¿Es necesariamente no-violento un antimilitarista?

x Peter Schrembs

Pacifismo y Anti-Militarismo

En primer lugar es necesario definir el concepto de anti-militarismo. Anti-militarismo y pacifismo no son la misma cosa. Anti-militarismo y reivindicaciones sindicales en el ejercito tampoco son la misma cosa. Podemos en cambio definir el antimilitarismo como el compromiso individual o colectivo hacia la eliminación de la estructura militar en tanto medio de solución de conflictos. Y así obtenemos una definición neutral. En otras palabras, diríamos, destruir uno de los aparatos ideológicos del Estado. O también, acabar con el brazo armado del Estado.

Como sea, el anti-militarismo es por definición la negación de la estructura militar. Luego, aceptar la estructura militar no es posible para un anti-militarista. a su vez, estructura militar es sinónimo de ejercito, es decir, organización jerárquica de seres humanos en armas y servicios vinculados (fabrica de armas por ejemplo), aun cuando tienda a anular el rol subalterno para concentrar la respuesta en ataques a distancia en manos confiables.

Especifiquemos mejor el anti-militarismo en una distinción que encuentro legitima: anti-militarismo (AM), anti-militarismo revolucionario marxista (ARM) y anti-militarismo revolucionario anarquista (ARA). El anti-militarismo (AM) considera realizada su tarea con la desaparición de la estructura militar. No considera entonces necesaria la extensión de su compromiso subversivo a todo el sistema social (es la posición de ciertas agrupaciones de inspiración religiosa), o considera prioritario el compromiso de la eliminación de la estructura militar a cualquier otro compromiso (Cassola). El ARM o comunista, considera indispensable un cambio del sistema social en sentido comunista para proteger la humanidad del flagelo militar, considerando inútil la eliminación del ejercito si se mantiene la estructura económica capitalista. La propuesta marxista prevé entonces la prioridad de la conquista del poder, seguida por la consolidación del poder - y el fortalecimiento de su brazo armado - para crear aquellas condiciones estructurales que finalmente permitan objetivamente su "extinción".

El ARA, en cambio, considera la existencia del mismo Estado como una causa de la guerra y en consecuencia del fortalecimiento histórico de la estructura militar. La condición para la paz seria entonces la Anarquía. Se asocia, sin embargo, al antimilitarismo, en su compromiso con la eliminación inmediata del ejercito, ya que considera que tal estructura es una amenaza permanente para la vida y la dignidad del hombre, y porque piensa que es posible debilitar al Estado y a la ideología del poder golpeándola en su estructura militar. esto significa que quien de un modo u otro sostiene al ejercito, en el presente o en el futuro, en Suiza o en otro lugar, ciertamente no puede proclamarse anti-militarista.

Por otra parte, cada anarquista es por coherencia anti-militarista. Hubo, es cierto, un triste manifiesto, firmado por algunos anarquistas intervencionistas al lado de la Entente en la 1ra. Guerra Mundial, y hay anarquistas que han participado en determinadas estructuras militares o que las han apoyado (determinados "ejércitos de liberación nacional"). Todavía es licito afirmar que se trataba, y se trata, de contradicciones, de situaciones donde el juicio del particular sobre lo que haya de hacerse en un momento dado para acercar la libertad o alejarse de la tiranía permanece para nosotros no-evaluable, con el respeto por aquel que paga en persona sus elecciones (caso de Emiliano Zapata).

El momento histórico actual ha restringido las posibilidades de elección. El terror atómico no concede espacio para ilusiones revolucionarias resultantes de la situación desesperada creada por el conflicto mismo. Así, hablábamos al comienzo de una relación anti-militarismo-pacifismo. en realidad el termino pacifismo se encuentra muy aguado. En un tiempo sinónimo de anti-militarismo, se convirtió después, en los 60, en equivalente de no- violencia, para transformarse ahora en encubridor del movimiento por el desarme equilibrado y la política SALT y las conferencias de Ginebra (expresión de aquella política gubernamental y partidocratica, anti euro- misiles y anti-neutronica). Hoy dia, pacifismo y anti-militarismo son parientes lejanos, por lo menos en el nivel de interpretación de partidos y gobiernos.

Es obvio que el anti-militarista sea pacifista en sentido general. Pero no es necesariamente un no-violento porque, por definición, solo rehusa el monopolio de la violencia por parte de una estructura jerárquica. En particular el ARA puede obrar coherentemente de manera violenta, especialmente en una situación desesperada, causada por los hechos (instalación de una central nuclear) o por un tirano, que así lo exiga en tanto actitud de dignidad humana.

Finalmente el anti-militarismo es indiferente a la política sindical en el ejercito. Enfrenta la propuesta de la licencia prolongada con el rechazo al servicio; al orden con la deserción; a la petición con el sabotaje. Alentar las reformas de la estructura militar, en tanto alimenta la apariencia de inocuidad y frena la oposición, se opone al anti-militarismo.

 
         
   
 

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