Oportunidad a la palabra

A los hombres y mujeres zapatistas.

A quienes luchan en México y el mundo entero.

A la opinión pública y a quien quiera oírlo…

Han pasado ya varios meses desde que en este pequeño país llamado Euskal Herria despertamos sorprendidos por una inesperada noticia: el subcomandante Marcos, tras largos meses de silencio en los más profundo de la Selva Lacandona, se refería expresamente en una carta a la situación política vasca. La sorpresa fue en aumento al comprobar que, poco después de aquel primer acercamiento, el propio “Sub” llegó a plantear en otra carta un encuentro denominado “El País Vasco: caminos”, donde tomarían parte todos los actores políticos, sociales y culturales de la problemática vasca que así lo desearan. Además, hacía un llamamiento a la sociedad civil vasca y española para movilizarse en la campaña “Una oportunidad para la palabra” y crear así las condiciones adecuadas para el citado encuentro. El posterior ir y venir de cartas, réplicas y contra-réplicas es de todos y todas conocido.

La propuesta zapatista y las respuestas suscitadas han desatado pasiones y opiniones de todo tipo. Pero, tras la primera reacción, debemos ser capaces de realizar un análisis serio y profundo de todo lo que esto supone para la lucha emancipatoria de nuestro pueblo en el contexto actual. Todo ello sin entrar en polémicas estériles que no benefician mas que a quienes nos oprimen.

En Askapena, como organización internacionalista, antiimperialista y anticapitalista vasca, sabemos de la importancia vital de romper el cerco informativo que el sistema impone a todo proceso de emancipación y lucha en cualquier parte del mundo. Entre otras cosas, esa ha sido tarea fundamental de los y las cientos y cientos de brigadistas de nuestra organización que durante estos años de conflicto han acudido y continúan acudiendo a las comunidades zapatistas. Así nos lo pidieron, que hablásemos allá donde los y las zapatistas no llegaban; que lleváramos la palabra verdadera, la palabra de los pueblos indígenas, allá donde no se escuchaba. Pero no sólo eso. También nos animaron a seguir con la lucha propia, con la lucha en Euskal Herria. Y es que, la mejor muestra de internacionalismo solidario que podemos hacer a las luchas emancipadoras del mundo es lograr una Euskal Herria libre, justa y solidaria.

De esta forma, tenemos que valorar positivamente el que, desde el reconocimiento internacional logrado por el zapatismo durante todos estos años, se haya abierto una valiosa ventana para que se oigan las múltiples voces de nuestro pueblo que los malos gobiernos quieren acallar. A pesar de muchas cosas, la propuesta zapatista ha contribuido a que nuestra voz (que son muchas voces) haya llegado hasta donde hubiera sido imposible hacerlo en otros momentos.

Por otra parte, somos conscientes de que tanto la forma como el contenido de mucho de lo dicho en estos escritos no contribuye precisamente a la indispensable unidad de todos los procesos de lucha mundiales contra el imperialismo capitalista. La crítica y la autocrítica han sido siempre elementos fundamentales del análisis internacionalista y de izquierdas. Pero siempre debemos partir del respeto a las decisiones de cada pueblo en el camino de su liberación y destacar lo que nos une, no lo que nos separa.

Ahora tenemos la oportunidad para hablar de nuestro proceso. Hablemos, pues.

Euskal Herria vive actualmente bajo un verdadero estado de excepción. Los estados francés y español, ayudados según intereses coyunturales tanto por el gobierno autónomo vasco como por el gobierno autónomo navarro, llevan a cabo una ofensiva política, judicial, mediática, económica y policial a gran escala contra todos aquellos movimientos que cuestionan el actual marco político-económico. El blanco de esta ofensiva no es sólo el movimiento independentista vasco. Si bien es cierto que en esta fase actual es este movimiento independentista el que está sufriendo las consecuencias más dramáticas, lo que se está llevando a cabo en nuestro pueblo es un intento de retroceder décadas en derechos tan fundamentales como el de manifestación, asociación y opinión. El gobierno del Partido Popular pretende acabar con derechos democráticos básicos; derechos que tantas luchas, sufrimiento y vidas humanas han costado. El Sr. Aznar, envalentonado por la ofensiva imperialista desatada por EE.UU. tras el 11 de septiembre, pretende acabar a sangre y fuego con cualquier respuesta que ponga en entredicho el modelo neoliberal de construcción europea que se está llevando a cabo. Y ahí precisamente tenemos que insertar la situación que sufre Euskal Herria.

Como ya hemos dicho, somos un pueblo pequeño. Algo menos de tres millones de ciudadanos y ciudadanas vascas divididos geográficamente por los Pirineos y administrativamente por los estados francés y español. Nuestra voz, nuestra palabra, ha sido y sigue siendo negada históricamente. Y cuando decimos nuestra palabra, no decimos una palabra única y excluyente representativa de un solo sector de la sociedad vasca. Esta palabra representa, para nosotros y nosotras, el derecho de Euskal Herria como pueblo a defender su propia identidad y a decidir libremente su futuro y su presente. Solo los y las vascas tenemos el derecho a discutir sobre los diferentes modelos de nación, de desarrollo y de organización que queremos para nuestro país. Solamente reclamamos nuestro derecho a la autodeterminación y la garantía de los derechos humanos, civiles y políticos mínimos en un sistema que se autodefine como “democrático” y “moderno”.

No hace falta más que acercarse un poco a nuestra realidad –no la de los medios de comunicación ni la de los desinformadores oficiales u oficiosos, sean tanto de derechas como de “izquierdas”- para saber quiénes no quieren la palabra en esta tierra, quiénes la pisotean cada día. Son esos mismos que utilizan discursos sobre “democracia”, “diálogo”, “derechos humanos” y “libertad” para esconder su verdadero espíritu fascista. Son los franquistas de la dictadura, manchados de sangre y convertidos ahora en “demócratas” de toda la vida. ¿Quién puede hablar de legalidad cuando se utiliza el terrorismo de estado? ¿quién puede hablar de democracia cuando se pretende ilegalizar a una fuerza política como Batasuna que representa a un 15% del electorado vasco?¿quién puede hablar de diálogos y palabras cuando emisoras de radio y publicaciones legales son cerradas y borradas del mapa, como fue el caso del diario EGIN, con más de 100.000 lectores diarios?¿quién puede hablar de derechos humanos cuando en la actualidad hay más de 600 presos y presas políticos vascos y más de 2000 refugiad@s sometidos a las más inhumanas condiciones y con quienes no se cumple ni la legalidad vigente?¿quién puede hablar de libertad cuando la policía autónoma vasca carga salvajemente contra una pacífica manifestación de miles y miles de ciudadanos y ciudadanas vascas?

En Euskal Herria todo vale para acabar con cualquier atisbo de resistencia. Más de 100 pres@s polític@s siguen en prisión aun cuando debían haberla abandonado al cumplir tres cuartas partes de la condena. Mientras tanto, el ex-general de la Guardia Civil Enrique Rodriguez Galindo, condenado a más de 70 años de prisión por el secuestro y asesinato de Joxean Lasa y Joxi Zabala, disfruta de un permiso navideño a los dos años de ingresar en una prisión militar.

En este pequeño pueblo de apenas tres millones de habitantes, sólo en el año 2000 las Fuerzas de Seguridad del Estado detuvieron a 698 ciudadanos, de los cuales 253 fueron incomunicados y 77 denunciaron torturas. Finalmente 504 fueron puestos en libertad. Además, en ese mismo año hubo 30.000 identificaciones, 200 cargas policiales y se impusieron 175 millones de pesetas en sanciones.

A pesar de todo ello, seguimos luchando cada día para que la palabra tenga una oportunidad. Pero la palabra verdadera; la palabra que apuesta por una sociedad libre y en paz; la palabra que apuesta por la solidaridad y la justicia; no la falsa palabra del mal gobierno, ni de los poderosos, ni de los que nos reprimen. Por eso les pedimos a los compañeros y compañeras zapatistas, su solidaridad y apoyo para que esta nuestra palabra, que es también la suya, se escuche en todo el mundo, en toda Europa, en los estados español y francés. También al resto de compañeros y compañeras luchadoras de México y del mundo entero les pedimos eso, que nos acompañen en esta dura tarea de abrir brecha en la Europa neoliberal que están construyendo a espaldas de los pueblos. Como bien saben, vencer acá es también vencer allá. Confiamos en su capacidad de entender nuestra lucha y de superar el muro de desinformación que nos rodea.

En Askapena concebimos la solidaridad no sólo como un principio ético, sino como una necesidad para la supervivencia de los pueblos. Somos conscientes del momento histórico dramático que vive Euskal Herria, lo que nos obliga a centrar nuestros esfuerzos en reforzar la lucha contra esta nueva ofensiva global del imperialismo y del neoliberalismo que, en nuestro caso, encarna el estado excepción impuesto principalmente por el estado español. El lema “Internazionalistak garelako: lehenengo urratsa, Euskal Herria” (porque somos internacionalistas: el primer paso, Euskal Herria) resumiría nuestras prioridades actuales. Por supuesto, no olvidamos a los compañeros/as que en otros lugares del mundo luchan por su liberación. Seguimos y seguiremos trabajando con ellos y ellas como hasta ahora, partiendo como siempre hemos hecho del respeto hacia los métodos de lucha que cada pueblo considere adecuados y exigiendo a su vez el mismo respeto. La historia ha demostrado una y mil veces que los poderosos no entregan gratis sus privilegios; éstos deben ser arrancados por quienes luchan. Además, cuando el imperialismo actúa tan salvaje y cruelmente contra los pueblos del mundo ¿quién puede juzgar los métodos de respuesta?¿bajo qué principios?¿en qué contextos? .No seremos nosotros ni nosotras quienes hagamos ese juicio. Como ya hemos dicho, nuestro mayor aporte a las luchas de liberación y emancipación del mundo entero es trabajar por una Euskal Herria libre, soberana, independiente y socialista. En ello estamos.

No queremos finalizar esta carta sin mostrar nuestro más firme apoyo a las comunidades indígenas chiapanecas de Arroyo Aguilar, Sol Paraíso, 8 de febrero, Nuevo Limar, Nuevo Pichucalco, Nuevo San Andrés, Nuevo Salvador Allende, Nuevo San Rafael y Arroyo San Pablo, situadas todas ellas en la Reserva de la Biosfera de los Montes Azules, y que corren el riesgo de ser desalojadas por el gobierno federal y el gobierno del estado. Asimismo, hacemos un llamamiento general a pronunciarse y a movilizarse en contra de esta nueva violación de los derechos indígenas sobre el territorio que aleja la paz en Chiapas.

Tampoco queremos acabar sin recordar la dignidad y capacidad de lucha del pueblo irakí en estos momentos en los que el imperialismo asesino ultima sus preparativos para una nueva agresión a gran escala. No podemos esperar sentados la masacre. Debemos desde ya tomar las calles y señalar a los culpables. Nos jugamos el derecho a ser pueblos libres y poder decidir nuestro futuro.

Por último, aprovechamos también la ocasión para saludar a los y las combatientes zapatistas en este noveno año de levantamiento y decimonoveno de nacimiento y les decimos que, si sigue adelante su proyecto de “abrir la puerta cerrada por los políticos mexicanos” y saltar a Europa, cuenten con sus hermanos y hermanas vascas: les ofrecemos, al igual que al resto de internacionalistas mundiales, nuestra solidaridad y la oportunidad de ver de cerca la realidad de este pueblo. Nos han conocido durante todos estos años en sus comunidades, campamentos y Aguascalientes en Chiapas. Allá, desde el respeto y la humildad, hemos participado de su lucha. Nos han ofrecido techo, tortillas y ejemplo de dignidad. Saben que acá, en este chiquito país llamado Euskal Herria, serán bienvenidos. Nuestra casa es la de ustedes. Nuestra lucha es la suya.

Caminos.
Palabras.
Libertad.

Viva el internacionalismo solidario!
Gora herrien borroka!

Imanol Chaparro Torrejón, Marta Sanz Salmerón y Maika Vicente Carvajal,
de ASKAPENA-Bilbo.

 
         
   
 

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