“Los derechos básicos se están convirtiendo en objeto de caridad”
En diferentes culturas el símbolo “Ouróboros” representa la serpiente que se muerde la cola, el círculo vicioso, la situación a la que no se encuentra salida. En el audiovisual “Ouróboros. La espiral de la pobreza”, esta idea se materializa, en un contexto de crisis, en el trasvase de recursos públicos hacia instituciones caritativas de carácter religioso. “Es una manera de abordar la pobreza en la que a menudo se vulnera el respeto a la dignidad de las personas y se oculta el origen de las desigualdades”, sostiene Julio Reyero, coautor del documental producido por el grupo Albatros de la Federación Anarquista Ibérica (FAI).
Militante durante muchos años en el movimiento libertario, y actualmente en el sindicato de transportes y comunicaciones de la CNT-Madrid, Reyero destaca que los movimientos sociales basados en la solidaridad “han chocado de diferente manera con instituciones religiosas y caritativas, como los bancos de los alimentos”. Estrenado en marzo de 2015 en Madrid, el documental de 53 minutos es resultado de la labor en equipo de Rafael Fuentes, a cargo de la dirección técnica y artística, y Julio Reyero, quien ha aportado la documentación y las investigaciones. El audiovisual ha sido presentado en la Escuela de Verano de los Campamentos Dignidad de Mérida.
-En el documental “Ouróboros. La espiral de la pobreza” se plantean dos respuestas diferentes ante la crisis: la solidaridad y la caridad. ¿Qué hay detrás de estas opciones?
Se está realizando un trasvase desde los derechos que consideramos básicos para la vida, como la alimentación o la vivienda, hacia objetos de caridad. Además se está subvencionando a organizaciones como Cáritas o los bancos de los alimentos, en detrimento de la gente que acude a protestar a los servicios públicos, que son los que deberían encargarse de esta cuestión. El documental es una crítica a la caridad entendida como un hecho positivo, como una vía de salida a la crisis. La solidaridad, el hecho de que la gente se asocie, es la única salida a una situación de carestía provocada. Porque la crisis no es algo casual, como la lluvia o un terremoto.
-El audiovisual explica experiencias y aporta testimonios de diferentes ciudades del estado español. Por ejemplo el barrio de Manoteras, en el norte de Madrid.
Son algunas de las muchas iniciativas en marcha. Manoteras es una barriada pequeña y muy humilde de Madrid, en el distrito de Hortaleza. Como en muchas otras zonas de la capital, había un problema con los desahucios. Un grupo de vecinos concienciados organizaron la “Asociación de apoyo mutuo de Manoteras”. Intentaron asesorar a la gente e impedir los desahucios mediante la acción directa o por las vías institucionales. En definitiva, luchar para que nadie se quedara en la calle. Y como dicen ellos, han conseguido que casi siempre que nadie se quede a la intemperie, porque han resistido en su vivienda o porque se les ha buscado una alternativa. La idea es extender la iniciativa al reparto de alimentos. Hoy continúan con su trabajo.
-Otra de las luchas que narra el documental se desarrolla en el barrio madrileño de Tetuán. ¿En qué consiste?
Tetuán es un barrio muy humilde de Madrid, con mucha población inmigrante depauperada. El 15-M de esta barriada organizó un banco de alimentos en el centro social autogestionado “La Enredadera”, que fue “atacado” institucionalmente por el Banco de Alimentos de Madrid, entidad perteneciente a la Federación Española de Bancos de Alimentos (FESBAL). El motivo era precisamente por la denominación, “banco de los alimentos”. El 15-M había iniciado en Tetuán un movimiento contra los desahucios. Se dieron cuenta, además, de que lo primero que necesitaba la gente era comer con normalidad. Pagar la luz, el agua… Crearon entonces un comedor popular y una despensa en la que repartían productos no perecederos: pasta, arroz, leche… Aquello que los vecinos entregaban solidariamente a la gente de “La Enredadera” y el 15-M de Tetuán.
-¿Fue objeto de la represión este banco de alimentos?
En concreto, dos intentos de cierre. Intentó clausurarlo por primera vez la policía municipal de Madrid en diciembre de 2013, pero 300 vecinos y activistas lo impidieron al considerar que se trataba de una iniciativa solidaria para el barrio. Además, en diciembre de 2014 las autoridades municipales colocaron el precinto en la sede del banco de alimentos, pero éste se impulsó nuevamente. Toda la gente que entrevistamos en el documental continúa con esta actividad, que incluso ha aumentado.
-Gracias al empeño de la Acampada Dignidad de Córdoba, entre otros colectivos, el Colegio público Rey Heredia de esta ciudad fue transformado en un centro social en octubre de 2013. En agosto de 2015 la Junta de Andalucía abrió un expediente sancionador con multa de 5.300 euros por no haberse comunicado la apertura de un establecimiento alimentario antes de ponerse en marcha, según las informaciones del centro social.
Es otra de las experiencias que cuenta el documental. El Colegio Rey Heredia llevaba años cerrado, hasta que se impulsó una ocupación del centro tras una manifestación contra el recorte de las pensiones. Acoge iniciativas como Banco de los Alimentos, comedor social o clases de apoyo para familias sin recursos. La idea central es que no puede tratarse de un comedor donde la gente venga, coma y se marche. Quien viene y recibe una clase de apoyo escolar o se alimenta en el comedor, es porque entiende que en el colegio se desarrolla una labor reivindicativa. La situación que estamos viviendo hace que nos veamos obligados a tomar iniciativas de autogestión como ésta, para atender necesidades que deberían estar, teóricamente, garantizadas. Pero la autoridad acaba haciendo dejación de sus funciones y se queda exclusivamente para la represión. En diciembre de 2013 fueron desalojados por la policía local al organizar un reparto de alimentos delante del Ayuntamiento de Córdoba.
-Otro de los puntos que recorre el audiovisual es Mérida. En esta ciudad nacieron en 2013 los Campamentos Dignidad, en la puerta de la oficina estatal de empleo (SEPE). En octubre de ese año realizaron la primera entrega a 45 familias, y un mes después a 300. El primer reparto de los Campamentos Dignidad de Mérida fue en las oficinas de empleo, el segundo en la puerta del Parlamento, donde se enfrentó a la prohibición de las autoridades.
Leí en la prensa que una de las personas de los Campamentos Dignidad que peleaba en esta iniciativa, Marisa, denunció en la prensa local lo que le ocurrió con la presidenta de la Fundación Banco de los Alimentos de Badajoz y supernumeraria del Opus Dei, Carmen de Aguirre. Es un choque que se produce en diferentes experiencias. Por ejemplo, en el Centro Social Rey Heredia de Córdoba se ofrecieron a una parroquia de la ciudad para que enviaran gente, pues el comedor popular estaba abierto. En la parroquia les contestaron “vosotros sois la competencia”. La respuesta en Badajoz a los Campamentos Dignidad de Mérida fue: “vosotros tenéis un campamento para protestar, no os voy a dar alimentos”.
-¿Qué conclusión puede extraerse de estos ejemplos?
La dinámica es siempre la misma. La iglesia monta este tipo de “tinglados” buscando el apaciguamiento, relajar la tensión social que surge cuando a la gente le falta lo más básico para vivir. El modelo caritativo lo tienen diseñado para que la gente esté calmada y no proteste, para que no se establezca ninguna relación entre la carestía de la vida y la responsabilidad política.
-Además, tu actividad en el movimiento libertario ha estado enfocada desde hace bastantes años a la investigación de las instituciones religiosas, particularmente la iglesia católica.
Llevo señalando a la iglesia católica durante bastante tiempo como una de las instituciones que mantiene el “statu quo” en este país. El objetivo del documental es relacionar el reparto de alimentos (o el funcionamiento de entidades como Cáritas) con una ideología que pretende que nadie proteste y nada se mueva, y que no se señale a los responsables políticos de la situación que vivimos.
-El audiovisual recoge el testimonio de Ana Limas, presidenta del Consejo General del Trabajo Social, organismo que representa a 36 colegios oficiales de trabajo social y agrupa a 40.000 profesionales.
La entrevistamos por el comunicado emitido por la asociación que preside, en relación con el programa de Televisión Española “Entre Todos” (presentado por Toñi Moreno, este magazine se emitió diariamente entre agosto de 2013 y junio de 2014. TVE lo anunció en su página web como programa de “espíritu positivo”, que fomenta la “solidaridad” y la “participación ciudadana”. Nota del entrevistador). El programa se dedicaba a que la gente se humillase en televisión, para así dar lástima y provocar la reacción del público. La gente llamaba por teléfono ofreciendo trabajo, dinero o lo que fuera. Un juzgado de Tarragona condenó en julio de 2015 a TVE por una de las emisiones de “Entre Todos”, por la vulneración de los derechos de imagen e intimidad de un niño discapacitado. Además, el Consejo General de Trabajo Social emitió un comunicado de condena absoluta en septiembre de 2013 hacia el contenido del programa, y pedía su eliminación.
-¿Con qué argumentos?
La nota afirmaba que este magazine basado en la recaudación de dinero para ayudar a familias necesitadas, “es un claro ataque al estado del bienestar, a la universalidad de los derechos sociales y sólo supone un parche para los problemas de las familias, cuya dignidad no se respeta”. Se afirma asimismo que el programa contradice el código deontológico del trabajo social, practica un periodismo “de lo más amarillo y rancio”, que apela al llanto y potencia la lástima hacia la persona necesitada. Mientras, los trabajadores sociales llevaban más de un año denunciando un “desmantelamiento orquestado del estado de bienestar”. La nota también criticaba que mediante una campaña de hechos y mediática, el gobierno trataba de justificar el sistema de beneficencia preconstitucional.
-¿Qué relación puede observarse entre el Opus Dei y el mundo de los bancos de los alimentos?
En muchos casos ocupan la presidencia de estas instituciones personas que son supernumerarias del Opus Dei, por ejemplo, el expresidente de la Federación Española de Bancos de los Alimentos (FESBAL), José Antonio Busto Villa. O dos de los presidentes del Banco de los Alimentos de Valladolid, Mariano Posadas y José María Zárate. Estos ejemplos se repiten en ciudades como Madrid, Albacete, Badajoz, Santander o Las Palmas de Gran Canaria, entre otras. El presidente del Banco de los Alimentos de Vigo, Pedro Pereira, era coordinador general de estudios del colegio Montecastelo, un centro del Opus Dei.
-Por último, ¿cuándo se estrenó el documental y en qué ciudades se ha proyectado?
Se estrenó el pasado 25 de marzo en el Centro de Creación Contemporánea Matadero-Madrid. Después lo hemos presentado en ciudades como Sabadell, Valladolid, Córdoba, Mérida o Rivas-Vaciamadrid. Lo presentamos en centros sociales y donde nos llaman, ahora queremos moverlo por diferentes festivales para darle más difusión.
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