|
|
|
|
|
El 11 de setiembre fue un trabajo interno
|
Entrevista con Ralph Shoenman
x Naief Yehya
Ralph Shoenman es, sin duda, una de las personalidades más
fascinantes y carismáticas en la izquierda estadounidense. El
escritor, analista y secretario personal de Bertrand Russell entre 1961
y 1968, que ha dedicado su vida a la defensa de los derechos humanos,
tanto al lado de Malcolm X como del fiscal Jim Garrison, o al denunciar
las atrocidades cometidas por su gobierno en Vietnam, se ha tornado
tras los eventos del 11 de septiembre pasado en una de las voces más
poderosas de la disidencia de la versión oficial. Con devastadora
elocuencia ha desnudado, y sigue haciéndolo, las inconsistencias
y mentiras que saturan las explicaciones que el gobierno y los grandes
medios han dado al respecto de los ataques. Lo siguiente es una entrevista
que Shoenman me concedió.
I El 11 de setiembre fue un trabajo interno
-¿Qué pasó realmente el 11 de septiembre del 2001?
-Los eventos del 11 de septiembre reflejan una operación que
fue anticipada y prevenida por agencias de inteligencia de distintas
partes del mundo. La agencia de inteligencia rusa y Putin ya habían
dado señales al gobierno estadunidense de los ataques planeados
para esa fecha. Reportes similares fueron recibidos de otras agencias,
como la hindú y la Mossad. Asimismo, hubo reportes en periódicos
como el Allgemeine Zeitung en Frankfurt, entre otros. Parecería
que todo mundo estaba al tanto de lo que ocurriría menos los
servicios de inteligencia estadunidenses. De hecho, las circunstancias
del 11 de septiembre reflejan claramente lo que se denomina un stand
down (es decir que deliberadamente se bajó la guardia) de la
fuerza aérea, porque los edificios fueron atacados en Nueva York
una hora y quince minutos antes del ataque al Pentágono. Es un
procedimiento estándar que cuando el espacio aéreo prohibido
como el de Washington o el del World Trade Center es violado, o cuando
los radiofaros de los aviones no responden, inmediatamente salen aviones
a interceptar . Hay ensayos rutinarios diarios, desde hace décadas,
en los que los F-16 son enviados a interceptar aviones en áreas
prohibidas. Además, la gente acusada de secuestrar los aviones
estaba en listas de sospechosos que debían ser vigilados del
FBI y la FAA (Administración de Aviación Federal), pero
las líneas aéreas no estaban informadas. Esta gente estaba
viajando y comprando boletos con sus propios nombres sin ningún
problema. Al analizarlo de cerca, tenemos que los acusados como Mohammed
Atta y quince o más de los supuestamente involucrados en el secuestro,
que estaban en Florida, fueron entrenados en bases de la fuerza aérea
estadunidense como Maxwell, en Alabama, y Brooks, en Texas, así
como en el Defense Language Institute de Monterey, California. Y también,
Atta y su equipo se hospedaron en la residencia de una persona involucrada
con la CIA en el asunto Irán-contra.
Otra cosa: la pequeña ciudad de Venecia, en el sur de Florida,
era la base de operaciones de Jackson Stevens, de la NSA (Agencia de
Seguridad Nacional), quien tiene una larga historia de operaciones secretas
y lavado de dinero con el BCCI [http://www.fas.org/irp/congress/1992_rpt/bcci/
]. La operación del 11 de septiembre tuvo por objetivo asegurar
el control de billones de dólares en gas natural y petróleo
en las repúblicas del Asia Central.
Desde hace muchos años las compañías petroleras,
las agencias de inteligencia, el Instituto de Energía de América,
la Fundación Afganistán, el Concejo de Relaciones Extranjeras
y el Congreso han recibido documentación de los planes de Estados
Unidos para apoderarse de los recursos de las ex repúblicas centroasiáticas
de la extinta Unión Soviética. La guerra en contra del
pueblo afgano fue preparada, según la agencia de inteligencia
india y reportes de la BBC, desde junio del año pasado. Y sabemos
que el aparato terrorista de Al Qaeda fue creado por la CIA. Bin Laden
y Gulbudin Hekmatyar recibieron seis mil millones de dólares
de la CIA para establecer una organización que era armada, controlada
y operada por el ISI (Servicio de Inteligencia Pakistaní), que
también se encargó de llevar al talibán al poder,
con el dinero y la bendición de la CIA. El objeto era facilitar
la creación de un oleoducto a través de Afganistán,
que llevara el petróleo y el gas de las repúblicas de
Asia Central.
Debemos recordar que en 1993 tuvo lugar el primer atentado del WTC,
organizado por un oficial de alto rango de la inteligencia egipcia e
informante del FBI, quien propuso la operación, reclutó
a los participantes y grabó en secreto todas las reuniones de
preparación. Las transcripciones fueron depositadas en las oficinas
del FBI. Esta dependencia tuvo cincuenta cajas de información
acerca del atentado con seis meses de antelación. Y la gente
que se encargó de obtener un departamento, proveer los fondos
y rentar la camioneta resultó ser la Mossad. Ese atentado fue
una operación del FBI y la Mossad y este es el fondo de la operación
del 11 de septiembre.
II El origen del terrorismo está en el Pentágono
En la entrega anterior el activista y autor estadunidense Ralph Shoenman
comienza a describir el intrincado tejido conspiratorio de los atentados
del 11 de septiembre del año pasado. Para Shoenman es fundamental
explicar que existen antecedentes que dan credibilidad a la hipótesis
de que la CIA y otras organizaciones de inteligencia estuvieron involucradas
en los actos del 11 de septiembre. Lo siguiente es una breve enumeración
de algunos de los crímenes planeados o cometidos por estas agencias.
Shoenman: Sus lectores deben de estar informados de algo que se llamó
Operación Northwoods, cuya documentación fue desclasificada
recientemente. Esta operación fue planeada por la Agencia de
Seguridad Nacional (NSA) y el Estado mayor estadunidense en 1962, bajo
la dirección del general Lemnitzer, y fue aprobada por todos
los altos mandos militares. Ésta proponía, entre otras
cosas, secuestrar aviones para estrellarlos en ciudades estadunidenses,
matando civiles, así como destruir el cohete que llevaba como
pasajero al astronauta John Glenn [citado por James Bamford en su libro
sobre la NSA, 'Body of Secrets', páginas 82-91]. Esto lo llevaría
a cabo el ejército estadunidense y se atribuiría a Fidel
Castro y la revolución cubana para dar pretexto a la invasión
de Cuba.
Los atentados provocarían histeria masiva en EU, como la que
se produjo después del 11 de septiembre. Este no era un plan
vano, sino que fue preparado cuidadosamente y fue propuesto al presidente
y al secretario de la defensa. McNamara y Kennedy decidieron esperar
porque no querían que EU se involucrara en Cuba de manera abierta,
sino que preferían llevar a cabo una operación secreta.
No hubo objeción moral alguna. Entonces el Estado mayor propuso
un segundo plan que sería un ataque a la base de Guantánamo
por personal militar estadunidense que sería atribuido al ejército
cubano y se usaría como pretexto para una invasión. Esto
tampoco fue aprobado por la presidencia, por lo que propusieron informar
a la inteligencia cubana las coordenadas de vuelo sobre Cuba del avión
espía U2, ocultando las fuentes de esta información, con
la esperanza de que lo derribaran y que eso diera causa para invadir.
Estaban preparados a matar ciudadanos estadounidenses y a Glenn para
engañar al público y culpar a Cuba. Actos así no
se pueden definir de otra manera que como traición.
La resolución del Golfo de Tonkin en el tiempo de la guerra
de Vietnam lleva la misma huella y cuando examinamos las circunstancias
de los eventos que rodean al 11 de septiembre encontramos un patrón
familiar. Fue una operación destinada a proveer el pretexto y
las bases para lo que el gobierno estadunidense define como una guerra
ilimitada, la cual según Bush puede durar hasta cincuenta años,
como una nueva guerra fría. De ninguna otra forma los dirigentes
del país hubieran podido obtener el consentimiento popular y
enormes aumentos en el presupuesto militar. El virtual agotamiento del
excedente presupuestal, la eliminación de servicios sociales
y la concesión a las diecisiete corporaciones más grandes
del país de descuentos fiscales por diez años de 150 mil
millones de dólares, son algunas de las cosas que no hubieran
sido concebibles sin las circunstancias creadas el 11 de septiembre,
las cuales también han permitido establecer condiciones de virtual
ley marcial, con la suspensión de libertades civiles y planes
para ocupar hospitales, confiscar provisiones alimenticias e imponer
vacunas obligatorias.
Además tenemos el supuesto ataque terrorista con ántrax.
Ha habido más de tres mil trescientos incidentes de distribución
de ántrax desde el primero de octubre pasado. Y ahora tenemos
evidencia de que este ántrax tiene la huella digital inconfundible
del ántrax militar producido en laboratorios del ejército
estadunidenses, el aditivo squaline. La gente ha sido aterrorizada con
la posibilidad de una guerra biológica, cuando los antecedentes
son muy claros. En el libro Clouds of Secrecy, Leonard Cole, quien trabajó
en [la base militar] Fort Dietrick, Maryland, describe cuarenta años
de experimentación con agentes biológicos por el Pentágono
en varias ciudades de Estados Unidos: en el sistema de transporte subterráneo
de Nueva York, en el sistema escolar de Minneapolis y alrededor de San
Francisco. Fueron lanzadas billones de esporas de agentes patógenos
comprometiendo la salud de la población en 239 blancos civiles
en el país, como lo ha reconocido The New York Times. Más
de diez millones de personas fueron afectadas por
este programa clandestino. El verdadero origen del terrorismo en contra
del pueblo estadounidense puede encontrarse en el Pentágono y
la clase gobernante, ese dos por ciento de la población que es
dueña del noventa por ciento de la riqueza nacional.
III Los intereses de los Bush
Continuamos aquí la conversación con el controvertido
activista Ralph Shoenman, quien afirma que los atentados del 11 de septiembre
fueron una operación destinada a servir como pretexto a una guerra
ilimitada para nutrir la vorágine del complejo industrial militar
estadounidense.
-¿Qué piensa usted de la reacción del presidente
Bush el día del ataque?
-Cuando ocurrieron los eventos del 11 de septiembre es claro que el
presidente fue informado del ataque al WTC pero permaneció en
la escuela en la que estaba hablando a un grupo de niños. Después
se lo llevaron a una base estratégica de la fuerza aérea
en Louisiana y de ahí a otra base en Nebraska y no lo llevaron
a Washington sino hasta mucho después. El columnista conservador
de The New York Times, William Safire, escribió que lo que le
perturbaba de la explicación del gobierno para mantener a Bush
en esas bases era que supuestamente los secuestradores se habían
comunicado con el avión presidencial para amenazarlo. Safire
se preguntaba por qué los secuestradores previnieron al presidente
si realmente pensaban atacarlo, pero además cómo habían
conseguido los secuestradores los códigos secretos para comunicarse
con ese avión y determinar su posición. Safire escribió
que seguramente había un espía en la Casa Blanca, la NSA,
la CIA y el FBI: 'Lo primero que necesita esta guerra contra el terrorismo
es una operación de inteligencia para localizar a los espías.'
Hay un aspecto particular de la relación de Bush con los eventos.
En 1992 el Houston Chronicle publicó un reportaje acerca de una
investigación criminal realizada por la división de fraudes
financieros del Departamento del Tesoro y el FBI, acerca del lavado
de dinero y del pago de enormes cantidades de dinero a corporaciones
estadounidenses con la intención de manipular e influir en políticas
gubernamentales. Los fondos en cuestión eran nada menos que de
la familia Bin Laden y quien los recibía era George W. Bush,
a través de sus compañías Hurricane Energy y una
entidad llamada Arbusto (por Bush en español), las cuales recibieron
cantidades enormes de dinero. Esta información la retomaron el
Wall Street Journal y Judicial Watch, quienes hicieron un análisis
de Bush, sus compañías y la red Bin Laden. Los fondos
en cuestión fueron mediados por James R. Bath, un socio del BCCI
(un banco que lavaba dinero del tráfico de drogas para operaciones
secretas de la CIA a una escala enorme y que fue objeto de uno de los
peores escándalos bancarios de la historia) involucrado con Jalid
Bin Mahfouz, quien se dedicaba a transferir los fondos de Bin Laden
a las compañías de George W. Bush. Y de aquí salió
el grupo Carlyle, una institución de inversión valuada
en catorce mil millones de dólares, en cuya junta directiva están
Bus padre, el ex secretario de estado George Shultz y Frank Carlucci,
ex secretario de la defensa y compañero de dormitorio en la Universidad
de Donald Rumsfeld; un verdadero who's who del Partido Republicano.
Esta compañía, con su enorme capital y relaciones con
240 jefes de gobierno, es un vehículo para comprar empresas que
tengan cualquier relación con la industria de la defensa y después
conseguirles contratos maravillosos que inflen sus acciones de manera
gigantesca dejando ganancias de miles de millones de dólares.
El Carlyle Group [ver la revista Red Herring, diciembre de 2001] no
solamente controla contratos militares, sino que tiene enormes subsidiarias
como United Defence y está profundamente involucrado con la industria
farmacéutica: Carter Wallace, Endo, Kelso, Unilab y Eli Lilly.
¿Qué tiene que ver esto con las circunstancias del 11
de septiembre? El grupo Carlyle está tan asociado con los fondos
de Bin Laden [http://www.guardian.co.uk/wtccrash/story/0,1300,583869,00.html
] que prácticamente existe gracias a ellos; además está
relacionado directamente con la compañía que tiene el
monopolio para producir la vacuna en contra del ántrax, Bioport.
Esta supuesta vacuna fue dada a quinientos mil soldados y trataron de
dársela a la fuerza a 2.6 millones de miembros de las fuerzas
armadas estadunidenses. La Asociación de Veteranos de la Guerra
del Golfo ha establecido que la supuesta vacuna es tan sólo un
experimento y es totalmente inútil. Más de cien mil soldados
padecen enfermedades neurológicas, deficiencias del hígado
y una plétora de enfermedades relacionadas con la vacunación
obligatoria de Bioport. El director de Bioport es William J. Crowe,
ex director del Estado Mayor, quien fue embajador en Londres durante
el gobierno de Clinton. En Londres, Crowe colaboraba con Fouad al Jibri,
quien junto con Ibrahim al Jibri son los principales accionistas de
Bioport. Fouad era asociado de Jalid bin Mahfouz y estuvo involucrado
en la privatización de Porton Down, la base donde el gobierno
británico producía armas biológicas y fabricaba
ántrax.
IV Terrorismo y especulación financiera
Aquí, Ralph Shoenman analiza los vínculos entre Wall
Street y los eventos del 11 septiembre, despertando aún más
dudas al respecto del supuesto origen de los atentados. Asimismo, habla
de varios personajes que pudieron tener conocimiento interno de lo que
estaba en preparación. Lo siguiente son sus palabras.
-Al día siguiente del ataque la cadena ABC reportó que
los terroristas no sólo habían causado inmensa destrucción
sino que además habían aprovechado la oportunidad para
lucrar al utilizar una herramienta financiera llamada 'puts y calls'
para especular con las acciones de las compañías perjudicadas,
como American Airlines y United, entre otras.
-En efecto, esto lo reportó ABC y el reportero Frank Viviano
en el San Francisco Chronicle. Los mercados financieros vieron un poco
antes del 11 de septiembre un extraordinario incremento en la venta
de órdenes de compra de acciones de aerolíneas. 'Buzzy'
Krongard, ex director ejecutivo de la CIA, estuvo involucrado en muchas
de estas ventas [http://www.hereinreality.com/insidertrading.html ],
con las que se obtuvieron millones de dólares en ganancias al
anticipar la caída de estas acciones. Cuando se ponen 'put options'
uno está especulando en el colapso o la caída del precio
de la acción. En pocas palabras, esto consiste en que se establece
un contrato que permite al comprador vender en una fecha futura a un
precio establecido en el contrato sin importar el precio de mercado
en ese momento. Los reportes en los medios han rastreado estas transacciones,
que han sido enormes y estado todas en manos de gente relacionada con
la CIA y sus compañías subsidiarias. Esa documentación
es una prueba de que la CIA tenía conocimiento previo de los
eventos del 11 de septiembre. También hay que señalar
que el director de FEMA, que es la Agencia de Emergencias Federales,
en una entrevista para CBS el 12 de septiembre, respondió a la
pregunta de qué tan pronto habían estado listos para entrar
en acción en Nueva York, diciendo que estaban muy bien preparados
desde el 10 de septiembre.
-¿Cómo puede ser? Eso sería reconocer que estaban
enterados de la operación.
-Es una pregunta interesante. Hay dos explicaciones, dado que lo dijo
y que lo dijo con autoridad por el puesto que ocupa: que tenemos una
revelación honesta o bien fue un terrible lapsus. Pero lo que
importa es que lo dijo y que nunca fue corregido. Y de hecho también
en CBS entrevistaron al agente de la CIA que controlaba a Osama Bin
Laden y declaró: 'Si no tuviéramos a Bin Laden, tendríamos
que inventarlo.' No hay que olvidar que los miembros más prominentes
del grupo Carlyle estaban todos reunidos en el Hotel Ritz Carlton, de
Washington, viendo la televisión el 11 de septiembre. Lo cual
es una extraordinaria coincidencia, si quieres llamarlo así.
Pero más allá de esto el general Mahmoud, que era el director
del ISI, el Servicio de Inteligencia Pakistaní, que ha sido el
gobierno de facto de ese país desde 1948, estaba en Washington,
en la NSA y el Departamento de Estado desde la semana anterior al 11
de septiembre. Él hizo una transferencia electrónica de
cien mil dólares a la cuenta de Mohammed Atta [el supuesto líder
de la operación y el piloto de uno de los aviones]. Esto fue
revelado por la agencia de inteligencia india y publicado en el Hindustani
Times y después retomado por la Associated Press. Mahmoud fue
obligado a renunciar a su puesto pero las circunstancias de esta transferencia
de dinero a Atta no fueron exploradas.
El jefe anterior del ISI, General Gul Hameed, dio una entrevista extraordinaria
[http://freemasonwatch.freepress-freespeech.com/hameedgul.html ] a Arnaud
de Borchgrave, el editor de UPI. Gul Hameed fue el agente del ISI que
participó en la organización de Al Qaida, el financiamiento
de Bin Laden y del talibán. Gul Hameed dice que los acontecimientos
del 11 de septiembre fueron obra de la fuerza aérea estadunidense
y la Mossad israelí. Dijo: 'Yo conozco la situación desde
adentro, ustedes me entrenaron.' Lo que pasó ese día fue
un stand down, que es un procedimiento estándar, lo entrenamos
en Pakistán y en EU. No puedes tener aviones civiles entrando
en espacio aéreo prohibido, como el Pentágono, la Casa
Blanca o el WTC en Nueva York y no tomar medidas. No puedes tener una
situación en la que fallen los radiofaros de un avión
por más de una hora sin una respuesta. 'Mire, seamos serios,
esta es una operación de una sofisticación enorme. ¿En
serio cree que fue coordinada desde cuevas en Afganistán?' Es
ridículo. Además, de que Gul Hameed asegura que el propio
Bin Laden le juró sobre el Corán que él no había
tenido nada que ver. Estas evidencias coinciden con otras pruebas que
están emergiendo de muchas otras partes.
V El pueblo es un gigante dormido
-Desviándome un poco del tema, ¿tiene alguna teoría
acerca del otro avión que cayó sobre Nueva York el año
pasado, el vuelo 587 con dirección a Santo Domingo?
-Creo que cayó debido a que utilizaron materiales que comprometieron
su seguridad. Parece que todo mundo está de acuerdo en esto.
Entiendo por dónde va la pregunta pero no estoy en una posición
de dar otra explicación. Aunque todos tenemos dudas. De hecho,
hablando de aviones podemos mencionar otras inquietudes. Por ejemplo,
en los manifiestos de los pasajeros de los aviones que fueron secuestrados
el 11 de septiembre no aparecen los nombres de los supuestos secuestradores;
es más, no hay un solo nombre árabe.
-Sí, sabía esto. ¿Qué pasó ahí,
las purgaron?
-No tiene sentido. Más tarde dirán que el FBI no quería
que estos nombres se hicieran públicos. Pero es un procedimiento
estándar, cuando tienes el manifiesto de pasajeros de un avión
tienes que enumerar todos los asientos pagados. A menos de que sepas
por adelantado que vas a quitar algunos. También ha habido expertos
que han ofrecido evidencias de la tecnología que permite controlar
aviones a control remoto y dejar a los pilotos sin comando alguno. No
sabemos realmente cómo se estrellaron estos aviones en los edificios.
Esa es un área en la que hay muchas evidencias contradictorias.
Y hay bastantes reportes de ingenieros, incluyendo algunos que trabajaron
en la construcción de las torres, que no pueden entender cómo
éstas se cayeron. Esos dos edificios cayeron sobre sí
mismos como sucedería en una operación de demolición.
Cuando se demuele un edificio en medio de una ciudad lo haces caer en
sus propios cimientos y eso es una ciencia que requiere de la disposición
de explosivos en distintos lugares estratégicos de su estructura,
lo cual no es compatible con un avión que se estrella contra
la parte superior de un edificio, aun si el combustible arde. Hay muchas
preguntas y mucha evidencia científica que no es compatible con
la versión oficial de lo que sucedió el 11 de septiembre.
-¿Cree usted que quien hizo esto no se preocupó mucho
por ocultar sus huellas?
-No es la ausencia de evidencias lo que nos ha impedido entender estos
eventos. Lo mismo puede decirse de los asesinatos de los hermanos Kennedy,
de Martín Luther King, de Malcolm X, o las circunstancias del
atentado en contra del WTC de 1993. Después de todo, Los Angeles
Times, así como otros medios, publicaron la información
de que todos los planes del primer atentado contra el WTC estaban en
manos del FBI. Uno puede ir ensamblando la información de aquí
y de allá, pero el problema es que en su mayoría los medios
de comunicación estadunidenses pertenecen y son controlados por
grandes corporaciones.
-¿Qué piensa del ambiente belicoso y la mentalidad guerrera
que dominan hoy en EU?
-Por supuesto, hay un chauvinismo y belicosidad orquestados. Pero
entre los trabajadores hay un gran cinismo y escepticismo al respecto
de lo que dice el gobierno. La gente no puede entender que las agencias
de inteligencia no pudieran anticipar lo que sucedió. Yo le doy
mucho crédito a la sabiduría del pueblo y pienso que es
un gigante dormido.
-Para terminar, por ahora. ¿No tiene usted miedo de represalias
en estos tiempos en que es casi peligroso ir en contra del dogma oficial?
-Yo era muy cercano a Jim Garrison, el ex fiscal de distrito de Nueva
Orleans, el único funcionario gubernamental que se atrevió
a acusar al gobierno y a la CIA de haber participado en la ejecución
de John F. Kennedy. A Jim le solían preguntar esto muy a menudo,
y él solía decir: 'Lo dices todo en cuanto lo sabes y
eso es lo único que puedes hacer. Lo que quieres hacer es que
paguen un precio político por las represalias que lleguen a tomar,
y que de hacerlo sus actos queden asociados con la diseminación
de la información.' Lo peor que puedes hacer es tener este tipo
de conocimiento y quedarte callado, así aseguras que te desaparezcan.
Lo mejor es movilizarse, sacar la información y alertar a la
gente. Naturalmente, todo régimen represivo trata de silenciar
a sus críticos, eso es cierto en toda sociedad en la que la gente
expone los crímenes de los poderosos. En 1965 estaba con Malcolm
X en Londres. Él había sido envenenado en Acra y en Cairo
y sobrevivió. Un amigo mío de Ghana, Kojo Amoo Gottfried,
y yo, llevamos a Malcolm X al
aeropuerto y en el camino le rogamos que usara un chaleco antibalas.
Él respondió:
'Un chaleco no serviría, la tarea es movilizar a la población,
crear la organización necesaria para que no sea posible decapitar
un movimiento al deshacerse de sus líderes.' Malcolm fue asesinado
en Nueva York. La verdad es que solamente al construir un movimiento
y al organizar a la gente se puede hacer que las represalias sirvan
para enseñar a la gente la verdadera naturaleza de sus gobiernos.
No hay otra manera de resistir que hablar tan claro y tan fuerte como
sea posible.
* Es posible escuchar a Ralph Shoenman los viernes a las 9:00 a.m.
en WBAI-Pacifica Radio [http://www.wbai.org ], marcando la opción
Listen.
La Jornada-Argenpress
|
|