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Pensamiento :: 25/03/2009

Marxismo contra Cosificación

Carlos X. Blanco.
En Europa llevamos décadas de miseria administrada, primero con el nombre de ?Comunidad Económica Europea?, ahora, bajo la etiqueta de ?Unión europea?.

El marxismo consiste en la única alternativa seria al proceso creciente de cosificación del ser humano: el Capitalismo. El Capitalismo es el conjunto de relaciones sociales orientado a un solo fin: la propia Acumulación del Capital. Para ello, no se repara en los medios (violentos, genocidas, tramposos). El estudio de los medios por los cuales el Capital se asegura una constante acumulación es la misma historia política del mundo en los últimos siglos. Medios, fines… ¿y el Agente que hace uso de ellos? ¿Es el Capital una entidad fantasmagórica, una suerte de Sujeto colectivo o sobre-humano que dirige la destrucción del mundo y la cosificación del hombre solamente por su ceguera automática, por la obsesiva y ciega Acumulación hecha por la Acumulación misma? Tales planteamientos serían de una ingenuidad manifiesta. También lo sería hablar en abstracto, y de manera harto infantil, de una “Burguesía” como Sujeto responsable. Pues debe tenerse bien en cuenta que lo que se da en llamar “Burguesía”, tanto en el Globo como en un país concreto, dista mucho de ser una clase social perfectamente homogénea y con intereses unívocos. En realidad las Burguesías del Mundo van abandonando desde hace unos años su papel protagónico y se van convirtiendo de forma progresiva en una especie de sustentáculo parasitario del Imperialismo. El Capital se sirve de una organización imperialista para ejercer su dominación mundial pues hace ya largo tiempo que no puede sostenerse mediante los canales y aparatos “económicos” o “liberales” para hacerlo, y cuya misión histórica correspondía a la clase burguesa. En este sentido, al igual que las Burguesías atemorizadas e impotentes de Europa abrazaron en los años 30 la causa del fascismo para así perseverar en sus privilegios y ahuyentar el fantasma del comunismo, hoy en día el Fascismo se puede llamar (y esta es la terminología que yo prefiero) Fascismo Global, es decir, el Imperialismo como forma de dominación que asegura a nivel planetario los cauces de extracción de Plusvalía, haciendo uso indiscriminado de la violencia, la rapiña, la esclavitud, el terrorismo y la vulneración sistemática de todos los Derechos Humanos.

El Imperialismo, no obstante, ha modificado mucho sus estrategias desde los tiempos descritos por Hobson o Lenin. El Imperialismo hoy vigente también es diferente a la situación bicéfala de la Guerra Fría. Hay, es cierto, una tendencia económica a la multicefalia. Hoy los USA son un Imperio enfermo, profundamente podrido no ya solo en sus aspectos productivos sino incluso en su vigor moral y en su capacidad inventiva. Los USA sigue siendo, no obstante, un gigantesco y potente conglomerado que -con las armas en la mano- está dispuesto a “exportar democracia” es decir Fascismo en estado puro pero con elecciones y urnas cuando eso es posible.

En Europa llevamos décadas de miseria administrada, primero con el nombre de “Comunidad Económica Europea”, ahora, bajo la etiqueta de “Unión europea”. En definitiva, esta patria de mercachifles es también la patria de los vuelos secretos de la CIA, el paraíso de las cárceles secretas americanas, la cuna de la adulación al Fascismo y los cómplices mismos de todos los horrores de Abu-Ghraib. Europa es la creadora de los campos de exterminio y concentración: primero los improvisó Franco (con un importante precedente hispánico en la Isla de Cuba hace más de 100 años), después los perfeccionó Hitler. Hoy Europa es la oportunidad de oro para internar a miles de humanos africanos, y en general, “tercermundistas”, esto es, esos presuntos violadores de la “identidad blanca”: liberalismo, bienestar, cristianismo, blancura de piel… Todos esos son los “valores inconscientes” de su alucinatoria Unión de Europa. Los burócratas de la U.E. ya no visten los uniformes de Napoleón ni los de las SS, pero bajo sus bienamados “valores” y discursos cuentan con que el amigo americano les puede salvar de alguna amenaza integrista. El nazismo y el racismo disfrazados subsisten bajo el aspecto de frías órdenes y directivas de homogeneización (de la enseñanza, del tráfico de personas, de monedas y de ideologías). Todo ha de ser homogéneo y homologable. Como la plebe romana, se sabe mantenida en lo esencial por una barra de pan, por una convergencia imparable y milenarista en una supuesta “europeidad”. ¿Sabe Dios mismo lo que puede significar esa entelequia? En este Estado, en sí mismo otra entelequia, otro invento que se llama “España”, los policías están dando palos a los estudiantes para imponer esa "homologación”. Pero ¿es que nunca van a parar de construir esta cárcel de USA y del Capital que se quiere llamar “Europa”? No. No hasta que no haya una izquierda revolucionaria. No hasta que se deje de compartir, desde ciertos ámbitos potencialmente revolucionarios, los fantasmas y los mitologemas del “Progreso”. Aquí progresa únicamente la barbarie y el Fascismo Global.

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