros de Batasuna. Esta conexión está provocando que, en ocasiones, la ‘kale borroka’ se esté extendiendo desde el País Vasco hasta Madrid, como se pudo apreciar en los incidentes del barrio de Malasaña durante el mes de mayo pasado.
La CEP afirma que algunas organizaciones se enmascaran bajo causas nobles como la lucha contra el racismo para llevar a cabo actuaciones violentas. «Hay una serie de organizaciones aparantemente pacíficas que esconden un radicalismo violento amparándose en causas nobles como es la lucha contra el racismo. Queremos destapar la trama violenta de extrema izquierda que utiliza métodos similares a los de la ‘kale borroka’ de la izquierda ‘abertzale’», manifestó ayer el portavoz de la CEP, Rodrigo Gavilán.
Fuentes policiales han afirmado a este diario que los batasunos se han desplazado en ocasiones a Madrid para impartir cursos de guerrilla callejera. Según las fuentes consultadas por este diario, los agentes temen más la actuación de los grupos antisistema que la de los de extrema derecha, que además son menos numerosos.
Entre los grupos antifascistas se encuentra Izquierda Castellana que, según han asegurado fuentes policiales, no oculta sus simpatías hacia la izquierda ‘abertzale’ y ha invitado a algunos de sus actos públicos a destacados dirigentes de la ilegalizada Batasunta como Karmelo Landa.
La CEP critica permisividad de la Delegación del Gobierno de Madrid y pide que actúe con contundencia ante el próximo sábado para evitar posibles altercados.
El Tribunal Superior de Justicia de Madrid ha autorizado manifestación en homenaje a José Antonio Primo de Rivera, que había sido prohibida por la Delegación del Gobierno de Madrid. Esta situación ha provocado la indignación de los colectivos antisistema, que amenazan con acudir a la Puerta del Sol para boicotear el acto.
La CEP también muestra su preocupación por la proliferación de los grupos de ultraderecha, que se nutren principalmente de la clase trabajadora y cada vez muestran posturas más radicales en contra de la inmigración.
Un muerto se paga con otro muerto
Quico Alsedo | Luis Borges. 13/11/07
MADRID.- "¡A muerte a por ellos el sábado! Los cerdos nazis desangraron a Carlos y tenemos que vengarnos, hay que machacarlos". El grito provocó aplausos y estupor anoche en Legazpi. M2 se coló, entre crestas y botas militares, en la asamblea en que unos 350 antifascistas decidieron, desde las 19.00 horas, cómo responder a la muerte de Carlos Palomino.
Unos apostaban por una concentración masiva y «social» en Usera para todos los públicos el próximo sábado por la mañana. Otros, los duros, pedían «sangre» contra la mani convocada por Alianza Nacional ese mismo día, y «arrasar el centro económico de Madrid, que es Sol». Al final se optó por conjugar las dos vías, no sin bronca entre varios de los jóvenes por no respetarse en el turno de palabra, e incluso algún «cállate burgués de Izquierda Unida, y lárgate a la universidad que te paga tu papá», dirigido a uno de los blandos.
La solemnidad del momento se palpaba desde la misma entrada. A las 19.00 horas, varios chavales designados como vigilantes controlaban el acceso a la nave, 500 metros cuadrados fríos, inhóspitos y okupados en la calle de la Batalla de Belchite, número 17. Se trataba de que no se colaran elementos ajenos a la Coordinadora Antifascista de Madrid, aunque ellos mismos se cortaban después entre ellos: «¡Lo de la violencia no hace falta hablarlo ahora, joder, que aquí mismo seguro que hay estupas [policías]».
Una hora más tarde, después de que llegaran «unos compañeros que vienen del Tanatorio», comenzaba la asamblea, que fue subiendo de tono hasta que uno de los duros zanjó: «Hay que dejarse de hostias. Los cerdos mataron a Carlos y tenemos que sacar toda la rabia y el odio que llevamos dentro». Ahí se determinaron dos bandos, que ya vertebraron el debate. «¡Se están riendo [los fascistas] de nosotros y de Carlos en internet!», decía uno. «Debemos ser inteligentes y no criminalizarnos.
Hay que presionar al Gobierno para que suspenda la mani de Alianza Nacional», contestaba otro, sin éxito.
Uno de los duros informó a la concurrencia de que «Alex [el joven que permanece grave tras el incidente en que murió Palomino] está con un pie en la tumba y sigue en la UVI», mientras muchos de los allí presentes aseguraban que el muchacho había abandonado los cuidados intensivos. Otro aviso a los tibios, con recado también para los medios: «Los periódicos están intentando calmar las cosas, pero esto es una guerra y en la guerra hay que golpear. Quien no esté para golpear, que no venga».
La veteranía puso cierta sensatez, por boca de un antifascista de barba: «Ha muerto un compañero y estamos jodidos, pero es una ocasión única: poderle explicar a nuestras madres, a nuestros compañeros de trabajo, que nos están matando por defender la igualdad, porque nadie se crea superior por ser blanco o por haber nacido aquí». Los aplausos fueron para los más exaltados. Menos (unos 100), pero más ruidosos.
Los moderados hacían hincapié en que «la opinión pública tiene que pensar que esto no es una pelea entre bandas, que está en juego la igualdad», pero las llamadas a la «valentía» de los radicales, muchos de ellos con la cabeza rapada, generaban explosiones de entusiasmo. De vez en cuando, alguien se levantaba al centro del corro a coger agua de una tinaja plateada, mientras un pastor alemán deambulaba por allí.
Intervino también un «representante» de los antifascistas de Guadalajara, un emisario de la Asociación de Vecinos del Alto del Arenal y una mujer mayor cercana a la Coordinadora, que también se llevó sus pullas: «¡Aquí no hace falta que nadie nos coordine! ¡La rabia no se coordina, se suelta y punto!», bramó una chica alineada con los duros.
Se intentaba respetar el turno de palabra, pero al final sucedía lo que en el patio del colegio: quien más hablaba era quien más chillaba.
De hecho, la bronca fue in crescendo hasta que una chica se encaró con el bando de los duros -«¡Pesaos, dejad hablar!»-, que respondieron con insultos. Pero la sangre no llegó al río. Al menos ayer.