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Medio Oriente :: 25/12/2024

Navidad, año uno

Carlos del Frade
En esta Navidad, en tiempos del mayor infanticidio de los últimos siglos, se hace imprescindible pensar en el amor pero más en la resistencia

A pesar de la persecución y la reducción a la animalidad del pesebre a la que fueron sometidos María y José, ese amor y esa resistencia fueron posibles porque una parte del pueblo rechazaba y peleaba contra la dominación del imperio romano y la traición de los sectores judíos acomodados de su propia geografía.

La Navidad de 2024 será celebrada sobre el mayor infanticidio de los últimos siglos, tal como lo definieron intelectuales de diferentes países del mundo en relación a lo que está sufriendo el pueblo de Gaza. Como si fuera la repetición de la orden de Herodes en pleno tercer milenio con una crueldad aumentada, planificada e impune.

Quizás por eso es indispensable pensar en aquellos días del nacimiento del revolucionario palestino llamado Jesús.

Diferentes historiadores sostienen que en el siglo VIII antes de Cristo, el profeta Isaías explicaba el proyecto que implicaba la denominación "el reino de los cielos":

"No habrá más allí niños de días, ni viejo que sus días no cumpla: porque el niño morirá de cien años, y el pecador de cien años será maldito... Y edificarán casas y morarán en ellas, plantarán viñas y comerán el fruto de ellas. No edificarán y otro morará; no plantarán y otro comerá: porque según los días de los árboles serán los días de mi pueblo, y mis escogidos perpetuarán las obras de sus manos... No trabajarán en vano, ni parirán para maldición...".

Isaías formaba parte del pueblo judío, que solamente tuvo independencia política luego de la revolución encabezada por Judas Macabeo, entre los años 166 al 63 AC. Fue justamente en el 63 AC cuando el general romano Pompeyo tomó Jerusalén, capital de Palestina. Desde entonces hasta la muerte de Jesús, el país fue una colonia del imperio romano, una provincia del mismo, administrada por virreyes enviados desde Roma.

El profetismo en el pueblo de Israel, representado en Moisés, Isaías, Juan y el propio Jesús cumplió una función política social, paralelamente a la difusión de ideas religiosas. El mensaje -el que anunciaba la concreción del reino de los cielos- era lograr un espacio de libertad, donde vivir con dignidad y sin opresores para el pueblo de Israel. El discurso de la figura histórica de Jesús se instaló en esta línea histórica.

Los distintos estudios históricos señalan que Jerusalén, luego de Roma, era la ciudad del imperio con mayor cantidad de trabajadores pagos y marginados sociales. Estos eran llamados 'am ha aretz', gente de la tierra, aunque sin gobierno sobre las productos de la tierra que trabajaban.

Jerusalén significa "ciudad de la paz" y fue convertida en capital del reino en el año 1000 AC por David. En los tiempos de Jesús contaba entre 30.000 y 50.000 habitantes, aunque en los días de fiesta, la cantidad de personas llegaba a 200.000. Era un centro de reunión de recaudadores de impuestos y comerciantes de la región. Jerusalén, junto a Belén, estaban en el sur de Palestina, en la región de Judea, la zona más pobre del país. Galilea, la parte norte, era la región más rica, donde se cultivaba trigo, vino, y se producía madera y se criaba ganado mayor.

El pueblo de Israel tuvo diferentes conformaciones sociales y políticas desde la constitución de su estado. La primera de ellas, según algunos estudiosos, fue la de una confederación campesina; luego una monarquía y después se pasó a la esclavitud bajo distintos imperios.

La composición social de Palestina diferenciaba distintos sectores sociales, los cuales tenían grupos religiosos-políticos representantes de las necesidades e intereses de las mencionadas clases. En lo alto de la pirámide social se encontraban los nobles, tanto laicos como sacerdotales, al mismo tiempo que los escribas en connivencia con los romanos. Los sectores intermedios estaban representados por pequeños propietarios, comerciantes, empleados y servidores del templo de Jerusalén, simples sacerdotes y levitas. Por debajo, en la ancha base de la pirámide social, se encontraban los jornaleros agrícolas y los esclavos. Este caldo social originó los grupos políticos-religiosos que fueron citados por el historiador de origen judío Flavio Josefo, dentro de su obra de veinte libros "Antigüedades judías", escrita en Roma.

El grupo que representaba al sector conservador, en alianza con el poder de los romanos, era el de los llamados saduceos. Para el investigador francés Marcel Simon, la etimología del nombre "debe vincularse con el mismo título de los 'bené Sadoq' de Qumrán, al gran sacerdote del tiempo de Salomón".

El historiador agrega, "tanto en política como en religión son conservadores... del orden romano (porque) les garantiza sus propios intereses, y a los saduceos no les cuesta trabajo ser solidarios con el ocupante, desde que los deja practicar libremente su religión... son enemigos de toda innovación, ritual o doctrinal".

Los intereses de lo que podríamos comparar con la clase media de la región, estaban representados por los denominados fariseos, palabra de origen hebreo que significa "separados" y hace alusión a los orígenes del movimiento donde se destacó por apartarse de lo que consideraban "el vulgo". Para el ya citado Marcel Simon, "la rivalidad de las dos sectas (fariseos y saduceos) se nos presenta como la de dos categorías sociales: frente a la aristocracia de las grandes familias sacerdotales, los fariseos representan una suerte de clase media".

Se los caracteriza, según el historiador Flavio Josefo, como hombres de estudio y de escuela; y en general discuten ideas sobre política sin arriesgarse demasiado. De este grupo se desprendieron los esenios, grupo que se ubicó en la zona del Qumrán, cerca del Mar Muerto. Desde allí difundieron ideas sobre el advenimiento del reino de los cielos y creían en el triunfo de los hijos de la luz por sobre los hijos del mal. Era un grupo esencialmente espiritual. En la región de Palestina se los llamaba "los piadosos", "los cuidadores" y su filosofía fue investigada en profundidad luego del descubrimiento en 1947 de los rollos del Mar Muerto, encontrados en una de las cuevas del Qumrán.

El otro grupo, el más radicalizado, es el representado por los zelotes:

"Quizás más que anarquistas, son nacionalistas e intransigentes. Lo político y lo religioso están en ellos inextrincablemente unidos. La miseria en que viven no es probablemente extraña a su agitación, que traduce así, en ciertos aspectos, la reacción de lo que bien puede llamarse un proletariado, sobre todo rural...los zelotes son rebeldes, que no atacan solamente a Roma, parece que estaban dispuestos a emplear el cuchillo contra los paganos con seguridad, pero también contra los tibios entre los judíos, los que pactan con el ocupante o, simplemente, se acomodan a su presencia sin demasiado pesar", describe Marcel Simon.

En el año 66 DC produjeron la insurrección que terminó con el suicidio masivo en la colina de Masada, cercana a Jerusalén, hoy lugar histórico para los israelíes, pues allí los zelotes resistieron hasta el 73, donde fueron vencidos por la décima legión del ejército romano.

En esta Navidad es necesario pensar que el amor de María y José y su resistente deseo de padres a pesar de la persecución y la reducción a la animalidad del pesebre, fue posible porque había una parte del pueblo que rechazaba y peleaba contra la dominación del imperio romano y la traición de los sectores acomodados de su propia geografía.

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Referencias:

. “Jesús revolucionario”, de Rubén Dri;

. “El dogma de Cristo”, de Erich Fromm;

. “La iglesia y la construcción de la impunidad” e “Historia política de Dios”, de Carlos del Frade.

pelotadetrapo.org.ar

 

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