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Pensamiento, EE.UU., Europa :: 28/03/2025

Del bienestar a la guerra: el keynesianismo militar

Michael Roberts
El auge de la posguerra en Occidente no fue resultado de un gasto público en armamento al estilo keynesiano, sino que se explica por la elevada tasa de rentabilidad del capital invertido

...el llamado "capitalismo liberal" necesita sobrevivir y eso significa recortar el nivel de vida de los más pobres y gastar dinero en ir a la guerra. Del Estado del bienestar al Estado de guerra.

El belicismo ha alcanzado su punto álgido en Europa. Todo comenzó cuando los EEUU de Trump decidieron que pagar por la "protección" militar de las capitales europeas contra enemigos potenciales no valía la pena.

Trump quiere que EEUU deje de pagar la mayor parte de la financiación de la OTAN y de proporcionar su poderío militar y quiere poner fin al conflicto entre Ucrania y Rusia para poder concentrar la estrategia imperialista estadounidense en el "hemisferio occidental" y el Pacífico, con el objetivo de "contener" y debilitar el ascenso económico de China.

La estrategia de Trump ha sembrado el pánico entre las élites gobernantes europeas. De repente les preocupa que Ucrania pierda ante las fuerzas rusas (cosa que ocurrió hace meses) y que antes de que pase mucho tiempo Putin esté en las fronteras de Alemania o, como afirman el primer ministro del Reino Unido, Keir Starmer, y un antiguo jefe del MI5, "en las calles británicas".

Sea cual sea la validez de este supuesto peligro, se ha creado la oportunidad para que los militares y los servicios secretos europeos suban la apuesta y pidan el fin de los llamados "dividendos de la paz" que comenzaron tras la caída de la temida Unión Soviética y comiencen ahora el proceso de rearme.

La jefa de la política exterior de la UE, Kaja Kallas, expuso la política exterior de la UE tal y como ella la veía:

"Si juntos no somos capaces de presionar lo suficiente a Moscú, ¿cómo podemos pretender derrotar a China?"

Se ofrecen varios argumentos para rearmar el capitalismo europeo.

Bronwen Maddox, directora de Chatham House, el "think-tank" de relaciones internacionales que presenta principalmente los puntos de vista del Estado militar británico, arranca con la afirmación de que "el gasto en 'defensa' es el mayor beneficio público de todos" porque es necesario para la supervivencia de la 'democracia' frente a las fuerzas autoritarias.

Pero defender la democracia tiene un precio:

es posible que el Reino Unido tenga que pedir más prestado para pagar el gasto en defensa que tan urgentemente necesita. El año que viene y los siguientes, los políticos tendrán que prepararse para reclamar dinero mediante recortes en las prestaciones por enfermedad, las pensiones y la sanidad".

Y continúa: "Si han hecho falta décadas para acumular este 'gasto', puede que hagan falta décadas para revertirlo", por lo que Gran Bretaña tiene que ponerse manos a la obra.

Starmer pronto tendrá que nombrar una fecha en la que el Reino Unido alcanzará el 2,5 por ciento del PIB en gasto militar - y ya hay un coro que argumenta que esta cifra debe ser mayor. Al final, los políticos tendrán que convencer a los votantes de que renuncien a algunos de sus beneficios para pagar la defensa."

Martin Wolf, el gurú económico liberal keynesiano del Financial Times, se lanzó en plancha:

"Eel gasto en defensa tendrá que aumentar sustancialmente. Téngase en cuenta que era el 5% del PIB británico, o más, en los años setenta y ochenta. Puede que no sea necesario alcanzar esos niveles a largo plazo: la Rusia moderna no es la Unión Soviética. Sin embargo, es posible que tenga que ser tan alto como eso durante la acumulación, especialmente si EEUU se retira".

¿Cómo pagarlo?

"Si el gasto en defensa va a ser permanentemente más alto, los impuestos deben aumentar, a menos que el gobierno pueda encontrar recortes de gastos suficientes, lo cual es dudoso".

Pero no se preocupen, el gasto en tanques, tropas y misiles es en realidad beneficioso para una economía, dice Wolf.

"El Reino Unido también puede esperar de forma realista un rendimiento económico de sus inversiones en defensa. Históricamente, las guerras han sido la madre de la innovación".

A continuación, cita los maravillosos ejemplos de los beneficios que Israel y Ucrania han obtenido de sus guerras:

"La 'economía de arranque' de Israel comenzó en su ejército. Los ucranianos han revolucionado la guerra con drones".

No menciona el coste humano que supone la innovación mediante la guerra. Wolf prosigue:

"El punto crucial, sin embargo, es que la necesidad de gastar significativamente más en defensa debe verse como algo más que una necesidad y también como algo más que un coste, aunque ambas cosas sean ciertas. Si se hace de la manera correcta, también es una oportunidad económica".

Así que la guerra es la salida del estancamiento económico. Wolf grita que Gran Bretaña tiene que ponerse manos a la obra:

"Si EEUU ya no es un proponente y defensor de la democracia liberal, la única fuerza potencialmente lo suficientemente fuerte como para llenar el vacío es Europa. Si los europeos quieren tener éxito en esta pesada tarea, deben empezar por asegurar su hogar. Su capacidad para hacerlo dependerá a su vez de los recursos, el tiempo, la voluntad y la cohesión ... Sin duda, Europa puede aumentar sustancialmente su gasto en defensa".

Wolf argumentó que debemos defender los cacareados 'valores europeos' de libertad personal y democracia liberal.

"Hacerlo será económicamente costoso e incluso peligroso, pero necesario... porque Europa tiene 'quintas columnas' en casi todas partes".

Y concluyó:

"Si Europa no se moviliza rápidamente en su propia defensa, la democracia liberal podría irse a pique por completo. Hoy se siente un poco como en la década de 1930. Esta vez, por desgracia, EEUU parece estar en el lado equivocado".

El columnista del FT Janan Ganesh , 'conservador progresista', lo expresó sin rodeos:

"Europa debe recortar su Estado del bienestar para construir un Estado de guerra. No hay forma de defender el continente sin recortar el gasto social."

Dejó claro que ahora hay que prescindir totalmente de los logros que los trabajadores consiguieron tras el final de la II Guerra Mundial, pero que se han ido reduciendo gradualmente en los últimos 40 años.

"La misión ahora es defender la vida de Europa. ¿Cómo, si no es a través de un Estado del bienestar más pequeño, se va a financiar un continente mejor armado?".

La edad de oro del estado de bienestar de la posguerra ya no es posible.

"Cualquier persona menor de 80 años que haya pasado su vida en Europa puede ser perdonada por considerar un estado de bienestar gigante (sic - MR) como la forma natural de las cosas. En verdad, fue el producto de circunstancias históricas extrañas, que prevalecieron en la segunda mitad del siglo XX y ya no existen".

Sí, correcto, las ganancias para los trabajadores en la edad de oro fueron la excepción de la norma en el capitalismo ("extrañas circunstancias históricas"). Pero ahora

"las obligaciones de pensiones y atención médica ya iban a ser lo suficientemente difíciles de cumplir para la población activa incluso antes del actual impacto en la defensa... Los gobiernos tendrán que ser más tacaños con los ancianos. O, si eso es impensable dado su peso electoral, la tijera tendrá que caer sobre áreas de gasto más productivas... De cualquier manera, el estado de bienestar tal como lo hemos conocido debe retroceder algo: no tanto como para que ya no lo llamemos así, pero lo suficiente como para doler.

Ganesh, el verdadero conservador, ve en el rearme una oportunidad para que el capital haga las reducciones necesarias en bienestar y servicios públicos.

"Los recortes del gasto son más fáciles de vender en nombre de la defensa que en nombre de una noción generalizada de eficiencia... Sin embargo, ese no es el propósito de la defensa, y los políticos deben insistir en este punto. El propósito es la supervivencia."

Así que el llamado "capitalismo liberal" necesita sobrevivir y eso significa recortar el nivel de vida de los europeos -trabajadores y/o pobres- y gastar dinero en ir a la guerra. Del Estado del bienestar al Estado de guerra.

El primer ministro polaco, Donald Tusk, subió un escalón más en el belicismo. Dijo que Polonia "debe buscar las posibilidades más modernas, también en relación con las armas nucleares y las armas modernas no convencionales".

¿Podemos suponer que 'no convencionales' significa armas químicas? Tusk: "Lo digo con toda responsabilidad, no basta con comprar armas convencionales, las más tradicionales".

Así que en casi toda Europa se pide un aumento del gasto en 'defensa' y el rearme. La Presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha propuesto un Plan Rearmar Europa que pretende movilizar hasta 800.000 millones de euros para financiar un aumento masivo del gasto en defensa.

Estamos en una era de rearme, y Europa está preparada para aumentar masivamente su gasto en defensa, tanto para responder a la urgencia a corto plazo de actuar y apoyar a Ucrania, como para abordar la necesidad a largo plazo de asumir más responsabilidad por nuestra propia seguridad europea, declaró.

En virtud de una "cláusula de escape de emergencia", la Comisión Europea pedirá un aumento del gasto en armamento, aunque incumpla las normas fiscales vigentes. Seguirán los fondos COVID no utilizados (90.000 millones de euros) y más préstamos a través de un 'nuevo instrumento', para proporcionar 150.000 millones de euros en préstamos a los Estados miembros para financiar inversiones conjuntas de defensa en capacidades paneuropeas, incluida la defensa aérea y antimisiles, sistemas de artillería, misiles y munición, drones y sistemas antidrones.

Von der Leyen afirmó que, si los países de la UE aumentan su gasto en defensa un 1,5% del PIB de media, podrían liberarse 650.000 millones de euros en los próximos cuatro años.

Pero no habría financiación extra para inversiones, proyectos de infraestructuras o servicios públicos, porque Europa debe dedicar sus recursos a prepararse para la guerra.

Al mismo tiempo , como dice el FT, el Gobierno británico

está haciendo una rápida transición del verde al gris acorazado al situar ahora la defensa en el centro de su enfoque de la tecnología y la fabricación.

Starmer anunció un aumento del gasto en defensa hasta el 2,5% del PIB en 2027 y la ambición de alcanzar el 3% en la década de 2030.

La ministra británica de Economía, Rachel Reeves, que no ha dejado de recortar el gasto en ayudas a la infancia, ayudas de invierno a los ancianos y prestaciones por discapacidad, anunció que se modificaría el cometido del nuevo Fondo Nacional de la Riqueza del gobierno laborista para que pueda invertir en defensa.

Los fabricantes de armas británicos están que trinan. Dejando a un lado la ética de la producción de armas, que disuade a algunos inversores, hay muchas cosas que gustan de la defensa como estrategia industrial", dijo un director general.

Por muy grave que parezca la situación, ya existe un claro grupo de beneficiarios de los programas de gasto masivo: La industria de defensa de la UE

En Alemania, el Canciller electo del nuevo gobierno de coalición, Friedrich Merz, aprobó en el Parlamento alemán una ley para poner fin al llamado "freno fiscal", que prohibía a los gobiernos alemanes endeudarse por encima de un límite estricto o aumentar la deuda para pagar el gasto público.

Ahora el gasto militar deficitario tiene prioridad sobre todo lo demás, siendo el único presupuesto sin límite. El objetivo de gasto en defensa empequeñecerá el gasto deficitario disponible para la lucha contra el cambio climático y para infraestructuras muy necesarias.

Proyección del déficit anual de Alemania como % del PIB tras la enmienda constitucional

El gasto público anual debido al nuevo paquete fiscal alemán será mayor que el auge del gasto que se produjo con el Plan Marshall de posguerra y con la reunificación alemana a principios de los años noventa.

El "cueste lo que cueste" de Merz en contexto. Alemania: Comparación histórica de los grandes planes fiscales, gastos anuales como % de PIB

Esto me lleva a los argumentos económicos a favor del gasto militar. ¿Puede el gasto militar reactivar una economía sumida en una depresión, como gran parte de Europa desde el final de la Gran Recesión en 2009?

Algunos keynesianos creen que sí. El fabricante alemán de armamento Rheinmetall afirma que la inactiva fábrica de Volkswagen en Osnabrück podría ser una candidata ideal para su reconversión a la producción militar.

El economista keynesiano Matthew Klein, coautor con Michael Pettis de 'Trade Wars are Class Wars' (Las guerras comerciales son luchas de clases), saludó esta noticia: "Alemania ya está construyendo tanques. Les animo a que construyan muchos más tanques".

La teoría del "keynesianismo militar" tiene su historia. Una variante de esta fue el concepto de la "economía armamentística permanente" que propugnaron algunos marxistas para explicar por qué las principales economías no entraron en depresión tras el final de la II Guerra Mundial, sino que entraron en un largo auge con sólo leves recesiones, que duró hasta la recesión internacional de 1974-1975. Esta "edad de oro" sólo podía explicarse, decían, por el gasto militar permanente para mantener la demanda agregada y sostener el pleno empleo.

Pero las pruebas empíricas de esta teoría del auge de posguerra no existen. El gasto militar del gobierno británico cayó de más del 12% del PIB en 1952 a alrededor del 7% en 1960 y disminuyó a lo largo de los años sesenta hasta situarse en torno al 5% a finales de la década. Y, sin embargo, a la economía británica le fue mejor que en ningún otro momento desde entonces.

En todos los países capitalistas avanzados, el gasto en defensa representaba a finales de los sesenta una fracción sustancialmente menor de la producción total que a principios de los cincuenta: del 10,2% del PIB en 1952-53, en plena guerra de Corea, a sólo el 6,5% en 1967.

Sin embargo, el crecimiento económico se mantuvo prácticamente durante toda la década de 1960 y principios de 1970.

Gasto militar de la OCDE como % del PIB

El auge de la posguerra no fue el resultado de un gasto público en armamento al estilo keynesiano, sino que se explica por la elevada tasa de rentabilidad del capital invertido por las principales economías durante la posguerra.

En todo caso, fue al revés. Como las principales economías crecían a un ritmo relativamente rápido y la rentabilidad era alta, los gobiernos podían permitirse mantener el gasto militar como parte de su objetivo geopolítico de 'guerra fría' para debilitar y aplastar a la Unión Soviética, el principal enemigo del imperialismo por aquel entonces.

Por encima de todo, el keynesianismo militar va en contra de los intereses de los trabajadores y de la humanidad.

¿Estamos a favor de fabricar armas para matar gente con el fin de crear puestos de trabajo? Este argumento, a menudo promovido por algunos dirigentes sindicales, antepone el dinero a las vidas. Keynes dijo una vez: El gobierno debería pagar a la gente por cavar agujeros en el suelo y luego rellenarlos.

La gente respondía. "Eso es estúpido, ¿por qué no pagar a la gente para que construya carreteras y escuelas?

Keynes respondería diciendo

Bien, págales para que construyan escuelas. La cuestión es que no importa lo que hagan mientras el gobierno esté creando puestos de trabajo.

Keynes estaba equivocado. Sí importa. El keynesianismo aboga por cavar agujeros y rellenarlos para crear empleo. El keynesianismo militar aboga por cavar tumbas y llenarlas de cadáveres para crear puestos de trabajo.

Si no importa cómo se crean los puestos de trabajo, ¿por qué no aumentar drásticamente la producción de tabaco y promover la adicción para crear puestos de trabajo?

Actualmente, la mayoría de la gente se opondría a esto por ser directamente perjudicial para la salud de las personas. Fabricar armas (convencionales y no convencionales) también es mucho más perjudicial para la salud. Y hay muchos otros productos y servicios socialmente útiles que podrían generar puestos de trabajo y salarios para los trabajadores (como escuelas y viviendas) y que requieren menos subsidios.

El ministro de Defensa del Reino Unido, John Healey, insistió recientemente en que aumentar el presupuesto de armamento "convertiría a nuestra industria de defensa en el motor del crecimiento económico de este país".

Una gran noticia. Por desgracia para Healey, la asociación de la industria armamentística británica (ADS) calcula que el Reino Unido tiene unos 55.000 empleos en la exportación de armas y otros 115.00 empleados en el Ministerio de Defensa. Incluso si se incluyen estos últimos, sólo representan el 0,5% de la mano de obra británica (para más detalles, véase el informe de CAAT 'Arms to Renewables'). Incluso en EEUU, la proporción es muy parecida.

Hay una cuestión teórica que a menudo se debate en la economía política marxista. Se trata de si la producción de armas produce valor en una economía capitalista. La respuesta es que sí, para los productores de armas.

Los contratistas de armas entregan mercancías (armas) que paga el gobierno. El trabajo que las produce, por lo tanto, es productivo de valor y plusvalía.

Pero a nivel de toda la economía, la producción de armas es improductiva de valor futuro, del mismo modo que lo son los 'bienes de lujo' para el consumo capitalista.

La producción de armas y las mercancías de lujo no vuelven a entrar en el siguiente proceso de producción, ni como medios de producción ni como medios de subsistencia para la clase obrera.

Aunque es productiva de plusvalía para los capitalistas armamentísticos, la producción de armas no es reproductiva y, por tanto, amenaza la reproducción del capital.

Por tanto, si el aumento de la producción global de plusvalía en una economía se ralentiza y la rentabilidad del capital productivo comienza a caer, entonces la reducción de la plusvalía disponible para la inversión productiva con el fin de invertir en gasto militar puede dañar la 'salud' del proceso de acumulación capitalista.

El resultado depende del efecto sobre la rentabilidad del capital. El sector militar suele tener una composición orgánica del capital superior a la media de una economía, ya que incorpora tecnologías punteras. Así pues, el sector armamentístico tendería a hacer bajar la tasa media de beneficio.

Por otra parte, si los impuestos recaudados por el Estado (o los recortes en el gasto civil) para pagar la fabricación de armas son elevados, entonces la riqueza que de otro modo podría ir a parar al trabajo puede distribuirse al capital y, por tanto, puede añadirse a la plusvalía disponible.

El gasto militar puede tener un efecto ligeramente positivo sobre las tasas de beneficio en los países exportadores de armas, pero no en los importadores. En estos últimos, el gasto militar es una deducción de los beneficios disponibles para la inversión productiva.

En el esquema más amplio de las cosas, el gasto en armamento no puede ser decisivo para la salud de la economía capitalista. Por otro lado, una guerra total puede ayudar al capitalismo a salir de la depresión y la crisis.

Es un argumento clave de la economía marxista (al menos en mi versión) que las economías capitalistas solo pueden recuperarse de manera sostenida si la rentabilidad promedio de los sectores productivos de la economía aumenta significativamente.

Y eso requeriría una destrucción suficiente del valor del 'capital muerto' (acumulación pasada) que ya no es rentable emplear.

La Gran Depresión de los años 30 en la economía estadounidense duró tanto porque la rentabilidad no se recuperó en toda esa década. En 1938, la tasa de beneficios de las empresas estadounidenses seguía siendo menos de la mitad de la de 1929. La rentabilidad no se recuperó hasta que la economía de guerra se puso en marcha, a partir de 1940.

Tasa de beneficios de las empresas estadounidenses (%) 1929-45

Así pues, no fue el "keynesianismo militar" lo que sacó a la economía estadounidense de la Gran Depresión, como les gusta pensar a algunos keynesianos. La recuperación de la economía estadounidense de la Gran Depresión no comenzó hasta que la guerra mundial estaba en marcha.

La inversión sólo despegó a partir de 1941 (Pearl Harbor) hasta alcanzar, en porcentaje del PIB, más del doble del nivel que tenía en 1940.

¿Por qué? Pues bien, no fue el resultado de un repunte de la inversión del sector privado. Lo que ocurrió fue un aumento masivo de la inversión y el gasto públicos. En 1940, la inversión del sector privado estaba aún por debajo del nivel de 1929 y de hecho cayó aún más durante la guerra.

El sector estatal se hizo cargo de casi toda la inversión, ya que los recursos (el valor) se desviaron a la producción de armas y otras medidas de seguridad en una economía de guerra total.

Inversión privada en EEUU frente a inversión pública % del PIB

Pero ¿no es el aumento de la inversión y el consumo públicos una forma de estímulo keynesiano, pero a un nivel superior? Pues no.

La diferencia se revela en el continuo colapso del consumo. La economía de guerra se pagó restringiendo las oportunidades de los trabajadores de gastar sus ingresos procedentes de sus empleos en tiempos de guerra.

Se forzó el ahorro mediante la compra de bonos de guerra, el racionamiento y el aumento de los impuestos para pagar la guerra. La inversión pública supuso la dirección y planificación de la producción por decreto gubernamental (economía planificada, ¿recuerdan?). La economía de guerra no estimuló el sector privado, sino que sustituyó al "libre mercado" y a la inversión capitalista con fines lucrativos.

El consumo no restableció el crecimiento económico como esperaban los keynesianos (y quienes ven la causa de la crisis en el subconsumo), sino que se invirtió principalmente en armas de destrucción masiva.

La guerra puso fin de forma decisiva a la depresión. La industria estadounidense se revitalizó con la guerra y muchos sectores se orientaron a la producción de defensa (por ejemplo, el aéreo y el eléctrico) o dependieron completamente de ella (energía atómica). Los rápidos cambios científicos y tecnológicos de la guerra continuaron e intensificaron las tendencias iniciadas durante la Gran Depresión. Como la guerra perjudicó gravemente a todas las grandes economías del mundo salvo la estadounidense, el capitalismo norteamericano se hizo con la hegemonía económica y política después de 1945.

Guiglelmo Carchedi explicó:

¿Por qué la guerra provocó un salto tan grande en la rentabilidad durante el período 1940-45? El denominador de la tasa no solo no aumentó, sino que disminuyó porque la depreciación física de los medios de producción fue mayor que las nuevas inversiones.

Al mismo tiempo, el desempleo prácticamente desapareció. La disminución del desempleo hizo posibles salarios más altos. Pero los salarios más altos no afectaron la rentabilidad. De hecho, la conversión de industrias civiles en militares redujo la oferta de bienes de consumo. Los salarios más altos y la producción limitada de bienes de consumo significaron que el poder adquisitivo de los trabajadores tuvo que ser fuertemente comprimido para evitar la inflación.

Esto se logró instituyendo el primer impuesto general sobre la renta, desalentando el gasto del consumidor (el crédito al consumo estaba prohibido) y estimulando el ahorro de los consumidores, principalmente a través de la inversión en bonos de guerra. En consecuencia, los trabajadores se vieron obligados a posponer el gasto de una parte considerable de sus salarios. Al mismo tiempo, la tasa de explotación de los trabajadores aumentó. En esencia, el esfuerzo bélico fue una producción masiva de medios de destrucción financiada por los trabajadores.

Dejemos que Keynes lo resuma:

Parece políticamente imposible que una democracia capitalista organice el gasto a la escala necesaria para hacer los grandes experimentos que demostrarían mi argumento, excepto en condiciones de guerra. De 'The New Republic' (citado de P. Renshaw, Journal of Contemporary History 1999 vol. 34 (3) p. 377 -364).

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* Michael Roberts es un economista de izquierda británico.
Michael Roberts Blog / observatoriodetrabajad.com

 

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