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             Llamamiento a la extensión de los disturbios 
              en Barcelona y al respeto por las diferentes formas de lucha 
            x Claudio Velázquez (educador infantil) 
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       Los poderosos se encierran en fortalezas, 
      se ven obligados a recluirse en trincheras, replegando todo su arsenal armamentístico, 
      con miedo, a la defensiva y evidenciando la polarización entre sus 
      políticas neoliberales injustas y genocidas y el pueblo y sus deseos 
      de un mundo más justo. Esto ha sido un triunfo.
 El que el gobierno se obsesione por desprestigiar a "los violentos" 
        y en definitiva que todos los sectores dentro del sistema se vuelquen 
        con todas sus herramientas, medios de comunicación, medidas intimidatorias 
        como el envío de cazas F-18 a Barcelona o programas por la inculcación 
        de la paz en los colegios de manera irreflexiva, denota donde les duele. 
      El sistema no ataca a los que defienden la violencia porque esta "sea 
        mala", lo hacen por cuanto tiene esta de desestabilizadora del sistema 
        y de medida de presión a este. No tiene moral como tal, porque 
        solo la entiende como comportamientos de reproducción y perpetuación 
        de sí mismo, que luego hace llegar al pueblo con un formato de 
        ética civil que nos meten desde la cuna, en el sistema educativo 
        y en los medios de comunicación de masas. 
      ¿Por qué si hemos visto la efectividad de la acción 
        violenta en el repliegue defensivo de los dirigentes mundiales y en su 
        insistencia por desprestigiar la acción violenta y deslegitimarla, 
        vamos nosotros a acompañar su discurso?, ¿Y por que vamos 
        a darles el gusto de no abofetearles cuando les tenemos enfrente?. Ya 
        nos han engañado demasiado y demasiadas veces hemos jugado a su 
        juego pacífico y no nos han escuchado. 
      El enfrentamiento es evidente, las medidas de presión por nuestra 
        parte necesarias y los frentes muchos. Creo que está claro sin 
        embargo, que los disturbios callejeros son una medida de presión 
        más y que encuentran su efectividad en cuanto a que es una prolongación 
        de las reclamaciones y luchas que se siguen llevando a cabo, en los barrios, 
        en los pueblos, en los centros educativos, etc. y que son la base de toda 
        lucha por el cambio. 
      Barcelona debe continuar con el enfrentamiento de las anteriores macro 
        movilizaciones, para seguir demostrando que seguimos luchando, de mil 
        maneras diferentes y entre otras violentamente. Porque no han escuchado 
        al pueblo por las buenas y ahora tendrán que hacerlo por las malas, 
        porque la historia nos da la razón en la necesidad de procesos 
        que la aceleren y porque es una demostración de poder popular. 
        A las Barricadas de Barcelona y del mundo. 
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