1975-2025: 50 años atados y bien atados

Este año se cumple medio siglo de la muerte del dictador fascista Francisco Franco y el gobierno de PSOE y Sumar se ha lanzado a celebrarlo, anunciando multitud de actos durante todo el año para conmemorar las supuestas "democracia y libertad" que disfrutamos desde entonces. Pero, ¿es así realmente? Desde luego que no. Se murió el perro, pero el fascismo no.

La falsa transición solamente sirvió para institucionalizar un fascismo que se cambió de careta pero que siguió siendo el mismo: mismos jueces, fiscales, policías, militares, torturadores, mismo poder económico dirigido por la misma oligarquía, mismo poder mediático y, por supuesto, mismas políticas antiobreras y antipopulares; todo ello coronado con la monarquía impuesta por el mismo Franco, del cual son herederos Juan Carlos, Felipe y Leonor. El objetivo estaba claro: cambiar algo para que todo siguiera como estaba. Una falsa transición consagrada gracias a la traición de buena parte de la supuesta oposición al Régimen, que pasó por el aro del atado y bien atado para garantizar su continuidad: vendió al pueblo trabajador y sus legítimas aspiraciones democráticas a cambio de un par de poltronas. Y, por supuesto, sellada en medio de un baño de sangre y de la más dura e implacable represión contra quienes ya entonces denunciaron aquella artimaña y siguieron plantando cara a una dictadura que se travestía de democracia de manera burda, mientras continuaba con el terrorismo de Estado, llenando fosas con cal viva y las cárceles con presos políticos.

Franco gobernó 36 años, pero el régimen fascista que implantó lleva otros 50 años oprimiéndonos sin él. Mientras, sus víctimas, que se cuentan por cientos de miles, llevan estos casi 90 años enterradas en cunetas (ahí es donde quedó verdaderamente la democracia en este país y, de momento no ha sido desenterrada), sus ejecuciones y torturas no han sido reparadas, los juicios sumarios y políticos con que se les condenó no han sido revocados, el Estado no ha pedido ningún perdón a nadie, los monumentos y homenajes a los genocidas fascistas siguen en las calles… ¿exactamente qué quiere celebrar el gobierno? Mientras no se restaure y repare la auténtica legitimidad democrática, fruto de la legalidad republicana y las últimas elecciones verdaderamente libres que ha habido en este país, las de febrero de 1936 que dieron paso al gobierno del Frente Popular contra el que se sublevaron los fascistas el 18 de julio, no tendremos nada que celebrar.

En los últimos 50 años la clase obrera y los sectores populares hemos padecido una pérdida constante de derechos y libertades, guerra sucia, torturas, ilegalización de partidos políticos y persecución de sus militantes, infiltraciones, cierre de medios de comunicación, encarcelamiento de raperos, la entrada en la OTAN, reconversiones, paro, desahucios, inflación… ¿es esto lo que quiere celebrar el gobierno? Bueno, teniendo en cuenta el papel clave y protagónico del PSOE en todo ello, igual sí.

De lo que realmente se trata es del enésimo intento de maquillaje. El Régimen sabe perfectamente que cada vez menos gente se traga su pantomima democrática, el pueblo trabajador le va dando la espalda, cae en picado la credibilidad de sus instituciones y sus farsas electorales… Para salir de ese aislamiento, intenta continuamente venderse como democrático, para que así aceptemos nuestras duras condiciones de vida, la explotación, la opresión y la represión a que nos someten. La clase obrera no se dejará engañar mucho más.

No se podrá empezar a hablar de democracia mientras no caiga este Régimen monarcofascista implantado por la oligarquía en 1939, se reparen todos sus crímenes y todos los responsables sean ejemplarmente condenados, y lo sustituyamos por otro verdaderamente democrático, una República Popular que respete y haga respetar los derechos y libertades del pueblo trabajador.