Los nombres de los cómplices españoles del genocidio libio
Aunque con escaso eco en los grandes medios de comunicación, este martes 7 de junio las agencias de prensa recogían la noticia de que los bombardeos de la OTAN sobre la capital de Libia habían provocado otros 29 muertos. Estas cifras fueron el resultado de uno de los días más intensos de ataques aéreos sobre Trípoli desde que la Coalición agresora comenzó sus operaciones en el mes de marzo. El pasado uno de junio, se conocía que estas operaciones habían causado la muerte de 778 civiles y 4.067 heridos entre el 19 marzo y el 26 mayo. Desde entonces, de nada han servido los ofrecimientos reiterados del presidente libio Muamar Gadafi para pactar un alto el fuego o la mediación efectuada por la Unión Africana con esta misma finalidad. Sin que prácticamente nadie parezca recordar ya que la excusa oficial para iniciar la guerra contra Libia se refería tan sólo al “establecimiento de una zona de exclusión aérea”, los bombardeos contra la población civil han continuado inmisericordemente. Según el portavoz del gobierno libio, Musa Ibrahim, la Coalición ha realizado ya más 60 ataques sobre el país africano. El miércoles 8, la ministra de de Defensa Carme Chacón confirmaba que el Gobierno socialdemócrata ha decidido continuar implicado en esta masacre y aprobará en su Consejo de Ministros “la prórroga indefinida” de la misión española en Libia. Casi de manera simultánea de la anuncia de la ministra, a OTAN anunciaba que ampliará la duración de su “campaña” en otros 90 días. En el Estado español quienes ofrecieron su apoyo a esta agresión militar - haciendo suya la coartada “humanitaria” fabricada para ocultar los intereses espurios de la intervención - mantienen ahora un silencio cómplice -y revelador- ante estos crímenes de guerra.
La izquierda pro imperialista
Entre las organizaciones políticas que otorgaron este apoyo al Ejecutivo Zapatero para la implicación española en la guerra contra Libia es preciso destacar a aquellas que se autorreclaman pertenecientes al ámbito de la izquierda: Ezquerra Republicana de Catalunya (ERC), Iniciativa per Catalunya Verds (ICV) y la recientemente constituida formación Verde EQUO. Los dos partidos de la “izquierda” parlamentaria catalana -acaso impelidos por las contrapartidas que el Sistema exige a los que desean integrarse plenamente en sus instituciones- apelaron para justificar su decisión a la existencia de una resolución de la ONU y a la necesidad de "parar el genocidio” que - según denuncias nunca demostradas- estaba cometiendo Gadafi con su propia población. Iniciativa per Catalunya Verds, formación que se autodefine como ecosocialista, decidió dejar a un lado sus supuestas convicciones pacifistas para apoyar la intervención militar, tal y como hizo también el Partido Verde Europeo. En marzo, uno de los portavoces de este partido afirmaba que “ellos también denuncian la hipocresía de Occidente, su doble rasero y los intereses geostratégicos” que motivan las guerras y “si hay excesos nos desmarcaremos”. Dado que el prometido “desmarque” jamás tuvo lugar, es lógico deducir que para los miembros del extinto tripartito catalán los cientos de asesinados y miles de heridos provocados por los bombardeos de la OTAN no constituyen un precio “excesivo”, cuando de lo que se trata es de asegurar el control de un país productor de petróleo.
Idéntica postura pro otánica ha sostenido también EQUO – el partido liderado por el ex de Greenpeace López de Uralde, que concurrirá a las próximas elecciones generales y en el que se han integrado los partidos Verdes de Canarias-. Siguiendo la estela de Los Verdes alemanes – corresponsables de la destrucción de Yugoslavia y copartícipes en la ocupación de Afganistán – la formación presuntamente “rojiverde” ha entregado su belicosa carta de presentación antes de los comicios del próximo 2012.
CCOO y UGT: también en la guerra, con el poder establecido
Por su parte, los dos sindicatos mayoritarios del Estado español – CC.OO. y UGT – defendieron también “la posición del Gobierno de España (su implicación en la guerra)” y “las medidas contenidas en la resolución 1973 de la ONU sobre la intervención en Libia”. En declaraciones efectuadas a la prensa tras la celebración de un acto de apoyo al juez Baltasar Garzón el pasado mes de marzo, el secretario general de CC.OO., Ignacio Fernández Toxo, aseguró que le parecía "muy bien que se entrase en Libia, porque significa que la comunidad internacional, a través de la resolución de la ONU, va a dar amparo a todo el pueblo libio". "Ojalá no llegue tan tarde como para que la masacre se haya consumado ya" - apostilló Toxo. Su homólogo en UGT Cándido Méndez - reproduciendo igualmente la excusa construida por los principales medios de comunicación para obtener un consenso ciudadano favorable a la intervención - afirmaba también que "le parecía adecuado que España apoye la resolución de Naciones Unidas". Méndez resaltaba, asimismo, la importancia de actuar "con mucha rapidez porque la matanza puede seguir". Dentro de estas centrales sindicales, no obstante, se alzó alguna voz discrepante. El Sector Crítico de CC.OO. en Sevilla se manifestó en contra de la guerra, asegurando que “no nos gusta disfrazar los intereses por la factura del petróleo o del gas de protección de los Derechos Humanos”. En Canarias, por el contrario, las secciones regionales de ambos sindicatos suscribieron con su silencio la postura oficial de sus organizaciones.
La progresía adscrita al PSOE abandona el "No a la guerra"
Se sumaron igualmente al coro mayoritario de defensores de la guerra contra Libia los escritores, actores y cantantes más vinculados al Partido Socialista Obrero Español y a sus holdings mediáticos, como el Grupo PRISA o MEDIAPRO. La escritora Almudena Grandes calificó la intervención como “un mal menor que se justifica – dijo – ante la necesidad de evitar una masacre de civiles inocentes”. Su colega Rosa Montero consideró que el "ataque de la OTAN a Libia había sido muy tardío".
En el mismo sentido se pronunció el actor Juan Diego, para quien la operación estaba justificada “porque se trata de un pueblo que se ha levantado contra un tirano en defensa de la libertad”. El cantante Miguel Ríos afirmó: “veo bien la intervención en Libia, porque el sátrapa de Gadafi está masacrando a su propio pueblo y todo el mundo, con independencia de su ideología, ha coincidido en la necesidad de parar el problema libio con el mínimo daño posible”. El poeta Luis García Montero aseguró que “establecer un espacio aéreo como hace la resolución de la ONU es una decisión "incómoda" pero "necesaria" para evitar la masacre y supone una respuesta "mejor que dejar que un dictador como Gadafi machaque" a su pueblo”.
El miércoles 28 de marzo, Santiago Carrillo- ex secretario general del PCE y representante de la corriente socialdemocratizante conocida como eurocomunismo – se congratulaba en la Cadena Ser porque “la operación militar en Libia ya estaba dando resultados” y se permitía criticar a las potencias que participan en la intervención contra Libia por sus iniciales “vacilaciones y resistencias”.
Canarias Semanal