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Javier Fernández inicia su campaña a la presidencia de Asturias desde el Hotel Ritz
No es posible un escenario más contradictorio ni más delatador que ver en qué se ha convertido el PSOE, en ver cuáles son los socialistas y cuáles son los obreros de los que estamos hablando. Más que una incongruencia es un insulto a la comunidad que pretende presidir. Claro que, cuando a esta comunidad la han apodado como Principado, siendo consecuentes, no otra cosa cabría esperar, salvo el declive político y social.
Sermoneando su programa electoral desde el Ritz ¿a qué obreros se podrá dirigir? Desde luego no será a los cerca de 80.000 parados del Principado, ni tampoco a los que viven en la incertidumbre diaria de un trabajo cada vez más precario. Tampoco a los jóvenes, y a los no tan jóvenes, pertenecientes a lo que se ha dado en denominar "leyenda urbana" tan negada por las autoridades regionales, en tanto que delata la realidad de la política económica seguida en favor de las inversiones intensivas en capital y en recursos medioambientales, pero manifiestamente nefasta en cuanto al interés social y creación de empleo. Así sucede que con una población envejecida, Asturias encabeza, más o menos, el índice de natalidad más bajo del Estado y, éste seguramente, de los más bajos de la UE, lo que confirma la evidencia de la situación, de la desertización poblacional consecuencia directa de la política económica seguida.
Pero claro, el Sr. Fernández, olvida ojear las estadísticas e incluso la prensa, porque no se explica que con esta huida de jóvenes sin expectativas en la región, los azuza ahora desde el púlpito del Ritz para que se animen a "procrear" para frenar la baja tasa de natalidad asturiana.
No se entiende bien por qué ha de ir a Madrid para hablar de Asturias, para decir desde allí lo que piensa hacer en su Gobierno, cuando lo tenga si es que llega a tenerlo. Tampoco se entiende para qué una tarima tan alta y cara, para decir que espera que sean, nada menos, que los empresarios y los sindicatos los que lideren la recuperación, sabiendo que se refiere a una patronal insaciable de beneficios y a unos sindicatos dirigidos por profesionales liberados, a sueldo de la Administración, que es la que paga y manda, que han pactado y firmado todo lo que les han puesto encima de la mesa.
La patronal, más no ha podido avanzar en pro de sus intereses y, los sindicatos, CCOO y UGT, no han podido recular más en la pérdida de derechos laborales y sociales. Y no es hablar por hablar, basta con ver cuál es la situación y cómo está el nivel de precariedad laboral y social y el camino que lleva.
Nada de lo dicho constituye novedad alguna, porque no es ni más ni menos que continuar con la política llevada hasta ahora por la coalición del Gobierno al que ahora pretende relevar. Pero hablando de Gobierno, y para mayor desgracia, sucede que la coalición es con IU que en estas dos últimas legislaturas "pactó" con el PSOE, ahora en el Ritz, firmando de hecho un cheque en blanco a la política "socialista" con todas las consecuencias. Parece evidente que se ha renunciado definitiva y permanentemente a ejercer la oposición al lado de los movimientos sociales a cambio de prebendas y puestos en el Gobierno, en la Administración y en las numerosas empresas públicas, semipúblicas o incluso en las privatizadas, manejadas por el Gobierno de coalición, fuera del control del parlamento asturiano.
Así es el Gobieno y así se gobierna, la única oposición política en Asturias está en manos del PP, aparte de unos sindicatos con escasos recursos y de los movimientos sociales y de sus movilizaciones que, frecuentemente son asfixiadas desde el Gobierno o por el Delegado de Gobierno, de mil maneras.
Numerosas autoridades socialistas de la política se dieron cita en la cena del Ritz, junto con las autoridades del poder económico, siempre juntos, que son las que realmente gobiernan. Pero en cambio, de un modo o de otro, han sido los ciudadanos, súbditos en este caso del Principado, los que han cargado con los gastos del costoso evento y del menú servido en tan majestuoso salón. Para esto no hay crisis.
