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Para hacer el ridículo, a Jorge Moragas le sobran 59 segundos
Por razones obvias no voy a comentar las actuaciones de los defensores de Cuba en el debate televisivo "59 segundos". Sólo decir que, hoy día, defender a Cuba significa defender a los pueblos del mundo que resisten y luchan contra el imperialismo fascista, desde Euskal Herria hasta Oriente Medio, Asia o América Latina; por tanto su actitud les honra y dignifica como personas.
Los dos “disidentes” que acudieron eran tan poca cosa que no merecen una letra, y en cuanto a Pedro Zerolo y Willy Meyer, siempre se repiten en las formas, sea Cuba o la Conchinchina el objeto de la controversia.
Es curioso que la actriz Lidia San José califique a Cuba de “dictadura indefendible” que coarta libertades, viviendo en una dictadura capitalista donde la clase obrera no pinta nada, pues “sus” representantes se limitan a velar por los intereses de la oligarquía que les regaló el escaño. Si tanto le preocupan las libertades, debería denunciar que en España existen presos políticos, y que centenares de miles de vascos tienen coartada su libertad de votar por quien les apetezca.
A Jorge Moragas, más le habría valido no acudir al debate porque para hacer el ridículo, con un segundo le basta. Que este personaje diga que Cuba es una dictadura hereditaria, cuando él ocupa un espacio político en un régimen heredado directamente de la dictadura franquista es cosa de risa.
Sin argumentos, fue apabullado cuando Willy Toledo le espetó que su partido apoyó el golpe de Estado en Venezuela. La réplica de Moragas, apenas un balbuceo, se limitó a decir que eso era propaganda ¿seguro?
Que revele sobre qué se habló- pocos días antes del golpe de Estado- en una reunión celebrada en Caracas donde él estuvo, junto a Antonio Ledezma, dirigente del partido Alianza Bravo Pueblo, Oswaldo Álvarez Paz, ex gobernador del estado de Zulia, y José Curiel del partido Social Cristiano.
Antonio Ledesma solía incitar a sus seguidores a tomar las calles por la fuerza, Oswaldo Álvarez Paz recaudaba fondos para financiar actos terroristas que realizarían militares expulsados del ejército venezolano y José Curiel estampó su firma en el decreto del gobierno golpista de Carmona. Dicha reunión fue reportada por el rotativo venezolano Últimas Noticias, con fecha 23 de Marzo del 2002.
