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Vosotros me habéis convertido en una bomba
humana
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Descripción de la situación de los
palestinos en su tierra desde su propia perspectiva
Yo soy el producto de vuestra tiranía. Vosotros habéis
diseccionado las sobras de mi país en pequeños trozos que
no son más que ghettos, favelas y campos de concentración.
Me habéis cortado el agua y me habéis dejado sediento mientras
que los israelitas se bañan en piscinas no lejos de donde vivo.
Habéis arrancado mis árboles y profanado mis campos para
impedir que me alimente yo y los míos. Habéis cortado el
abastecimiento de las medicinas con las que tratar a los heridos, detenéis
y humilláis a los palestinos e impedís el paso a los que
necesitan atención médica haciendo que mi gente, que son
vuestras víctimas, mueran en vuestras fronteras improvisadas.
Vosotros asesináis a los míos diciendo al mundo que estáis
defendiendo a vuestros ocupas. Tiráis a matar contra los niños
que llenos de ánimo y valentía tiran piedras contra vuestro
bien pertrechado ejército en nombre de la libertad.
Vosotros torturáis a los niños y a los prisioneros, y tratáis
de obligar y sobornar a mi gente para que se espíen y denuncien
unos a otros. Demoléis nuestros hogares e impedís que nos
ganemos la vida. Nos matáis por control remoto desde los helicópteros
Apache americanos, y vuestros colonos que ocupan la poca tierra que nos
habéis dejado tiran bombas a nuestras casas y en nuestras calles
y atacan a nuestros niños y a nuestras mujeres con armas de fuego,
palos y odio a raudales.
Vosotros ocupáis mis tierras, y en las colinas manchadas de sangre
posicionáis vuestros tanques y vehículos blindados para
disparar a los niños que juegan en las calles.
Os habéis apoderado de la Orient House, mi único símbolo
de la libertad que había sido donado por un hombre que vale más
que todos los israelitas juntos, al tiempo que dejáis que los huérfanos
pasen hambre justo al otro lado de la calle.
Vosotros disparáis contra mis depósitos de agua y matáis
a los palestinos de servicio cuya única misión en el momento
de vuestras brutales masacres era patrullar las calles o simplemente tomar
su última cena. Habéis cortado mi electricidad para poder
asesinarme más fácilmente en las tinieblas de vuestras oscuras
traiciones.
Vosotros sois unos cobardes y tenéis miedo de unos niños
palestinos que tiran piedras. Nunca los matáis a solas. Vagáis
en grupos como jaurías de perros salvajes o incluso bestias peores.
Vosotros nos habéis arrebatado toda esperanza, me habéis
arrinconado en una esquina y me habéis despojado de todo lo que
es humano. Sólo me queda reaacionar con ira y amargura. Lleno mi
cuerpo de explosivos y busco un lugar donde detonarme. Y sí, mato
a vuestros ciudadanos, pero este es el precio que tenéis que pagar
por haberme negado mis derechos, los derechos propios de todos los seres
humanos que habéis anulado con la satánica opresión
que ejercéis sobre mi gente.
La verdad es que todo es muy sencillo. Dios creó iguales a los
hombres y nadie es mejor que otro. Y sin embargo, habéis decidido
que los judíos son mejores que los demás y que tenéis
el derecho a invadir mis tierras cometiendo robos y violaciones esperando
que encima os esté agradecido.
Justo el otro día, un muchacho estaba almorzando. Uno de vuestros
colonos que había venido de América tiró una bomba
incendiaria en la casa del muchacho. Sus dos hermanos murieron en el acto.
Pero él sobrevivió horriblemente desfigurado. Se llama Amar
Emeera. Sus cicatrices han transformado lo que era un hermoso niño
en un ser grotesco que ni siquiera parece humano. ¿Qué hizo
este muchacho para ir por la vida de esta manera?
Vosotros disparáis a los recién nacidos que van en los
brazos de sus padres en los coches palestinos. Matáis a los niños
palestinos que van o vienen de la escuela y matáis a los niños
palestinos que se enfrentan a vuestro ejército con las manos vacías.
A uno de estos niños, Muhammad Abu Arrar, le disparásteis
y matásteis por protestar contra la invasión de su tierra.
Los familiares palestinos del muchacho besaban el cuerpo sin vida mientras
era llevado a la Franja de Gaza para ser enterrado.
Vosotros matáis a los padres palestinos desarmados que se dirigen
a comprar libros y cuadernos para la escuela de sus hijos. Ya no tenéis
más excusas para las atrocidades que seguís cometiendo.
Bombardeáis las casas de las familias palestinas, matáis
en el acto a sus ocupantes y luego decís que las bombas eran del
bando palestino; y ello a pesar de que las casas estaban a gran distancia
del escenario de la lucha y de que los restos de las bombas hechas en
América se encuentran entre los escombros de las casas demolidas.
Vosotros estáis castigando sin piedad a 3 millones de palestinos,
la mitad de los cuales son niños que viven en los escasos restos
de su propia tierra. Y vosotros sabéis de sobra que su único
deseo es librarse de vuestra bárbara crueldad.
Vosotros decís al mundo que queréis paz en cada lugar y
en cada instante, pero estáis tan lejos de la paz como la tierra
lo estaría de un universo que viajase en la dirección contraria.
Vosotros habláis de paz con las lenguas bífidas de vuestros
líderes belicistas, y luego pretendéis sorprenderos cundo
una bomba humana palestina decide explosionarse.
Pero me temo que sólo estaréis a salvo de la amenaza de
las bombas humanas cuando busquéis una paz justa y comprensiva
y cuando pongáis fin a la invasión de las tierras de los
habitantes indígenas de Palestina
NOTA: Esta noticia ha sido extraida de www.cislamica.org por Abdul
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