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Pensamiento :: 15/02/2007

Propósitos para un Marxismo del Siglo XXI

Carlos X. Blanco
El sujeto protagonista de la Revolución no está, ni mucho menos liquidado. La clase proletaria abarca, en rigor, a la inmensa masa de población asalariada de cada formación social, en alianza con todos los millones de campesinos, indígenas y excluidos del sistema mundial

Propósitos del marxismo:

1) Comprender a fondo el modo de producción capitalista, analizarlo a fondo con vistas a que su análisis teórico se transforme directamente en análisis real (destrucción, vale decir Revolución). La ciencia del marxismo es la ciencia de la Revolución. La destrucción revolucionaria del sistema mundial capitalista realmente consiste, hablando en positivo, en hacer posible el mundo nuevo que ganar, el socialismo. Un sistema en el cual los medios fundamentales de producción social estén en manos de esa misma sociedad, controlados democrática y popularmente, como paso previo y transitorio a la aniquilación del Estado.

2) Declarar la guerra al totalitarismo, perseguir sin tregua ni piedad al fascismo. No olvidar nunca los peligros fascistas, no perdonar ni sepultar al olvido uno solo de los genocidios y métodos de sometimiento, control y dominación que han acontecido en la historia del hombre. El marxismo debe ver como aliados naturales a todos los movimientos que demuestren ser enemigos del autoritarismo, para constituir un frente común en contra de los liberticidas. El análisis de capitalismo monopolista, del capitalismo imperialista, de la globalización neoliberal, revela que la burguesía dominante, ahora parapetada tras grandes sociedades anónimas transnacionales, apuesta fuerte por el perfeccionamiento e invención de nuevas técnicas de control (sometimiento y dominación) del cuerpo y la mente de los seres humanos. Consigna del marxismo del siglo XXI: Hitler no ha muerto, y se disfraza bajo los ropajes del más crudo neoliberalismo. Lo denominamos "Fascismo Global".

Se defiende que el marxismo es la ciencia ideológica capaz de analizar la totalidad social, y por ende, transformarla.

Esta frase exige muchas aclaraciones. Es la síntesis de muchas ideas y tomas de postura concretas. La "Ciencia ideológica" consiste, en realidad en una filosofía. Filosofía crítica y materialista, para más seña. Es una ideología, dígase sin complejos. Pero trata de ser una ideología superadora de sus alternativas y rivales. Si es superior, será capaz entonces de comprender y absorber a las otras. Si representa no sólo el punto de vista sesgado y parcial de una clase social cualquiera, dentro de la morfología social, sino de la clase llamada a subvertir el orden económico capitalista, entonces sus teorías y esquemas de acción bien merecen el nombre de Ciencia, la verdadera ciencia social y la filosofía crítica capaz de abatir y disolver la falsa conciencia de las otras.

El marxismo debe analizar la Totalidad social. Es decir, disgregarla para comprenderla, romperla en pedazos para hacer que pierda su aspecto temible y dominador. El análisis materialista de la Totalidad social consiste en privar a esta, precisamente, de todas sus pretensiones de Totalidad, de sistema cosificado que transforma en "cosa" al hombre, a la naturaleza, y a las relaciones cualesquiera que el hombre contraiga entre sí, y con la naturaleza. La Totalidad social deviene, tras el análisis marxista (que culmina en una Revolución), espacio fragmentado, mosaico de posibilidades sociales, carente de toda objetivación cosificada, esto es, Sociedad humana donde el sujeto se desenvuelve libremente, y ninguna relación social se cosifica ni domina a los individuos.

El marxismo no es utópico. No se puede saber qué nos va a deparar el Futuro. La Totalidad social se nos impone ahora. La fragmentación de la misma consiste en revolucionar ese conglomerado sólido, esa estructura apisonadora de vidas humanas. El socialismo será, simplemente, la preparación material de los recursos sociales y naturales (esta división ya es abstracta) para ponerlos al servicio de unos sujetos que irán desplazando la dominación de lo otro y de los otros en dirección hacia un despliegue o realización de sus propias subjetividades. El marxismo lucha por alcanzar el triunfo del individuo diferenciado, único y singular. El marxismo lucha por acabar con las estructuras totalizantes, dar muerte al modo de producción alienante del Capitalismo, y tras ello, al Estado, a la Religión Organizada, al fetichismo de la mercancía que va camino de aniquilar al hombre. No hay modelos sobre lo que será el "socialismo" del futuro, ni menos aún conocemos la esencia del Comunismo. Tan sólo hay caminos. Ni siquiera hay uno solo.

He aquí varios, no todos, ni expuestos en orden de importancia:

-Huir del economicismo. Marx descubrió la ley económica fundamental del Capitalismo, no una "teoría" al lado de las otras que conforman el corpus de la Economía Política. Su intención -lograda- fue la destrucción de la ciencia económica (burguesa), y la inserción de sus fragmentos en una ciencia crítica o ideológica al servicio de la Humanidad Comunista, es decir, al servicio de aquella parte de la sociedad que está encaminada a enterrar el Capitalismo, el proletariado. El modo de producción capitalista no es, por su parte, sino la enésima vía por la que una parte de la sociedad oprime, explota, sojuzga a otra, tras de todas las mamparas opacas de la Mercancía, el Mercado, la Propiedad Privada. Pero antes de crearse estas, ya hubo otras vías de control, dominación y sometimiento de hombre sobre el hombre, y una serie de instituciones extra-económicas (pero tampoco absolutamente independientes de la economía) precedentes a este modo: Patriarcado, Estado, Religión...

La base y la superestructura de una Totalidad social no son sino momentos abstractos, analíticos, de una estructura que domina y se impone a los Sujetos, y la composición tanto como el predominio de alguno de los elementos de esa Totalidad depende de las contingencias históricas concretas y de la estructura particular de una formación social objeto de estudio. Es la Totalidad social la que se impone a los sujetos (individuos, clases) como una estructura que, en un plano, domina y constriñe la acción subjetiva, pero que en otro plano (dialécticamente conectado con el anterior) depende íntegramente de la acción voluntaria y programada de estas subjetividades. Que existan comunistas (y otros aliados anti-sistema) en el capitalismo depredador actual, con toda su tecnología de control, dominación y sometimiento, día a día más eficaz, es la prueba tangible de que el plano subjetivo es el plano "constructor de la misma Historia", y la evidencia de que por más poderoso que resulte el desarrollo de las fuerzas productivas, y su capacidad de absorber y violar conciencias, la Historia nunca se para. Se pone de manifiesta que la propia base económica desquiciada debe despertar a las fuerzas subjetivas de oposición, al menos mientras no se haya abolido la humanidad, mientras que el genocidio (o degeneración) de lo humano no haya sido total.

- Huir del cientifismo. El marxismo no es un "enfoque" para las ciencias sociales "blandas", aquellas que huyen del feroz positivismo y la numerología de la Economía. Cierto es que, realmente, se trata de una Filosofía, pero de una Filosofía materialista que se impone criterios nada autónomos ni angelicales. La Filosofía misma que anhela su Realización, en una sociedad comunista. No habrá filósofos frente a obreros o médicos, etc. Todo ser humano comunista (en proceso de lucha, o en el comunismo alcanzado) es filósofo por definición y por su misma praxis. La filosofía elitista, burguesa, académica, y sobre todo la filosofía autofagocitada (aquella que se nutre de sí misma) deberá abolirse para dar paso a lo que en realidad deberá ser una Teoría Crítica de la Totalidad social. Esto es, un Instrumento de análisis y combate de todos aquellos mecanismos, de todas aquellas estructuras que controlan, someten y dominan a los seres humanos. Este Instrumento es la Razón misma, es tal que anhela dejar de ser Instrumento, y para conseguirlo debe establecer alianzas provisorias con las restantes ciencias sociales, fundirse con ellas, transmutarlas a partir de su positivismo y especialismo originarios, para que sus saberes y métodos se pongan definitivamente al servicio de la Emancipación.

- Huir del obrerismo. El sujeto protagonista de la Revolución no está, ni mucho menos liquidado. La clase proletaria abarca, en rigor, a la inmensa masa de población asalariada de cada formación social, en alianza con todos los millones de campesinos, indígenas y excluidos del sistema mundial. Hay necesidad de huir y marcar distancias respecto de las estrategias socialdemócratas favorecidas por las fracciones de obreros privilegiados y sobornados por el Capital. El apoyo a cualquier nación oprimida, a cualquier etnia resistente, a todo grupo o comunidad enemiga del Capital, y la solidaridad decidida para con los parias del Capital a cualquier nivel, hará que la causa de los Proletarios aumente en apoyos, pues ocurre que, más allá de su definición estrecha y decimonónica, Proletario ahora es todo aquel que en la lucha decisiva apenas tiene algo que perder, y si un mundo por ganar.

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