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¡No nos encierren!
x Naomi Klein
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La globalización, se dijo, rompería
barreras -de comercio, comunicación, prosperidad. En realidad
-argumenta Naomi Klein- ha construido nuevas, represivas y enajenantes.
Pero podemos abrir las ventanas, si sabemos como.
Hace unos meses, mientras hojeaba mis recortes buscando una estadística
perdida, note un tema repetitivo: la valla. La imagen venía una
y otra vez: barreras separando personas de anteriores recursos públicos,
separándolos de la muy necesitada tierra y agua, restringiendo
su movilidad para cruzar fronteras, para expresar disensión política,
para manifestarse en las calles, incluso evitando a los políticos
promulgar sus políticas que dan sentido a la gente que los eligió.
Algunas de estas vallas son difíciles de ver, pero existen de
la misma forma. Una valla virtual crece en los colegios en Zambia cuando
una "tasa para usuarios de la educación" es introducida
por el aviso del Banco Mundial, sacando del alcance de la educación
a millones de personas.. una valla crece alrededor de las familias granjeras
en Canadá cuando la política gubernamental cambia la agricultura
de pequeña escala en un artículo de lujo, inalcanzable
en un paisaje de caída de precios en materias primas y granjas-factoría.
Hay una valla real pero invisible valla que crece alrededor del agua
potable en Soweto cuando los precios suben como un cohete debido a la
privatización, y los residentes son forzados a tomar fuentes
contaminadas. Y hay una valla que crece alrededor de la misma idea de
democracia cuando el Fondo Monetario Internacional pide a Argentina
que reduzca el gasto social, privatice mas recursos y elimine el apoyo
a la industria local, para acceder a sus prestamos, todo en medio de
una crisis económica profundizada por estas mismas políticas.
Estas vallas, por supuesto, son tan viejas como el colonialismo. "
Tales operaciones de usura ponen barrotes alrededor de las naciones
libres," Eduardo Galeano escribió en "Las venas abiertas
de América Latina". Se refería a los términos
del préstamo británico a Argentina en 1824.
Las vallas han sido siempre parte del capitalismo, la única
forma de proteger propiedad de posible bandidos, pero los dobles estándares
financiando estas vallas se han , inmediatamente antes, convertido cada
vez mas ostensibles. La expropiación de propiedades corporativas
pues ser el mayor pecado que cualquier gobierno socialista pueda cometer
a los ojos de los mercados financieros internacionales (solo pregunta
a la Venezuela de Hugo Chavez o a la Cuba de Fidel Castro). Pero la
protección de activos garantizada a las compañías
bajo tratados de libre comercio no se extendió a los ciudadanos
argentinos que depositaron los ahorros de su vida en cuentas del Citibank,
Scotiabank y HSBC y ahora se encuentran que la mayoría de su
dinero simplemente ha desaparecido. Tampoco la reverencia de los mercados
por la salud privada abrazó a los empleados estadounidenses de
Enron, que encontraron que habían sido aislados de sus carteras
de jubilación privatizadas, no pudiendo vender incluso cuando
los ejecutivos de Enron estaban desesperadamente cobrando sus propias
acciones.
Otra barrera de interés público bajo seria amenaza es
la que separaba cultivos modificados genéticamente de lo que
todavía no han sido alterados. Los gigantes en la venta de semillas
han hecho tal notable pobre trabajo de prevenir que sus semillas alteradas
fluyan a los campos vecinos, echando raíces y cruzando su polinización
que, en muchas partes del mundo, comer alimentos no transgénicos
ya no sea una opción - todo el suministro alimentario ha sido
contaminado. Las vallas que protegen el interés público
parecen estar desapareciendo rápidamente, mientras que las que
restringen nuestros derechos continúan multiplicándose.
Cuando primeramente note que la imagen de una valla continuaba saliendo
en discusiones, debates y en mis propios escritos, me pareció
significativo. Después de todo, la década pasada de integración
económica ha sido potenciada por promesas de caídas de
las barreras, de un incremento en la movilidad y mayor libertad. Y aun
después de 13 años de la celebrada caída del muro
de Berlín, estamos rodeados de vayas una vez mas, cortado -de
uno a otro, de la Tierra y de nuestra habilidad para imaginar que el
cambio es posible. El proceso económico que continua por el benigno
eufemismo "globalización" ahora alcanza cada aspecto
de la vida, transformando cada actividad y recurso natural en una medida
y una materia poseída. Como el investigador sobre el trabajo,
afincado en Hong Kong, Gerard Greenfield apunta, el actual estado del
capitalismo no es simplemente sobre el comercio en el sentido tradicional
de vender mas productos a través de las fronteras. Es también
sobre alimentar la necesidad insaciable de los mercados por crecimiento
redefiniendo como "productos sectores enteros que fueron previamente
considerados parte de "lo común" y no para la venta.
La invasión de lo público por lo privado ha alcanzado
a categorías tales como la salud y la educación, por supuesto,
pero también ideas, genes, ahora vendidas, patentadas y encerradas,
así como remedios aborígenes tradicionales, plantas, agua
e incluso células madre humanas. Con el copyright ahora EEUU
es el único mas grande exportador (mas que bienes facturados
o armas), la ley internacional de comercio tiene que se comprendida
no solo cuando derriba barreras selectivas al comercio sino con mas
exactitud, como un proceso que sistemáticamente levanta nuevas
barreras -sobre el conocimiento, la tecnología y recursos nuevamente
privatizados. Estos Derechos de Propiedad Intelectual en Relación
al Comercio (Trade Related Intellectual Property Rights) son los que
previenen a los granjeros de replantar las semillas patentadas por Mosanto
y convertir en ilegal para los países pobres fabricar drogas
genéricas mas baratas para llevar a sus necesitadas poblaciones.
La globalización esta ahora en tela de juicio porque al otro
lado de estas vallas virtuales esta la gente real, fuera de las escuelas,
hospitales, lugares de trabajo, sus propias granjas, casas y comunidades.
La masiva privatización y desregulación han reproducido
ejércitos de gente aislada, cuyos servicios ya no se necesitan,
cuyos estilos de vida están liquidados como "un paso atrás",
cuyas necesidades básicas no son respondidas. Estas vallas de
exclusión social pueden deshacen una industria entera, y pueden
también liquidar todo un país, como ha ocurrido en Argentina.
En el caso de Africa, esencialmente un continente entero puede encontrarse
exiliado al mundo de las sombras global, fuera del mapa o de las noticias,
apareciendo solo en tiempos de guerra cuando sus ciudadanos son vistos
con sospecha de miembros potenciales de la milicia, posibles terroristas
o fanáticos anti-americanos.
En realidad, notablemente poca gente aislada de la globalización
usa la violencia. La mayoría simplemente se muda: del campo a
la ciudad, de país a país. Y es cuando se enfrentan cara
a cara con las distinguibles, no virtuales vallas, las que están
hechas de cadenas unidas y cable espinosos, reforzadas con hormigón
y guardadas con ametralladoras. Donde quiera que oiga la frase "comercio
libre", no puedo imaginar las factorías enjauladas que visite
en Filipinas e Indonesia que están rodeadas de puertas, puestos
de vigilancia y soldados -para evitar filtraciones los productos altamente
subvencionados y que los sindicatos entren. Pienso, también,
sobre un reciente viaje al desierto del sur de Australia donde visite
el infame centro de detención de Woomera. En Woomera, cientos
de afganos y refugiados iraquíes, huyendo de la opresión
y la dictadura en sus propios países, están tan desesperados
para que el mundo vea lo que esta pasando detrás de la valla
que llevan a cabo huelgas de hambre, se lanzan desde los tejados de
sus barracones, beben champo y cosen su boca.
Estos días, los periódicos están llenos con espantosas
cantidades de buscadores de asilo intentando atravesar fronteras de
países escondiéndose entro los productos que gozan de
mayor movilidad que ellos. En diciembre del 2001, los cuerpos de ocho
refugiados rumanos, incluyendo dos niños, fueron descubiertos
en un contenedor llego con muebles de oficina: se habían asfixiado
durante el largo viaje por el mar. El mismo año, los cuerpos
de dos refugiados fueron descubiertos en Eau Claire, Wisconsin, en un
barco de adornos de baño. El año anterior, 58 refugiados
chinos se ahogaron en la parte trasera de un camión de reparto
en Dover.
Todas estas vallas están conectadas: las reales, hechas de acero
y alambre de espinas, son necesarias para hacer cumplir las virtuales,
las que ponen fuera de tantas manos los recursos y la riqueza. Simplemente,
no es posible mantener apartado esto de nuestra riqueza colectiva sin
una estrategia de acompañamiento para controlar el malestar popular
y la movilidad. Las firmas de seguridad hacen sus mejores negocios en
la ciudades, donde la distancia entre rico y pobre es mas grande -Johanesburgo,
Sao Paulo, Nueva Deli- vendiendo puertas de hierro, coches blindados,
desarrollados sistemas de alarma y alquilando ejércitos de guardias
privados. Los brasileños, por ejemplo, gastan 4.5 billones de
dólares al año en seguridad privada, y los 400.000 policías
de alquiler armados sobrepasan los oficiales de policía reales
por casi cuatro a uno. En la profundamente dividida Surafrica, el gasto
anual en seguridad privada ha alcanzado 1.6 billones de dólares,
mas de tres veces lo que el gobierno gasta cada año en vivienda
a precios cómodos. Ahora, parece que los componente confinados
protegiendo a los que tienen de los que no, son microcosmos de lo que
se esta convirtiendo en un estado de seguridad global -no una aldea
global intentando disminuir muros y barreras, como fue prometido, sino
una red de fortalezas conectados por corredores de comercio altamente
militarizados.
Si este dibujo parece extremista, podría ser solo porque la
mayoría de nosotros en el oeste raramente ve las vallas y la
artillería. Las factorías cercadas y los centros de detención
permanecen escondidas en lugares remotos, siendo menos posible hacer
un desafío directo a la retórica seductiva de un mundo
sin fronteras. Pero sobre los pasados años, algunas vallas han
puesto a la vista de todos - a menudo, viniendo al caso, durante los
encuentros donde este brutal modelo de globalización es avanzado.
Hora, esta asegurado, que si los líderes mundiales quieren ponerse
juntos a discutir un nuevo tratado comercial, necesitarán construir
una moderna fortaleza para protegerse de la rabia del público.
Cuando la ciudad de Quebec acogió el Encuentro de las Américas
en abril del 2001, el gobierno canadiense tomo el paso sin precedentes
de construir una jaula no solo en el centro de conferencias, sino en
el centro de la ciudad, forzando a los residentes a mostrar documentación
oficial para llegar a sus casas y lugares de trabajo. Otra estrategia
popular es mantener los encuentros en lugares inaccesibles: El encuentro
del G8 este año fue llevado a cabo en las canadienses Montañas
Rocosas , y el encuentro de la OMC en el 2001 tuvo lugar en el represivo
estado del golfo, Qatar, donde el emir prohibió las protestas
políticas. La "guerra contra el terrorismo" se ha convertido
en otra valla para esconderse detrás, usada por los organizadores
de los encuentros para explicar porque las muestras públicas
de desacuerdo solo no pueden ser posibles en este momento o, peor, dibujando
amenazantes paralelos entre manifestantes legítimos y terroristas
inclinados a la destrucción.
Pero lo que son contados como confrontaciones amenazantes son, a menudo,
alegres eventos, tanto que experimentan en vías alternativas
de organizar las sociedades como críticas de los modelos existentes.
La primera vez que participé en uno de estas contra-cumbres,
recuerdo tener el sentimiento distinto de que algún tipo de portal
político se estaba abriendo -una puerta, una ventana, "una
grieta en la historia", para usar la bonita frase del subcomandante
Marcos. Esta apertura tuvo poco que hacer con la ventana rota de un
McDonald's, la imagen favorita de las cámaras de TV; era algo
mas: un sentido de posibilidad, un golpe de aire fresco, oxígeno
llegando al cerebro. Estas protestas - que son actualmente maratones
de una semana de duración, de una educación intensa en
políticas globales, sesiones de estrategia durante la tarde-noche
en seis traducciones simultaneas, festivales de música y teatro
callejero -son como un paso dentro de un universo paralelo. Durante
la noche, el lugar es transformado en un tipo de ciudad alternativa
global, donde la urgencia reemplaza a la resignación, logos corporativos
necesitan guardia armada, la gente usurpa coches, el arte esta en todas
partes, los extranjeros se hablan unos a otros, y la perspectiva de
un cambio radical en la carrera política no parece como una idea
caduca y anacrónica sino el mas lógico pensamiento en
el mundo.
Incluso las fuertes medidas de seguridad han sido nombradas por los
activistas en parte del mensaje: Las vallas que rodean los encuentros
se convierten en metáforas de un modelo económico que
exilia a billones a la pobreza y a la exclusión. Las confrontaciones
son mantenidas en la valla - pero no solo lo que involucran palos y
piedras: Los frascos de gas lacrimógeno han sido devueltos con
palos de hockey, cañones de agua han sido irreverentemente desafiados
con pistolas de agua de juguete y helicópteros ruidosos burlados
con enjambres de aviones de papel. Durante el Encuentro de las Américas
en Quebec, un grupo de activistas construyó una catapulta de
madera de estilo medieval, rodando hasta la valla de 3 metros de altura
que cerraba el centro de la ciudad y lanzaron osos de peluche por lo
alto. En Praga, durante un encuentro del Banco Mundial y el Fondo Monetario
Internacional, el grupo italiano de acción directa Tute Bianche
decidió no enfrentarse a las líneas de policía
antidisturbios vestida de negro en similarmente amenazantes mascaras
y pañuelos; en lugar de esto, marcharon a la línea de
policía en prendas blancas rellenas de neumáticos de goma
y acolchados Styrofoam. En una mezcla entre darth Vader y un ejército
de hombres de Michelín, la policía no podía ganar.
Estos activistas son bastante serios en su deseo de interrumpir el actual
orden económico, pero su táctica refleja un rechazo obstinado
para comprometerse en las luchas de poder clásicas: Su objetivo
no es tomar el poder para ellos mismos sino desafiar la centralización
por principio.
Otras clases de ventanas se están abriendo también, conspiraciones
silenciosas para reclamar espacios privatizados y activos para uso público.
Quizás, estudiantes quitando anuncios de sus clases, o intercambiando
música en línea, u organizando centros de información
independientes con software gratis. Quizás, los campesinos de
Tailandia plantando vegetales orgánicos en campos de golf sobre-irrigados,
o granjeros sin tierra en Brasil cortando vallas en tierras sin uso
y convirtiéndolas en granjas cooperativas. Quizás los
trabajadores de Bolivia revirtiendo la privatización de sus suministros
de agua, o los residentes en municipios de Suráfrica reconectando
su electricidad a los vecinos bajo el eslogan Poder para la Gente (Power
to the People). Y una vez reclamados, estos espacios están también
siendo rehechos. En asambleas vecinales, en consejos en las ciudades,
en centros de información independientes, en bosques comunitarios
y granjas, una nueva cultura de vibrante democracia directa esta emergiendo,
una que es potenciada y reforzada por la participación directa,
sin disminuir o desanimar por espectadores pasivos.
A pesar de todos los intentos de privatización, resulta que
hay cosas que no ser apropiadas. Música, agua, semillas, electricidad,
ideas - continúan explotando los límites erigidos alrededor
de ellos. Tienen una resistencia natural a envolverse, una tendencia
a escapar, a polinizar, a fluir a través de las vallas y a huir
por las ventanas abiertas.
No esta claro lo que saldrá de estos espacios liberados, o si
lo que emerge será suficientemente duro para resistir los crecientes
ataques de la policía y el ejército, cuando la línea
entre activismo y terrorismo es deliberadamente velado. La cuestión
de lo que viene me preocupa. Cuando miro de nuevo a estos recortes de
periódico, los veo por lo que son: postales de momentos dramáticos
en el tiempo, una grabación del primer capítulo en un
muy viejo y recurrente historia, la que habla acerca de gente empujando
las barreras que intentan contenerles, abriendo ventanas, respirando
profundamente, degustando libertad.
Esta pieza esta extraída de Vallas y Ventanas (Fences and
Windows),
de Naomi Klein, publicada por Flamingo.
The Guardian © (5/10/02)
http://www.globalizate.org/
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