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Barcelona: "La rabia contra Bush y Aznar
parecía superar el motivo de la marcha"
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Relato de Oscar Grácia, militante anticapitalista
catalán y colaborador de La Haine, sobre la manifestación
en Barcelona contra la guerra del 15 de febrero de 2003, que rondó
los 2 millones de asistentes.
Amigos nuestros venían en ferrocarrils de
la generalitat desde Terrassa (origen de esa línea), después
de esperar un rato se llenaban los vagones hasta que no cabía
nadie más y así avanzaba la cola en el andén. No
hicieron ninguna parada en las ciudades que hay hasta Barcelona porque
no cabía nadie más, no sé cómo habrá
podido llegar la gente de S.Cugat o Rubí. Al vivir cerca de donde
empezaba la mani, fuimos andando desde casa viendo como la gente que
había caminaba por calles diferentes pero todos en la misma dirección,
no te cruzabas con nadie que fuera al revés.
Al bajar por Gran de Gràcia, bastante lejos todavía del
punto de concentración, aquello ya parecía una manifestación
normal, se avanzaba lentamente entre la gente hasta que deslizándonos
conseguimos llegar a Jardinets donde todo estaba colapsado, hasta donde
podíamos ver la sensación era como estar en un vagón
de metro en hora punta, no había bloques reformistas, ni sindicales
ni anticapitalistas ni nada, sólo un mar de cabezas.
Vimos que los que estábamos allí no llegaríamos
a movernos nunca así que fuimos hacia Diagonal para bajar por
un lateral de Passeig de Gràcia, la calle Pau Claris. Un camino
de apenas 2 minutos en condiciones normales, lo andamos en más
de media hora intentando movernos por donde parecía no había
tanta gente. La bajada por Pau Claris fue como una manifestación
'normal', todo el recorrido estaba ocupado por gente que como nosotros
la usaba para no quedarse quietos durante horas, bajando lentamente
hasta llegar a Gran Vía donde nos unimos a aquellos que pasaron
por delante de la cabezera, para acabar en Pl.Tetuán cuando empezó
la lectura de manifiestos. Amigos nuestros estaban en Gran de Gràcia
sin haber avanzado un solo centímetro.
Muchísimas pancartas artesanales y más elaboradas coincidían
casi todas en insultar a Bush y Aznar más allá de slógans
o frases de la campaña. La rabia contra ellos parecía
superar el motivo de la marcha. Es probable que muchos de los enfadados
que ayer protestaban lleguen a plantearse qué hay detrás
de la palabra democracia, si realmente el pueblo tiene algún
poder de decisión, si no lo tiene quién realmente lo tiene
y si no quieres que eso sea así, qué se puede hacer para
quitárselo.
A falta de algún autoatentado que legitime la matanza de iraquíes,
los poderosos capitalistas norteamericanos seguirán adelante
pase lo que pase, arrastrando a sus lacayos gobiernos europeos a una
guerra que tensará la cuerda de la ruptura entre los gobernados
y quienes mandan a los que gobiernan.
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