“Lo lógico sería que llamaran a declarar también a Felipe VI para ver si sabía algo de esas cuentas”
Rebeca Quintáns es autora de ‘Un rey golpe a golpe. Biografía no autorizada de Juan Carlos de Borbón’ (Ardi Beltza, 2000), el primer libro abiertamente crítico con la figura del rey Juan Carlos I, jefe del Estado español, por designación del general Franco, desde 1975 hasta su abdicación en 2014. Publicado en pleno auge del régimen del 78, ‘Un rey golpe a golpe’ pudo ver la luz gracias a la editorial que dirigía Pepe Rei –“el mejor jefe que he tenido en mi vida”, destaca Quintáns en esta entrevista–, cerrada poco después por orden del juez Garzón. Quintáns también es autora de ‘Juan Carlos I. La biografía sin silencios’ (Akal, 2016).
Te doctoraste en Periodismo con una tesis sobre los discursos de Juan Carlos I…
Sí, ahí empezó mi ‘afición’ por Juan Carlos I, analizando sus discursos, el contexto en el que eran pronunciados y cómo los interpretaba la prensa.
Sé que no es fácil, pero ¿podrías resumir esa tesis?
Yo veía que toda la prensa los analizaba e interpretaba igual, a pesar de que prácticamente no decía nada, sólo palabras huecas que cada uno podía interpretar a su manera. Hablaba de “los problemas que nos afectan a todos” y cosas así, y yo los analizaba en relación con el contexto histórico, con lo que estaba pasando en aquel momento –en el que igual había un problema de corrupción o el GAL…–, a ver si tenía algo que ver con aquello. Fue cuando empecé a meterme a fondo en la figura de Juan Carlos I y empecé a ver que la prensa lo analizaba todo de una manera unánime y que además no se correspondía mucho con la realidad de lo que había detrás de Juan Carlos I. Eso fue lo primero que me llamó la atención: que la prensa tenía una versión unánime de Juan Carlos I, dijera lo que dijera, que no se correspondía con la realidad, y en realidad no le importaba mucho lo que dijera en los discursos, siempre interpretaba que había estado muy bien, que había dicho lo que todo el mundo quería oír… Y ahí empecé a rascar un poco, a buscar otras fuentes de información, porque la prensa española de la época no me servía de mucho; empecé a ver prensa extranjera y otra bibliografía y empecé a darme cuenta de que había una discrepancia entre lo que pasaba en realidad, y la realidad de la figura de Juan Carlos I, y lo que la prensa española publicaba. Más o menos por ahí empezó la cosa…
“Ese pacto existía y me temo que sigue existiendo para la gran prensa: ‘El País’, ‘El Mundo’, ‘ABC’, las grandes cadenas de televisión…”
¿Esa discrepancia entre lo que pasaba en realidad y lo que se publicaba obedecía a un pacto entre determinados poderes y los principales medios de comunicación?
Sí, claro. Ese pacto no está escrito, no está firmado, y es de los jefes de los grandes periódicos –no de los periodistas que están currándose las noticias y las piezas informativas–, pero ese pacto existía y me temo que sigue existiendo para la gran prensa: ‘El País’, ‘El Mundo’, ‘ABC’, las grandes cadenas de televisión… Luego hay otros periódicos, como LA ÚLTIMA HORA y muchos nuevos, que ya no tienen ese pacto de silencio, que sacan algunas cosas… Pero los grandes medios sí están en ese pacto y como mucho lo que hacen es reproducir lo que se puede publicar en el extranjero y poquito, poquito, poquito más.
En 2000, hace nada menos que 20 años, publicaste con la editorial Ardi Beltza ‘Un rey golpe a golpe. Biografía no autorizada de Juan Carlos de Borbón’ y tuviste que hacerlo bajo el seudónimo ‘Patricia Sverlo’…
Tuve que escribirlo con seudónimo porque era la primera vez que se iba a publicar en España algo crítico con el rey, y sí, fue con Ardi Beltza, la editorial de Pepe Rei, que se atrevía a eso, pero teníamos miedo a las consecuencias y fue una manera de protegerme. Pepe me ofreció hacerlo con seudónimo para más seguridad y así lo hicimos, para protegerme no judicialmente –porque ahí podían saber perfectamente quién lo había escrito–, pero sí para protegerme un poco laboralmente, porque yo trabajaba como ‘freelance’ y que te pusieran en una lista negra significaba que en las revistas en las que yo trabajaba no iba a poder seguir trabajando. Judicialmente funcionó muy poco, porque, al poco de salir el libro, el juez Garzón cerró la editorial. Después se volvió a abrir con otro nombre, Kale Gorria –hubo que domiciliarla en Francia, porque en España ya la había cerrado Garzón–, y el libro continuó distribuyéndose. El sentido del seudónimo era ese. Lo de salir del armario, por decirlo de alguna manera, y decir que el libro lo había escrito yo fue en 2014 porque me llegaron informaciones de que había alguna editorial que quería robar el libro –sacarlo por su cuenta, sin mi permiso y sin tener los derechos de autor– y comercializarlo por su cuenta, aprovechando que el libro estaba firmado con seudónimo y la situación actual de Pepe Rei, que tuvo un accidente de coche, quedó con una lesión cerebral y tampoco iba a poder defender los derechos de autor del libro. Entonces me llegó esa información y por eso decidí decir que el libro era mío y registrarlo, y en 2016 ya saqué el otro con la editorial Akal ya con mi nombre.
Sí, ‘Juan Carlos I. La biografía sin silencios’. Después hablaremos de él, pero antes hablemos de Pepe Rei, con quien colaboraste primero en la revista ‘Ardi Beltza’ y después en la revista ‘Kale Gorria’. ¿Cuáles son tus recuerdos de Pepe Rei y de tu trabajo junto a él?
Para mí es el mejor jefe que he tenido en mi vida. Yo no estaba en la Redacción, colaboraba con la revista desde Madrid, pero había una comunicación constante, una comunicación telefónica permanente, y además nos veíamos aquí en Madrid o en Euskadi o a medio camino. Para mí era un periodista excelente y un jefe maravilloso, en el sentido de que sabía dirigir tu trabajo para que dieras lo mejor de ti, con el apoyo máximo que puede darte el director de una publicación, todo el apoyo. De hecho, fíjate: con lo de mi libro, cerraron la editorial y lo metieron a él en la cárcel, no a mí. Lo metieron a él. Asumía él personalmente todos los riesgos que se corrían y apoyaba al cien por cien el trabajo de sus periodistas, lo facilitaba todo lo que podía, y me facilitó por supuesto muchísimos contactos y fuentes de información y no sólo para el libro del rey, porque estuve colaborando todo el tiempo que duraron ‘Ardi Beltza’ y ‘Kale Gorria’ y siempre fue un director, un jefe, de los que te ayudan y sacan lo mejor de ti en tu trabajo y con el que aprendí muchísimo. Su accidente, que lo dejó incapacitado, supuso para mí una pérdida enorme en lo personal y para el mundo del periodismo una pérdida inmensa. Se le echa de menos muchísimo porque era un periodista valiente y riguroso que conseguía informaciones que no conseguía nadie más, se atrevía a sacarlas, las defendía y las ponía en unas publicaciones hechas con una calidad exquisita hasta en el diseño gráfico. Se le echa de menos muchísimo en el mundo del periodismo español, muchísimo. Para mí esta situación de incapacidad en la que está es una lástima, supone una pérdida inmensa e irreparable.
“En el caso de Corinna, esos sesenta y tantos millones de euros, aunque hayan salido de una cuenta de Arabia Saudí, en realidad salen de nuestros bolsillos”
‘Un rey golpe a golpe’ está dedicado “a todos los antifascistas que dieron su vida defendiendo la República y el poder surgido de las urnas en 1936, frente a los golpistas de Franco, que, con los años, nombraron como sucesor suyo a Juan Carlos I, actual rey de España”. Todo un resumen de la historia reciente…
Sí. Es un libro ‘objetivo’ y riguroso, pero sí tiene ese enfoque político, no es un libro neutral. El libro tiene un planteamiento inicial republicano y llega a una conclusión absolutamente republicana. Tiene ese enfoque ideológico. Por ejemplo, ahora sí hay algunos libros y artículos de prensa críticos sobre Juan Carlos I, pero no tienen un enfoque ideológico, político, de mucho recorrido, pues se centran en el escándalo, en las amantes de Juan Carlos I… Yo no quise hacer cotilleo sobre Juan Carlos I, sino un análisis histórico y político de lo que significó su figura –ahora ya podemos hablar casi en pasado de él, aunque estemos a la espera de consecuencias judiciales en el extranjero–, un análisis político de su papel histórico, no un mero cotilleo y centrado en cosas escandalosas. Por ejemplo, el tema de las amantes y de los hijos ilegítimos que tiene a mí sólo me parece interesante en el sentido de que nos aporte algo a lo que es nuestra vida colectiva como ciudadanos del Estado español. No me importa nada su vida sexual y si tuvo 5.000 amantes o 50.000, a mí eso me parece nada interesante, pero sí me parece importante si tiró a una amante desde una borda o si pagó con fondos reservados, que procedían del dinero de todos los españoles, chantajes a Bárbara Rey de más de cuatro millones de euros. En el caso de Corinna, esos sesenta y tantos millones de euros, aunque hayan salido de una cuenta de Arabia Saudí, en realidad salen de nuestros bolsillos, porque corresponden a que se le hizo una rebaja muy importante a Arabia Saudí en la construcción del AVE de La Meca, y esa rebaja importante vamos a pagarla con recargo todos ahora a través de Renfe-Adif. Todo sale de nuestros bolsillos y eso es lo que a mí me parece interesante de las amantes de Juan Carlos I, y no si era o no era un pichabrava, eso me parece secundario y se lo dejo a Telecinco.
En el libro abordabas ya, hace 20 años, la muerte de su hermano Alfonso en Estoril, su relación con el 23-F o con los GAL, el oscuro origen de su fortuna personal…
El libro era bastante exhaustivo en el año 2000, lo que pasa es que luego ha habido muchas más cosas porque Juan Carlos I ha sido infinito y no para. Por ejemplo, aquel año todavía no había aparecido Corinna, pero de lo que teníamos hasta 2000 era muy exhaustivo. Por ejemplo, lo de la muerte de su hermano era muy poco conocido, y en lo poquito que había publicado en España siempre se decía que había sido un accidente cuando eran niños, pero resulta que no eran niños, que Juan Carlos estaba ya en la Academia Militar de Zaragoza, ya llevaba un año en la Academia Militar de Zaragoza. Adulto, mayor de edad, con formación militar y en manejo de armas… La lectura de ese episodio cambia mucho conociendo esos pormenores.
Te preguntaba también sobre su relación con el 23-F o con los GAL.
Del tema de los GAL en el segundo libro hay más información. Es una información de difícil acceso y reconozco que mi trabajo es mucho de documentación, de leer y recopilar todo lo que se va publicando y va saliendo. Por ejemplo, Amadeo Martínez Inglés, coronel del Ejército, tiene unas fuentes de información del mundo militar mucho mejores que las mías y sacó cosas muy interesantes del grado de información y de involucración que tuvo Juan Carlos I en todo el proceso de creación de los GAL, de funcionamiento de los GAL y de negociación del punto final de los GAL, cuando las denuncias entraron en la prensa, se buscaba al señor X y un par de ministros acabaron en la cárcel brevemente. A poner el cerrojazo ahí ayudó mucho Juan Carlos I, pero es que además hay papeles, que hoy son secretos de Estado, de reuniones de la Junta Superior del Ejército en las que se habló de la fundación de los GAL y en las que o estaba Juan Carlos I o le llegó el acta, porque en esa época le llegaban las actas siempre por principio; no sabemos si hoy también a Felipe VI le llegan esas cosas, pero a Juan Carlos I claro que le llegaban, porque además eran unas juntas técnicamente presididas por él. Entonces se puede reconstruir un poco el papel que tuvo en ese tema… Y del tema del 23-F hay muchísimo publicado de autores que sacaron cosas muy definitivas, autores nada sospechosos de republicanos como por ejemplo Pilar Urbano, que sacó cosas muy contundentes sobre el papel de Juan Carlos I en el 23-F, que no fue marginal: fue el artífice del golpe de Estado y eso dijeron y declararon para empezar todos los involucrados y todos los condenados, que tuvieron unas condenas bastante ridículas. Lo que pasa es que ahí también sigue habiendo mucho de secreto de Estado, no podemos tener acceso ni al sumario ni a los registros del juicio oral del 23-F porque siguen siendo secreto de Estado. Es alucinante, pero sigue siendo secreto de Estado.
“Con el PSOE además había complicidad, negocios conjuntos y probablemente en ocasiones compartían, como con Jordi Pujol, administradores financieros en Suiza”
En el libro también destacabas que su relación con el PSOE fue mejor incluso que su relación con el PP. ¿Por qué?
Sobre todo por quién era y qué representó Felipe González. No es que se llevara bien con el PSOE porque fuera un poco ‘socialista’ sino porque el PSOE estaba liderado por Felipe González y –bueno, ahora ya no es que lo diga yo, es que ya lo dice la CIA en los documentos que va desclasificando– González era una persona de confianza de la CIA y de lo que hoy llamamos el régimen del 78 de la Transición. Era el que estaba elegido por los que diseñaron la Transición, y ahí la CIA tuvo mucho que ver, para liderar ese proceso –y Juan Carlos I estaba en ese plan– y era el que tenía que llegar hasta presidente de una manera inmediata en el año 80, 81, por eso se hizo también en parte el golpe del 23-F, para librarse de Adolfo Suárez, que había ya cumplido su papel y ahora tocaba que siguiese liderando, según el plan previsto, Felipe González, y para eso ya estaba todo pactado con Juan Carlos I. Y, aparte, Felipe González es una persona muy habilidosa y muy campechana y además consiguió llevarse muy bien en lo personal con Juan Carlos I, dejándole hacer lo que le diera la gana: “Usted no se preocupe de nada, majestad, y diviértase”. Y Felipe González lo llevó muy bien, toreó muy bien con Juan Carlos I y se llevaron muy bien, y luego con Aznar ya no se llevó tan bien porque no es que hubiera problemas políticos ni mucho menos –ni mucho menos hubo ninguna discrepancia en las líneas a seguir con Aznar ni Aznar fue en absoluto crítico con nada que hiciera la casa Real ni Juan Carlos I en concreto–, pero sí que había menos ‘feeling’ personal y menos complicidad, porque con el PSOE además había complicidad, negocios conjuntos y probablemente en ocasiones compartían, como con Jordi Pujol, administradores financieros en Suiza. Entonces hubo no sólo un buen rollito personal y una sintonía ideológica perfecta en el plan a seguir en la Transición española, sino que fueron cómplices de muchas corruptelas importantes en las que estuvo involucrado Juan Carlos I en los años ochenta, como el caso KIO; en el caso KIO ponía el cazo Juan Carlos I pero el PSOE también se llevaba su parte. Entonces había muy buena sintonía y mucha complicidad no metafórica, complicidad en delitos penales, y eso es un problema que está arrastrando ahora mismo el PSOE, que ya no es el de Felipe González, que es el de Pedro Sánchez pero que tiene esa deuda de atrás, entonces cuando abra esa caja de Pandora de empezar a investigar en el Parlamento o donde sea las actividades de Juan Carlos I, el PSOE sabe que va a salpicar y por eso no quiere dejar que se investigue, porque claro que les va a salpicar, por supuesto que les va a salpicar, porque en esos negocios estuvieron todos metidos, por supuesto que sí. Hubo una buena sintonía y una complicidad absoluta en los negocios y en lo que no fueron negocios, en lo que fue el 23-F o los GAL. En eso estaban juntos totalmente.
Los casos judiciales que acechan a Juan Carlos I no son poca cosa y cada día se está sabiendo más. ¿Crees que su hijo, Felipe VI, acabará dejándolo caer, también judicialmente, para intentar salvarse él y para intentar salvar a la Corona, como pasó en cierto modo con Iñaki Urdangarin?
Sin duda, sin duda, sin duda lo dejará caer para intentar salvarse él, lo que sí dudo es que con eso vaya a conseguir salvarse él. No sólo porque el escándalo arrastre a toda la Casa Real, sino porque las implicaciones judiciales pueden arrastrar perfectamente a Felipe VI, porque cuanto más vaya saliendo, más trabajo le va a costar demostrar que él no sabía nada y que no tenía nada que ver. Le va a costar mucho trabajo con el tiempo justificar eso. Aquí en España no –porque aquí los jueces pasan de todo y la Fiscalía del Supremo pasa de todo–, pero en Suiza, como se pongan un poco exquisitos, lo lógico sería que lo llamaran a declarar también a él para ver si él sabía algo de esas cuentas en las que figura como segundo beneficiario. Lo lógico sería eso, que se le llamara a declarar y que justificara cómo es que no sabía nada. Y eso que está saliendo ahora en Suiza es de una cuenta, que desde luego hay más cuentas: la fortuna de Juan Carlos I se calcula en 1.800 millones de euros y no en 68 millones, que además se los pasó a Corinna y que son una menudencia al lado de lo que tiene en total. Claro que hay otras cuentas, hay otras fundaciones, hay otros testaferros, hay una ingeniería financiera sofisticada y como empiecen a desenredar ese ovillo, yo me temo que el nombre de Felipe VI no va a salir sólo en esa. Y además podría salir en otros fondos, en otras cuentas suizas y en fundaciones en las que ni siquiera figura Juan Carlos I, eh. Porque Felipe también está ligado a fundaciones que no tienen nada que ver con Juan Carlos I, que algún día se investigarán. Cualquier día sale Corinna, que sabe muchas cosas. Por ejemplo, esto último que salió de su luna de miel de 500.000 euros –pagada por Juan Carlos I y su testaferro Cusí– yo calculo que fue una filtración al ‘Telegraph’ de Corinna, y Corinna lo sabe porque ella fue la que organizó los pormenores de ese viaje de lujo tan explosivo y del que la prensa no sabía nada. En España en el momento de la boda estábamos en crisis y nos dijeron que por un tema de austeridad habían ido a Cuenca y nada más, y luego organizaron ese viaje de novios que organizó Corinna. Yo creo que esto lo ha filtrado Corinna como un aviso, porque parece que quien ahora mismo está presionando y amenazando a Corinna para que se calle –y, por lo que dicen, también para que devuelva ese dinero que no fue una donación sino que ella estaba siendo la testaferro y lo que tenía que hacer era esconderlo, pero lo puso a su nombre y ahora no quiere devolverlo– es la Casa Real Española, y esto lo ha denunciado ella en Inglaterra y en Suiza. Entonces yo creo que es un aviso que le ha enviado a Felipe VI de que podría sacar más cosas. Ha filtrado algo, su luna de miel de 500.000 euros, pequeño en relación con lo que podría sacar, porque Torres, el socio de Urdangarin, ya ha hablado de que Urdangarin en sus negocios tenía el apoyo de Juan Carlos I y de Felipe VI, que además él y los compinches de Urdangarin eran íntimos amigos. Felipe VI estaba en todo, así que creo que sí acabarán saliendo cosas de Felipe VI. Supongo que en el extranjero –porque aquí nadie se quiere meter muy a fondo en ese tema–, pero acabará saliendo. Espero.
Vamos con tu segundo libro: ‘Juan Carlos I. La biografía sin silencios’. Lo publicas en 2016, ya sin seudónimo. Ya habían cambiado muchas cosas…
Sí, han cambiado cosas. Después de ‘Un rey golpe a golpe’, salieron cosas de otros autores abiertamente críticas con Juan Carlos I, pareció que se había abierto ya la veda y entonces me pareció que podía sacarlo ya con mi nombre porque además sacarlo con seudónimo es muy incómodo y muy engorroso como autor en el mundo editorial, porque no puedes promocionar el libro, no puedes hacer presentaciones… Recuerdo que en el año 2000 había editoriales extranjeras –europeas e incluso norteamericanas– que estaban interesadas en publicar el libro pero que exigían que el autor estuviera presente para la promoción del libro, etcétera, y entonces yo entendí que este segundo libro sí había que sacarlo con mi nombre. No sirvió de nada, porque lo saqué con mi nombre y aun así no se pudo hacer una promoción adecuada del libro por culpa de la editorial Akal. Y esta vez no me llegó ninguna oferta de ninguna editorial extranjera para publicarlo en el extranjero –porque lo controla todo Akal–, cosa extrañísima porque cuando se publica un libro así de un rey vivo, de una figura tan importante y viva, siempre hay editoriales extranjeras que están interesadas. Ya te digo que la primera vez hubo muchas editoriales extranjeras interesadas y no se llegó a negociar porque además fue el accidente de Pepe Rei y se quedó todo parado, pero en esta ocasión la encargada de pararlo todo fue Akal, que se había comprometido a promocionarlo y distribuirlo en México y en Argentina y no lo hizo. Aquí tampoco lo distribuyó ni hizo presentaciones, todas las presentaciones que se hicieron las hice yo por mi cuenta, y a mí Akal me cobra esos libros que llevo a las presentaciones, no sólo no me paga derechos de autor sino que me cobra, le debo yo dinero por los ejemplares que me ha facilitado para las presentaciones de los libros y tiene la edición del libro completa encerrada en un almacén. Así que lo de sacarlo con mi nombre y con una editorial como Akal –que es más convencional y tiene una distribución establecida; Ardi Beltza no tenía una distribución fácil en librerías sobre todo en Madrid, donde había librerías que se negaban a distribuir los libros de Ardi Beltza– fue porque creí que con Akal iba a ser todo más fácil, pero al final resultó mucho más difícil. Lo único que conseguí, que no sé si es conseguir mucho, es darme a conocer como autora y que periodistas como tú me llaméis de vez en cuando y me hagáis una entrevista, pero ‘Juan Carlos I. La biografía sin silencios’ está mucho más parado que ‘Un rey golpe a golpe’ después de que Garzón cerrara la editorial Ardi Beltza por orden judicial.
“El año próximo se acaba mi contrato con Akal y lo moveré yo por mi cuenta, pero ahora mismo estoy con las manos atadas”
Es alucinante…
Yo confié en Akal porque creí que Akal era una buena editorial y una editorial progresista que tenía ganas de sacar, firmé un contrato con Akal y resulta que según Akal –que es a quien le he vendido los derechos–, este libro no interesa nada de nada. El año próximo se acaba mi contrato con Akal y lo moveré yo por mi cuenta, pero ahora mismo estoy con las manos atadas, tiene los derechos Akal y lo que ha hecho Akal con el libro es meterlo en un almacén.
¿Crees que ha podido sufrir algún tipo de presión para hacer eso?
Me imagino que sí, porque Ramón Akal no es idiota, así que si ha hecho eso, supongo que le estará rentando por otro lado, porque no entiendo por qué, en este momento en el que están saliendo tantas cosas sobre el rey –que la mayoría de ellas ya se cuentan en el libro–, tiene el libro metido en un almacén de la editorial para que se lo coman las ratas ni cómo no intenta venderlo, porque no es ni de buen negociante tenerlo ahí. No está secuestrado, porque si tú, como particular o como librería, le pides a la editorial Akal un ejemplar, te lo sirve, te lo envía, pero hay que pedirlos así: uno a uno. No los distribuye; es más, cuando salió el libro, los distribuyó por todas las librerías de España, que compraron ejemplares en depósito, los pagaron y a los dos meses Akal –esto me lo dijo a mí Ramón Akal– los retiró de todas las librerías de España. Les abonó el dinero que habían pagado, pero los retiró y se los llevó al almacén, sin más explicación que una explicación absurda de que el libro no se vendía en las librerías y entonces iba a retirarlo de allí. Tendría que explicarlo él. Para mí es un enemigo muy grande, yo no puedo hacer nada contra Akal y tiene secuestrados mis libros en un almacén.
¿Qué añadió ese segundo libro, ‘Juan Carlos I. La biografía sin silencios’, a ‘Un rey golpe a golpe’?
Todo el libro ‘Un rey golpe a golpe’ está incluido en ‘Juan Carlos I. La biografía sin silencios’, que en principio estaba planteado como una corrección corregida y aumentada de ‘Un rey golpe a golpe’, lo que pasa es que lo aumentado era muchísimo. Yo no estaba muy de acuerdo con que se le cambiara el título –el cambio de título también fue una imposición de la editorial–, pero, sí, hay diez o 12 capítulos completamente nuevos con respecto a ‘Un rey golpe a golpe’ y muchas ampliaciones en los capítulos antiguos, mucha más información… Quedó un libro bastante voluminoso pero muy completo, y de hecho la mayoría de las cosas que están saliendo ahora sobre Corinna, el AVE del Desierto… ya están, cuando menos, apuntadas y señaladas en el libro, no con el detalle de las informaciones que están saliendo ahora gracias a lo que nos viene de Suiza y de Londres, pero sí están apuntadas y bastante desarrolladas en el libro: todo el tema de las comisiones del AVE del Desierto, de Corinna… ya está muy desarrollado en el libro. Es de 2016, pero la verdad es que ya recoge casi todo lo que está saliendo ahora.
“Todo esto es una conjunción de factores que yo creo que irremediablemente debería acabar en el fin de la monarquía española”
¿Cómo ves la situación actual y cómo crees que puede acabar todo esto de los escándalos de Juan Carlos I y de la monarquía?
Veo que estamos en un momento muy interesante, pueden pasar muchas cosas, esto es casi una partida de ajedrez en la que no hay sólo las blancas y las negras –porque aquí participan más jugadores, no son sólo dos equipos–, y habrá que ir siguiendo paso a paso la partida y jugándola, porque esta partida tiene que ver con nuestro futuro y tenemos que jugarla todos. No puede ser, por ejemplo, que Felipe VI en este contexto se vaya de rositas de viaje, se permita el lujo de recorrerse España y sea recibido con banderitas españolas y aplausos y no se le reproche y se le exijan más explicaciones. Eso por nuestra parte como ciudadanos, y luego están los políticos y en especial el Gobierno y los partidos que forman parte del Gobierno, que tienen una responsabilidad importantísima en lo que vayan a hacer, en las actitudes que tengan a partir de ahora, porque van a seguir saliendo cosas –todos lo sabemos–, van a seguir produciéndose acontecimientos, incluso judiciales, en Suiza… Si todo sigue su proceso, sentarán a Juan Carlos I en el banquillo en Suiza –no aquí–, y todo esto es una conjunción de factores que yo creo que irremediablemente debería acabar en el fin de la monarquía española.
¿Tú crees?
Sí, pero a ver cómo se desarrollan las cosas, habrá que estar atento, y no sólo atento como espectador sino participar, cada uno en la medida de sus posibilidades, en este proceso de la democracia, que es una práctica cotidiana. Como ciudadanos demócratas, tenemos que tomar postura e intervenir cada uno en la medida de nuestras posibilidades; no podemos dejar que se vayan de rositas los Borbones ladrones –que vemos que cada vez son más– y no podemos dejar que el sistema continúe como hasta ahora para que sigan produciéndose los mismos desmanes y los descubramos dentro de diez años. Políticamente, judicialmente y como ciudadanos, lo que vaya a pasar depende de todos nosotros, y tenemos que estar atentos y activos. Y yo soy optimista y creo que al final caerá la monarquía. Lo espero y lo deseo. Espero que sí, porque al final –incluso con estos partidos políticos que hacen tan poco por controlar la monarquía e incluso con esta prensa oficial tan vasalla–, los desmanes de la monarquía son tan enormes que, incluso con todo eso, acabará cayendo por su propio peso y enfangada en su propia mierda. Y ni siquiera la prensa vasalla ni los partidos políticos más directamente relacionados e involucrados con el sistema monárquico y con la Casa Real borbónica van a poder hacer nada por evitarlo.