100.000 personas en Madrid: ¿Victoria del reformismo o de la transformación?

x Roberto Delgado - militante anticapitalista
Especial para La Haine

Las movilizaciones contra la Cumbre de Jefes de Estado europeos, latinoamericanos y caribeños celebrada en Madrid el 17-19 de mayo, culminaron con una manifestación masiva en la que participaron 100.000 personas.

Hay varios elementos para el debate que se pueden extraer de estos días con vistas al futuro del movimiento antiglobalización.

Madrid: Primera cumbre antiglobalización sin detenidos

En Madrid ha tenido lugar la primera cumbre antiglobalización en la que no se ha producido un solo detenido. Para realizar una correcta interpretación de este dato debemos remontarnos a algunos días anteriores y tener en cuenta la estrategia del gobierno durante la campaña.

Los medios ocultaron la Cumbre oficial hasta que ésta no estuvo encima. No hubo alarde militar por parte del gobierno, ni siquiera alarde político: la población no estuvo enterada de la celebración de la Cumbre de Jefes de Estado hasta apenas 2 ó 3 días antes de producirse. Por extensión, la población tampoco estuvo al tanto de que contra esta Cumbre se producirían una serie de protestas. Es claro que el gobierno pretendía suprimir el espectáculo antiglobalización y lo que conlleva: demasiada gente, demasiado escándalo político, demasiada pérdida de protagonismo y demasiado espacio para la victoria popular.

Y para evitar al máximo la propaganda antiglobalización contó con un elemento de lujo: la debilidad organizativa del movimiento en Madrid. No hicieron falta las cargas policiales, ya que la lucha no fue de confrontación directa en ningún momento. No existió "provocación" alguna, más bien todo lo contrario. El movimiento estuvo en buena medida a las órdenes de la planificación policial: la trayectoria, el espacio, los ritmos y hasta el programa de actividades fueron -en varias ocasiones- modificados forzosamente, poniendo de relieve la nula capacidad de desafío y/o negociación por parte de la organización y de la gente.

Las manifestaciones del viernes 17 y del sábado 18 de mayo transcurrieron "sin incidentes" y "sin consecuencias" de ningún tipo. Más bien poca gente y ausencia absoluta de presión política.

A la estrategia del gobierno esto le vino de perlas ya que ni falta le hacía, para el mantenimiento de su credibilidad mediática, propagandizar hechos "sin consecuencias". Por tanto, durante el fin de semana fueron escasos los segundos dedicados a las manifestaciones.

No hubo detenidos ni excesos represivos porque el gobierno quiso evitar cualquier escándalo, y se sirvió de la debilidad de los movimientos sociales madrileños para su victoria: silenciar el mensaje de la contracumbre.

Extensión de los disturbios vs. masificación de las protestas pacíficas

El poder y los medios de comunicación realizaron su propia jugada política. ¿Y cuál ha sido la única respuesta visible de la contracumbre? La cantidad de gente reunida en la manifestación del domingo 19.

Parece que el movimiento antiglobalización a nivel internacional está dejando poco a poco de lado la estrategía del bloqueo físico a las Cumbres oficiales, vista la violencia salvaje con la que han respondido los gobiernos neoliberales (los sucesos de Gotemburgo y Génova provocaron este cambio de mentalidad).

En el caso del Estado español, el miedo es aún mayor si tenemos en cuenta que la represión cotidiana a los movimientos sociales es mucho mayor que en otras regiones europeas, uniéndose a esto que a lo largo y ancho de la península esta represión ha aumentado notablemente meses antes del semestre europeo (encarcelamiento de activistas sociales en Barcelona o Euskadi, aplicación automática de la ley antiterrorista, desalojo masivo de casas okupadas, acoso policial y cargas violentas en las protestas contra la privatización de la educación - LOU, etc).

Por una parte, ahora el poder respira tranquilo en sus reuniones, ya que nadie se atreve a tomar sus edificios o a bloquear los accesos a ellos. Por otra parte, los gobiernos observan cómo el movimiento crece sin freno: cualquier contracumbre en una ciudad grande puede citar entre 50.000 y 100.000 personas con facilidad, algo impensable hace apenas tres años, lo que significa que la disidencia en la calle se asienta y va en aumento. Incluso el récord de participación caduca muy rápidamente (de Génova a Barcelona transcurrieron ocho meses y la participación se multiplicó por cuatro).

La acertada estrategia del movimiento antiglobalización, en respuesta a la violencia del sistema, es llegar a todos los sectores sociales posibles y canalizar el descontento a través de la participación masiva pacífica en las contracumbres.

Frente a esto, una vez que el poder ha vencido a los disturbios (pilar fundamental de victoria política en citas anteriores), se encamina ahora a derrotar el pacifismo masivo.

100.000 personas el 19 de mayo en Madrid: ¿Victoria del reformismo o de la transformación?

Miembros de ATTAC señalaron en las reuniones de preparación del Foro Social Trasatlántico que "lo que trascenderá de la contracumbre de Madrid es la cantidad de gente que participe en la manifestación del domingo 19 de mayo, ya que eso es lo que trascendió de Barcelona".

Correcto análisis. Lo que parece trascender de Madrid son las 100.000 personas que llenaron las calles el día 19. Ni el "Reclama las calles" del 17 ni la "Marcha hacia la Cumbre" del 18 de mayo serán recordadas.

Es decir, las dos convocatorias más combativas, con mayor carga política y realizadas casi en solitario por el sector transformador del movimiento, resultaron -en mayor o menor medida- decepcionantes.

Es ineludible que la alta cifra de la última manifestación indica que el movimiento antiglobalización sigue en auge. Pese al silenciamiento impuesto y la deficiente fortaleza organizativa de la campaña se logró una más que significativa participación.

Ahora bien, ¿quién se apunta el tanto del día 19?¿ATTAC, IU y en general el sector más reformista del movimiento o por el contrario el sector que denuncia que "otro capitalismo es imposible"?

Todo parece indicar que la iniciativa de las protestas la ha llevado el reformismo. Ganó por goleada la manifestación "unitaria", la revolución pactada. No me cierro a este tipo de convocatorias ya que han demostrado unos niveles de movilización impresionantes, pero sí me parece urgente plantear un debate y recordar que en Barcelona ocurrió algo cercano.

En las manifestaciones de Gotemburgo y Génova también participaron los partidos de la oposición y los movimientos institucionales, pero el protagonismo y el peso real de la lucha fue para el anticapitalismo.

El poder no está durmiendo. Y desde Bruselas se observa cómo se avalanza sobre el pacifismo masivo a buen ritmo: ahoga al sector transformador y deja hacer al reformismo.

En Madrid, el Foro Social se adueñó del mensaje combativo, pero la calle se la quitaron. ¿Qué nos espera en Sevilla? ¿Nos están comiendo la patita?

 
         
   
 

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