Por qué la centroizquierda española repudia el fenómeno de Sahra Wagenknecht en Alemania
¿Ha prendido el liberalismo en la "izquierda" europea? Para el politólogo y autor Jorge Verstrynge, el hecho es evidente. "Ha prendido la idea de libertad de circulación de bienes, mercancías y personas, que no haya trabas a la circulación de nada", explica. En esa idea, añade, "la inmigración tiene cabida; que vengan todos y más".
Wagenknecht, por contra, aboga por un control y en función de las necesidades del país. Tal posición le granjea la etiqueta de "contraria a la inmigración" y de compartir posturas xenófobas como la ultraderecha."Yo escribí en uno de mis libros que el nazismo no volverá como tal y con la misma apariencia, pero tendrá una posibilidad a través del tema migratorio. Y es lo que está pasando, así de fácil", afirma Verstrynge, para quien la centroizquierda española debe "corregir" su enfoque actual sobre esta cuestión o la derecha llegará al poder por muchos años. "Pedro Sánchez ya lo está empezando a percibir, pero la centroizquierda española es otra cosa", matiza.
"No se puede decir para nada que Wagenknecht defienda posiciones xenófobas", asegura por su parte el también politólogo y autor Manuel Monereo. Opina que la política izquierdista alemana en realidad "se queda corta" tras la iniciativa de "migración circular" anunciada por Pedro Sánchez en Mauritania, Gambia y Senegal.
"Toda la política de la UE es de control rígido y geopolítico de la inmigración. Hay que dejarse de retórica buenista; la inmigración es cada vez más un problema geopolítico y se va a resolver en términos geopolíticos. Y hay que dejar claro que es un problema, no es una bendición", sostiene Monereo.
Los sindicatos también abordan la idoneidad de las políticas migratorias anunciadas por Sánchez. Durante un debate radiofónico en RNE, Pepe Álvarez, secretario general de la Unión General de Trabajadores (UGT), sostuvo un choque dialéctico con Pablo Iglesias al entender que "no es razonable" acudir al África subsahariana a contratar en origen a miles de trabajadores en vez de centrarse antes en el cerca del "medio millón de extranjeros sin papeles" y los 2,7 millones de desempleados que hay en España.
Tal clima de debate evidencia que las posiciones de Wagenknecht en materia de inmigración "no son una ocurrencia de un día para otro", sino "un proceso lento de maduración de una parte de la izquierda alemana ante un mundo cambiante para refundar su propio discurso", apunta Monereo, convencido de que tal discurso es "muy elaborado" y que Wagenknecht, como buena alemana, no deja nada a la improvisación. A su juicio, sus posiciones reflejan "carencias de la izquierda europea".
"Si no se soluciona el problema de la inmigración, una parte de la población terminará padeciendo una inseguridad cultural unida a la inseguridad económica y a la inseguridad política".
"¿Es casualidad que ella tenga éxito en la ex RDA, donde Alemania todavía no ha sido capaz de integrar a una parte del país, cultural y étnicamente alemán?" En Alemania oriental la percepción imperante es la de ser parias en su propio país, recuerda este politólogo. "Y ven la llegada masiva de gente que compite con ellos en lo que va quedando del estado del bienestar alemán, donde la desigualdad social se ha incrementado".
¿Es extrapolable el fenómeno a España?
Dado que el BSW de Sahra Wagenknecht designa problemas que atañen al conjunto de toda la centroizquierda europea, cabe preguntarse si es viable el surgimiento en España de una formación de izquierda con un ideario y planteamientos semejantes.
"Un fenómeno como el suyo no es extrapolable a España", zanja Jorge Verstrynge, convencido de que una opción como la que representa la alemana no obtendría apoyos en el electorado de izquierdas. "Porque la centroizquierda española es la que es", añade, en referencia al carácter liberal de este espectro en España.
"No hay izquierda en España", sostiene Verstrynge, que solo atisba una hipotética acogida favorable entre el electorado comunista, algo "poco factible", en su opinión.
"El PCE [Partido Comunista de España, integrado en Izquierda Unida y esta a su vez en Sumar] tiene dos almas. Una la representa el secretario general, Enrique Santiago, que traga con todo con tal de estar en el Gobierno. En ese alma, mentar a Wagenknecht es nombrar al diablo", explica Paco, nombre ficticio de un militante de base del PCE-Madrid que prefiere mantener el anonimato.
"En el otro alma, que la representa el sector que disputa a Santiago la secretaría general, entienden que lo que hace Wagenknecht está muy bien, salvo su postura en la política de inmigración. Pero en este sector también hay gente que la comprende perfectamente", revela esta fuente, que entiende que el perfil de Wagenknecht no es el que describen los medios.
"Porque es cierto que Alemania está saturada y que ella pide un control, pero de ahí a identificarla con la extrema derecha, es una exageración. El desconocimiento no nos debería llevar a decir cosas que desconocemos", subraya este militante comunista, que añade que, a diferencia de otros partidos de centroizquierda, la posición antiimperialista y anti-OTAN de las bases del PCE sigue siendo rotunda.
"Yo he escuchado decir a portavoces de Más Madrid [partido integrante de Sumar] que 'fuera de la OTAN hace mucho frío'. La centroizquierda liberal no tiene nada que ver con la izquierda real, que, creo, desea el surgimiento de una figura como la de Wagenknecht, algo que aglutinaría a la gente", explica.
Monereo tampoco cree que el ejemplo de Wagenknecht pueda replicarse en España. "Pero refleja como nadie que una izquierda ha terminado y que hace falta inventarse otra", añade. Este politólogo no cree que el mayor problema de la centroizquierda española sea su condición de cautiva de la liberalidad. "Simplemente, está desnortada, no tiene proyecto ni debate propio, solo vive a la sombra de su hermano mayor el PSOE, respecto al cual no tiene ninguna política realmente diferenciada".
Una descripción falseada
Wagenknecht se opone a la criminalización en Alemania de las expresiones en apoyo a Palestina y se opone frontalmente a que el Gobierno alemán contemporice con el de Netanyahu. Su oposición a la contribución de su país al esfuerzo bélico de la OTAN en Ucrania también es firme. Estas dos cuestiones de política internacional también son usadas para desprestigiar su proyecto interno.
"Su posición hoy es de clara defensa de la clase trabajadora y de denuncia del poder del gran capital que pudre la democracia. Propone medidas concretas que confrontan con los 'lobbies' y, sobre todo, habla claro", escribe en la red X el politólogo de la URJC Pedro García Bilbao, que entiende que las descalificaciones desde "la exizquierda" se deben al "temor" de que pueda prender en España y personificarse un discurso semejante al de Wagenknecht. "Les dejarían desnudos con sus miserias al aire".
"El pensamiento español es muy elemental, casi no hay pensamiento de izquierda en España. Por tanto, es muy fácil decir que ella es racista o xenófoba", añade Verstrynge. La visión oficial minimiza los problemas, empezando por el de la inmigración irregular. "En Francia es igual, dicen que no pasa nada, pero sí pasa. Por eso la Agrupación Nacional de Marine Le Pen es el primer partido en votos allí. Como partido, no como coalición", explica.
La crítica feroz contra Wagenknecht cabe entenderse en un contexto en el que una parte de Sumar, por ejemplo, integra el grupo de Los Verdes en el Europarlamento. "Y los verdes son quienes mejor representan el objeto de las críticas en Los engreídos", señala Monereo que estima que la política de la "coalición semáforo" que gobierna Alemania "va en contra de los intereses alemanes y lleva a Europa al suicidio".
La clave de las críticas reside en que la parte central de su proyecto establece la necesidad de "parar el conflicto en Ucrania, una crítica a la OTAN y EEUU, y la búsqueda de un acuerdo entre Alemania y Rusia en un momento que la OTAN no ha diseñado ni soñado", recalca.
En el fondo, en la UE se pone en duda proyectar soluciones y se favorece paliar los problemas. "Se calcula que en 2050, Nigeria tendrá 400 millones de habitantes, los mismos que la UE. ¿El problema de la inmigración se va a solucionar con medidas represivas?", concluye Monereo, que asume la necesidad de un nuevo orden económico internacional con inversiones en África "para que sus inmensos recursos sirvan para cambiar la vida y las relaciones humanas en favor de su desarrollo".
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