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Trabajadores de Moulinex amenazan con volar una
fábrica y retienen varias horas al delegado del Gobierno
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Francia. 13/11/01. Agencias.- Ante
la falta cumplimiento de los acuerdos por parte de la patronal, varios cientos
de obreros de Moulinex quemaron ayer en señal de protesta uno de
los edificios de la fábrica de esta empresa en Cormelles-le-Royal
(Normandía, Francia) y anunciaron que habían colocado explosivos
en el resto de las instalaciones, dispuestos a volarlas si no obtienen las
compensaciones exijidas a la patronal y al Gobierno, entre ellas una prima
de 80.000 francos para cada uno de los afectados por la liquidación
parcial de la firma.
Además, el Comité de Empresa retuvo al delegado del Gobierno
para esta "reconversión", Michel Bove y a varios directivos.
Bove, tras tres horas de retención para obligarle a reabrir las
negociaciones, fue dejado libre como gesto de buena voluntad. En su lugar
quedaron retenidos uno de los administradores judiciales y directivos
de la empresa.
Corrupción y desfalco
A Moulinex, después de una desastrosa gestión económica
de sus directivos, con casos de corrupción aireados por la prensa,
ya solo le interesaba evitar pérdidas a sus mayores accionistas,
despreocupándose de la suerte de sus 5.000 trabajadores. Suspendió
pagos el 7 de septiembre, para facilitar la liquidación y venta
de las instalaciones al pulpo empresarial Grupo SEB, que ha obtenido la
adjudicación de los activos industriales de Moulinex que le interesan
por un precio irrisorio, a cambio de mantener a sólo 1.700 de sus
empleados en Francia y en el contexto de una negociación con los
bancos acreedores.
Los 3.700 obreros restantes se quedan sin empleo. El problema se concentra
en la región de Baja Normandía, donde cierran cuatro fábricas
de Moulinex. El secretario de Estado de Industria francés anunció
que el estado pondría 900 millones de francos (136 millones de
euros) para la "reconversión", que se reduce a unas cuantas
prejubilaciones e indemnizaciones, pero los sindicalistas exijen medidas
de fondo contra este tipo de fraudes económicos, además
de ayudas tanto para los obreros afectados como para sus familias.
El hombre de la patronal
Michel Bove, procedente de la dirigencia patronal, es el hombre designado
por el Gobierno para gestionar el cierre de las instalaciones industriales
y tratar de evitar mayores protestas de los obreros afectados. Contaba
con llevar a cabo la operación en un plazo de tres años.
Había propuesto prejubilaciones para los empleados mayores de 56
años, sin confirmar a qué porcentaje ascenderían,
y para el resto, o bien un dispositivo clásico de ayudas para conversión
y movilidad (ayudas para mudarse a otra ciudad, contratos temporales de
empleo, formación de baja categoría y corta duración),
o bien las mínimas indemnizaciones legales por paro.
Un obrero con 20 años en la empresa tendría que irse al
paro con una indemnización de 40.000 francos (poco más de
un millón de pesetas), según el ejemplo alegado por los
sindicalistas de la Confederación General del Trabajo (CGT), a
pesar de que en las primeras negociaciones tanto Bové como los
dueños de Moulinex se comprometieron a dar el máximo de
ayudas a los obreros cesantes.
La pasta o ¡boum!
Los bomberos no pudieron pasar ayer al interior de la fábrica
de Cormelles hasta que las llamas habían consumido el edificio,
situado a distancia considerable de las naves donde los obreros han colocado
los explosivos.
La policía dijo que varios testigos habían visto a tres
encapuchados por los tejados, colocando bidones que, siempre según
los trabajadores, contienen ácido sulfúrico, acetileno y
gasolina. "La pasta, o ¡boum!", reza un gran cartel colocado
en el tejado de una de las naves.
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