Sabotaje a la Constitución Europea
¿Se imaginan la cara de Zapatero declarando por televisión al día siguiente del referéndum, "España ha cometido un error votando en contra de una constitución democrática"? ¿Se imaginan la ridícula maniobra que tendría que realizar el gobierno español para imponer, como sea, dicha Constitución? ¿Qué ocurriría si la gente votara que NO? ¿Lanzarían semanas después un proceso de debate barrio por barrio? Porque si resulta que no queremos la constitución que nos ofrecen, quizá deberíamos proponer nosotros una.
Pero está claro que no nos van a pedir propuesta alguna. De hecho, el gobierno español no realiza este referéndum para mostrar un "talante democrático y de diálogo social"; está convencido de que va a ganar. Si valorara la posibilidad de perder no preguntaría al pueblo, ya que lo cierto es que el pueblo no pinta nada en los intereses de la Unión Europea.
No sólo eso. Hacen un referéndum sobre algo superficial y general: unos estatutos. Es decir, oficializar en un documento la política europea que ya existe. Presentar un conjunto de reglas que, encima, estará sujeta a reformas cuando les convenga. Es, como la Constitución Española, papel higiénico.
Jamás habrá un referéndum por algo trascendental y concreto, como la ocupación militar de Irak, Afganistán o Haití. Los derechos de los trabajadores (¿estáis a favor o en contra de las Empresas de Trabajo Temporal?), de los estudiantes (¿estáis a favor o en contra de la LOU?), de las mujeres, de los inmigrantes, los derechos sanitarios, de vivienda... Ni hablar de un referéndum en Euskal Herria o Catalunya por la cuestión nacional. No lo harán a pesar de que muchos de estos conflictos son portada diaria de los periódicos.
Nos preguntan si consensuamos o no la CE. Pero la gente de a pie se pregunta, "¿qué es la CE?". Nadie lo sabe.
- Según la tele, es buena y democrática.
muy buena, pero desde que nos metieron el euro han subido los precios muchísimo. La leche, el periódico, el pan, la caña de cerveza, las pisos... todo menos nuestros sueldos. Por cierto, nadie nos preguntó si queríamos el euro. Nos dijeron que era una moneda buena y democrática, pero la verdad es que nos mintieron. Encima el trabajo está cada vez peor, echan a la gente a la calle para llevarse las fábricas al tercer mundo y producir más barato. Mira cómo campan a sus anchas LEVI'S, H&M, NIKE, IKEA..., todo muy bonito pero lo fabrica gente que se muere de hambre. Y no les importa que la nueva generación no tengamos capacidad económica para tener hijos, no nos necesitan; las empresas en Europa aplauden a los inmigrantes que llegan en pateras porque les ponen a trabajar pagándoles dos duros. Eso sí, luego dicen que la delincuencia es culpa suya. Está claro que no les importan nuestras condiciones de vida, y por supuesto mucho menos las de los inmigrantes. Esto es cada vez más enfermizo. No hay derechos para nadie. ¿Y ahora vamos a votar a favor de un texto que legitima todo eso?
Eso le pregunto a la gente. Una población que mostró escasísimo interés por las elecciones al parlamento europeo y que probablemente muestre aún menos interés por la CE.
Votemos NO. El 20 de febrero es una oportunidad para crear conciencia y boicotear el sistema capitalista.
A los militantes anticapitalistas les brindo la siguiente reflexión. El referéndum de febrero no es lo mismo que unas elecciones presidenciales, por lo tanto no es inteligente usar la misma estrategia de lucha. Ahora no tendremos que elegir a unos "representantes" que tomarán decisiones sobre nuestras vidas los siguiente 4 años. No elegiremos entre supuestas "ofertas políticas" diferentes. No tenemos que divagar sobre si uno es "menos malo" que otro. El 20 de febrero no hay unas elecciones, hay un referéndum. Ahora sólo toca votar SI o NO.
Eso no significa que por ser más sencillo y coyuntural es más democrático. De ninguna forma. El poder abre un espacio de confrontación política, en el cual las condiciones de participación -una vez más- son tramposas. Plantea una pregunta a la gente pero no existirá la "libre opinión"; el poder económico no es neutro, participa con fuerza a través de los medios de comunicación de masas, la amenaza de crisis y la mentira. Su objetivo es fabricar un SI a la CE. Por contra, los movimientos sociales también participan, aunque lo hacen simplemente con sus manos, sus cuerdas vocales, su energía y la verdad. Su objetivo nunca podrá ser la consecución de algún tipo de "cambio político", ya que el poder no da lugar a ello cuando hace este referéndum. Los movimientos sociales deberían entenderlo como parte del proceso de construcción: tienen la oportunidad de crear conciencia en la población y entorpecer la política neoliberal europea. Ni más que eso, ni menos.
La correlación de fuerzas es evidentemente desigual. Pero debemos tener en cuenta una peculiaridad de esta coyuntura: todas las fuerzas políticas -digamos- de izquierda, desde las más moderadas hasta las más radicales, están en contra de la CE. Desde ATTAC o Izquierda Unida, hasta Batasuna o la CNT. Eso significa que por primera vez en mucho tiempo todos lucharemos por un objetivo común, el NO a la actual política de la Unión Europea.
La Huelga General del 20 de junio de 2001 fue convocada por los sindicatos mafiosos, no perseguían más que frenar una reforma, y sin embargo la izquierda anticapitalista participó. ¿Por qué? No porque íbamos a conseguir "cambios sustanciales", sino porque queríamos expresar nuestro descontento con el sistema, queríamos paralizar la producción por un día, queríamos molestar al poder en solidaridad con los trabajadores.
Por eso creo verdaderamente importante, por una vez, ir a votar. Votar No, no es lo mismo que quedarse en la abstención activa (si bien sé de sobra que los compañeros que proponen esta opción lo hacen desde la honestidad revolucionaria). Cierto es que la consulta no es "vinculante", el gobierno tiene la última palabra. Pero hacer descaradamente, dado el caso, lo contrario de lo que la gente decidiera podría crear contradicciones vinculantes; el gobierno toma ese riesgo y debemos aprovecharlo. No le demos respiro. La política de la Unión Europea no va a cambiar ni un ápice salga lo que salga el 20 de febrero, pero hablemos de nuestros objetivos, utópicos quizá, pero necesarios.
Imaginaros que todas las organizaciones de derechos humanos, antiglobalización, ecologistas, anarquistas, independentistas, de contrainformación... todas ellas (sin una coordinación especial, más bien por acuerdo ideológico general) lanzan una campaña llamando a la gente a votar. A votar NO. Esto está empezando a gestarse, con campañas en Catalunya, Euskal Herria, Madrid y otros lugares. Si en las elecciones al parlamento europeo votó un desganado 45% de la gente, en esta ocasión lo hará menos. Quizá el radio de influencia de toda la izquierda junta trabajando con fuerza, podría llegar a desestabilizar la armonía de un proceso alegremente neoliberal.
Y que nadie piense que se trata de "ir de la mano con la izquierda reformista". En absoluto. Se trata de aprovechar una muy buena oportunidad de avanzar en dirección a nuestros objetivos coyunturales como izquierda anticapitalista: crear conciencia popular disidente y sabotear el referéndum.
El primer objetivo puede conseguirse simplemente con empezar a trabajar. El segundo es el más difícil. Por eso sostengo la necesidad de unirnos en un llamamiento a ir a votar y votar en contra de la CE, siempre sin olvidar la realidad de lo que ese voto supone.
No es para que cambie nada. Cada uno de estos votos son sólo piedras en el engranaje de la maquinaria de la Unión Europea. Es como cruzar un contenedor en la calle y obstaculizar el avance de la línea de antidisturbios. Es como entrar en su pub elegante y montar jaleo, romper cosas, destrozarles sus muebles de diseño.
Disfrutemos, ahora su fiesta es la nuestra. Que esta campaña sirva para que más gente entienda que luchar es posible y necesario. Vamos todos a sabotear la Constitución Europea.