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Balance de experiencia en Bolivia
x Sebastián Hacher
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Carta de uno de los activistas de Indymedia Argentina que han estado
cubriendo las últimas semanas, junto al pueblo boliviano, la
intensa lucha contra el gobierno neoliberal y proimperialista de Sánchez
Losada. Ahora los activistas regresan a su país, y esta es la
valoración de la experiencia que realiza uno de ellos, Sebastián
Hacher.
Despedirse de un país que uno acaba de descubrir
es un desgarro en el corazón, que sólo se cura con las
ilusiones de poder volver cuanto antes. El tiempo se vuelve un tirano,
y sobre la espalda pesa por anticipado la mochila de recuerdos realizados
y cosas sin conocer. La sensación -recasa de todo viaje- es doble
cuando ese país se llama Bolivia y cuando uno tiene el privilegio
de abandonar todo vestigio turístico para intentar conocer el
país desde dentro. No se trata para nosotros de un viaje mas
(de esos que en el norte se cuentan por cientos) y por eso queremos
compartir la experiencia con todos los compañeros de la red.
Hace dos meses, o mas, mandamos una nueva carta explicando a la red
global de Indymedia que nosotros no eramos nosotros, o que queriamos
dejar de serlo. Y llegamos aquí con esa idea; convertirnos en
el otro, ser apenas un murmullo que amplifica la voz de los que no tienen
voz -y sin embargo gritan y mucho.
Mi pasaporte dice que llegamos hace un mes, y que nos quedan apenas
unos días para cruzar la frontera y volver a nuestras casas.
Hicimos el viaje con pocos recursos; apenas algunos buenos amigos nos
ayudaron a juntar lo necesario, y en dos ocasiones por lo menos estuvimos
a puntos de quedarnos sin un centavo. Tampoco escribimos grandes proyectos
ni planificamos durante meses lo que ibamos a hacer; sentimos la necesidad
de venir, porque en Bolivia se estaba matando gente y había que
denunciar eso al mundo, y en tres dias organizamos y desorganizamos
todo y nos subimos a un micro. Económicamente, el viaje fue solventado
por amigos y colectivos solidarios con los que rapidamente juntamos
el dinero minimamente necesario para viajar.
Algunos compañeros plantearon sus dudas; que era muy peligroso
-sumaban 14 los muertos cuando subimos al micro-, que era paternalista
-aca hay un indymedia y nosotros podiamos buscar otra forma de ayudar.
Los que queriamos hacerlo respondimos dos cosas; que estabamos dispuestos
a correr riesgos (para eso nacimos) y que veniamos con una actitud solidaria
y no a reemplazar a nadie. Consultamos igualmente con compañeros
de Bolivia, que se pusieron contentos con nuestro viaje. Preguntar que
prefiere el otro es el primer paso para dejar de ser nosotros.
Con ese espiritu nos fuimos de Argentina.
Llegamos cuando los bloqueos campesinos estaban terminando. Mala suerte;
el subdesarrollo hace imposible viajar en avión y tardamos cuatro
días en llegar por tierra. Fuimos igualmente al Chapare, no a
hacer una entrevista con un dirigente sino a conocer a los campesinos,
que -rompiendo con todo pronóstico- nos recibieron con los brazos
abiertos y muy fraternalmente. A medida que fuimos conociendo compañeros
más de base, nos llevaron a sus asambleas, a sus pueblos, nos
invitaron coca y nos dieron testimonios impresionantes. Hubo dos asambleas
en Chimoré que fueron exclusivamente dedicadas a contarnos su
situación y eso nos llenó de orgullo y emoción.
Allí logramos contactar a un grupo de video, basado en Cochabamba,
que hace una producción impresionante sobre la lucha campesina,
pero que lamentablemente produce material que no se difunde a nivel
mundial. Esperamos poder mantener, mas allá de las dificultades
económicas, un lazo duradero con los compañeros, y poder
ayudar a que su material se conozca en el mundo entero.
Luego vinimos a La Paz, donde se intenta organizar un nuevo colectivo
de Indymedia. Allí nos agarró la crisis política
y la movilización, quizás la mas profunda y violenta que
nos tocó vivir en nuestra corta vida. Nunca habíamos cubierto
una guerra desde adentro, trabajando entre el fuego cruzado y sintiendo
como la muerte era algo que estaba tan cerca como la persona que teníamos
al lado. Para nosotros fue la experiencia mas intensa de nuestras vidas,
y creo que todavía no somos concientes de la dimensión
que tomaron los hechos.
Allí trabajamos para romper el cerco informativo; pusimos nuestra
cámara y nuestros textos cerca de las armas, nos mezclamos con
la bronca de un pueblo levantado, nos manchamos con su propia sangre.
Nos sentimos parte; empezamos a ser el otro, a dejar de ser nosotros.
Nuestra cobertura trató de repetir la misma fórmula que
utlizamos en Argentina; mostrar las cosas desde adentro, fundirnos con
la masa levantada. Creemos que salió bastante bien.
Todo lo que contamos aquí está resumido en una veintena
de artículos, un centenar de fotos publicados y mas de una docena
de audios.
Cuando llegó la hora de ayudar a los compañeros de acá
a organizar indymedia, fue el desafio mas grande. Bolivia es un país
muy diferente al nuestro; de sus ocho millones de habitantes, el 75%
habla Aymara o Quechua; su cultura es milenaria y muy diferente a nuestra
occidental Argentina. Los compañeros de aquí tienen sus
propios tiempos, sus propias tradiciones, su propia forma de hacer las
cosas. Teníamos que hacer un esfuerzo, dejar de ser nosotros
definitivamente para poder ayudar.
Y es dificil, porque nosotros venimos de dos años de intensa
actividad y de trabajar a un ritmo febril; la realidad de nuuestro país,
convulsiva y cambiante, nos convirtió en un colectivo de acción
extrema, acostumbrado a informar minuto a minuto, a competir palmo a
palmo con los medios tradicionales. Corriamos el peligro, si seguiamos
siendo nosotros mismos, de querer imponer esos ritmos a los compañeros
de aquí. Y eso significaría un fracaso rotundo; ya había
pasado un año antes que una caravana internacional había
fracasado en ayudar a formar un colectivo sólido aquí.
Entonces nos propusimos dar pequeños pasos juntos; editamos
un video sobre la crisis del 12 y 13 de febrero, uno muy cortito y simple.
Organizamos una proyección como forma de presentar lo que queriamos
hacer aquí. Fue un éxito; organizado en pocos días
y con pocos medios se convocaron a unas 80 personas, mas unas cuantas
que estuvieron de a ratos. Luego de una pequeña charla, 10 de
esas personas se anotaron para trabajar con indymedia y el jueves hay
una primer reunión para organizar el grupo de trabajo de aquí.
Nosotros vamos a tratar de influir lo menos posible en ese proceso;
vamos a contar -como hicimos hasta ahora- nuestra propia experiencia,
pero tratando que se sirva de ejemplo e incentivo para que los compañeros.
No nos proponemos trasladar mecánicamente la experiencia de Indymedia
Argentina a Indymedia La Paz, sino participar de una apasionada busqueda
de formas nuevas junto con los compañeros de aquí.
Finalmente nos vamos. El tiempo no es eterno, el dinero tampoco y allá
en nuestro país nos esperan muchas cosas. Para muchos compañeros
(sobre todo los del norte, acostumbrados a viajar a todos lados) quizás
sea un lugar común nuestra experiencia. Para nosotros es muy
especial; empezamos a romper las fronteras mordiendole los cimientos
y volvimos a dejar de ser nosotros para convertinos en latinoamericanos.
Algunas conclusiones preliminares del viaje son:
1. -Hace falta construir más lazos solidarios al interior de
latinoamérica. La igualdad de posición de nuestros paises
frente al imperialismo, el relativo parentesco de nuestras culturas,
la sincronía de los procesos politicos y sociales que con distinto
ritmo recorren el continente, hacen posible que esos lazos se tejan
más rápido y mejor que cuando se intentan experimentos
de cooperación humana concreta norte-sur.
2. -Nuestros países necesitan ayuda para construir CMIs, pero
no necesitan tutores o almas iluminadas que le digan que hacer, cuando
y como. Necesitamos ayuda de compañeros que aprendan a ponerse
en los pantalones del otro; que sepan preguntar, mirar, aprender antes
de enseñar. Enseñamos aprendiendo y aprendemos enseñando.
Preguntamos antes de actuar, e incluso antes de venir. Por mas que algunos
indymedia tengamos mas experiencia, seamos mas reconocidos
o simplemente mas viejos, no somos superiores a los demás. Queremos
una red igualitaria, sin autoritarismo, chantejes ni imposiciones. Creo
que los compañeros de Italia, Belgica y Francia que trabajan
o trabajaron con Indymedia Argentina supieron aprender eso. Esa experiencia
nos proponemos expandir y que tratamos de poner en práctica con
este viaje.
3. -No hay que intentar generar procesos artificiales. Hay que dejar
que las cosas sigan su propio ritmo. Tratar de imponer desde afuera
los propios criterios puede llevar a abortar procesos. Cada pueblo y
cada grupo tiene sus propios tiempos.
Finalmente, nada más decir que un mes de trabajo es poco tiempo
en un país tan grande y apasionante. Desde mi punto de vista,
trataré de hacer todo lo posible por volver por un tiempo mas
prolongado (quizás unos cuatro o cinco meses) para poder completar
esta experiencia a la que creo que podemos aportar mucho y de la que
podemos aprender un montón.
Un abrazo
Sebastian
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