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Cuba: Los "beneficios" de una eventual
era postrevolución
x Carlos Fazio - La Jiribilla
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18 de mayo del 2003.- Empresas del Consejo
de Negocios serían las principales beneficiadas. Aspira Otto
Reich a ser el "procónsul" de EE.UU. luego de una "transición"
en Cuba. Washington encomienda a James Cason la misión de crear
una fuerza "contra" en la Isla.
Tras su misión como embajador en Caracas, y luego de un breve
período como representante alterno de Estados Unidos ante la
Comisión de Derechos Humanos de la ONU en Ginebra (1991- 1992),
Otto Reich centró sus actividades en la promoción de una
"transición democrática" en Cuba. Una pieza
clave de esa estrategia fue una organización denominada Consejo
de Negocios Estados Unidos-Cuba, creada en 1993 e integrada por varias
compañías multinacionales, entre las cuales destacaban
Bacardí-Martini Inc., Coca-Cola, Ford-Motors, Chiquita, Kelley
Drye and Warren, General Motors, Miami Herald, Pepsi-Cola y Texaco.
Reich, quien años más tarde se desempeñaría
como cabildero (lobbysta) de las compañías multinacionales
American Tobacco Company, Lockheed Martin -empresa del complejo militar
industrial que produce armas para la Secretaría de Defensa de
Estados Unidos, entre ellas los aviones F-16- y Bacardí (en el
intento de despojo de la marca Havana Club que pertenece a Cuba), ocupó
la presidencia del Consejo de Negocios.
En forma simultánea, Reich asesoró a los legisladores
que estaban elaborando la Ley Helms- Burton y las modificaciones a la
Sección 211 sobre marcas y patentes. La Helms-Burton -también
conocida como la "ley de la esclavitud" o "ley Bacardí"-,
contiene una legislación extraterritorial, prototipo y vanguardia
de las leyes colonialistas del ALCA (Área de Libre Comercio de
las Américas) que se vienen negociando en secreto. Vía
paralela, por medio del Centro para una Cuba Libre, fundado en 1997
por su viejo amigo de Georgetown University, Frank Calzón, Reich
impulsó acciones legales para reforzar el bloqueo e impedir las
inversiones de compañías extranjeras en Cuba.
La legislación contenida en la Helms- Burton codifica el bloqueo
de Estados Unidos y establece con detalle lo que sería una Cuba
posCastro. Según la ley, el levantamiento del bloqueo solo podrá
darse una vez que hayan sido indemnizadas las propiedades confiscadas
por Cuba y devueltas a sus antiguos propietarios estadounidenses. A
tales efectos, el Presidente de Estados Unidos nombraría un "coordinador",
cuya misión principal sería asegurar la "transición"
en la Isla. Ese "coordinador" se encargaría de la distribución
de la asistencia de Estados Unidos a Cuba durante un supuesto gobierno
de transición.
Como en Irak
Llama la atención que en ningún momento se habla de un
gobierno cubano, sino de un "coordinador" nombrado por el
Presidente de Estados Unidos. Es decir, como se intenta establecer ahora
en Irak: un procónsul. Pero, ¡vaya casualidad!, el "coordinador"
nombraría un Consejo de Negocios Estados Unidos-Cuba, que tendría
el mismo nombre que el que preside Otto Reich.
Según la Sección 203 de la Ley Helms-Burton, ese consejo
estaría encaminado a coordinar las actividades del gobierno de
Estados Unidos y el sector privado, para guiar la llamada "transición
democrática" en Cuba. La ley, aprobada en 1996, sigue el
mismo esquema que se está aplicando ahora en Irak. Pero al menos
no habla de "reconstrucción". Por lo que en el reparto
del pastel cubano, según los cálculos originales de los
promotores, de producirse una eventual transición pacífica
en la Isla, las beneficiarias principales serían las compañías
multinacionales que integran el Consejo de Negocios Estados Unidos-Cuba
que preside Otto Reich.
Con habilidad, Reich, quien fue promovido a su nuevo cargo de "enviado
presidencial especial" para América Latina de la administración
Bush por los sectores más radicales del exilio cubano - en particular
la Fundación Nacional Cubano-Americana, y su clon, el Consejo
para la Libertad de Cuba-, ha quedado perfilado, hipotéticamente,
para ocupar el lugar en Cuba que Jay Garner pretende desempeñar
en Irak: gobernador de 23 millones de iraquíes. El sueño
de Otto Reich es regresar a su antigua patria como procónsul
de Washington.
Fábrica de Disidentes SA
Pero para que funcione el plan, Washington necesita crear, financiar
y dirigir una fuerza contra en Cuba, similar a la que comandó
desde Honduras John D. Negroponte en la guerra sucia contra la Nicaragua
sandinista. Con algunas variables, esa es la función que le ha
sido encomendada ahora a James Cason, viejo compinche de Reich y Negroponte
en sus aventuras centroamericanas de los ochenta.
No hay duda de que desde su llegada a la Isla en septiembre de 2002,
Cason ha desquitado su sueldo. Como jefe de la Oficina de Intereses
de Estados Unidos en La Habana, su tarea ha sido poner "a punto"
la labor iniciada por sus antecesores Sullivan, Michael Kozac y Vicky
Hudleston, es decir, organizar una oposición interna en Cuba,
con eje en el publicitado Proyecto Varela y un autodenominado Partido
Liberal Cubano.
Pese a que la Sección de Intereses no tiene rango de embajada,
las actividades de Cason pueden definirse como en abierta violación
de las leyes que rigen el comportamiento diplomático. Pero a
eso lo mandaron a La Habana. Según el canciller cubano Felipe
Pérez Roque, la misión de James Cason es fabricar una
"quinta columna" con vocación "anexionista".
"Cason ha convertido la Sección de Intereses en el estado
mayor y el cuartel general de la subversión interna en Cuba",
afirmó el Ministro el 9 de abril.
Según las revelaciones que hizo ese día Pérez
Roque -a partir de las tareas de inteligencia realizada por topos de
la seguridad del Estado infiltrados en los grupos disidentes y con acceso
directo a la misión estadounidense y a la propia residencia de
Cason-, las instrucciones que este recibe están articuladas de
manera directa con las proyecciones de la Ley Helms-Burton hacia Cuba,
y son reforzadas con mil 200 horas semanales de transmisiones de Radio
Martí, que en contravención de las reglamentaciones de
la Unión Internacional de Telecomunicaciones viola el espacio
radioeléctrico cubano con llamados a la subversión interna,
a cometer sabotajes y a la deserción y emigración ilegal.
Según declaró en diciembre pasado el propio Cason a una
televisora de Miami, uno de sus objetivos es reunir a diversos grupos
de oposición en torno a un programa mínimo de 10 puntos.
En esa ocasión Cason identificó a tres líderes
visibles del proyecto: Vladimiro Roca, Marta Beatriz Roque y Osvaldo
Payá. El funcionario estadounidense admitió que el plan
para la "transición democrática" es consultado
en Miami con la Fundación Nacional Cubano-Americana y el Consejo
para la Libertad de Cuba, que hasta ahora habían venido impulsando
actividades terroristas para derrocar al presidente Fidel Castro.
De acuerdo con las propias palabras de Cason, su labor es "ofrecer
información, apoyo moral y espiritual" a personajes que
"han recibido premios de derechos humanos europeos y en otras partes
del mundo". Los "premios" y la supuesta defensa de los
"derechos humanos" son dos componentes claves de la estrategia
subversiva de Washington. Según Cason, los premios sirven "para
que el mundo se entere qué está sucediendo en Cuba".
Solo que los premios y la promoción de "líderes"
en derechos humanos que viajan por el mundo -como Osvaldo Payá,
la figura de moda inventada por Carlos Alberto Montaner y promovida
por Washington-, están presupuestados y salen del bolsillo de
los contribuyentes de Estados Unidos.
La estrategia para la construcción de líderes es sencilla
y el ejemplo de Osvaldo Payá, elocuente: se crea un membrete,
una organización de fachada o una ONG ad hoc (en su caso el Proyecto
Varela); se le organizan giras bien publicitadas y programadas para
que lo reciban grandes personalidades (el Papa Juan Pablo II; el jefe
del gobierno español, José María Aznar; el presidente
Vicente Fox, el secretario de Estado Colin Powell), y se le conceden
premios que van haciendo visible al personaje (Payá recibió
el premio Sajarov de derechos humanos del Parlamento Europeo y ha sido
propuesto como candidato al Premio Nobel). Así se va construyendo
cierto perfil de credibilidad sobre la figura a potenciar, tarea que
es amplificada después por propagandistas y "grandes plumas
democráticas" distribuidos en los medios masivos de América
y Europa.
La distribución de los recursos
La ruta del dinero, en su parte pública -según reveló
Pérez Roque-, pasa por la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo
Internacional (acápite 109 de la Helms-Burton). En su parte oculta
se canaliza vía los servicios especiales -incluidos los agentes
que operan bajo fachada diplomática en la Oficina de Intereses-,
presupuesto previsto en el acápite 115 de la ley (apoyo para
"organismos de inteligencia" de Estados Unidos). Entre 1997
y 2002, la USAID destinó a esos fines 22 millones de dólares.
El 2 de marzo el secretario de Estado asistente para Asuntos del Hemisferio
Occidental, Curtis Struble, señaló que la USAID invertirá
este año 7 millones de dólares como "apoyo económico"
en Cuba, y el 26 de ese mes Colin Powell anunció ante el Senado
un presupuesto de 26 millones 900 mil dólares para las transmisiones
de Radio y Televisión Martí.
La propaganda hace el resto: se multiplica la idea de que Payá
y su Proyecto Varela son un producto autóctono, surgido de la
"sociedad civil", cuando en realidad son un intento de oposición
fabricado y financiado por Washington. El caso del "poeta"
Raúl Rivero, multicitado estos días a raíz de su
condena en los juicios sumarios por traición a la patria en el
marco de la ley antídoto a la Helms-Burton, es similar. Antiguo
miembro de las asociaciones de periodistas y escritores de Cuba, sufrió
una conversión vertiginosa: fue contratado por el poderoso Herald
de Miami, el diario más conservador del sur de Florida, y catapultado
a la vicepresidencia para el Caribe de la Sociedad Interamericana de
Prensa (SIP), que agrupa a los dueños de principales medios de
Estados Unidos y América Latina. Vieja cueva de conspiradores
de la época de la guerra fría al servicio de Washington.
Esa es parte de la trama que ha sido desarticulada parcialmente en
Cuba con los procesos de abril, y cuyos hilos seguirán moviendo
los antiguos ex guerreros contras rehabilitados por los halcones de
la administración Bush, entre ellos Negroponte, Reich, Elliot
Abrams y Roger Noriega.
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