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Madrid 17-19M: La radicalización del enfrentamiento
o la vuelta a Seattle pasito a pasito
x Roberto Delgado *
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A nivel de movilización en la calle, Barcelona
fue escenario de una jornada de acciones descentralizadas y otra jornada
donde tuvo lugar una inmensa manifestación pacífica. Indiscutiblemente
los movimientos sociales lograron de manera coherente canalizar el descontento
social. Se logró superar el miedo escénico provocado por
la violencia terrorista desatada en Génova contra los manifestantes,
y el pánico por la profundización de la guerra imperialista
desarrollada tras el 11 de septiembre.
Pero hay que advertir que este terrible miedo fue el que provocó
que todas las actividades se dieron lejos de los centros de reunión
oficiales. De hecho, pocas veces había sucedido esto en la joven
historia del movimiento antiglobalización.
Ahora, los movimientos sociales madrileños tratan de mover pieza.
Entre el 17 y 19 de mayo se han convocado tres grandes manifestaciones,
una por día. Especialmente interesante es la que tendrá
lugar el sábado 18, donde el objetivo es "marchar hacia la
Cumbre". Es posible que esta convocatoria no congregue a tantas miles
de personas como se dieron cita en Barcelona. Pero sí se debe remarcar
que en esta ocasión se estará dando un paso hacia delante.
Un paso que en su día se dio hacia atrás, y que en Madrid
se pretende recuperar: el asedio a los poderosos.
La convocatoria al bloqueo supone una vuelta a Seattle, Praga, Gotemburgo
o Génova en el terreno ideológico. Aquellas jornadas no
se concibieron como días de protestas tranquilas, sino como instrumentos
de creación de conciencia y de respuesta directa. Las victorias
cubrieron esencialmente estos dos campos: crear al poder un problema potencial
(sumar miles de personas a la disidencia anticapitalista) y un problema
inmediato, real y efectivo (tomar físicamente los centros de reuniones,
bloquear los accesos, desbordar a la policía y provocar el traslado
de las delegaciones oficiales a lugares más seguros, etc).
Barcelona recogió ampliamente el primer objetivo. Pero el segundo
ha conllevado verdaderas victorias históricas de los movimientos
en lucha, y retomarlo supone la recomposición ideológica
de la desobediencia y la confrontación política. Los poderosos
no sólo tendrán un problema potencial; además tendrán
-si la marcha se resuelve de manera exitosa- un problema aquí y
ahora.
La "marcha hacia la Cumbre" se combinará, además,
con un un reclamo de las calles ("Reclaim the streets") el viernes
17, y otra manifestación el domingo 19 "contra la globalización
capitalista y la represión". Esta última será
previsiblemente la que más gente congregue.
Este fin de semana de acción global es, por tanto, ya de por sí
un desafío.
*Roberto Delgado es militante anticapitalista y colaborador de La
Haine
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