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Euskal Herria :: 12/03/2019

Sobre Gazte Koordinadora  Sozialista: contextualizacion y perspectivas.

Herri Gorri
La presentación el pasado mes de febrero de la Gazte Koordinadora Sozialista, marca un hito histórico en Euskal Herria,

La presentación el pasado mes de febrero de la Gazte Koordinadora Sozialista, marca un hito histórico en Euskal Herria, en tanto que articula una tendencia socialista en el seno de una juventud sumida en la precarización, el desempleo y escasas perspectivas para desarrollar sus proyectos de vida.

Un hito histórico, porque afirmándose como proletariado, identifican la contradicción entre capital y trabajo como principal y primaria y el socialismo como la única perspectiva para superar la explotación y las múltiples opresiones que generan las estructuras del capitalismo y del heteropatriarcado.
El surgimiento de una tendencia socialista dentro del movimiento juvenil de Euskal Herria es la respuesta necesaria a la situación en la que amplios sectores juveniles se encuentran sometidos y sometidas en el día a día, a la que ni los reformismos, sean nacionalistas o no, pueden dar respuesta.

En HERRI GORRI contextualizamos el surgimiento de Gazte Koordinadora Sozialista (GKS) como parte de un proceso más amplio de formación de un campo político e ideológico -y nos atrevemos a afirmar que incipientemente organizacional- en el que comienza a gestarse una toma de conciencia de la imposibilidad por parte del sistema a dar respuestas efectivas a la creciente pobreza, al derecho a una vivienda, a una sanidad y a un educación públicas, gratuitas y de calidad, a la igualdad real entre hombres y mujeres, al derecho a un trabajo y a unas pensiones dignas.
Un campo ideológico y político “a la izquierda” de los reformismos abertzales y no abertzales que necesariamente debe organizarse en torno a un programa en el que el proletariado se reconozca, se afirme y se transforme en sujeto político independiente.

Y es que el potencial de GKS se encuentra precisamente en su llamamiento a la necesaria unidad del proletariado, a su independencia política y la necesidad de que se convierta en poder constituyente como clase, rompiendo de manera clara con el nacionalismo burgués y pequeño-burgués. Seremos aún más claros: Gazte Koordinadora Sozialista, nace en un nuevo contexto en el que el colapso político e ideológico del independentismo abertzale, posibilita la reconstrucción del socialismo como verdadera y única alternativa al capitalismo y al patriarcado, afirmando la necesaria unidad del proletariado con diferentes identidades nacionales y sentimientos de pertenencia, en torno a un proyecto de transformación social.

En Europa Occidental, en las sociedades capitalistas centrales integradas en las estructuras del imperialismo y de la Unión Europea, las transformaciones sociales tienen como premisa la formación de amplias mayorías, cierto es, pero no caigamos en el juego de las izquierdas postmodernas y postmarxistas, empeñadas en afirmar las “múltiples opresiones”, a condición de negar la unidad de clase. Las mayorías sociales, se resumen en realidad en una: el proletariado. Y no como “esencialismo” o doctrinarismo, sino como constatación ineludible de la realidad en la que una minoría oprime de múltiples formas y explota sistemáticamente a aquellos y aquellas que carecen de capital y de poder político.

El manifiesto de GKS, al no marcar la independencia de Euskal Herria como objetivo prioritario, definitivamente nos sitúa ante un movimiento decidido a romper con las ataduras políticas e ideológicas del abertzalismo burgués y pequeño-burgués. Que un grupo cualitativa y cuantitativamente importante del movimiento juvenil de Euskal Herria, haya roto con la mística abertzale nacionalista, obviando las vacías fórmulas de “independencia y socialismo”, de que “en Euskal Herria la lucha de clases adopta la forma de liberación nacional” y la de “las dos caras de la misma moneda”, definitivamente nos remite a un nuevo espacio político ideológico, basado en la realidad de los barrios, de los pueblos y ciudades de Euskal Herria, en los que la pobreza, la precarización laboral y la creciente pérdida de derechos y libertades son una evidencia.

El independentismo durante los años que ha permanecido como hipótesis de ruptura política “en abstracto”, fue un eficaz mecanismo de control político e ideológico abertzale nacionalista sobre cualquier proyecto político que afirmara la lucha de clases, la unidad del proletariado y el socialismo como alternativa. Cualquier proyecto de estas características, incluso defendiendo el derecho de autodeterminación, era acusado de “españolista” en el mejor de los casos. Y sabemos de lo que hablamos.

El proceso soberanista catalán ha puesto sobre la mesa los límites y las insuficiencias de un independentismo que, por lo visto, había previsto que la Unión Europea iba a homologar la creación de un nuevo estado capitalista dentro de la Unión Europea, o que la clase capitalista catalana, en realidad parte integrante y esencial del bloque en el poder del Régimen del 78, iba a permitir la gestación de dicho estado.
¿De qué soberanía habla ese independentismo dispuesto a seguir manteniendo al pueblo trabajador sometido al marco de la Unión Europea, a sus instituciones financieras y a los religiosos pagos de la deuda externa?
Incluso bajo la hipótesis de un referéndum de autodeterminación como “profundización democrática”, ¿qué sucedería ante un resultado no determinante, como por otro lado es de preveer, tanto en Catalunya, como en Euskal Herria? ¿Agudizar las contradicciones identitarias y el conflicto internacionalista, a condición de seguir negando al proletariado como fuerza política hasta la celebración de “otro” referéndum?

El independentismo es una vía política cerrada, un mero recurso para amparar puro y simple nacionalismo y seguir gestionando las instituciones del Régimen del 78 o aspirando a ello. Para empezar es política,económica y jurídicamente inviable en el seno de la Unión Europea crear un “nuevo Estado”, pero es que la hipótesis de un nuevo estado vasco gobernado por la burguesía y la pequeña burguesía, simplemente es ajena a los intereses de la clase trabajadora y los sectores populares.
La viabilidad del sistema de pensiones, la derogación de la legislación laboral que establece un marco de impunidad para la explotación, la pérdida de derechos salariales y laborales y la precarización, la creación de empleo digno, reconstruyendo un sistema productivo eficiente y protegido del dumping social, negativa a afrontar los pagos ilegítimos de la deuda externa y control del sistema financiero… son los elementos básicos de un programa económico que realmente implicaran mejoras sustanciales para el proletariado. ¿Podemos imaginar a “nuestras y nuestros” nacionalistas apoyando estas medidas? Evidentemente no, porque pertenecemos a clases sociales diferentes. De ahí que nosotras y nosotros consideramos que la única independencia política debe ser la del proletariado como clase organizada, con sus propios instrumentos organizativos y partidarios, para afrontar cualquier eventualidad, incluido un proceso soberanista si se diera el caso o establecer alianzas tácticas con otros grupos sociales, pero SIEMPRE como proletariado organizado
Y no lo dudemos ni por un instante, una hipotética “República Vasca” en defensa de los intereses de su bloque burgués y pequeño-burgués en el poder y de las directrices de la Unión Europea, en materia de déficit, deuda y política económica, sería igual de represiva que la de cualquier estado capitalista.
El esencialismo abertzale identitario y su mística, asumen de facto la condición de ideología al servicio de la reproducción del Régimen del 78, cumpliendo eficazmente con su función de dividir al proletariado e impedir que se convierta en sujeto político independiente.

Por último,HERRI GORRI hace un llamamiento desde el más escrupuloso y absoluto respeto a la organización Gazte Koordinadora Sozialista, a que siendo la opresión y la explotación de la juventud proletaria de Euskal Herria su marco de intervención fundamental, establezca relaciones con el incipiente movimiento comunista en Euskal Herria, para abordar cuestiones esenciales, como el proceso de reconstrucción de una referencialidad comunista organizada, interviniendo y aportando en el desarrollo de un programa, una línea política y los mecanismos tácticos y estratégicos que nos ayuden a dar forma a una alternativa al capitalismo y al patriarcado, que no es otra que el socialismo.

 

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