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El reformismo "light" del Foro Social
Mundial
Estrategia Internacional N° 18
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Más aún que en su primera edición,
el Foro Social Mundial (FSM) reunido en Porto Alegre ha estado dominado
por la asociación entre el reformismo socialdemócrata
europeo, expresado principalmente por el gobierno de la "izquierda
plural" francesa (concurrieron seis de sus ministros), en particular
el Partido Socialista gobernante, y el reformismo latinoamericano del
Partido de los Trabajadores de Brasil. A diferencia del año pasado,
cuando la intención era montarse sobre las movilizaciones "antiglobalización"
para fortalecer al "ala derecha" de dicho movimiento, hoy
del tema prácticamente no se habla, y el Foro es aún mucho
más abiertamente "institucional" que en el 2001, con
mayor presencia de funcionarios gubernamentales y parlamentarios.
Esto no sorprende. El movimiento "antiglobalización"
que, ya venía polarizándose en dos alas desde las manifestaciones
de Gotenburgo y Génova debido a la discusión acerca de
la utilización de la violencia en las protestas, entró
en crisis con los atentados del 11 de septiembre. Mientras un sector,
incluso, apoyó la intervención imperialista en Afganistán,
la gran mayoría de quienes se opusieron lo hicieron desde una
posición meramente pacifista, sin distinguir entre países
opresores y oprimidos. Sólo una pequeña minoría
sostuvo posiciones correctamente antimperialistas. La reivindicación
de Jospin y otros gobernantes europeos de la "tasa Tobin",
produjo una mayor simbiosis entre el ala derecha de los "antiglobalizadores"
(como ATTAC) y los gobiernos "pluralimperialistas". La juventud
anticapitalista, por su parte, quedó a la defensiva y mostró
los límites de sus posiciones "autonomistas" y "anarquistas"
a la hora de enfrentar el dominio de los grandes monopolios. El poder
de los estados imperialistas, supuestamente "desaparecido"
en las teorías en boga, mostró en los últimos meses
toda su fuerza, y especialmente en el caso del imperialismo dominante,
los EE.UU., con un Bush que recurre al más puro "interés
nacional" para justificar las intervenciones norteamericanas.
El dominio más descarado en el FSM de la socialdemocracia se
puede ver en un símbolo: el año anterior habían
sido repudiados por el público ministros y ex ministros de la
socialdemocracia francesa; hoy los "socialimperialistas" se
pasean tranquilos y el "repudio" consistió en rechazar
la presencia del primer ministro belga -que apoya la "Tasa Tobin"-
por "neoliberal". Incluso el PT llegó al punto de prohibir
hasta la quema de banderas norteamericanas en la marcha de apertura.
Con la mirada puesta en la próxima elección presidencial,
no quiere que ni el mínimo atisbo de antimperialismo altere su
respetabilidad burguesa.
A la consigna tradicional "otro mundo es posible" la nueva
edición del FSM ha agregado otra, "por la paz mundial"
, junto con un pronunciamiento "contra todo tipo de terrorismo"
que bloqueó la presencia de los independentistas vascos. Las
FARC, que sí participaron, tienen una presencia muy marginal,
a diferencia del importante protagonismo del año pasado. De conjunto
ha sido mucho más secundaria la participación del conjunto
del populismo latinoamericano.
Es claro que, a pesar de las declamaciones de intelectuales como Chomsky,
más que una oposición, la "globalización democrática"
sostenida en el FSM es un complemento de lo postulado en el Foro Económico
Mundial de "Davos" (ahora reunido en Nueva York), que sirve
a los fines de los gobiernos socialdemócratas de la Unión
Europea para mostrar una cara más "social" que la de
Washington y para ampliar su influencia imperialista en América
Latina. Muchas palabras y datos para describir las "consecuencias
negativas de la globalización" para justificar porqué
no puede atacarse ningún de los intereses fundamentales de quienes
dominan el mundo.
Las otras "novedades" en Porto Alegre han sido el aumento
en cantidad de público (se calcula la presencia de 50.000 personas)
y una mayor presencia de delegaciones de la izquierda argentina. La
crisis y las jornadas revolucionarias del 19 y 20 de diciembre han sido
obviamente uno de los principales temas de discusión. Pero la
irrupción de masas no es la vía que preconizan los convocantes
del FSM. Por el contrario, sus "propuestas" buscan evitar
que esta se produzca y su alerta a los que se reúnen en Nueva
York es que hagan "reformas" que si no se va a multiplicar
lo de Argentina. Ya estamos viendo como lo postulado en el FSM sirve
para tratar de bloquear la acción de masas: los miembros del
Frenapo y la CTA recorren en Buenos Aires las Asambleas Populares proponiendo
su institucionalización "a la manera de la democracia participativa
de Porto Alegre". En realidad, la movilización de masas
que acabó con De la Rúa fue un golpe a todo el "centroizquierdismo"
que hegemoniza el FSM y que, en Argentina, fue parte del gobierno aliancista
de la mano del Frepaso.
Lejos de enfrentar la política de las direcciones reformistas
organizadoras del FSM, las corrientes centristas que se reinvindican
"trotskistas" con mayor presencia en el mismo -argentinas
(como el MST, el PO o el MAS) o brasileñas (como el PSTU o la
CST-MES)- son parte directa de su organización o son participantes
"responsables". Aunque a diferencia de la LCR francesa -que
presenta al Forum como el gran ejemplo a seguir y cuya corriente hermana
en Brasil, la Democracia Socialista, es parte del gobierno estadual
de Río Grande do Sul y de la intendencia de Porto Alegre- corrientes
como el PSTU o el PO critican los aspectos más reformistas del
Forum, sus cuestionamientos son en el terreno meramente "literario".
Son la "pata izquierda" de este engendro reformista. Aún
con importantes fuerzas militantes presentes, no enfrentaron al FSM,
siquiera, como lo hizo meritoriamente la juventud anticapitalista el
año pasado.
El proceso revolucionario abierto en Argentina indica que para triunfar,
las masas deben seguir un camino opuesto al del reformismo "light"pregonado
en el FSM.
12 Febrero 2002
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