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La unión con las FARC no es un golpe publicitario
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El Comandante Nicolás Rodríguez Bautista fue entrevistado
por William Parra de la revista Cambio. El Correo del Magdalena reproduce
dicha entrevista publicada el 31 de agosto del presente año.
Mes y medio después de que el presidente Uribe gobernara desde
Arauca, terminó una nueva asamblea del Frente de Guerra Oriental
del ELN. Más de 3.000 guerrilleros definieron los nuevos derroteros
y planes estratégicos de la organización para enfrentar
la estrategia militar del gobierno en esa zona del país. Allí,
el comandante político de la organización, Nicolás
Rodríguez Bautista, conocido como Gabino, dialogó con
CAMBIO.
CAMBIO ¿Por qué decidieron unirse con las FARC?
Nicolás Rodríguez: Los revolucionarios de verdad siempre
buscamos la unidad; es un proceso necesario para el futuro de la patria.
La unión con las FARC es un paso muy importante que estamos anunciándole
al país. Es un acto serio hacia la superación de limitaciones,
de dificultades. No podemos, como insurgencia, ser inferiores a la urgencia
unitaria que reclaman el proceso colombiano y el latinoamericano. Creemos,
con las FARC, que es mejor producir hechos. Que las palabras sean la
confirmación de ellos. Fue una reunión del máximo
nivel de dirigencia de las FARC y el ELN.
¿Cuáles son los propósitos de la unión?
Son encuentros dentro de procesos que se remontan a muchos años,
quizás a los años en que estaban vivos Jacobo Arenas y
Manuel Pérez, y había otras organizaciones. Hemos caminado
senderos de lucha que hoy retoman con más fuerza la insurgencia,
las FARC y el ELN. Es el fruto de grandes esfuerzos de búsquedas,
de aproximaciones, en los que se suman fuerzas para enfrentar a los
enemigos del pueblo y de los revolucionarios.
¿Con el pacto de unión, cuál es el futuro
de estas organizaciones?
El ELN y las FARC son organizaciones con casi 40 años de historia,
nacidas ambas en el año 64. Tienen su historia y seguirán
con ella, con su bagaje y sus particularidades. Hemos valorado la unidad
y la hemos interpretado como una forma de acopiar propósitos,
planes de trabajo y objetivos comunes. Pero, por supuesto, cada organización
sigue existiendo y desarrollándose con sus particularidades propias.
No se trata de una fusión, se trata de ponernos de acuerdo en
cómo actuar en la lucha para, de la mano, enfrentar al enemigo.
¿Podría decirse que el gobierno de Uribe logró
lo que parecía imposible?
No solo el Gobierno y quizás eso no es lo más importante.
Son realidades, circunstancias. Los dirigentes y los miembros de estas
organizaciones sentimos que es indispensable la unidad para continuar
la lucha. El himno del ELN dice que la unidad es un gran parte de victoria
y en ese sentido es que la hacemos. No se trata de un golpe publicitario,
sino de registrar ante el país desarrollos que se producen en
medio de las realidades complejas de la lucha. Somos capaces de ponernos
de acuerdo, de aclarar las dificultades, de decirnos las verdades y
de poner por encima la unidad revolucionaria para avanzar. Eso es lo
más importante.
¿Hay alguna posibilidad de diálogo con el Gobierno?
Uribe prácticamente descartó el diálogo con la
insurgencia, para colocarse de cara a un proceso con sus socios, sus
amigos los paramilitares. Cambió las reglas del juego que establecieron
los gobiernos anteriores, cuando la insurgencia tenía estatus
político y ello daba la posibilidad de dialogar. Estamos ante
un gobierno altamente reaccionario, que representa los intereses de
los capitales internacionales y los más retrógrados de
este país. No se trata de una fusión, se trata de ponernos
de acuerdo en cómo actuar en la lucha para, de la mano, enfrentar
al enemigo.
¿Estarían dispuestos a dialogar si cambian las condiciones?
Queremos reafirmar que un diálogo con la guerrilla no es para
entregar las armas, no es para encontrar la paz de los sepulcros, es
para encontrar salidas serias de futuro en un país donde quepamos
todos. No vamos a producir frustraciones en un diálogo planteado
en las circunstancias expresadas por el gobierno actual, porque no conducen
a ninguna parte. El gobierno sólo pretende llevar a la guerrilla
a la mesa en condiciones de rendición.
Las FARC han dicho que están dispuestas a dialogar con la
iglesia. El ELN ¿con quién estaría dispuesto a
hacerlo?
Con todos los sectores sociales y políticos que tengan una postura
realista y seria frente a la búsqueda de una salida política
al conflicto. Por supuesto, con la iglesia, los países amigos,
la Comisión Nacional de Facilitación y los distintos sectores,
tanto del país como del exterior, que han propendido por una
salida política seria.
En el caso de las FARC, el gobierno ha propuesto la intervención
de la ONU ¿Aceptaría el ELN sus buenos oficios?
No descartamos posibilidad alguna y consideramos que todas las alternativas
son válidas. Creemos que lo primero sería comenzar por
un proceso de acercamientos con los sectores nacionales más cercanos
y con la gente que ha estado interesada y sólo en la medida en
que estos vayan dando resultados podemos ir ampliando la gama de interlocutores
para una salida política.
¿Cómo ve la negociación del Gobierno con los
paramilitares?
Un proceso de paz es serio cuando se da entre bandos contrarios. El
mal llamado proceso de paz con los paramilitares es un diálogo
de amigos, de partes coordinadas para enfrentar a la insurgencia. Las
acciones de los paramilitares, que han sido masacres de organizaciones
y de dirigentes populares, son en defensa del Estado. El diálogo
con ellos es una pantomima, un engaño. Tal y como van las cosas,
es el camino hacia la más grotesca impunidad, que comienza a
plantearse desde el mismo Gobierno que jalona un proyecto de perdón
y olvido, y no habla en términos de categorías políticas.
El Gobierno ofrece perdón y olvido a los grupos alzados
en armas, y ustedes son uno de ellos...
Eso de que es una ley general es carreta. Es el cuento que quieren
vender, como el que echaron sobre el peligro que representaba Irak para
el mundo. Son de esas mentiras que, dichas mil veces, algunos se comen.
Es un acuerdo de los paras con Uribe, con quien hay compromisos. Lo
único que se busca es legalizar las inmensas fortunas paramilitares
amasadas con la exportación de coca y heroína.
¿Cuál será la actitud de la insurgencia frente
a las zonas donde se concentrarían los paramilitares durante
la negociación?
Dadas las características de este -mal llamado- proceso, la
insurgencia no tiene ningún tipo de compromiso que le impida
defender sus territorios para enfrentar al paramilitarismo. De ninguna
manera respetaremos esas denominadas zonas de concentración.
¿Al ELN cómo lo han afectado las deserciones?
Las bajas y las deserciones son las que generalmente se dan en el curso
de una guerra. No hay una situación particular que haya agravado
la situación. Lo que hay es una gran orquestación, una
gran campaña, porque el Presidente quiere mostrar resultados
para cumplir los dictados de Estados Unidos.
¿El ELN no está debilitado?
Nuestra fuerza está intacta. Si estamos tan mal y estamos a
punto de desaparecer, no tiene por qué haber tanta preocupación
del gobierno. Si así fuera, entonces ¿por qué siguen
creciendo las Fuerzas Armadas? ¿Por qué siguen creciendo
la inteligencia y los volúmenes de armamento? Cuando murió
Camilo Torres dijeron que el ELN había desaparecido. Cuando la
Operación Anorí, en el 73, nos anunciaron la desaparición.
Pero aquí estamos y aquí seguiremos.
Sistema Informativo Patria Libre ELN-COLOMBIA
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