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Imaginemos unos sindicalistas de una multinacional
del automóvil -la Volkswagen, la Ford o la Suzuki, tanto da- que
se ponen de acuerdo para realizar una movilización mundial contra
la empresa. Saben que su Consejo de Administración se va a reunir
en Sevilla y dada la extrema gravedad de la situación (despidos,
rebajas de sueldos, atentados ecológicos, cierres, represión
policial...), convocan una manifestación mundial para protestar
y denunciar la política de la empresa. No obstante, tienen buen
cuidado en fijar la hora de la mani, asegurándose no sólo
de que ya ha terminado la reunión del Consejo de Administración
sino que, además, en ese momento, todos los altos ejecutivos de
la multinacional no sólo se encuentren ya fuera de la Ciudad sino
que incluso se hallen nuevamente en los países en donde habitualmente
realizan sus funciones, desde donde -cómodamente- podrán
ver por televisión como sus trabajadores protestan. Por si faltaba
algo y al objeto de salvaguardar el necesario respeto incluso al halo
que dejan tras de sí estos ejecutivos allá por donde pasan,
la manifestación se desarrolla -previo acuerdo entre sindicalistas
y el Gobierno local- justo en sentido contrario adonde se han juntado.
Como es lógico, el Consejo de Administración se muestra
públicamente plenamente satisfecho de la "madurez" de
los sindicalistas, mientras en privado, claro, se felicitan de su candidez.
No pretendemos a cuenta de esta metáfora que se nos reconozca
ningún merito literario. Por ello y en aras de la claridad política
no desarrollamos indefinidamente el argumento, ni le introducimos más
elementos y variaciones y nos detenemos aquí. Con lo dicho basta
y sobra para constatar algunas de las limitaciones políticas de
la Contracumbre de Sevilla (que siguen y potencian a las ya vistas en
Barcelona). De hecho no hay que ser un lince para apreciar que algo no
cuadra cuando el acto principal de una Contracumbre está previsto
y se realiza cuando la Cumbre ya ha terminado hace horas.
Algún pazguato ha dicho por ahí que el planeamiento de
lo de Sevilla era "una forma de evidenciar hasta que punto el movimiento
antiglobalización había aprendido de las experiencias de
Génova, Gotemburgo o Seattle y avanzado a partir de ellas".
Por nuestra parte, afirmamos que con "avances" de este tipo
no hacen falta retrocesos. Para que nadie se llame a engaño, recordamos
que en esas ciudades lo que hubo fueron manifestaciones y acciones de
bloqueo masivas, destinadas a evidenciar simbólicamente el compromiso
y la voluntad de los participantes de impedir o al menos dificultar la
labor de los criminales encorbatados que suelen juntarse en este tipo
de eventos. La existencia de un perímetro controlado -como ha ocurrido
también en Andalucía- permitía medir y fijar de antemano
a cada una de las personas y sectores participantes hasta donde estaban
dispuestos a llegar, haciendo posible una convivencia y colaboración
fructíferas. La seriedad que desprendía la movilización
trascendía el lugar concreto de su realización e incluso
el numero de sus participantes, obteniendo dimensión mundial. Además,
la actuación policial represiva y la respuesta popular no sólo
visualizaba a través de los medios de comunicación el alcance
del conflicto sino que, por la vía de la imagen y de los hechos,
reivindicaba actitudes y métodos esenciales para la lucha cotidiana.
No es de extrañar el impacto de esas experiencias en la juventud
a nivel mundial. Por supuesto, estas experiencias no tenían nada
que ver con el recurso estúpido y cobarde de refugiarse dentro
de una manifestación masiva para hacer salidas al objeto de destrozar
algún escaparate, justificando una represión policial salvaje
e indiscriminada.
En Sevilla esa batalla política se perdió nuevamente cuando
el FSS optó por fijar la fecha y hora de la manifestación
masiva el sábado 22 a las 20 horas; cinco después de concluida
la cumbre. No obstante, la posterior convocatoria de la Huelga General;
la existencia de otras manifestaciones menores previstas y sobre todo,
los problemas habidos en torno a la legalización del recorrido
abrieron una pequeña posibilidad de recuperar y reconducir políticamente
el proceso. A esta intención respondieron los sucesivos comentarios
que aquí publicamos* -con las autorestricciones debidas a elementales
precauciones de seguridad- aunque, finalmente, hubimos de asumir que no
había posibilidad alguna de reconducción.
Como es lógico, a esta orientación política se le
ha sumado desde las portavocias del FSS un discurso pacifista vomitivo,
destinado a justificar y legitimar esta línea de actuación,
que por si fuera esto poco, ha integrado sin dificultad los lugares comunes
del pensamiento liberal -como si los hubiera ido inspirando paso a paso
algún aspirante a leguleyo- en cada ocasión que ha tenido
que analizar las actuaciones políticas del Estado español
ante la contracumbre. Salvando las distancias y las especificidades, hemos
vuelto a sentir el mismo malestar que antaño, cuando similares
pamplinas contribuyeron a limitar o eliminar los efectos políticos
positivos del movimiento antiOTAN o del movimiento de insumisión,
sin contribuir un ápice a su victoria antes al contrario, pese
a los esforzados argumentos pretendidamente "realistas" esgrimidos
en su defensa.
Todos los lectores y lectoras de este Boletín conocen nuestra
actitud critica ante el PCE-IU. Sin embargo, en este caso, hemos de explicitar
que el PCE-IU no es el responsable principal de que el FSS optara por
este curso político. Tampoco es que estuviera en contra, desde
luego. O que no le viniera bien que otros le hicieran el trabajo. Pero,
si hay que ser justos, hay que reconocer que, sin la orientación
de CGT; del exMC (ahora Acción Alternativa, directamente y/o a
través de otras organizaciones), del acompañamiento de algunas
otras corrientes y colectivos y de las carencias de otras (para no variar,
CUT-BAI no ejerció políticamente; lo que no es lo mismo
que militantes y afiliados suyos sí fueran activos en el FSS),
esta orientación no se hubiera convertido en carta de naturaleza
del FSS a partir de su aval desde "la izquierda". Vendría
bien que algunas organizaciones de las llamadas "sociales",
habitualmente preventivamente distantes, criticas y despreciativas hacia
el PCE-IU, se plantearan si realmente, aparte las diferencias históricas
o personales, tienen realmente diferencias políticas con él
o son solamente funcionales. Así no es de extrañar que,
además de lo dicho, Andalucía estuviera políticamente
ausente no sólo del Manifiesto sino también de la imagen
y del discurso central del FSS o que pudieran colarse sin mayores problemas
en su seno organizaciones que sostienen al Gobierno social-liberal de
Chaves como Los Verdes, JJSS o JJAA, abriendo el camino estas dos ultimas
al aprovechamiento del FSS por parte de sus respectivos partidos.
En este punto, cabe repasar que la Contracumbre se ha desarrollado en
medio de un hostigamiento policial desproporcionado e injustificado. Con
todo, no sería justo achacarle a la presión policial la
menor asistencia de la prevista tanto a la acampada del Alamillo como
a las actividades paralelas del día 21; reconocidas ante Canal
Sur TV por Joaquín Urías, uno de los portavoces del FSS.
Los acontecimientos, por cierto, desautorizaban a posteriori la fijación
de prioridades y sobre todo las consecuencias políticas que de
ellas derivaron.
Aparte de las charlas y encuentros, las acciones que tuvieron alguna
repercusión mediática tuvieron formas y contenidos discutibles.
El strip-tease, de una parte, era evidentemente una acción en busca
de foto. El pasacalle con gente disfrazada con traje de flamenca, inexplicable
al realizarse en Sevilla y desde luego no precisamente el mejor recurso
para llegar a los andaluces "normales"**. El encierro espontáneo,
sobrevenido o autoorganizado, en la Iglesia de El Salvador, aparte de
motivarse por el apoyo a los inmigrantes ilegales encerrados en la UPO
y reafirmar con ello la identificación pública del FSS con
la consigna "Papeles para todos", podía haber dado lugar
a una sabrosa campaña de contrapropaganda contra el FSS si la pareja
que celebraba su boda, no se lo hubiera tomado con buen talante (lo que
no era nada seguro dada la zona donde está la Iglesia y por tanto
el perfil político dominante entre sus parroquianos).
La manifestación del 22, con todo, fue una buena manifestación.
Por supuesto, ni de lejos comparable al 4 de Diciembre de 1977 y algunas
más, pero si una concentración de gente apreciable. El FSS,
primero dio públicamente la cifra de 100.000 asistentes y luego
la duplico (de ahí que haya medios que recogen una u otra), con
lo que se restó a si mismo credibilidad cuantitativa. Pero en todo
caso, hubo mucha gente y cortejos extremadamente combativos, contribuyendo
a ello seguramente la cercanía de la Huelga General. Ciertamente,
esa misma gente; la mitad, o incluso la quinta parte, hubiera producido
un efecto político mundial cualitativamente superior de haber sido
convocados y haberse manifestado el día antes, con todos los jerarcas
de la UE recluidos en el Palacio de Congresos o en sus Hoteles.
Algo que debería hacer reflexionar a quienes adelantan que Sevilla
será, a partir de ahora, "un foco permanente de pensamiento
critico" -aplicándose el cuento- es que el jefe superior de
Policía Antonio Bertomeu, consideró que la manifestación
había sido «un éxito para todo el mundo» y que
el delegado del Gobierno español Torres Hurtado felicitara públicamente
al FSS por su comportamiento. Aún así, quienes fueron a
la mani, manifestaron indudablemente con ello su rechazo al orden existente.
Pese a todo y a la oportunidad general perdida, hay que valorar además
positivamente el esfuerzo y la dedicación de muchas personas y
algunos de los resultados obtenidos.
Y además, finalmente, hemos de contar con el aspecto positivo
de que, a cuenta de lo vivido en Sevilla estos días, con temperaturas
de más de 40º C a la sombra, un buen montón de guiris
españoles y europeos ya saben perfectamente a que nos referimos
en Andalucía cuando hablamos de la calor y quizá habrán
entendido con ello no sólo lo adecuado y fundado de algunas costumbres
andaluzas sino lo injusto de algunos tópicos antiandaluces que
todavía circulan con profusión allende Despeñaperros.
Notas:
* Hemos publicado comentarios sobre el movimiento antiglobalización,
la Contracumbre y el FSS en los nºs 68, 78, 95, 97, 114, 115 y 123.
* * No llegamos siquiera a atisbar cuales podían ser los razonamientos
que llevaran a plantear y ejecutar esta acción de disfrazarse de
andaluces en la misma Andalucía, de tan extremadamente absurda
que nos parece. Si ya los precedentes de hace algunos años de acciones
similares, desarrollados en otros países del Estado a cuenta de
reutilizar las imágenes de la película de Berlanga, "Bienvenido
Mr. Marshall" nos resultaban criticables y desagradables por lo que
conllevan de ridiculización de la imagen nacional de Andalucía-
hacerlo en Sevilla implica un grado de falta de imaginación y marginalidad
en relación al país increíbles.
* **Balance oficial del Foro Social de Sevilla en su Comunicado final,
asequible en su pagina: http://www.forosocialsevilla.org/
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