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Iñaki Gil de San Vicente, Mundo :: 03/04/2012

Los viajes de EK-AL-LAP-1773

Iñaki Gil de San Vicente - La Haine
En todas utilizó el nanoholograma BOLTXE que hacía imágenes tridimensionales y en tiempo real de otras manifas, asambleas y debates, repartiéndolas masivamente

Este artículo así como su temática fueron una petición especial y expresa de Borroka garaia da! a Iñaki, al cual damos las gracias por tener la amabilidad de escribirlo.

Se alegró mucho cuando le preguntaron si quería volver al lejano planeta Tierra para observar su evolución. Ek-Al-Lap-1773 había estado ya tres veces en ese diminuto planeta y guardaba una sensación agridulce que le ayudaba a reflexionar sobre los avatares y la complejidad de la vida. Durante el primer viaje convivió con un clan que seguía a las manadas de animales y que en invierno de refugiaba en cuevas, pasando las horas alrededor del fuego comunitario. Había aprendido que todas las formas de vida inteligente en el universo habían comenzado su evolución desde el llamado «comunismo primitivo», y durante aquel viaje vivía la realidad del «comunismo primitivo». La segunda vez que visitó aquella zona de la Tierra vio que la propiedad privada se estaba imponiendo sobre la propiedad colectiva, y que las mujeres eran las que más sufrían sus efectos, apareciendo también unos pocos hombres enriquecidos y empobreciéndose la mayoría. Sintió asco y repugnancia, y pena, al ver cómo el culto a la naturaleza retrocedía ante el culto a un ser torturado salvajemente en una cruz, ante el que se arrodillaban sumisamente.

El tercero y último viaje coincidió con una serie de revueltas populares en contra de las privatizaciones de las tierras comunales que todavía existían, contra el aumento de impuestos y contra las leyes que querían imponer algo que llamaban «monarquía» y que a Ek-Al-Lap-1773 le parecía la cosa más irracional y absurda imaginable. Cuando pensaba en la trilogía formada por la cruz, la propiedad privada y la monarquía, le entraba la risotada grosera, no podía evitarlo. Un día le pillaron riéndose a mandíbula batiente y tras ser llevada ante un grupo estrambótico formado por señores amargados y sebosos, cubiertos de hábitos a modo de embutidos con cruces de torturados, fue subida a un montón de maderas a las que prendieron fuego. Antes de que las llamas empezaran a quemarla viva activó el instantáneo deslocalizador cuántico MIG-15, esfumándose y reapareciendo al instante en otra parte de la plaza. Los sebosos amargados a los que llamaban inquisidores empezaron a aullar histéricos en una extraña lengua. Ek-Lap-1773 sabía que no podía desintegrarlos con su insuperable miniláser AK-47 así que tras burlarse de ellos se deslocalizó otra vez. Al poco se enteró que aquellos idólatras fanáticos hablaban en latín, una lengua totalmente diferente a la del pueblo.

Durante este tercer viaje participó en una de las sublevaciones populares contra los enriquecidos que acaparaban el grano, que cobraban impuestos con la protección de hombres armados. Identificándose vitalmente con las mujeres que dirigían la revuelta, Ek-Al-Lap-1773 decidió usar el excelente desintegrador RPG-7 para derribar la puerta de la pétrea casa-torre y entrar con la gente para destruir los archivos, documentos y legajos en los que se registraban las deudas y préstamos y la propiedad privada. Todo ardió en la plaza en medio de una alegre biribilketa. Todo no, porque Ek-Al-Lap-1773 se quedó con un papel que legalizaba la expropiación de un enorme bosque comunitario que pasaba a ser propiedad privada de un defensor de la monarquía, esa cosa tan irracional. Quería llevarlo a su planeta como un ejemplo más de la fase histórica de la propiedad privada, ya superada. No le cabía en la cabeza que la felicidad de un pueblo podía ser negada por un simple papel.

Ahora se le presentaba la posibilidad de un cuarto viaje a la Tierra y a aquel pueblo tan sorprendente que llevaba observando desde su fase de «comunismo primitivo». Había estudiado que los humanos debatían sobre si la antropología era o no una ciencia que servía a lo que llamaban «imperialismo», para ella era obvio que sí, porque una antropóloga no podía permanecer neutral en medio de una masacre. Se acordaba de lo que había gozado usando el desintegrador RPG-7, y para este viaje llevaba varias «armas democráticas» como el insuperable destructor fotónico T-34. Por si acaso, ya se sabe, reflexionaba para ella misma acordándose de que hacía un tiempo le llegó la noticia de que un tal Pakito Arriarán murió peleando con otro pueblo, y precisamente no era un antropólogo de esos que llevan el carnet de la CIA escondido en el doblete del pantalón. Pakito seguiría vivo si ella hubiera estado allí con la sigilosa onda subsónica KATIUSHA, que aturde pero no mata. Ek-Lap-1773 sabía que son muy pocos los miembros de ese pueblo tan raro y que hay que conservarlos vivos para mantener la biodiversidad cósmica, juntos a los muy escasos toguloxfntis, aris y prtandurthtss. Una vez que un pueblo desaparece la vida universal se empequeñece.

Ek-Al-Lap-1773 llegó a la Tierra a muy pocos metros de una inmensa muchedumbre humana que se manifestaba en defensa de los derechos de las prisioneras y prisioneros. Antes de confundirse entre la muchedumbre, fue a esos locales que llaman bares que te destrozan el hígado y los pulmones, para beber agua. Oyó a un joven quejarse de esa muchedumbre porque ocupaba la calle en la que tenía aparcado su coche. Estaba furioso, exasperado. Volvió a entrarle la risotada tonta que casi le costó la vida en su anterior visita: ¿acaso no era ridículo ese pobre chaval que sólo ansiaba su caja de chatarra para seguir recalentando la olla a presión que es la Tierra? Salió del bar sin prestar atención a los bufidos del infeliz y se sumergió entre el gentío, justo al lado de una mujer joven con una niña en brazos. Prefería la compañía de las mujeres, son más listas y más resistentes que los hombres, que solo sirven para fornicar mal y rápido. La materia es femenina, y recordó que en su primera visita se adoraba a Ama Lur antes de que el pueblo fuera engañado y forzado a humillarse ante aquel extranjero crucificado que producía espanto y angustia.

La mujer joven le explicó que su padre había estado en la cárcel y que su mejor amiga estaba ahora encarcelada tras ser torturada y violada durante su detención. Que tenía que recorrer 1.500 km para visitarla durante 40 minutos separadas por gruesos cristales que apenas dejaban oír la voz, y que debería estar ya en libertad hacía más de tres meses al tener cumplida la condena. Su amiga nunca había tocado un arma, ni había pegado o maltratado a nadie, solamente había ejercido su derecho a hacer política y a decir lo que pensaba. Ek-Al-Lap-1773 comentó que la libertad cuesta muy cara aunque es imprescindible. La joven le dijo que debía ahorrar para los viajes porque su compañero y ella cobraban poco y los gastos eran enormes, que ayudaban a dos miembros de su familia en paro, pero que nunca abandonaría a su amiga. Le impresionó la solidaridad colectiva del pueblo, la mezcla de gentes de todas las edades predominando la juventud, así que se despidió de la joven con un beso a la niña, y en un gesto fulminante se deslocalizó para reaparecer un segundito junto al chaval alienado que seguía iracundo en el bar pegado a su alcohol y envuelto en humo. Ek-Al-Lap-1773 deslizó con su pulverizador de micropartículas ORGASMOL, muy efectivo para ciertos placeres, unas moléculas de repelente de autodefensa en el vaso de Coca-Cola y ron del reaccionario que vomitó hasta su primera papilla. Ek-Al-Lap-1773 estaba feliz.

Reflexionando sobre lo que le había contado la joven en la manifa pro-presas acerca de que dos familiares estaban en paro, Ek-Al-Lap-1773 comparaba esa situación con la de su planeta. Allí no se sabía qué era el trabajo asalariado, sino sólo el trabajo-juego, el trabajo-voluntario y el trabajo-necesario. No existía el dinero ni la mercancía, sino bonos con el tiempo de trabajo-necesario realizado, que se cambiaban por bienes y servicios, intercambios que muy frecuentemente se hacían mediante el trueque directo, o con la filosofía de la ayuda mutua recíproca o desinteresada incluso, o mediante reservas de tiempo de trabajo que se canjeaban según las necesidades creativas. Allí dominaba el tiempo propio, libre en el pleno sentido de la palabra. Había estudiado que en la Era del Miedo, que en los humanos correspondía a la de la civilización de la propiedad privada, una minoría hacía prácticamente lo que le daba la gana hasta que la mayoría se sublevó instaurando la Era de la Vida, que los humanos empezaban poco a poco a llamar comunismo. Decidió intervenir. Se disfrazó de guardia, de txakurra como decía el pueblo, y con su desintegrador RPG-7 reventó la caja fuerte de un gran banco y con una moto regó de dinero las calles de una barriada desindustrializada y empobrecida.

Al cabo de unos días había establecido relaciones con una cuadrilla que conoció en la ikastola a la que iba para investigar la sorprendente pervivencia de algunas raíces lingüísticas que había escuchado en su primera estancia. De hecho, era una de las tareas que tenía en este viaje: estudiar si la lengua del pueblo conservaba raíces del pasado remoto, de hace alrededor de 20.000 años, como se sostenía en el medio académico. Y es que el ritmo biológico de Ek-Al-Lap-1773 era muy diferente al de la Tierra. Lo sabía antes de venir la primera vez, pero ahora lo experimentó desagradablemente en la orgía que montó tras una cena-debate en la Herriko Taberna a la que acudía la cuadrilla. En su cultura, las relaciones amorosas y sexuales eran generalmente grupales, dominando la polisexualidad y la poliandria, lógicamente, reservándose las monogámicas para los casos de «obnubilación amorosa» como ella decía, por amarga experiencia propia. Ek-Al-Lap-1773 era precavida y por eso había traído un paquete de dosis para usar con el pulverizador de partículas ORGASMOL, y gracias a eso evitó la debacle en la Herriko Tarberna porque las y los humanos se agotan muy rápido, además de su autorrepresión ignorante. Al final todo salió bien y desde entonces y hasta su partida vivió en la gloria, y nunca mejor dicho.

La cuadrilla le puso al tanto de los crecientes problemas a los que se enfrenta la lengua y la cultura del pueblo bajo la opresión nacional que padece. Los ricos hablan y piensan en extranjero, aunque manipular la cultura popular para reforzar su poder. Los colaboracionistas recortaban las ayudas a la lengua del pueblo, y aplicaban con entusiasmo las leyes ocupantes destinadas a fortalecer la cultura extranjera. Ek-Al-Lap-1773 decidió ayudar y una noche se movió a la velocidad de la luz usando su acelerador iónico SPUTNIK e hizo que esa mañana toda la prensa en papel apareciera escrita en euskara, y mientras tanto manipulaba las emisiones de radiotelevisión con su decodificador neutrónico DEMOKRATIK-1917 para que el euskara fuera la única lengua. Ek-Al-Lap-1773 quedó sorprendida por la reacción de los Estados ocupantes, fanática y racista antivasca en extremo. Su respuesta inmediata fue la de programar horas enteras sobre Juana de Arco, Napoleón, De Gaulle, el Cid, los Reyes llamados Católicos y Lola Flores.

Desgraciadamente para ella, se acababa el tiempo programado para su cuarta misión en la Tierra, pero tras consultar con su planeta consiguió alargarlo unos días más. Quería participar en la Huelga General del 29 de marzo. Ningún estudio riguroso sobre la especie humana podía dejar de lado un acto de masas tan llamativo como una Huelga General, sobre todo siendo la cuarta. En su país esas cosas eran innecesarias, si bien pervivían en la memoria colectiva como uno de los métodos usados para la que la Era de la Vida triunfara sobre la Era del Miedo. Participó en los piquetes que desde muy temprano recorrían calles y plazas. Tomar posición por el bando oprimido era consustancial al método científico de experimentación social de su cultura porque ciencia y ética estaban unidas en beneficio de la libertad, no como en la Tierra en donde la ética y la ciencia eran siervas de la propiedad privada. Por esto había acudido al piquete con su desalienador neuronal ISKRA tan efectivo para concienciar en un voleo a las fuerzas represivas, o para sumirlas en tal océano de dudas sobre el sentido de sus actos que dejaban de golpear. Lo empleó sólo una vez para detener en seco la paliza que empezaban a dar a un piquetero algo entrado en años que intentaba cerrar la puerta de un banco. En la cultura de Ak-Al-Lap-1773 los extintos bancos se recordaban con nombre de «cueva de ladrones», y fueron primero nacionalizados al comienzo de la Era de la Vida, para desaparecer en el mismo proceso de desaparición del dinero.

Con el acelerador iónico SPUTNIK y con el deslocalizador cuántico MIG-15 recorrió todas las manifas enormes y medianas, y mucha de las asambleas de barrio, de ese día impresionante, integrándose entre las gentes para escuchar y aprender un rato, pero deslocalizándose luego para reaparecer en otra mani o asamblea. En todas utilizó el nanoholograma BOLTXE que hacía imágenes tridimensionales y en tiempo real de otras manifas, asambleas y debates, repartiéndolas masivamente. Ek-Al-Lap-1773 no comprendía que existiera la industria periodística, que la prensa fuera privada. En su planeta cualquiera disponía de los recursos técnicos suficientes para ejercitar la libertad de crítica. La privatización de la palabra y de la cultura le parecía aberrante e inmoral. Una vez, gravó en su decodificador neutrónico DEMOKRATIK-1917 una asamblea de familiares de presas y presos sobre el empeoramiento de la vida carcelaria, y tras bloquear las señales la retransmitió a la hora punta en todos los medios audiovisuales del Estado.

Las conclusiones que extrajo de su estudio del 29 de marzo fueron tajantes: la cuarta Huelga General de aquel pueblo había unido la lucha independentista con la lucha socialista en pos de un Estado vasco. Pero también aprendió otra lección fundamental: la juventud y en gran medida la mujer joven formaban el núcleo más activo y consciente de las movilizaciones. Durante esta estancia había leído textos sobre el poder adulto, sobre las presiones que sufría la juventud para que no interviniera en política, o para que lo hiciera dentro orden reformista y gradualista, presiones también realizadas por padres que se decían independentistas. Y semejante movilización juvenil desbordaba los controles del poder adulto.

Por todo esto, decidió añadir una seña de identidad más a su nombre. Hasta ahora era conocida como Ekain-Ama Lur-Lapurdi 1773 en honor a lo que aprendió de ese pueblo en su primer viaje, en su fase de «comunismo primitivo»; en honor al culto a la Madre Tierra precristiano, y Lapurdi en honor a la matxinada de 1773 organizada y practicada por las mujeres durante varios años en defensa de los derechos de libre agricultura y en contra de las pretensiones francesas de monopolizar estatalmente el cultivo de la planta de tabaco, arruinando la economía popular. Ahora, quería agregar la Bi de Bilgune Feminista, por el papel histórico, presente y futuro de la lucha antipatriarcal: Ek-Al-Lap-1773-Bi.

El día de su partida, conectó el SPUTNIK y el MIG-15 y se materializó a los pocos minutos en su planeta, no sin antes haber dejado como regalo a su cuadrilla terrestre el pulverizador de partículas ORGASMOL, con las dosis sobrantes.

Iñaki Gil de San Vicente

Euskal Herria, 1 de abril de 2012

Entre 1773 y 1784 las mujeres labortanas fueron las organizadoras de una tenaz resistencia popular contra las exigencias francesas de controlar y gravar con impuestos la producción de tabaco en este herrialde, producción que hasta entonces se realizaba libre de la ingerencia extranjera. En el momento crítico, cuando llegaba el ejército francés a aplastar la revuelta, las mujeres de Lapurdi se plantaron en masa delante de los soldados en un acto de resistencia pasiva y pacífica. Los franceses no se atrevieron a disparar pero tomaron otras represalias, como el derribo del campanario de la Iglesia de Hazparne desde el que se convocaba a la movilización popular, y el decomiso de varios miles de armas en manos del pueblo. Mientras las mujeres trabajadoras labortanas se enfrentaron al ejército, no muy lejos de allí, en Ziburu se estaba formando poco a poco un movimiento feminista burgués que en 1789 elaboró un documento pidiendo igualdad de derechos para las mujeres burguesas, que no para el resto, incluso la derogación del sistema estamental por ser masculino y antidemocrático.

 

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