El 11 de septiembre del Medio Oriente
La versión oficial sobre el ataque de Hamas contra Israel no es creíble. Según CNN, el Hamas entrenó a sus hombres durante año y medio en 6 instalaciones militares en Gaza, preparativos que fueron objeto de rumores en Líbano, desde el mes de mayo, y que incluso provocaron en septiembre una verdadera batalla entre facciones palestinas en la ciudad libanesa de Sidón. El 30 de septiembre, el director de la inteligencia de Egipto, Kamal Abbas, telefoneó personalmente al primer ministro de Israel, Benyamin Netanyahu para ponerlo sobre aviso.
Días después, una empresa israelí de seguridad privada también previno al Servicio General de Seguridad israelí (Shin Beit) y, finalmente, la CIA también avisó al Mosad, el 5 de octubre. Por consiguiente, Israel no estaba desprevenido. Además, los procedimientos de seguridad rutinarios no fueron aplicados ese día y el ejército israelí demoró 5 horas antes de intervenir.
Según la versión oficial, el ataque de Hamas «tomó por sorpresa» a las autoridades israelíes. Pero una serie de hechos inexplicables hace que no sea creíble la versión oficial.
¿Cómo es posible que un buldócer se llevara por delante la barrera de seguridad alrededor de Gaza sin que nadie lo notara? La barrera israelí de seguridad de 64 kilómetros que rodea Gaza se compone de un muro subterráneo equipado con sensores, para impedir la excavación de túneles desde el lado palestino, y de un muro de 6 metros de altura igualmente equipado con sensores, cámaras y sistemas de armas automáticas controlados desde un puesto de mando y vigilado por soldados.
¿Cómo es posible que aquel mismo día se realizaba un festival musical, con la participación de miles de jóvenes, en el desierto, a pocos kilómetros de Gaza, precisamente en una zona considerada peligrosa por hallarse al alcance de los cohetes del Hamas? ¿Y que ni siquiera hubiese en aquel lugar presencia alguna de fuerzas de seguridad?
¿Cómo es posible que cuando los hombres de Hamas atacaron más de 20 centros habitados israelíes, ajusticiando a su paso 1 400 soldados y colonos supremacistas (según las cifras oficiales israelíes), las fuerzas especiales de Israel, que tienen la reputación de hallarse (supuestamente) entre las mejores del mundo, no intervinieron inmediatamente trasladándose en helicópteros a los puntos atacados? Sólo intervinieron fuerzas de policía.
¿Cómo es posible que el Mosad, considerado uno de los servicios de inteligencia (supuestamente) más eficientes del mundo, no detectó que Hamas estaba preparando el ataque?
Las respuestas a esas preguntas esenciales aparecen en un artículo publicado el 8 de octubre por el diario israelí The Times of Israel:
«Durante años, los diversos gobiernos dirigidos por Benyamin Netanyahu adoptaron una política que dividió la franja de Gaza y Cisjordania entre dos poderes diferentes, debilitando al presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas, y favoreciendo a Hamas. Este último fue tratado como un socio en detrimento de la Autoridad Palestina para impedir que Mahmud Abbas avanzara hacia la creación de un Estado palestino. Hamas fue promovido de la categoría de grupo terrorista a la de organización con la que Israel mantuvo negociaciones a través de Egipto y la que se le permitió recibir de Qatar, a través de los pasos fronterizos de Gaza, valijas que contenían millones de dólares.»
Todos esos hechos dibujan un escenario similar al del ataque del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York y Washington, cuando todo el sistema estadounidense de inteligencia y de defensa se vio «tomado por sorpresa» por el ataque de al-Qaeda.
Pruebas irrefutables –oficialmente y en los medios ignoradas o catalogadas como «complotismo» o «conspiracionismo»– demuestran que los hechos del 11 de septiembre de 2001 fueron una operación montada por elementos de la CIA, probablemente con la participación también de elementos del Mosad, para justificar la «guerra mundial contra el terrorismo», con la invasión de Afganistán y de Irak y las guerras que vinieron después. Algo similar está sucediendo hoy en Israel, cuyo sistema de inteligencia y de defensa supuestamente fue «tomado por sorpresa» por el ataque del Hamas.
El objetivo estratégico de la operación israelí es, por un lado, exterminar a los palestinos –ya se cuentan en Gaza más de 1 500 muertos, entre ellos 500 niños, y más de 7 000 heridos– y apoderarse de sus territorios –el ministerio de Defensa de Israel ha ordenado la evacuación inmediata de más de 1 millón de habitantes, más de la mitad de la población de Gaza, hacia el sur de ese territorio.
El otro objetivo estratégico de la operación israelí sería provocar, apuntando contra Irán, una reacción en cadena de guerras en el Medio Oriente, región donde EEUU, Israel y las potencias europeas están perdiendo terreno.
Grandangolo